MUERTE, ESPACIO Y SINIESTRO EN MATAR LA TIERRA (1952), DE ALBERTO RODRÍGUEZ
Palabras clave:
Matar la Tierra, Alberto Rodríguez, Siniestro, Muerte, EspacioResumen
Publicada primeramente en 1952, Matar la tierra, del mendocino Alberto Rodríguez (h.), ha sido escasamente explorada por la crítica literaria. Por solo citar dos ejemplos, entre los pocos referentes que han abordado esta narración, Ángela Dellepiane (1968) la ubica entre las «novelas de la tierra» que visibilizan, con tono de denuncia, las regiones interiores de la Argentina; mientras que Pedro Orgambide y Roberto Yahni (1970) la emparentan a los cánones de la novelística indoamericana a la manera de Arguedas, Céspedes y Gallegos, destacando, asimismo, la utilización del monólogo interior y «la inclusión de lo mágico» como algunas de sus características más novedosas. Así, la estética realista, con sus variantes, ha sido el común denominador a la hora de analizar este texto. Sin anular las interpretaciones anteriores, de nuestro trabajo crítico, se desprende la pertinencia de emprender una lectura de Matar la tierra (1952) atendiendo las categorías muerte, espacio y siniestro. La tierra, como antagonista animado de Justo, que se interpone violentamente ante este y su proyecto de vida; el espacio como actor maldito y propiciador de contingencias vehementes; la acechanza de la tierra y el espacio como factor desencadenador de muerte; y la representación de un espacio espectral que subsume a Justo en una paranoia asesina son algunos de los factores que nos permiten pensar este texto en estrecha relación con la lectura de Sigmund Freud en «Lo siniestro» (1919).Descargas
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