Huellas en Papel VI/ No.11 (2018)


La cocina de la Botica del Ángel

El valor del homenaje40

Leticia Duec

La propuesta de este artículo es internarse en el mundo de Eduardo Bergara Leumann41, y la época que transitó, a través de la cocina de su casa, la Botica del Ángel, y buscar desde allí las expresiones de la persona/personaje que él representó. Este artículo intentará explorar en los significados de los símbolos expuestos en su cocina, desde donde se puede entrever una vida rica en expresiones artísticas, creatividad y transgresión.

La magnitud y esencia de su transgresión, consistió en desafiar la idea de considerar que el arte era para una elite y posibilitó que pintores, escultores, cantantes y escritores lleguen a ser conocidos masivamente, a través de sus programas de televisión y el café concert que desarrollaba en la Botica del Ángel. De manera generosa y casi ilimitada, brindó espacios para la difusión de la obra de muchos artistas y de la suya propia.

Solía llamarse a sí mismo “armonizador de arte”, su concepción artística estaba presente en todos los aspectos de su vida: muebles, objetos, vestimentas, decoración, las escenografías de sus programas, los vestidos que usaban sus modelos (algunos pintados por Raúl Soldi), etc. Entre los amigos de su círculo artístico, que dejaron testimonio de sus obras en la Botica, se puede mencionar a Juan Carlos Castagnino, Antonio Berni, Josefina Robirosa, Guillermo Roux, Rogelio Polesello, Quinquela Martín, Marta Minujín, Guillermo Kuitca, Raul Soldi y muchos más.

Recibía obras de todos ellos, como presente por su generosidad y respeto, ya que les brindaba la posibilidad de ser conocidos masivamente.

Bergara, que representó parte de la vanguardia artística de los años 60, solía decir: “La Botica del Ángel en el sur y el Di Tella42 en el norte” como “las dos ventanas de los años 60”, vidrieras donde se exhibía la obra de artistas de vanguardia. Como diseñador, escenógrafo, vestuarista, pintor, dibujante, modisto de televisión y teatro concibió la imagen del ángel como un símbolo propio. Cada invitado a su programa era recibido con una escenografía temática relacionada con su actividad, que Bergara preparaba con antelación y minuciosidad en cada detalle.

La cocina/ el estado del arte

Entrar en la cocina de la Botica del Ángel es entrar en un mundo lleno de arte y de homenajes. Se encuentra situada en el segundo piso con acceso por un ascensor, donde dos grandes placas dan cuenta de los nombres que Bergara le otorgó a su cocina: “la cocina de Doña Petrona” y “la cocina de Buenas Tardes Mucho Gusto”.

No posee grandes dimensiones, las suficientes para estar cubiertas íntegramente de placas con leyendas, fotografías, recortes de diario y objetos que dan cuenta de distintas épocas. Hay estrellas en las paredes y el techo, dedicadas a todos aquellos que se destacaban en algún tema y de quienes Bergara consideraba que debía dejar un registro. Los nombres de cocineras y cocineros son presentados en forma de estrellas, la mayoría firmadas por los homenajeados. Le dedica también una grande al puchero criollo como “un plato riquísimo y económico”. Su cocina, así como el resto de la casa, está colmada de menciones a Dolli Irigoyen, Ada y Ebe Concaro, Choly Berreteaga, Maru Botana, Annamaría Muchnik, Cecilia Muchnik, Eugenia de Chikoff, Don Pedro Muchnik, Gato Dumas, Jean Paul Bondoux, la cocina del Alvear Palace Hotel.

Desde las paredes reclaman nuestra atención las obras realizadas por Bergara como su dibujo característico de un perfil de mujer que luego pintaba con acuarela e intervenía a modo de collage. El cabello de la mujer entrelaza con mariposas y rosas. Sobre una columna se destacan especialmente unos platos pintados por Raúl Soldi que el artista regalara a la madre de Bergara.

Bergara ubicaba al arte en objetos de uso cotidiano, acostumbraba usar delantales de cocina pintados por diferentes artistas. Si bien su color preferido era el azul, en ese espacio dominan el blanco y negro. Las paredes, los muebles y el techo de color blanco y los pisos de color negro brillante. Piezas esmaltadas de azul con mariposas que simulan ángeles, vajillas completas, tarros de cerámica, tazas, fuentes, teteras, azucareras y cazuelas.

En un lugar central de la cocina, se ven fotos de distintas épocas de doña Petrona. Hay tapas de revistas, recetas enmarcadas extraídas de Caras y Caretas43 con las indicaciones para preparar mayonesa, papa duquesa, crema Saint Honoré, caramelo y pasta frola. En una de las paredes puede leerse la famosa frase de doña Petrona: “Señora, este plato es un puema”.

Protegido por una campana de cristal se encuentra un ejemplar de las 103 ediciones del libro de doña Petrona. La primera edición es de 1933. Tiene casi 500 páginas y 900 recetas.

En la cocina de la Botica, quedan como un testimonio histórico, las fotos de los homenajes que allí se realizaron a doña Petrona, al equipo de Buenas Tardes Mucho Gusto (Annamaría, Cecilia y Pedro Muchnik y al resto de los participantes en el programa) y a las Cocineras en Televisión.

Ambos, Bergara y doña Petrona participaron de Buenas Tardes Mucho Gusto, él como modisto y asesor de modas y ella como cocinera.

El programa se emitía por Canal 13 todos los días desde las 13.00 hs. hasta las 14.30 hs., aunque los horarios fueron cambiando a lo largo del tiempo, siempre ocupó la franja de la primera hora de la tarde. La frase que lo definía era “un teleprograma para el hogar hecho por gente de vocación hogareña” (Varela, 2005).

La conductora era Annamaría Muchnik, una jovencita hija del productor Pedro Muchnik. Se publicitaba como un “programa femenino” con clases de tejidos, modas, música, cocina con Chichita de Erquiaga y Marta Beines, modas con Bergara Leumann, salud con el Dr. Cormillot, peinados, cultura, etc. Fue el primer programa de ese estilo, una de cuyas novedades consistía en cocinar en vivo.

Entre los años 1964 y 1967 Bergara participó como modisto, “el modisto de moda en la TV Argentina” mostrando “modelos múltiples y variados que causarán sensación”.

Buenas Tardes Mucho Gusto lo anunciaba diciendo “cada una de sus presentaciones está acompañada de ilustraciones de gran contenido artístico y practicidad que resuelven en forma sencilla todas las situaciones que se les presenta en el campo de la moda a las mujeres de cualquier edad”.

Trabajó como modisto en TV y teatro. Su opinión sobre colores de moda, largos de polleras, modelos de sacos, modas para novias, etc. estaba presente en las revistas de espectáculos. Acompañaba sus intervenciones con ilustraciones artísticas. A propósito de la minifalda, Bergara afirmó “la onda de la pollerita muy corta no va a funcionar entre nosotros; tenemos chicas muy vivas, que no se animarán a pasar ridículo luciendo rodillas de boxeador”. Suena paradójica esta perspectiva de Bergara sobre el uso de la minifalda, en un sentido contradictorio con la figura transgresora que él encarnaba. No se cumplió esa predicción, ya que el uso de la minifalda se extendió masivamente a partir de su aparición. Supervisó la boutique Señorita, propiedad de Annamaría y Marta Dorado donde esperaban a las clientas ofreciendo “una nueva manera de vestir”.



Doña Petrona C. de Gandulfo

Andrea Matallana (2015) define a doña Petrona como modelo y ejemplo de una mujer emprendedora, traza su recorrido desde Santiago del Estero hasta su llegada a Buenos Aires, muy joven, con su primer marido, y sin saber realmente cocinar hasta ese momento, pese a las insistencias de su madre que intentó que aprendiera como forma de acceder a un buen matrimonio.

Para colaborar con el presupuesto familiar, decidió comenzar a trabajar, resistiendo la oposición de su marido. Fue una de las veinticinco jóvenes mujeres empleadas por la empresa “La Primitiva del Gas” para mostrar las ventajas de cocinar con la novedosa cocina a gas. Para explicar el funcionamiento de la cocina, la empresa les otorgó una beca que consistía en brindarles clases de cocina.

Producto de esa experiencia aprendió a cocinar, mediante ensayos y errores, creando un estilo propio a lo largo de décadas. Además de enseñar la preparación de platos diversos, tanto en su libro como en los programas, su rol excedía el de simple cocinera, pues abarcaba otros aspectos como la organización del tiempo en la cocina, las tareas domésticas y la administración del presupuesto familiar. Se llamaba a sí misma “ecónoma”.

Los consejos de doña Petrona no se limitan a la resolución de los platos; la función de una ecónoma doméstica también incluye la consideración del tiempo y el dinero que se requiere para su preparación, su adecuación a situaciones sociales y su combinación dentro de un menú. (Varela, 2005)

Doña Petrona cocinaba recetas muy elaboradas, la preparación de un plato demoraba horas, era necesario disponer de mucho tiempo, su comida era abundante y constaba de primer plato, segundo plato y postre, hechos en forma casera; presentaba la mesa con distintos tipos de cubiertos y copas para cada comida, el mantel adecuado y un centro de mesa.

En cada programa, explicaba detalladamente la preparación de cada plato repitiendo varias veces el procedimiento, con la imprescindible ayuda de Juanita, su asistente, encargada de picar, batir, mezclar, cuidar el horno, tareas que hoy cuando se las menciona se hace referencia a “lo que hace Juanita”.

El sabor y la presentación de los platos le permitía destacarse ante su familia o invitados, ser admirada por lo apetitoso de su comida y obtener de esta forma el afecto familiar, como se ve en una propaganda de la época: llega el marido de su trabajo, prueba la comida, la saborea, da su aprobación y luego besa a su esposa cariñosamente.

Dejó su impronta no solamente en las recetas sino también en una forma de resolver las tareas del hogar, como lugar típicamente femenino. Si bien por un lado doña Petrona contribuyó a fortalecer el imaginario de la mujer en el hogar y dueña de la cocina, con su trayectoria mostró lo contrario, rompió el estereotipo del ama de casa que ella sostuvo y difundió, colocó a la mujer en el hogar, aunque ella se mostrara trabajando fuera de su casa y con autonomía económica.

¿Quiénes eran las mujeres que veían Buenas Tardes Mucho Gusto?

En 1960 no todos los hogares tenían acceso a un aparato de televisión, había 450 mil televisores, lo que correspondía a 21 televisores cada mil habitantes. Promediando la década llegó a 82 televisores cada mil habitantes. (Varela, 2005).

Se podría inferir que, dado el horario de transmisión del programa, las mujeres que lo veían estaban en el hogar y eran “amas de casa” dedicadas a tiempo completo o casi completo a las tareas domésticas y al cuidado y crianza de los hijos, aunque también participaran en tareas productivas fuera del hogar; muchas veces lo hacían a medio tiempo para poder ocuparse de su familia, según el modelo hegemónico en esos años. Las mujeres que ingresaban en el mercado de trabajo lo hacían en determinados puestos considerados “femeninos”.

En la actualidad, desde el feminismo, el término “ama de casa” se encuentra cuestionado. Incluye variadas tareas como la atención de la escolarización, el cuidado de los miembros del hogar, la higiene, la alimentación, la limpieza y el orden del hogar, etc. Como las tareas domésticas y de cuidados históricamente no fueron consideradas un trabajo no están remuneradas, por lo tanto no se registran en las cuentas nacionales, no son visibilizadas, no tienen valoración económica (Benería, 1999). El concepto “ama de casa” vuelve invisible el producto generado por el trabajo realizado.

La división sexual del trabajo en el capitalismo jerarquiza las tareas productivas por sobre las reproductivas. Estos roles están separados, el primero queda en el ámbito público, fuera del espacio doméstico y a cargo de los varones. La mujer permanece en el interior del hogar como garante de la reproducción de la fuerza de trabajo. Se construye un estereotipo del rol que considera “natural” que las mujeres se hagan cargo de las tareas domésticas y de cuidados. La denominación “ama de casa” refiere por un lado, al “amor” al hogar, y por el otro a ser la “ama” (dueña) del hogar.

Con respecto a la vida conyugal Isabella Cosse (2010) explica que

(…) las expectativas proyectadas sobre el matrimonio diferían según el género. Mientras a las mujeres se les prometía que se convertirían en “reinas del hogar”, a los varones se les ofrecía el rol de “jefe de hogar”. Muchas familias estaban encabezadas por una mujer y muchos varones no ganaban lo suficiente para atender por sí solos las necesidades del hogar. Por eso era necesario insistir en que la “principal carrera” de la mujer era el matrimonio y que, si trabajaba fuera de la casa, debía garantizar que el jefe del hogar no se sintiera humillado.

En la moderna sociedad salarial el trabajo es “el gran integrador” de la vida (Castel, 1996), en esos años predominaba el modelo de familia tradicional, con un marido proveedor que ingresaba tempranamente al mercado de trabajo, obteniendo un empleo estable, permanente, sin riesgo de despido y con una amplia cobertura de la seguridad social, y una esposa a cargo de las tareas del hogar.

Según Catalina Wainerman (2005) las mujeres que ingresaban en el mercado de trabajo en los años 60, en general lo hacían hasta el momento del matrimonio o la llegada del primer hijo, luego se dedicaban al hogar. El ingreso y la permanencia con intermitencias en el mercado de trabajo, estaban determinados por el ciclo reproductivo.

Todavía Argentina no tenía una fecundidad tan baja como la actual, la tasa global de fecundidad era de 3,1 hijos por mujer, mientras en el 2015 descendió a 2,1 hijos por mujer, es decir: nacían más niños que ahora. La edad de ingreso al matrimonio se retrasó en 2015 respecto de 1960, así como la edad para tener el primer hijo por la permanencia en el sistema educativo y en el mercado de trabajo. Se expandió la educación y creció la matrícula femenina a partir de 1960, para esa época solo el 3 % de las mujeres alcanzaba el nivel superior. En esos años comenzó el cambio en las relaciones familiares, que produjo distintos tipos de familia, no solamente la nuclear tradicional.

En 1968 se sancionó la ley 17.711 que modificó la capacidad civil de las mujeres en el matrimonio y extendió sus derechos, otorgándoles equiparación jurídica con los varones. Las mujeres casadas no tenían potestad sobre los bienes conyugales, es decir, el marido podía disponer de ellos, sin necesidad de la firma de la esposa. Recién en 1974, con la sanción de la Ley de Contrato de Trabajo, se prohibió discriminar por sexo y en las remuneraciones se estableció la obligación de “igual tarea, igual salario”.

Los 60 son años de tensión entre los distintos modelos de mujer, que desde la sumisión y el apego al hogar recorrió el camino hacia su independencia. La revolución cultural que se desarrolló entonces operó modificaciones en la moral y las pautas de conducta, se cuestionó la autoridad, se produjo una ruptura generacional y un cambio en las conductas sexuales. Las mujeres de ese momento que usaban minifalda, tomaban pastillas anticonceptivas, militaron, participaron del Cordobazo44 y de las luchas del momento, comenzaron un camino de quiebre de mandatos sociales relacionados a la unión entre la sexualidad y el matrimonio. Se instaló la idea de control de la natalidad mediante la utilización de métodos anticonceptivos que permitieron planificar el tamaño de familia deseada.

En ese sentido, una artista de vanguardia como Delia Puzzovio (1966), integrante del Di Tella, expresaba que las mujeres “procuramos mejorar nuestra posición, satisfacer nuestros deseos, hacer lo que nos dé la gana”.

La información provista por el Censo Nacional de Población de 1960 permite obtener una caracterización socio-demográfica del universo femenino de esa época. De su análisis surgen interesantes datos:

El valor del reconocimiento

¿Por qué distingue/reconoce/homenajea Bergara a doña Petrona Carrizo de Gandulfo y a Buenas Tardes Mucho Gusto?

Bergara admiraba a doña Petrona, disfrutaba de las comidas, como amante de la buena cocina y experto en sabores y lugares donde degustar buenos platos, aunque no se dedicaba especialmente a cocinar.

Tanto doña Petrona como Bergara desarrollaron productos creativos, la cocina una y el arte el otro. Ambos fueron innovadores, emprendedores y transgresores; avanzaron siempre un poco más allá de lo establecido; delinearon un estilo propio en cada paso que daban en la construcción de sí mismos y dejaron una huella en la época que transitaron. En efecto, Buenas tardes Mucho Gusto fue un programa novedoso, el primero en su tipo, que dejó una impronta en la forma de abordar las “cuestiones femeninas”.

Bergara homenajeaba lo que admiraba, fundamentalmente la creatividad y la innovación. El homenaje tiene que ver con lo humano, es un reconocimiento a la trayectoria de la vida. Es volver a conocer algo o a alguien, distinguirlo por sus aportes, su impronta, la huella que imprimió y su legado. La necesidad de ser reconocido por otros, por el valor que se tiene, es garantía de existencia, de continuidad, de trascendencia. Bergara prefería el reconocimiento antes que el homenaje y decía “solo muere lo que no se recuerda y solo se lleva lo que se deja a los demás”..

A modo de cierre

La cocina de la Botica del Ángel merece ser visitada, allí se encuentran registros y testimonios de una época, en carácter de homenaje y reconocimiento, que dan cuenta de otros momentos históricos.

El homenaje posibilita que hoy perduren los recuerdos que se encuentran en esa cocina; cada vez que se observan, se piensan y se nombran, existe la posibilidad de que no mueran, y de que nos interroguemos por la obra de Eduardo Bergara Leumann y su época, de la cual fue un constructor y un exponente. Dejó su patrimonio de arte, literatura, música, diseños y recetas en la Botica para que nada de eso muera, para que perdure en el recuerdo y se recree en cada visitante.

Referencias

Benería, L. (1999). El trabajo inconcluso sobre el trabajo no remunerado. Revista Internacional del Trabajo, 118(3), 321-346.

Castel, R. (1996). La metamorfosis de la cuestión social. Buenos Aires: Paidós.

Cosse, I. (2010). Pareja, sexualidad y familia en los años setenta. Buenos Aires: Siglo XXI Editores.

Matallana, A. (2015). Delicias y Sabores. Desde Doña Petrona hasta nuestros días. Buenos Aires: Capital Intelectual.

Puzzovio, D. (9 junio 1966). La mujer pop el posible y espantoso futuro. Confirmado, 38-43.

Varela, M. (2005). La televisión criolla. Buenos Aires: Edhasa.

Wainerman, C. (2005). La vida cotidiana. Las nuevas familias. ¿Una revolución estancada? Buenos Aires: Editorial Lumiere. Bibliografía

Ariño, M. (2007). Familias tradicionales, nuevas familias. En Torrado, S. (Comp.), Población y bienestar en la Argentina del primero al segundo Centenario. (Vol. 2, 7ª parte). Buenos Aires: Edhasa.

Cosse, I., Felitti, K. & Manzano, V. (2010). Los ’60 de otra manera - Vida cotidiana, género y sexualidades en la Argentina. Buenos Aires: Prometeo Libros.

Esping Andersen, G. (2004). La política familiar y la nueva demografía. En Revistas ICE, 815. Recuperado de https://goo.gl/AcSm5M

loria, C. A. & García Bersunce, C. A. (2001). Historia de los argentinos. Buenos Aires, Larousse.

Gamba, S. B. (Coord.) (2007). Diccionario de estudios de género y feminismos. Buenos Aires, Biblos.

Gettino, O. (1994). Las industrias culturales en la Argentina. Dimensión económica y políticas públicas. Buenos Aires: Colihue.

Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC). (1960). Censo Nacional de Población. Buenos Aires: INDEC.

Lerner, G. (1990). La creación del patriarcado. Barcelona: Editorial Crítica.

Pike, R. (2005). Doña Petrona: cómo reflejar los cambios culturales en una sartén. Michigan: Universidad de Michigan.


40 En este artículo se analizan los documentos presentes en el Cuaderno 5, de la sección Actividades, serie Conducción en televisión, subserie Buenas tardes, mucho gusto. (N. de la Ed.)

41 Para conocer más en profundidad aspectos de la vida de Eduardo Bergara Leumann, consultar Huellas en papel No.6 (2015). Disponible en http://p3.usal.edu.ar/index.php/huellas/issue/view/248

42 Se refiere al Centro de Artes Visuales que funcionó en el Instituto Di Tella en la década del ’60 como espacio de promoción, fomento y desarrollo de la vanguardia artística en Buenos Aires. (N. de la Ed.)

43 Revista argentina que se publicó entre 1898 y 1941, luego en 1982 y 2005.

44 El Cordobazo de mayo de 1969 fue el punto culmine del conflicto ocurrido en la ciudad de Córdoba, había comenzado en los comedores estudiantiles del Litoral. Según los autores Floria y García Belsunce (2001) el ejército actuó en la represión con llamativa eficacia. (N. de la Ed.)

45 La Población Económicamente Activa – PEA está compuesta por todas las personas que trabajan más las que no trabajan pero buscan activamente una ocupación al momento del relevamiento.