Los factores internacionales y la institucionalización de los sistemas de partidos: reflexiones a través de los casos de Corea del Sur, Japón y Taiwán[1]

Diego Telias*

* Pontificia Universidad Católica de Chile (Becario CONICYT PFCHA/Doctorado becas nacionales /2019 21190329) y Universidad ORT Uruguay. Correo electrónico. Correo electrónico: detelias@uc.cl.

Artículo recibido: 15/11/2019      Artículo aprobado: 10/06/2020

MIRÍADA. Año 13, N.º 17 (2021), pp. 271-296

© Universidad del Salvador. Facultad de Ciencias Sociales. Instituto de Investigación en Ciencias Sociales (IDICSO). ISSN: 1851-9431

Resumen

Este artículo se enmarca en la literatura que busca comprender los factores que explican los niveles de institucionalización de los sistemas de partidos. El punto de partida de esta reflexión es que, si se analizan las tres democracias consolidadas de Asia Oriental, Japón, Corea del Sur y Taiwán, se puede observar que el nivel de institucionalización de los sistemas de partidos podría depender de una variable poco mencionada en la literatura: los factores internacionales. En este sentido, este artículo busca en primer lugar plasmar la discusión sobre qué factores afectan la institucionalización de los sistemas de partidos y ahondar en aquellos trabajos que mencionan la variable internacional. Posteriormente, se utilizan tres casos asiáticos para proponer una reflexión e hipótesis sobre cómo los factores internacionales nos podrían permitir comprender los niveles de institucionalización que han tenido estos sistemas de partidos en su período democrático.

Palabras clave: sistema de partidos, Asia Oriental, Japón, Corea del Sur, Taiwán.

Abstract

This article is framed within the literature that attempts to understand the factors that explain the levels of institutionalization of party systems. The starting point of this reflection is that, if we analyze the three consolidated democracies of East Asia (Japan, South Korea and Taiwan), we can observe that the level of institutionalization of party systems could depend on a variable that is not often mentioned in the literature: international factors. In this sense, this article seeks first to capture the discussion on what factors affect the institutionalization of party systems and to delve into those works that mention the international variable. Subsequently, three Asian cases are used to propose a reflection and hypothesis on how international factors could allow us to understand the levels of institutionalization that these party systems have had in their democratic period.

Keywords: party system institutionalization, East Asia, Japan, South Korea, Taiwan.

Introducción

Inmediatamente luego de la tercera ola democrática, gran parte de los estudios politológicos se concentraron en la consolidación de la democracia, con lo que emergió naturalmente el interés por los sistemas de partidos débilmente institucionalizados y no desarrollados (Schedler, 1995). Un trabajo icónico en este sentido es el de Mainwaring y Scully (1995), ya que el concepto sobre institucionalización de sistemas de partidos (ISP) que plantean estos autores generó una agenda de investigación que influenció ampliamente la literatura y se convirtió en un enfoque clave para el análisis comparativo de los sistemas de partidos en países en desarrollo (Luna y Altman, 2011). De ahí en más, se pueden dividir las investigaciones sobre ISP entre aquellas que (a) estudian la conceptualización y medición del concepto, (b) analizan los factores que explican los niveles de institucionalización, y (c) se centran en las consecuencias que los distintos niveles generan, principalmente en su relación con la democracia.

La conceptualización y operacionalización de la ISP ha generado un pujante debate (Casal Bértoa, 2016; Luna, 2014; Mainwaring, 2018; Mainwaring, Gervasoni y España-Najera, 2017; Piñeiro y Rosenblatt, 2018). Sin embargo, en este artículo de reflexión, nos centraremos en otro aspecto: las razones por las cuales algunos sistemas se institucionalizan y otros no, una cuestión que continúa siendo un misterio (Casal Bértoa, 2015). Buscando respuestas a esta pregunta, los académicos se han volcado hacia el estudio de casos poco estudiados, de modo de encontrar respuestas a una pregunta clave: ¿cuáles son los factores que inciden en la institucionalización de los sistemas de partidos?

Existen distintas hipótesis que intentan explicar los grados de institucionalización, sin embargo, consideramos que, en la literatura sobre ISP, salvo escasas excepciones (Casal Bértoa, 2015; Tan, 2002), existe una laguna con respecto al análisis de cómo los factores externos pueden incidir en la configuración de los sistemas de partidos. En este sentido, este artículo busca reflexionar y motivar la discusión sobre un factor explicativo (factores internacionales[2]) que estimamos debería tener un rol más importante en el debate actual sobre la institucionalización de los sistemas de partidos.

Sugerimos que el estudio de las tres democracias consolidadas de Asia Oriental puede ayudarnos a desprender distintas hipótesis sobre cómo los factores internacionales podrían incidir en la institucionalización de los sistemas de partidos. En este sentido, se sostiene que la historia reciente de Japón, Corea del Sur y Taiwán está profundamente marcada por las relaciones internacionales y los factores externos (la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría y los distintos conflictos de la región) y que estos eventos dejaron una huella profunda en cada uno de estos países que podría haber generado un impacto en sus sistemas de partidos.

El artículo se estructura de la siguiente manera. En la próxima sección, se realiza una revisión de la literatura sobre los factores que inciden en la institucionalización de los sistemas de partidos, agrupando distintos factores (institucional, sociológico, económico, temporal, histórico y sistémico). Posteriormente, se aborda cómo los factores internacionales pueden tener un impacto, para luego analizar tres casos de estudio: Japón, Corea del Sur y Taiwán. El artículo finaliza con unas breves conclusiones sobre la temática.

Revisión de la literatura: los factores que inciden en la institucionalización de los sistemas de partidos

Un punto de partida en la literatura de ISP es la definición de Huntington (1968) de institucionalización como un proceso mediante el cual las organizaciones y los procedimientos adquieren valor y estabilidad. Mainwaring y Scully (1995) es otro hito, ya que proponen a través del concepto de ISP una herramienta teórica para comparar los sistemas de partidos superando la icónica clasificación de Sartori (1976). Definen un sistema de partido institucionalizado como

aquel en el que existe estabilidad en la competencia interpartidaria, los partidos tienen raíces estables en la sociedad, los partidos y las elecciones están aceptadas como la forma legítima de determinar quién gobierna y las organizaciones tienen reglas y estructuras relativamente estables (Mainwaring y Scully, 1995, p. 1)[3].

Es importante destacar que el concepto ISP y su consecuente operacionalización, planteados por Mainwaring y Scully (1995) y Mainwaring (1999), generaron una literatura revisionista. En este sentido, Luna y Altman (2011) argumentan que la estabilidad electoral puede coexistir con otras características que pueden ser típicas de sistemas de partidos no institucionalizados. El cuestionamiento a la operacionalización a través de un único indicador de volatilidad electoral y a la relación lineal y positiva entre las cuatro dimensiones planteadas por Mainwaring y Scully (1995) es retomado posteriormente por Luna (2014) en un llamamiento a “revisar el concepto y la forma en que se aplica en la literatura comparada de sistemas de partidos” (p. 403).

La literatura ha discutido ampliamente el concepto de institucionalización (Luna, 2014; Mainwaring, 2018; Piñeiro y Rosenblatt, 2018; Randall y Svåsand, 2007), pero también sobre cuáles son los factores que inciden en los niveles de ISP (Casal Bértoa y Mair, 2010; Hicken y Kuhonta, 2014). Una de las primeras investigaciones que intentó agrupar los factores explicativos es la de Mainwaring (1999), quien plantea tres tipos de explicaciones: históricas de largo plazo, desarrollos locales y reglas institucionales. Siguiendo esta línea, Mainwaring y Zoco (2007) realizaron un trabajo comparativo de 47 países para analizar por qué algunas democracias y semidemocracias desarrollaron sistemas de partidos relativamente estables. Estos autores examinaron seis explicaciones teóricas alternativas (ocho hipótesis) sobre las causas de la ISP, conceptualizando esta última como competencia interpartidaria, medida a través de la volatilidad electoral.

Investigaciones como la de Hicken y Kuhonta (2011) han incorporado otros factores explicativos. En su trabajo comparativo sobre los países asiáticos, los autores presentan una variedad de factores que explican los niveles de ISP en dicha región: el paso del tiempo, el efecto de período[4], las características del régimen anterior, los clivajes políticos y las instituciones políticas. Podemos encontrar otras contribuciones en la literatura con respecto a los factores que inciden sobre el nivel de institucionalización en el trabajo de Torcal y Altman (2015), en donde se agrupan las distintas hipótesis en cuatro tipos de teorías: sociológica, histórica, institucional y las de agencia política, refiriéndose estas últimas a la importancia que puedan tener los líderes partidistas y las políticas públicas diseñadas para ofrecer continuidad a los votantes.

Con base en la investigación de Casal Bértoa (2015), se podría agrupar los factores que intentan explicar las causas de los niveles de ISP en seis: institucional, sociológico, económico, temporal, histórico y sistémico.

Factor institucional

Tipo de régimen: en los presidencialismos, los electores votan individuos y no partidos, siendo este régimen menos favorable a un sistema de partido institucionalizado (Mainwaring, 1999; Samuels y Shugart, 2003).

Naturaleza del Estado: los sistemas federales promueven más descentralización partidaria y heterogeneidad, mientras que los unitarios fomentan la formación de partidos centralizados nacionales y propician sistemas más institucionalizados (Mainwaring, 1999).

Sistema electoral: los sistemas de representación proporcional generan mayor cantidad de partidos en el Parlamento y un sistema más fraccionalizado que impide una institucionalización del sistema de partidos (Casal Bértoa, 2015). Reglas electorales muy permisivas también producen una fragmentación de partidos que está asociada con una alta volatilidad electoral (Hicken y Kuhonta, 2011). Asimismo, distritos de poca magnitud reducen la volatilidad porque generan menor cantidad de partidos (Mainwaring, Gervasoni y España-Najera, 2017).

Factor sociológico

Clivajes sociales: en los sistemas que están estructurados bajo clivajes sociales, la mayoría de los votantes se mantienen leales a los partidos, generando partidos con más raíces en la sociedad y una volatilidad electoral más baja (Mainwaring, 1999). Un argumento similar es que, en los países en los que existen sociedades étnicamente dividas, hay mayor probabilidad de encontrar partidos fuertes y sistemas de partidos más institucionalizados (Birnir, 2007). Lo que influye no es tanto el número o el tipo de clivajes, sino la forma en que están estructurados (Casal Bértoa, 2015).

Factor económico

Desarrollo económico: un bajo desarrollo dificulta la institucionalización debido a la imposibilidad de los países de construir partidos y participación democrática (Tan, 2002).

Performance económica: la mala performance económica, una alta inflación y una caída de los estándares de vida deslegitiman a los partidos gobernantes, generando más volatilidad y una menor institucionalización (Mainwaring y Zoco, 2007).

Factor temporal

Secuencia (timing): las democracias que fueron inauguradas antes de 1978 tienen menor volatilidad electoral que las de la tercera ola, ya que estas últimas son menos dominantes en la estructuración de la política democrática que lo que fueron los partidos en las democracias emergentes de fines de siglo xix y principios del siglo xx (Mainwaring y Zoco, 2007).

Paso del tiempo: el apoyo continuo a los partidos a lo largo de sucesivas elecciones genera una mayor identificación del individuo con el paso del tiempo, por lo que los sistemas de partidos podrían convertirse en más estables a medida que los votantes tengan más tiempo para identificarse con los partidos (Converse, 1969).

Factor histórico

Legados del autoritarismo: la destrucción de las identidades partidarias durante un período autoritario dificulta la institucionalización de los sistemas de partidos (Mainwaring, 1999). Cuanto mayor es la interrupción de la competencia entre partidos políticos, menos podemos esperar una continuidad del sistema de partidos (Remmer, 1985).

Naturaleza del régimen anterior: la institucionalización de un sistema de partidos es más probable en aquellos países en donde existió un alto grado de institucionalización de los partidos bajo el régimen anterior, ya sea autoritario o semidemocrático (Hicken y Kuhonta, 2014).

Factor sistémico

Fragmentación del sistema de partidos: a menor cantidad de partidos, menor es el número de posibles interacciones; por ende, una cantidad menor de partidos implicaría una mayor estabilidad y colaboración (Mainwaring y Zoco, 2007).

Polarización: se considera que cuanto mayor es el grado de distancia ideológica entre los partidos, cuanto más polarizados estén, los cambios de las preferencias entre los votantes son menores, y, por ende, existe un alto grado de institucionalización del sistema de partidos (Bartolini y Mair, 2007).

¿Cómo los factores internacionales pueden afectar los sistemas de partidos?

En la literatura son escasas las menciones a los factores externos como una variable explicativa, y a su vez tampoco queda muy claro a qué aluden estos “factores internacionales”. En su análisis sobre Indonesia, Tan (2002, 2014) menciona los factores internacionales como una variable más junto a otros tipos de factores (socioeconómicos, históricos, manipulación del Estado y de las élites, político-culturales e institucionales). La autora sostiene que los factores internacionales pueden haber jugado un rol importante en moldear los tipos de partidos que se percibieron como legítimos y los sistemas de partidos considerados aceptables. Tan (2002) argumenta que durante la Guerra Fría la competencia global entre comunistas y no comunistas conllevó una polarización doméstica en Indonesia. Según la autora, la intervención y apoyo de los grandes poderes (China y Estados Unidos) a determinados grupos, el clima cultural y social de la era de los noventa y el rol de actores como las Naciones Unidas y las ONG en la profesionalización de los partidos fueron aspectos que influyeron en el sistema de partidos. Pese a este gran aporte, Tan (2002) sostiene que se necesita más investigación para observar de qué manera afectaron los niveles de institucionalización.

Una segunda mención importante en la literatura se puede encontrar en el trabajo de Casal Bértoa (2015) cuando se refiere a la condicionalidad de la Unión Europea como uno de los factores que impactan en la ISP. Este autor se basa en la investigación de Ladrech (2011), quien analiza si la Unión Europea ha sido un factor importante en el persistente bajo nivel de ISP de los Estados poscomunistas, argumentando que dicha debilidad se explica por la dificultad del desarrollo de vínculos entre los partidos y los votantes debido al reposicionamiento de los partidos después del acceso a la Unión Europea. Ladrech (2011) sostiene que la Unión Europea ha sido un factor que contribuyó a que los sistemas de partidos de estos países no logren los atributos de un sistema institucionalizado, principalmente por la reducción en el espacio competitivo.

En la misma investigación, Casal Bértoa (2015) sostiene que uno de los factores explicativos de la ISP es la variable acumulación de clivajes:

La institucionalización ocurrirá en los sistemas de partidos con una estructura de clivajes acumulativos, en el que los partidos políticos se conforman en dos alternativas bien diferenciadas, haciendo que la estructura de competencia partidaria sea estable y predecible con el tiempo (p. 689).

En esta línea, podríamos pensar los factores internacionales como un clivaje político con respecto a la orientación de política externa (que denominaremos issue de política exterior). Esto podría implicar que los partidos generen comportamientos que pudiesen significar un factor que contribuya o entorpezca un mayor nivel de institucionalización del sistema de partidos.  

Si se consideran los factores internacionales como issues o clivajes de política exterior, debemos definir la noción, distinguiendo entre clivaje social y político. Cabada, Hloušek y Jurek (2014) sostienen que la lógica de Lipset y Rokkan (1967) de centro-periferia, Estado-Iglesia, rural-urbano y trabajador-propietario apunta a los clivajes sociales como una relación entre segmentos sociales y su expresión a través de los partidos. Por una parte, Cabada, Hloušek y Jurek (2014) argumentan que,

en los casos de países que pasaron por procesos complicados de transición democrática, podemos usar de forma más satisfactoria el concepto de clivajes políticos, que no son primariamente un producto de segmentación y estratificación social, sino de las operaciones de mediano plazo de los partidos y de la estructuración temática del espacio político (p. 91).

Por otra parte, Deegan-Krause (2007) resalta cómo las diferencias institucionales y actitudinales interactúan para formar issues divide, los cuales han incrementado su importancia y suplantado divisiones de base estructural. Algunos ejemplos son las categorías de Inglehart (1977) —valores materiales y posmateriales— o la propuesta de Lijphart (1999), quien plantea dimensiones ideológicas de los sistemas de partidos, marcando clivajes de tipo socioeconómico, nacionalismo-cosmopolitanismo, con respecto a la forma de régimen, poscomunismo-anticomunismo, religioso, campo-ciudad, posmaterial y de política exterior (Cabada, Hloušek, y Jurek, 2014). Una gran variedad de clivajes de política exterior ha dividido a los partidos en muchos países, por ejemplo, la membresía a organismos internacionales en diversos países europeos o la relación con Estados Unidos en el caso de Japón (Lijphart, 1999).

A su vez, en este artículo se reflexiona en la línea de Vachudova (2008), quien sostiene que uno de los desafíos centrales de la política comparada y de las relaciones internacionales es identificar los mecanismos específicos que trasladan las influencias externas a cambios en el posicionamiento de los partidos políticos y el comportamiento de las élites domésticas. En el marco de este desafío es que argumentamos que los factores internacionales se pueden entender como issues divide de política exterior que construyan identidades que son incorporadas por los partidos, generando facilidad a los votantes para identificarse y una consistencia en la posición ideológica. Este planteo también se respalda en aquellas investigaciones que argumentan que conflictos agudos (en este caso externos) tienen influencia en la conformación y vitalidad de los partidos políticos (Rosenblatt, 2018).

La hipótesis que se desprende de la literatura y que se analizará en la sección siguiente es que la forma en que los factores internacionales podrían explicar cierto resultado en la estructura del sistema de partidos es a través de un issue de política exterior. Se considera que estos pueden contribuir con un alto nivel de institucionalización en el caso de que exista una división aguda en la sociedad con respecto a un tema externo que genere posiciones antagónicas e identidades incorporadas por los partidos. En cambio, la inexistencia de un tema central de política exterior o la existencia de un conflicto externo que genere una posición unánime en política doméstica no colaboraría con un alto nivel de institucionalización.

Análisis de tres casos de Asia Oriental: Japón, Corea del Sur y Taiwán

Reflexiones a partir de tres casos asiáticos

Actualmente existen estudios de ISP sobre distintas regiones, destacándose en Asia los de Stockton (2001), Ufen (2008) y Croissant y Völkel (2012). Sin embargo, el libro de Hicken y Kuhonta (2014) supone la investigación más completa sobre la ISP en dicha región. Una de las principales críticas a este es, por una parte, que no diferencian entre los tipos de regímenes existentes a la hora de testear las hipótesis explicativas sobre los factores que inciden en la ISP de Asia (Mainwaring, 2014). Por otra parte, Hicken y Kuhonta (2014) testean diversas variables explicativas (paso del tiempo, timing, régimen anterior, clivajes políticos e instituciones), pero no hacen referencia a los factores internacionales, que consideramos claves en la política asiática.

Esta investigación plantea un repaso de la ISP de tres democracias consolidadas de Asia Oriental —Corea del Sur, Japón y Taiwán— de modo de aportar una nueva hipótesis al debate. Reconociendo lo problemático que puede ser conceptualizar la ISP solamente a través de la regularidad en los modelos de competencia, en este artículo se operacionalizará la variable dependiente, ISP, a través del índice de volatilidad electoral de Pedersen (1983), que mide el cambio neto de la participación, por votos o bancas, de todos los partidos de una elección a otra. Se adopta la volatilidad electoral debido a que es el indicador más utilizado para observar el grado de ISP (Buquet, 2015). Sin embargo, cabe destacar que los niveles de ISP a los que llega esta investigación coinciden con otros trabajos de estos países en los que se analiza más de un indicador para medir el concepto.

Los hallazgos de la literatura y el hecho de que constituya la base conceptual de la institucionalización brindan argumentos para asumir que la volatilidad electoral es un buen indicador global para los niveles de ISP (Molina Vega, 2015). Se utilizará un continuo que va de un polo conformado por sistemas de partidos extremadamente fluidos (volatilidad de 100) hasta sistemas de partidos extremadamente institucionalizados con volatilidad 0. Molina Vega (2015) divide los niveles de volatilidad en una escala de cinco categorías: baja (0 a 10), moderada (10 a 20), moderada hacia alta (20 a 30), alta (30 a 40) y muy alta (más de 40).

La institucionalización de los sistemas de partidos de Japón, Corea del Sur y Taiwán

Durante el período analizado (1952-2014), Japón tiene un promedio de volatilidad electoral legislativa de un nivel moderado de 15,51. Sin embargo, si dividimos la democracia japonesa en períodos, considerando coyunturas críticas, podemos observar un nivel moderado hacia alto de 26,45 en la postocupación (1952-1958), una baja volatilidad de 7,08 durante el período denominado “sistema 1955” (1958-1993), y nuevamente una volatilidad moderada hacia alta de 25,27 desde 1993 hasta la actualidad. En resumen, podemos sostener que Japón tuvo a lo largo de su historia un sistema de partidos moderadamente institucionalizado con un período de alta institucionalización (1958-1993).  

En el período considerado, en Corea del Sur se realizaron ocho elecciones desde 1988, observándose una volatilidad electoral legislativa alta con un promedio de 33,6 durante el período 1988-2016. Esto va en línea con la caracterización del sistema de partidos surcoreano como de débil institucionalización. Cabe destacar que en la medición de volatilidad se consideraron ciertas continuidades en los partidos, pese a un cambio constante en la denominación de estos, mientras que otro aspecto relevante es una tendencia hacia una volatilidad decreciente en los últimos dos ciclos electorales considerados.

Taiwán celebró ocho elecciones legislativas desde la transición a la democracia en 1992. La volatilidad electoral promedio durante el período 1992-2016 fue moderada, de 16,88. Se considera al sistema de partidos taiwanés como un sistema con una alta institucionalización, y cabe destacar que las diferencias en las mediciones con otras investigaciones suelen estar asociadas a criterios a la hora de medir los votos independientes.

En el gráfico 1, se puede apreciar la evolución de la volatilidad electoral en el período democrático de cada país. Si bien en este trabajo medimos ISP a través de la volatilidad electoral, diversos estudios (Croissant y Völkel, 2012; Hellmann, 2014; Stockton, 2001) que consideraron otros indicadores llegan a las mismas conclusiones de que Taiwán posee un sistema de partidos relativamente bien institucionalizado y que Corea del Sur tiene uno de los sistemas menos institucionalizados de la región. Es importante destacar esta salvedad principalmente por el debate sobre la manera en que se mide la institucionalización (Luna, 2014).

A pesar de la importancia que supone la investigación de Mainwaring y Zoco (2007) en lo que refiere a volatilidad electoral aplicada a muchos casos y la de Hicken y Kuhonta (2014), sobre los países de Asia, encontramos que las teorías que sostienen estos autores y otros factores explicativos detallados anteriormente no nos ayudan a explicar completamente los niveles de ISP de nuestros casos. El argumento de Mainwaring y Zoco (2007) respecto de que las democracias de la primera y segunda ola generaron sistemas de partidos más institucionalizados que las democracias de la tercera ola podría explicar las diferencias de volatilidad entre los casos de Japón y Corea del Sur. Sin embargo, esta explicación no nos ayuda a develar por qué Taiwán, una democracia de la tercera ola, posee un sistema de partidos relativamente institucionalizado.

Podríamos encontrarla explicación de la institucionalización en Hicken y Kuhonta (2014), quienes sostienen que un mayor nivel de institucionalización durante el régimen anterior, ya sea autoritario o semidemocrático, propiciaría un nivel alto de ISP en democracia. Esta explicación también nos podría ayudar a entender el caso de Corea del Sur, en donde, durante el régimen militar anterior a la democracia, no se desarrollaron partidos fuertes; sin embargo, no nos ayuda a comprender el caso de Japón, en donde no fue necesaria la presencia de un partido institucionalizado en un período autoritario anterior para desarrollar un sistema de partidos institucionalizado en el período denominado “sistema de 1955”.

En la tabla 1, resumimos las explicaciones planteadas en el apartado anterior con el detalle de si nos ayudan a entender, completa o parcialmente, o no nuestros casos de estudio. Como se puede apreciar, algunas teorías sirven para explicar ciertos casos, pero no otros. La hipótesis de la polarización parecería poder ayudarnos a entender los niveles de los tres países, pero la pregunta que surge y que se intenta discutir en las siguientes secciones es en qué términos pensamos dicha polarización: ¿la división es entre izquierda y derecha?; ¿o hay factores internacionales de división, como alianzas de seguridad y posicionamientos de política externa, que polarizan a los partidos de estos países?

Tabla 1. ¿Los casos de estudio responden a la hipótesis de la literatura?

Factores explicativos

Japón

Corea del Sur

Taiwán

Parlamentarismo/presidencialismo

NO

Naturaleza del Estado

NO

Sistema electoral

Parcialmente

NO

NO

Magnitud de los distritos

Parcialmente

Parcialmente

NO

Tipo de sociedad

NO

Clivajes sociales tradicionales

NO

Parcialmente

Parcialmente

Nivel de desarrollo

NO

Performance económica

NO

Inauguración de la democracia

NO

NO

Timing

NO

Régimen anterior

NO

Legados del autoritarismo

NO

Parcialmente

Fragmentación

NO

Polarización

Parcialmente

Fuente: elaboración propia.

Japón y el factor Estados Unidos en la institucionalización

McElwain (2014), en su estudio sobre la ISP en Japón, argumenta que la institucionalización se debe a que el sistema electoral generó un dominio del Liberal Democratic Party (LDP) o un “1.5 party system”. El autor sostiene que, a pesar de los bajos niveles de identificación partidaria y batallas clientelares más que programáticas, los niveles de volatilidad permanecieron bajos. El argumento de McElwain (2014) es que el cambio de sistema electoral provocó que los partidos compitiesen programáticamente, pero adjudica el aumento de volatilidad a la reducción de los vínculos entre votantes y políticos.

La explicación que propone McElwain (2014) es plausible, sin embargo, en esta investigación reflexionamos sobre otra posible explicación. Remarcamos que los dos principales partidos que emergieron en el período posterior a la 2.ª Guerra Mundial (LDP y Japan Socialist Party [JSP]) nacieron en plena Guerra Fría, un fenómeno internacional que moldeó los patrones de la competencia política. Hay un consenso en los círculos académicos de que las etiquetas ideológicas en Japón se refieren principalmente a visiones opuestas de las alianzas externas del país y las capacidades de defensa (Jou y Endo, 2014). Consideramos que durante la Guerra Fría estos temas constituyeron la dimensión primaria fundamental del eje conservador-progresista. Esto se debe a que, dado que una postura prosoviética era inviable en el Japón democrático y capitalista, los progresistas apoyaban la neutralidad; mientras que los conservadores insistían en reforzar los lazos con Estados Unidos para contener la amenaza comunista (Jou y Endo, 2014).

Un aspecto importante es el hecho de que los partidos establecidos buscan incentivos para mantener vivos los clivajes que convencieron a los electores en el pasado (Mair, 1998). Esto explicaría la razón por la cual la política japonesa estuvo marcada, por un período de más de tres décadas, por la competencia entre el LDP, que apoyaba la alianza militar con Estados Unidos y la revisión del artículo nueve, y el JSP, que planteaba dar fin al acuerdo de seguridad. A pesar de que las tensiones de la Guerra Fría se redujeron con el paso del tiempo, estos dos partidos continuaron movilizando a los electores con estos ideales como forma de perpetuar el conflicto y mantener lealtad con sus bases. El éxito de estos dos partidos en atrincherar este clivaje se puede observar en la continua tendencia de los expertos a describir el sistema de partidos en términos de derecha e izquierda, con base en la ubicación de cada partido en issues de política exterior y defensa (Kato y Laver, 2003).

La reflexión que plantea esta investigación es que el issue divide de política exterior, simplificado en LDP (proalianza con Estados Unidos) y JSP (neutralismo y de anti Fuerza de Autodefensa), puede haber propiciado la baja volatilidad electoral en el período 1960-1990 y un alto nivel de ISP. Quizás el aspecto que podría hacer evidente esta hipótesis es el aumento de volatilidad electoral observable con el final de la Guerra Fría. Incluso cabe destacar que este incremento de volatilidad se dio también antes de la reforma electoral y de la crisis económica, que seguramente también ayuden a explicar el aumento de volatilidad electoral.

La finalización de esta coyuntura internacional de Guerra Fría quitó la presión externa que forzaba al LDP a mantenerse unido a pesar de las diferencias importantes entre las facciones (Gordon, 2003). Sostenemos que, a partir de los noventa, el escepticismo sobre el tratado de alianza entre Japón y Estados Unidos dejó de ser significativo, principalmente luego de que el JSP renunciase a su plataforma de política exterior como una de las condiciones impuestas por el LDP para conformar una coalición conjunta en 1994. En esta línea de pensamiento, López i Vidal (2013) sostiene que, durante el llamado “sistema de partidos de 1955”, los ejes de conflicto coincidían parcialmente con un LDP que encarnaba los valores más conservadores, y un JSP y JCP (Japan Communist Party) directamente ubicados en los llamados partidos progresistas o reformistas. Sin embargo, desde principios de los noventa, dichos ejes han dejado de ser relevantes, y el nuevo sistema de partidos se ha caracterizado por una pérdida y desdibujamiento de su carga ideológica. Como destacan Proksch, Slapin y Thies (2011), las diferencias principales entre los dos grandes partidos eran de política exterior, y, con el fin de la Guerra Fría, las posiciones se acercaron.

Taiwán y el factor China en la institucionalización

Para explicar el alto grado de ISP de Taiwán, Cheng y Hsu (2014) se refieren a dos aspectos. El primero es que los partidos y el sistema ya tenían un gran nivel de institucionalización incluso previo a la democracia, mientras que el segundo refiere a un clivaje identitario:

La identidad étnica (china vs. taiwanesa) y la identidad nacional (unificación vs. independencia) son fuertes predictores de la opción electoral y parecería plausible argumentar que el clivaje identitario creó un sistema de partidos estable, altamente inelástico y aparentemente duradero en la democracia taiwanesa (Cheng y Hsu, 2014, p. 119).

Por su parte, Shyu (2011) resalta tres clivajes importantes en la historia política de Taiwán. Una primera división se dio en los años cincuenta entre los mainlanders y los taiwaneses, luego de la llegada de los primeros a la isla y el conflicto de febrero de 1947. Un segundo clivaje es el de autoritarismo-democracia, ya que la política taiwanesa de los años ochenta estuvo marcada por la reforma democrática, la corrupción y la creación del movimiento Tangwai. La tercera división, relacionada con la apertura democrática en los noventa, pasó a ser el clivaje de unificación vs. independencia.

La amenaza militar de China ha sido un tema constante para la población taiwanesa desde 1949. Hasta los años setenta y mediante el acuerdo de seguridad con Estados Unidos, Taiwán garantizó su supervivencia; sin embargo, la situación cambió luego del acercamiento de los norteamericanos con China. En la isla, la cuestión de la relación con China resurgió con la transición a la democracia, y el issue divide unificación vs. independencia se consolidó como uno de los temas principales por los cuales los partidos políticos se distinguían los unos de los otros. Luego de un período dictatorial ferozmente anticomunista, en el que el objetivo nacional era la recuperación de la China continental, la democratización generó una división entre aquellos que buscaron una reconciliación con el antiguo enemigo comunista y los oponentes a ese engagement (Weatherall, 2013).

La finalización del denominado “período de movilización para la supresión de la rebelión comunista” en 1991 y la modificación de la Constitución en 1992, en la cual Taiwán no reclama el derecho de gobernar toda China, marcaron un cambio en la postura del Kuomintang (KMT). En este contexto, el KMT y la coalición Pan Bluese se mostraron a favor de una eventual unificación con China, mientras que la oposición, el Democratic Progressive Party (DPP) y la coalición Pan Green, se manifestaron a favor de la independencia de Taiwán. Los nuevos partidos que surgieron en el período postautoritario pueden ser identificados a lo largo del espectro político “unificación con China” vs. “independencia de Taiwán” (Shyu, 2011). La polarización con base en la dimensión clásica izquierda-derecha está ausente en Taiwán, y el apoyo electoral hacia los principales partidos deriva del origen étnico, la identificación étnica y la identidad nacional.

En esta misma línea, sostenemos que Taiwán en el período 1992-2016 podría ser otro ejemplo en el que un issue divide de política exterior (que denominamos el “factor China”) propició una alta institucionalización del sistema de partidos. Si bien en las mediciones de nuestra investigación se observa una moderada volatilidad electoral, otros análisis (Cheng y Hsu, 2014) sostienen que en el período 1986-2012 la volatilidad electoral de Taiwán fue baja, con un promedio de 8,4. En este sentido, se sostiene que una explicación plausible para este nivel de institucionalización podría ser la división de los partidos con base en el factor China.  

Corea del Sur y el factor Corea del Norte en la institucionalización

Corea del Sur se caracteriza por un sistema de partidos con una débil institucionalización. Wong (2014) sostiene que los partidos no poseen identidades fuertes, agendas programáticas ni votantes con filiación partidaria. Este autor argumenta que la democratización no ha llevado a un sistema institucionalizado y que el gobierno autoritario en la transición creó un ambiente ideológico fluido que previno el establecimiento de clivajes partidarios que pudiesen haber ayudado a ordenar el sistema de partidos.

Inmediatamente luego de su independencia, Corea del Sur afrontó una guerra civil contra su vecino comunista, que causó que durante el período autoritario existiera una férrea persecución a activistas de izquierda y una gran alianza con Estados Unidos. Haskard (2010) argumenta que el origen del desempeño insuficiente de los partidos políticos en Corea del Sur puede remontarse a un “defecto de nacimiento” durante el gobierno militar de Estados Unidos en el período 1945-1948, debido a que se suprimió un gran segmento de la sociedad política. La literatura también explica la inestabilidad del sistema surcoreano por razones relacionadas con el personalismo, el regionalismo y los constantes cambios en el sistema electoral (Croissant, 2002; Shin, 2004; Reilly, 2006).

Bailey (2010), en su estudio sobre la estabilidad del sistema de partidos surcoreano, sostiene que en la literatura sorprendentemente hay una falta de consideración de las fuerzas internacionales, principalmente por el hecho de que la abrumadora presencia norteamericana en la política surcoreana no es tenida en cuenta. La simple presencia de personal militar de Estados Unidos en la península marca que los intereses nacionales de Washington jugaron un rol importante en la política electoral de Corea del Sur (Ahn, 2003). Bailey (2010) sostiene que la fuerte influencia política de Estados Unidos es una variable para explicar por qué Corea del Sur tiene un sistema inestable, caracterizado por un espectro político con incoherencia ideológica, desestructurado, con partidos políticos de corta vida, sujetos a conflictos de liderazgo y con sesgos regionales.

La división conservadores-progresistas es un fenómeno relativamente nuevo en la política surcoreana (Chae y Kim, 2008). La diversidad ideológica fue restringida por consideraciones de seguridad nacional durante la dictadura militar y los primeros años de la transición democrática. La amenaza del vecino Corea del Norte generó limitaciones severas en el espectro político, ya que cualquier tendencia izquierdista era equiparada con comunismo (Hermanns, 2009). En este contexto, solamente la estable ideología conservadora antinorcoreana y proalianza con Estados Unidos era considerada legítima. Esta situación impidió el surgimiento de partidos con una visión distinta y generó que otros aspectos, como el personalismo y regionalismo, marcaran las divisiones en la política doméstica.

Sin embargo, dos eventos son señalados como posibles causas del fin del monopolio conservador hacia finales de los noventa y comienzos del nuevo siglo (Chae y Kim, 2008). El primero refiere a la importancia que adquirió la denominada generación 386, que poseía actitudes antiamericanas adquiridas durante la época de la dictadura, mientras que el segundo factor es la denominada sunshine policy, un nuevo enfoque con respecto a Corea del Norte que implicaba que el viejo argumento de que Corea del Sur necesitaba un fuerte protector perdiese fuerza (Kim y Lim, 2007).

Durante el período democrático (1987-2016), se pueden identificar dos momentos en los cuales la volatilidad electoral se ubicó en niveles moderados, a los que los issues divide de política exterior podrían dar una posible respuesta. Como mencionábamos, a finales del siglo xx, emergió un factor de visión que hasta el momento no existía en Corea del Sur y es la posición con respecto a Corea del Norte. La opinión unánime con respecto a este tema, que según esta investigación podría haber entorpecido la ISP por el estrechamiento del espacio político, comenzaba a quebrarse. La sunshine policy de Kim Dae Jung, lanzada en 1997, provocó una cierta división en el electorado que puede ser vista como la causa de un sistema de partidos más estable en el ciclo 1996-2000.

Un segundo momento en el cual se puede identificar una baja volatilidad electoral es en los últimos dos ciclos electorales. Podemos encontrar una posible explicación en la consolidación de un tercer bando político que ingresa en la dicotomía conservador-liberal existente hasta el momento. Según Hellmann (2014), el posicionamiento del Korean Democratic Labor Party en el mercado electoral, con una plataforma programática con una explícita tendencia de izquierda, implicó que otros partidos se vieran forzados a profundizar su propia posición ideológica en términos de derecha e izquierda, lo que provocó una creciente polarización del sistema de partidos y, por ende, una estabilidad en la volatilidad electoral.

A partir de estos casos, ¿cómo podrían los factores internacionales afectar la institucionalización de los sistemas de partidos?

La dificultad de explicar el caso de Taiwán a través del factor del timing, la imposibilidad de entender la volatilidad de Japón mediante la naturaleza de su régimen anterior y las escasas menciones a los factores externos en la literatura, fundamentales para comprender la política asiática, motivan la búsqueda de una explicación de los niveles de ISP a través de los issues divide o clivajes de política exterior (tabla 2).

Tabla 2. Issues de política exterior como forma de explicar los niveles de institucionalización de los sistemas de Japón, Corea del Sur y Taiwán

Japón

Guerra Fría: alianza con Estados Unidos (LDP) vs. neutralismo y anti Fuerzas de Defensa (JSP) genera dos posiciones antagónicas que propician baja volatilidad (sistema institucionalizado).

Comienzos 90: con el fin de la Guerra Fría, el factor de división pierde importancia, coincidiendo con aumento de volatilidad electoral.  

Volatilidad promedio durante la Guerra Fría (1952-1990): 10,1

Volatilidad promedio en el período pos Guerra Fría (1990-2014): 24,8

Corea del Sur

Resabios del régimen militar: posición unánime con respecto a alianza de seguridad con Estados Unidos, posición dura frente a Corea del Norte y persecución a la izquierda redujeron las opciones ideológicas viables en el país.
Estos aspectos entorpecieron la generación de un alto nivel de institucionalización del sistema de partidos por el estrechamiento del espacio competitivo.
Sunshine policy: división en el electorado por posicionamiento frente a Corea del Norte y reducción de la volatilidad electoral.

Surgimiento de partidos de izquierda: redefinición ideológica de los partidos y creciente polarización que reducen la volatilidad electoral.

Volatilidad promedio período democrático: 33,6

Volatilidad surgimiento sunshine policy (1996-2000): 21

Volatilidad promedio en últimas dos mediciones (2008 a 2016): 16,4

Taiwán

Posdictadura: el clivaje autoritarismo-democracia desaparece, y la principal división entre los partidos comienza a ser la posición ante China. El issue divide entre los partidarios prounificación con China (KMT y Coalición Pan Blue) vs. proindependencia (DPP y Coalición Pan Green) genera dos posiciones antagónicas, claramente distinguibles y que podrían haber propiciado un alto-moderado nivel de institucionalización del sistema de partidos.  

Volatilidad promedio período democrático (1992-2016): 16,8

Con base en lo mencionado en el apartado anterior, consideramos que el issue divide de política exterior existente en Japón desde 1960 a 1990 (resumido en alianza con Estados Unidos vs. neutralismo y anti Fuerzas de Defensa) podría haber propiciado un nivel alto de ISP, debido a que determinó las preferencias políticas de las élites y de los votantes, polarizando el sistema en dos posiciones antagónicas que se mantuvieron en el tiempo y generando una escasa volatilidad electoral. La desaparición de este issue divide de política exterior, tan importante en la historia política japonesa, pudo haber generado que se perdiese un factor fundamental de división entre los partidos.

Para el caso de Taiwán, se plantea que el issue divide de política exterior con respecto a la posición frente a China es un aspecto fundamental para entender la institucionalización del sistema de partidos taiwanés. Al igual que en el caso de Japón (durante el período 1960-1990), se considera que la cuestión de prounificación vs. proindependencia puede haber determinado las preferencias políticas de las élites y los votantes, polarizando el sistema en dos posiciones antagónicas, generando una volatilidad electoral baja y moderada.

En el caso de Corea del Sur, debemos remarcar que, pese a la transición democrática, los legados de la era autoritaria continuaron ejerciendo una influencia en los partidos políticos y el sistema de partidos surcoreano (Haskard, 2010). El monopolio conservador, explicado por la coyuntura internacional de la Guerra Fría y de la existencia del enemigo comunista en el norte, generó que los principales partidos no tuvieran grandes discrepancias en su plataforma política e ideológica durante un largo período de tiempo, diferenciándose únicamente por un clivaje regional o por el personalismo de sus líderes. Sin embargo, consideramos que tanto la sunshine policy a fines de los noventa (generando un posicionamiento de política exterior ante Corea del Norte) como la consolidación de un bloque de izquierda en el Parlamento a fines de la primera década del siglo xxi pueden haber incrementado las diferencias ideológicas entre los partidos y logrado una mayor identificación de los votantes y una menor volatilidad electoral en los últimos ciclos electorales.  

Posibles mecanismos causales

Con base en el estudio de estos tres casos, este artículo propone un modelo (tabla 3) para explicar cómo los factores internacionales pueden propiciar o entorpecer mayores niveles de institucionalización de los sistemas de partidos.

En primer lugar, se identifican dos caminos alternativos: la posibilidad de que un issue divide de política exterior tenga un rol importante en la política doméstica, por su presencia en las plataformas programáticas de los partidos y como predictor del voto; o la inexistencia de un tema internacional relevante.

En función de estos dos caminos planteamos tres situaciones con respecto a los clivajes de política exterior:

1) Un issue de política exterior está instalado en la política doméstica y genera posiciones antagónicas en la población y en los partidos, formando alternativas diferenciadas y colaborando con un mayor nivel de institucionalización del sistema.

2) Un issue de política exterior es central en la política doméstica, pero no genera posiciones antagónicas en la población, sino que la une en una sola posición, estrechando el espacio competitivo, lo cual no generaría división y, por ende, no colaboraría con un mayor nivel de institucionalización.

3) La inexistencia de un issue de política exterior con impacto en la política doméstica no propiciaría divisiones y no colaboraría con un alto nivel de institucionalización.

Tabla 3. Modelo explicativo con respecto a los issues de política exterior

Factor internacional

Mecanismo causal

Ejemplo en nuestros casos

1) Con un rol importante en la política doméstica

Genera identidades y posiciones antagónicas en la población y partidos, y propicia mayor nivel de institucionalización

Taiwán (prounificación vs. proindependencia), Japón (alianza con Estados Unidos vs. neutralismo) y Corea del Sur (acercamiento o no a Corea del Norte)

2) Con un rol importante en la política doméstica

Genera una posición unánime, estrecha el espacio competitivo, tiende a la despolitización y entorpece mayores niveles de institucionalización

Corea del Sur (opinión unánime con respecto a alianza con Estados Unidos y tendencias de izquierda consideradas subversivas)

3) Con un rol marginal en la política doméstica

No se generan divisiones y no colabora con altos niveles de institucionalización

Japón (los temas internacionales no son tan centrales para la política doméstica como lo fueron en el período 1960-90)

Fuente: elaboración propia.

Conclusión

No quedan dudas de que el trabajo de Mainwaring y Scully (1995) disparó una agenda de investigación sobre los estudios de la ISP, que podemos dividir entre aquellos que analizan el concepto y estudian su relación con la calidad democrática y quienes intentan comprender los factores que explican este fenómeno. Este artículo se enmarca en este último aspecto y busca aportar al debate resaltando una variable poco mencionada en la literatura: los factores internacionales, a través de lo que denominamos issues de política exterior.

Observando los casos asiáticos, se identificó en la literatura una dificultad para explicar el nivel de ISP de Taiwán a través de la explicación de las olas democráticas que proponen Mainwaring y Zoco (2007), y la dificultad de entender el caso de Japón mediante la naturaleza de su régimen anterior, que es el argumento de Hicken y Kuhonta (2014). A su vez, las escasas menciones a los factores externos en la literatura, fundamentales para comprender la política asiática, generan el interés por ahondar en este tipo de explicación para comprender los niveles de ISP.

Esta investigación propone la inclusión de issues de política exterior como factor explicativo en un intento de entender la política doméstica a través de las relaciones internacionales, brindando una explicación para los tres casos estudiados. Se argumenta que los factores internacionales nos pueden ayudar a explicar el nivel de institucionalización de Japón a través del clivaje de política exterior (resumido en alianza con Estados Unidos vs. neutralismo), de Taiwán mediante la división prounificación vs. proindependencia de China, y de Corea del Sur por la polarización del sistema de partidos en dos posiciones antagónicas principalmente a partir de la sunshine policy.

Este artículo puede ser profundizado en diversos aspectos. Primero, se debe prestar mayor atención a la forma en cómo medir la ISP. Para ello se debe seguir el debate en la literatura, principalmente los aportes de Luna (2014), Piñeiro y Rosenblatt (2018) y Mainwaring (2018), entre otros. En segundo lugar, debemos plantear una propuesta de indicadores que nos permitan determinar de forma más exacta cuándo los temas internacionales son importantes o marginales en la política doméstica. Es decir, entender de mejor manera cuáles son los mecanismos causales.

Como reflexión final, este artículo hace un llamamiento a la necesidad de continuar debatiendo sobre cómo afectan los aspectos internacionales a la política doméstica de los países. En un mundo globalizado e interconectado, sucesos como la inmigración, la pertenencia a organismos internacionales y la posición ante determinado fenómeno político fuera de fronteras son aspectos claves del debate doméstico. Si queremos entender la realidad política de un país, no debemos olvidarnos del “afuera”, y, en ese sentido, un gap entre la política comparada y las relaciones internacionales no es una buena noticia para quienes intentamos entender los fenómenos políticos actuales.  



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[1] El autor agradece los valiosos aportes a este artículo por parte de un revisor anónimo y los comentarios de Daniel Buquet, Daniel Chasquetti, Adolfo Garcé, Juan Pablo Luna y Francisco Urdinez. Este artículo surge de la tesis de la maestría del autor (Telias, 2017).

[2] En este artículo, se utilizan indistintamente “factores internacionales” y “factores externos”.

[3]La traducción al español de las citas es propia.

[4] El segundo factor que plantean Hicken y Kuhonta (2011) es el argumento de Mainwaring y Zoco (2007) que se focaliza en el timing de la democracia, principalmente en lo que se refiere a la expansión del sufragio y la ciudadanía.