MIRÍADA. Año 3, No. 5 (2010)

© Universidad del Salvador. Facultad de Ciencias Sociales.

Instituto de Investigaciones en Ciencia Sociales (IDICSO), ISSN: 1851-9431

 

 

Cruzando la Sarmiento. Una etnografía sobre piqueteros en la trama social del sur del Gran Buenos Aires / Julieta Quirós. Buenos Aires: Centro de Antropología Social, Instituto de Desarrollo Económico y Social; Editorial Antropofagia, 2006. 139 p. (Serie Etnográfica) ISBN 987-1238-13-4

 

     La tesis de maestría debe ser (sólo) la oportunidad para iniciarse en el oficio del investigador, antes que la (paralizante) ocasión para hacer la gran contribución al conocimiento, lo que sí ha de plantearse en relación a la tesis de doctorado (Wainerman, 2001). Cruzando la Sarmiento. Una etnografía sobre piqueteros en la trama social del sur del Gran Buenos Aires es un original ejemplo de etnografía local que pertenece a Julieta Quirós, joven antropóloga argentina egresada de la Universidad de Buenos Aires quien continuó sus estudios en Brasil.  La lectura de su trabajo resulta una clara guía para quienes están diseñando sus propias tesis, ya que permite recuperar algunos puntos claves de la metodología antropológica y comprender cómo se aplican en un caso concreto.

     En el año 2005 Quirós se había planteado como problema de investigación realizar una revisión crítica de la bibliografía sobre el fenómeno piquetero en la Argentina, al que recién se aproximaría empíricamente en el doctorado. Su intención inicial era visitar uno de los partidos del Gran Buenos Aires sólo como complemento subsidiario de su investigación. Los autores consagrados que ya trabajaban sobre el tema serían sus nativos y sus supuestos y categorías, su problema de investigación. Sin embargo, la visita al campo le demostraría la complejidad que entrañaba el tránsito por una organización piquetera, incidiendo directamente en la lectura que había realizado sobre la literatura existente (la cual se marchitaba cuanto más se adentraba en el campo) y en la consecuente e imperiosa necesidad de reformular su objeto de estudio.

     Partiendo de las sugerencias de Malinowski en Los Argonautas del Pacifico Occidental sobre la necesidad de poner en relación el fenómeno estudiado -que se presenta inicialmente extraño- con otros fenómenos, de modo tal de tornarlo inteligible, la autora buscó iluminar la experiencia cotidiana de formar parte de un movimiento piquetero a partir de su relación con otras experiencias de la vida cotidiana. De esta manera, Quirós reformuló su problema de investigación apuntando a la inscripción de la participación en los movimientos piqueteros en otras dimensiones de la vida social en las que las personas están inmersas, ya que aquellos podían ser mejor comprendidos si la vida organizacional era restituida en el flujo de la vida fuera del piquete no organizacional.

     Quirós buscó distanciarse de la sociología de los movimientos o de los liderazgos, mirada dominante con la que se aborda desde la academia la cuestión piquetera, así como poner en cuestión las nociones que circulan habitualmente en el sentido común y en los medios periodísticos. El elemento común que subyacía a estas aproximaciones era el objeto de análisis de los movimientos que devenían sujetos que pensaban, decían, planteaban, aceptaban o rechazaban. En su mayoría, estos autores seguían las preocupaciones de las cúpulas dirigentes y de los medios de comunicación, y hacían distinciones como entre duros-blandos, autónomos-heterónomos, asistencialistas-políticos, o combativos-conciliadores. Según esta lectura, la autora consideró que las organizaciones piqueteras eran aisladas de su contexto social y de la vida de quienes la integraban.

     Frente a estos estudios, Quirós se propuso una investigación etnográfica que experimentase qué era aquello que aparecía cuando se eclipsaba el punto de vista de los discursos oficiales y de las entrevistas a dirigentes; qué resultaba de ese desplazamiento; y cómo y en qué direcciones nos obligaba a repensar algunos de los hábitos epistemológicos con los que tendemos a abordar ese mundo social.

     Quirós retoma implícitamente ciertos puntos clave de la obra de Malinowski, siguiendo tres principios metodológicos. En primer lugar, esta etnografía posee un profundo carácter descriptivo, justificado por la noción de contexto de situación: dar sentido a un término es definirlo a través del análisis y de los múltiples contextos que lo animan. De ahí que para saber qué son los planes, por un lado, la autora muestra lo que las personas hacen con ellos, muestra quiénes son esas personas describiendo lo que hacen, y cómo viven al estar en un movimiento piquetero poniendo a las personas en acción. Por otro lado, su análisis se despliega a medida que lo hace su propio conocimiento sobre el mundo de los planes y programas sociales. Su argumento se va construyendo a partir de la reincidencia de situaciones, personas y fragmentos de vida y a partir de allí discute ciertos supuestos.

     En segundo lugar, Quirós opta por una suerte de co-residencia, logrando un trato natural que permite aprender a conocer el ambiente y a familiarizarse con las costumbres y creencias de la población bajo estudio. Su visita diaria e ininterrumpida durante cuatro semanas de enero y febrero de 2005, y luego de seis meses, otras dos semanas, le permite ser parte de la vida cotidiana de los protagonistas, comprendiendo las relaciones entre ellos, las circunstancias que los atraviesan y el contexto en el que se desarrollan, logrando así una descripción que logra situar al lector en las escenas donde transcurren los hechos. Sus detalles pormenorizados, pero hilvanados en un relato fluido, logran reconstruir los paisajes del conurbano bonaerense y la metamorfosis que se observa frecuentemente cuando se recorren sus barrios desde los centros hacia los asentamientos. Dice la autora:

El escenario me resultaba muy diferente del que había transitado el día anterior. Y me costaba concentrar mi atención en las conversaciones de distintos cabildos (…) Pensaba, en cambio, que cada vez había más barro, menos árboles y menos sombra. Que las casas iban siendo más frágiles: paredes de ladrillo a medio acabar, paredes montadas con pedazos de maderas, techos de chapa, algunas casillas de madera y cartón. En varias esquinas habían montículos de tierra y basura (…). (p. 51).

     En tercer lugar, Quirós aplica los métodos del conocimiento científico, ligados a la temporalidad del trabajo de campo y a su involucramiento con los sujetos de la investigación, atravesando los momentos mencionados por Malinowski: el desconocimiento del idioma o los códigos nativos sobre los planes, momento que utiliza para trazar mapas en un sentido literal , genealogías de parentesco entre los protagonistas y la estructura social de la vida comunitaria (la rutina prescripta por las costumbre y la tradición); luego, ya más inmersa en la comunidad, comienza a tomar parte de las actividades cotidianas capturando los imponderables de la vida social, es decir, los elementos naturalizados de la rutina (forma en que esa rutina se lleva a cabo); y finalmente hace un cierre de su trabajo de campo una vez que logró apropiarse de las características de la vida de la sociedad estudiada, habiendo captado el punto de vista del nativo (interpretaciones).

     A través de la presentación de personas, sus historias, sus relaciones con otros actores, las escenas en las que aparecen, Quirós fue problematizando algunas cuestiones, desarrollando y exponiendo el propio conocimiento sobre su objeto de estudio.

     En el primer capítulo, aborda el mundo de (des)empleo precario en el que los planes tienen una centralidad primordial. La situación social de la reunión sobre  los planes para los jóvenes  descripta permite entender a los planes como posibilidad y como medio de vida. Se observan personas con diversas pertenencias, hablando en un mismo lenguaje asociado a los planes, las distinciones que separan el barrio del asentamiento, las preocupaciones comunes sobre cómo sacar a los chicos de la calle, las siglas naturalizadas como MTR o SUM, o a la relación con el gobierno y con el movimiento como quiénes dan o quiénes podrían dar. Asimismo, la evidencia que aporta permite comprender que un movimiento se sostiene con la participación de personas que en teoría no forman parte de sus bases, y que la gente no está separada en punteros y en políticos ni lo está por la organización piquetera a la que pertenece.

     En el segundo capítulo, Quirós reflexiona cómo los planes de empleo se constituyen en un recurso agenciado a través de relaciones consideradas familiares. Logra describir la lógica de participación en los movimientos piqueteros, marcada por la necesidad de reemplazos en las contraprestaciones; la cuantificación de la participación en las marchas y de allí la distribución de cajas de alimentos; el régimen de la participación reglada por la lógica del mundo laboral; la exposición pública de las contribuciones al movimiento a través de listados que hablan de un reconocimiento y una censura dentro y fuera del movimiento; y las visiones sobre el hecho de estar en las marchas, en las calles y el sentimiento de vergüenza asociado.

     Finalmente, en el último capítulo, la ocupación de un local abandonado por parte del MTR y el protagonismo de una familia, le permiten a Quirós comprender que el conocimiento interpersonal lleva a las personas a circular a través de fronteras organizacionales, siendo un elemento de las economías domésticas y políticas que entrelaza recursos del movimiento piquetero (planes, comedores, guardapolvos, mercadería, trabajo en una cooperativa) y recursos del gobierno (planes, comedores escolares, Plan Vida, becas para chicos). Esto la lleva a hacer una reflexión y una crítica a la literatura existente sobre el  Estado ausente o en retirada, observando que se trata más bien de una redefinición de sus modos de intervención social.

     Sus observaciones en campo le permiten reflexionar sobre la literatura académica que sostiene que antes de los movimientos piqueteros, la sociedad se encontraba fragmentada o descolectivizada. Por el contrario, las familias están ligadas a múltiples relaciones de interdependencia que no son nuevas: núcleo familiar, familia extensa, vecindad, escuela, manzaneras, comisión de inundaciones, piqueteros, peronistas.

     Finalmente, Quirós concluye que estar con los piqueteros es algo más que marchar: implica vigilar un local, montar un centro cultural, llevar adelante un comedor, formar una cooperativa de vivienda; es decir, es estar ocupado en un mundo donde se valora el trabajo. Antes que ser de las personas clasifican lo que hacen en términos de estar con. Para muchos los piqueteros son otros con los que uno está: de allí el problema de pensar el fenómeno piquetero a partir del concepto de identidad.

 

Referencias

Guber, R. (1991). El Salvaje Metropolitano. Buenos Aires: Legasa.

Malinowski,  B. (1922). Los Argonautas del Pacifico Occidental. Madrid: Planeta.

Wainerman, C. y Sautu, R. (Comp.). (2001). La Trastienda de la Investigación (3ª. ed.). Buenos Aires: Lumiere.

 

Laura Fiszman

Mg. Diseño y Gestión de Políticas y Programas Sociales FLACSO. Becaria doctoral de CONICET. Doctoranda en Filosofía, UBA. Investigadora IDICSO, USAL.