MIRÍADA. Año 3, No. 5 (2010)
© Universidad del Salvador. Facultad de Ciencias
Sociales.
Instituto de Investigaciones en Ciencia Sociales
(IDICSO), ISSN: 1851-9431
El
informe social: vidriera de una profesión
Marcela Fotheringham*
Celeste Vahedzian**
Resumen
Las disciplinas tienden a fijar, transmitir y difundir sus pensamientos
a través de la escritura. En el caso del Trabajo Social su fin principal es comunicar
su comprensión de las situaciones sociales de los sujetos, plurales o
singulares, en vistas a contribuir a su transformación. En tal sentido, tiene un valor que trasciende la mera información.
Cada profesión presenta sus maneras de decir, y para ello reserva diversas
denominaciones, sea bajo la forma de dictámenes, fallos, crónicas, historias,
resúmenes, informes, sentencias. Bajo estos términos, cada profesión comunica
acerca de las situaciones en las cuales actúa, y sobre las que propone
determinadas líneas de análisis, tratamiento o intervención, asumiendo para su
quehacer, formas propias de decir, bajo qué conceptos habrá, hasta qué limites
y con qué modalidades hacerlo.
Palabras Clave: Trabajo Social; Informe social; Comunicación;
Registro; Técnico Instrumental
Abstract
Disciplines tend to set, transmit and communicate their thoughts trough
writing. The meaning of this, in Social Work profession, is principally answering
to the intention of communicating its comprehension about the social situations
of the singular or plural subjects, in order to contribute to their
transformation. In this sense, writing, for social work professionals, has a
value that goes beyond mere information.
Each profession has found different ways to say, and also diverse denominations
for them, in the form of judgments, chronics, reports, abstracts, histories. Under
these definitions, each profession writes and therefore communicates about
situations in which it is involved, proposing for them different lines of
analysis, treatment or intervention. So, each profession takes for its job,
particular ways to say, under which concepts it will say, until which limits
and the different modes in which they can do it.
Keywords: Social Work; Social report; Communication;
Registry; Technical-Instrumental
El Trabajo Social ha escogido la denominación
de Informe Social para reunir bajo
la misma, el producto escrito resultante del proceso de investigación y diagnóstico
de una situación social; como tal, está ligado a un contexto particular en donde transcurre, y a un recorte temporal en una
trayectoria. Puede perseguir diversos objetivos específicos, los cuales
varían según la organización donde el profesional se desempeñe, el destinatario
del informe y los resultados que se buscan.
En una revisión de la literatura de la especialidad,
aparecen conceptualizaciones que destacan aspectos distintos del Informe Social.
A modo de ejemplo, Tonon (2005), lo define de la siguiente manera:
“Texto
escrito en el que él/ la trabajador/ a social presenta los datos relacionados
con la historia social y situación actual de la/s persona/s, realizando una
interpretación y apreciación de los mismos, destinadas a fundamentar y proponer
la acción transformadora a partir de los conocimientos científicos.” (p. 72)
Por
otro lado, Vélez Restrepo expresa, “Su finalidad será la reconstrucción y
comprensión del mundo social y el trazado de claves y pistas que orienten la
acción.” (Vélez Restrepo, 2003, p. 122).
Por su parte, Bibiana Travi (2006) define a
esta técnica como “registro”, considerándolo relato de lo social y discurso
social, siendo ésta la más pequeña y primera unidad teórico-práctica del
trabajo profesional. Otros autores avanzan más allá de ello, mostrando al Informe
Social como un “género discursivo”: un tipo relativamente estable de enunciados
que cada ámbito o esfera de la actividad humana se encarga de elaborar. Se
trata de un “molde” o un formato de textos que los hablantes pueden reconocer
por presentar ciertas recurrencias lingüísticas (Giribuela & Nieto; 2009).
En el caso del Trabajo Social, los autores afirman que existen otros géneros
discursivos, además del Informe Social, como: el registro, la crónica, la
entrevista, la historia social.
Pareciera ser que la idea de informe está vinculada al escrito que
es confeccionado con idea de ser leído y considerado por un lector, de ahí su
condición de discurso y relato que supone a quien narra y a quien recibe lo
narrado.
De las diferentes
perspectivas se obtiene que en general los informes sociales mantienen en común
las siguientes características:
· documentan y describen una
trayectoria vital
· describen las diversas
dimensiones de la vida social de las personas, grupos y comunidades
· informan y comunican a un
destinatario, dando forma al mensaje en función del objetivo
· reconstruyen el entramado de los
hechos en los cuales se interviene
· contribuyen a decidir un curso
de acción
· aportan datos, inferencias o
impresiones
· “recupera la memoria del
accionar profesional” (Melano, 1993. p. 3)
· “proporciona insumos para
futuras investigaciones” (Melano, 1993, p. 4)
Estas características le
infunden cierta complejidad a su elaboración. En la confección del informe,
entrarán en juego diversas habilidades que condicionarán la calidad del mismo.
Para
lograr su objetivo, es central que el mensaje sea preciso, es decir, que los términos que lo componen se definan con precisión tal, que no admitan
diversidad de interpretaciones (Melano, 1993, p. 4). Asimismo, resultan
imprescindibles destrezas tales como: la discriminación entre lo principal y lo
accesorio, la abundancia en el manejo de vocablos, la buena ortografía y la
estética al servicio del objetivo.
Por lo anteriormente expuesto,
su realización y uso exige competencias comunicacionales. Según Miguel Meza (Tonon,
2005) la confección del informe supone también aprendizajes anteriores y
provenientes de otros campos disciplinares tales como la narración, la
redacción, la gramática y la escritura, que se estiman o requieren ya
incorporados.
La complejidad inherente a la
elaboración del informe, está relacionada a la capacidad narrativa, en tanto y
en cuanto, cada decisión que se tome en ese sentido, cada punto o cada coma,
repercutirá en el modo en que el lector comprenda el texto, y por tanto, incidirá
significativamente sobre la vida del/ los sujeto/ s en cuestión. A fin de
cuentas, lo complejo de escribir un informe reside tanto en hallar el modo
correcto de decir lo que quiero decir
para evitar errores interpretativos, como en analizar en forma profunda por qué digo lo que quiero decir, ya que de este producto surgirán
acciones u omisiones que modificaran la vida de otros.
Ahora bien, estas competencias
pueden ponerse en práctica en diversos momentos del proceso en el que
interviene el trabajador social. Dicho de otro modo, el registro de la
información puede realizarse: en forma simultánea a la actuación profesional o
posteriormente a ella. Asimismo, éste registro puede efectuarse en base a una
estructura previamente establecida o de manera espontánea para luego organizar
la información bajo ítems o apartados.
Con respecto al primer punto,
Melano advierte que el registro concomitante a la intervención corre el riesgo
de generar sentimientos persecutorios en los diferentes actores involucrados; sin
embargo ésta forma puede garantizar mayor confiabilidad en los datos recabados
sin depender excesivamente de la memoria de quién registra.
El Informe Social constituye,
además de una herramienta de comunicación, un acto de escritura, un acto de
recorte y un acto técnico profesional.
En tanto herramienta de comunicación, padece los problemas inherentes a este
proceso de relación humana, con el agravante que carece del aporte del lenguaje
no verbal con la que sí cuenta la
comunicación oral.
Como acto
de escritura, involucra al destinatario implicado y sus modos de leer y
comprender el Informe Social. Esto plantea entonces, la encrucijada en la cual
el profesional habrá de debatirse entre el derecho a la confidencialidad y la
obligación de informar.
Como acto
de recorte implica una toma de decisión: la del recorte que será hecho, es
decir que su confección constituye un acto profesional, personal y singular. Cada palabra que se elija, cada
término que se deseche, cada explicación que se pretenda implicará un
posicionamiento teórico, ético, valorativo y también político (Giribuela &
Nieto, 2009).
Como acto
técnico profesional remite al dispositivo que lo requiere, pero también al
corpus de saberes con que actúa el profesional. Forma parte de la práctica habitual y por la que muchas veces, los
servicios profesionales son requeridos. La confección de informes es inherente
a la actividad de los trabajadores sociales y es la forma en que sus opiniones,
impresiones, resultados son transmitidos a sus colegas, jefes, empleadores,
funcionarios, clientes y cualquier otro destinatario de su quehacer. Implica
una técnica que supone análisis de fuentes, modos de recolección, formas de
validación de la información y procesos de interpretación, en la cual se
fundamentan actuaciones de otros profesionales que intervienen en consecuencia.
Si bien la confección del Informe
Social se enmarca en la dimensión técnico
instrumental de la profesión, no
está escindida de las dimensiones epistemológica, teórica, metodológica y ético-política.
Como sostiene Travi “no son herramientas neutras sino que se apoyan en
supuestos epistemológicos, fundamentos y marcos teóricos en los que fueron
concebidas.” (p.16). Asimismo, afirma que “su construcción supone siempre una
decisión no solo teórica sino también político-ideológica” De esta manera,
exigirá la vocación crítica necesaria para el uso de una herramienta que puede
ser utilizada tanto para el control social, como para el reconocimiento y restitución
de derechos.
En este sentido, un Informe Social
se constituye en un instrumento de poder, que hace públicos aspectos privados de la vida de las personas, y permite u obstruye el acceso a prestaciones
y servicios, es decir, es un documento que expresa mucho más que una
problemática social. Es precisamente en ese punto y en el modo en que ponemos
en acto la “evaluación”, en que se juega la intervención profesional como
control social o como instancia de aporte a la construcción de autonomías y
responsabilidades. (Cazzaniga, 2000).
Como tal, es el resultado de una
creación institucional, profesional y personal que se erige sobre la
perspectiva del sujeto singular o plural protagonista de la actuación. Entonces,
exige que su confección sea incumbencia exclusiva de profesionales formados en
la disciplina de Trabajo Social, en tanto expresión de una práctica profesional
reconocida tanto en el imaginario social, como en la formación científica y la
legislación vigente.
En este sentido, es
posible afirmar que el Informe Social expone y nos expone: expone la necesidad no satisfecha o la vulneración de un derecho,
concreta o potencial, de la persona o el grupo con el que el profesional
trabaja, y nos expone en tanto hace
visibles las propias acciones profesionales (inclusive deja al descubierto las
inacciones) y las posiciones desde las cuales fundamenta su intervención (Giribuela & Nieto, p. 2009).
Las situaciones tradicionales, clásicas o prevalentes en las
cuales se requiere de un Informe Social son:
· Solicitudes de adopción de niños
· Solicitudes de becas
estudiantiles de cualquier nivel
· Exámenes pre ocupacionales
· Peritajes judiciales a pedido de alguna parte o muchas veces de los
propios jueces[1]
· Evaluaciones pre-quirúrgicas
· Solicitudes de subsidios y
prestaciones
· Gestión de préstamos
hipotecarios habitacionales
· Incorporación al sistema
educativo domiciliario
· Admisión a centros educativos
terapéuticos, centros de día y otras organizaciones orientadas a la
discapacidad u otras problemáticas
· Remisión de pacientes/ clientes/
beneficiarios/usuarios/titulares de derechos de una organización a otra
· Talleres grupales
· Procesos de diagnóstico
institucional
· Procesos comunitarios
· Solicitud de actuación de
organismos de protección en situaciones de vulnerabilidad de derechos sociales
de diversa índole
· Gestión de presupuestos
destinados a gasto social
Las denominaciones anteriores se
corresponden de alguna manera con los diferentes objetivos que se pueden
perseguir y los diversos destinatarios que puede tener un informe. Según el
objetivo que persiga y el destinatario del mismo, el Informe Social podrá
valerse en su elaboración de diversos insumos que pueden aportar riqueza y
agilidad a su interpretación. Entre ellos podemos destacar el uso de
fotografías, genogramas, mapas de redes, citas textuales, dibujos, tablas y
gráficos.
Conclusiones
Herramienta de comunicación,
acto de escritura y de recorte, el Informe Social es una tarea constitutiva del
quehacer de los trabajadores sociales, y desde los inicios, forma parte de la
identidad profesional. Como resultado de tareas de investigación o
asesoramiento, los trabajadores sociales escriben para otro que leerá, dando
origen a desconocidos cursos de acción posteriores a su escritura. Aún cuando,
en último de los casos, sólo se constituyan en requisitos de una burocracia
instalada en las organizaciones y sus dichos se sumen a los de otros en un acto
acumulativo, el Informe Social siempre será el producto de un ejercicio y de un
juicio profesional cuyas derivaciones podrán desencadenar cambios en las
condiciones de vida materiales y vinculares de los sujetos.
Referencias
Cazzaniga, S. del
V. (2000). Acerca del control, la
autonomía y el reconocimiento de derechos. Entre Ríos: FTS Universidad
Nacional de Entre Ríos.
Giribuela, W. &
Nieto, F. (2009). El informe social como
género discursivo. Escritura e intervención profesional. Buenos Aires: Espacio.
Melano, M. C. (1993). El
registro en Trabajo Social:
estilos y lecturas Revista Uruguaya de Trabajo Social,
6 (12) 2 -10.
Tonon, G. (2005).
Las técnicas de actuación profesional del
Trabajo Social. Buenos Aires: Espacio.
Travi, B. (2006).
La dimensión técnico instrumental en
trabajo social. Reflexiones y propuestas acerca de la entrevista, la
observación, el registro y el informe social. Buenos Aires: Espacio.
Vélez Restrepo,
O. L. (2003). Reconfigurando el Trabajo
Social. Perspectivas y tendencias contemporáneas. Buenos Aires: Espacio.
* Directora de
Correo
electrónico: ana.fotheringham@salvador.edu.ar
** Egresada de
Correo
electrónico: celestevahedzian@hotmail.com
[1] Por ejemplo, en los procesos penales se emplean o requieren para: a) las suspensiones de un juicio a prueba; b) el cumplimiento de los artículos 40 y 41 del C.P. (atenuantes y agravantes de una pena); c) el análisis de medidas de coerción personal (detenciones, excarcelaciones, prisiones preventivas) su modificación, su morigeración y su cese; c) la ejecución condicional de una pena; e) las medidas que deban adoptarse en relación a niños; f) los procesos ejecutivos de las penas; g) la libertad condicional; h) la supervisión de los liberados tanto en los procesos como en las penas (patronatos de liberados)