Huellas en Papel VIII / No.13 (2020)


NOTA EDITORIAL


“Camarada, esto no es un libro;
el que toca, toca a un hombre”
W. Whitmann

Resulta irónica la coyuntura crítica en la que la Biblioteca realiza esta entrega de Huellas en papel: difundimos, por segunda vez, el Fondo que fue legado, en 1959, por el Dr. Ricardo Finochietto en un contexto de pandemia. Una oportunidad para concientizarnos de que el temor y el dolor nos hermanan; de que la enfermedad o los contagios no dejan afuera a los profesionales de la salud: ellos comparten la misma fragilidad a la que, en este tiempo, se encuentra expuesta la humanidad.

Los contenidos de cada número suponen un año de elaboración, pero debido a los motivos de conocimiento público, en este inquietante 2020, publicamos solo la versión en línea y no la acompañamos con la versión en papel. Otra ironía que parece burlarse del título de nuestra revista. Sin embargo, frente al contexto extraordinario que vive la Argentina, la Biblioteca Histórica de la USAL elige seguir el pulso de la vida que insiste debajo de la letra y cumplir con el plan de publicación propuesto.

Esta nota editorial pretende ser la urdimbre del entramado de discursos que se entretejen en esta entrega de Huellas en papel, donde una diversidad de especialistas se enlaza a otra diversidad: la de los tipos de documentos del Fondo Finochietto. En efecto, la riqueza de un legado compuesto por libros, cartas, papeles, documentos, fotografías, donados por Ricardo Finochietto a la Universidad del Salvador, nos exigió la publicación de un segundo número dedicado a dicho fondo. Por ello, la información que aquí se encuentra se articula con la ya publicada en Huellas en papel del año 20151.

Un fascículo que se presenta arborescente nos obliga a encontrar los hilos conductores que ayuden al lector a transitar uno de los caminos de lectura posibles. Adelantamos que los tres tipos documentales que esta vez nos ocupan son: las ilustraciones de los libros, las cartas y los “registros del Rawson”.

El hallazgo de estos últimos merece un comentario especial. Se trata de nueve voluminosos tomos que reúnen las fichas médicas (actual historia clínica) donde se registraron los datos del paciente, de la consulta, de la eventual cirugía y la evolución del enfermo hasta recibir (o no) el alta médica. Dichos registros se originaron en el Hospital Guillermo Rawson, durante las jefaturas de los Doctores David Prando y Enrique Finochietto, entre los años 1910 y 1925. Estos valiosos documentos fueron entregados, a fines del 2015, a la Biblioteca Histórica por otros dos caros hermanos de la medicina argentina, me refiero al Dr. Eduardo Albanese y al recordado Dr. Alfonso Albanese. Desde entonces, se realizaron las tareas específicas para la guarda a largo plazo y se iniciaron los estudios bibliográficos. Hoy estamos en condiciones de difundir su existencia a la comunidad científica proponiendo su consulta abierta, pero regulada. El equipo de trabajo que conforma la Biblioteca Histórica de la USAL comprendió prontamente la importancia de estos documentos y por ello se presentan hoy, en la sección Estudiar las huellas, tres artículos que los abordan desde tres lentes distintos.

El primer trabajo es de la Lic. Romina De Lorenzo y lleva un sugestivo título Monumentos documentales. Los registros de cirugía de la Sala XI del Hospital Municipal Guillermo Rawson, 1910-1925. En efecto, estos grandes volúmenes son un monumento no solo por su tamaño, sino por el valor como fuente histórica para un abanico de especialidades: la medicina, la sociología, la historia argentina y las humanidades. En dichos registros, voces de hombres y mujeres que nos anteceden insisten a través de un conjunto documental descripto de forma muy completa y detallada por De Lorenzo.

En el segundo, la escritora Yamila Begnê despliega, en Certificado de presencia. Historias clínicas del Hospital Rawson (1907-1926), un andamiaje teórico para realizar el análisis del discurso que permite revivir las voces que circularon por “los registros del Rawson”: la del médico, el discurso formulario del propio registro, la voz que proviene de los laboratorios y el discurso de la imagen.

Finalmente, en El registro del año 1922. O sobre el sentido de la historia me detengo en quinientas fichas médicas del año 1922 del Servicio de Cirugía y Ortopedia de Enrique Finochietto. Las historias clínicas de 126 mujeres y 373 varones –en las que aparecen los cuerpos de los que curan, pero también los cuerpos enfermos, con sus oficios y microrrelatos– me llevan a la pregunta por la evolución de las concepciones de la enfermedad y la cura, en esa intimidad única que se entabla entre el médico y el paciente.

Distinguido doctor, Querida mamá… hace referencia al análisis de Yamila Begnê de dos cartas del epistolario de los hermanos Finochietto, por las que nos es posible acercarnos a las relaciones de un mundo profesional y público y a algunos gestos del mundo privado.

No podían quedar afuera de un número dedicado a un asunto médico las imágenes de los cuerpos como representación gráfica del que observa y cura. Su estudio es enfocado desde la perspectiva de nuestra especialista en restauración y conservación del papel. En Las técnicas de ilustración en los libros de la Colección Finochietto, Carolina Nastri no solo realiza un recorrido histórico de los procedimientos utilizados en la reproducción gráfica antes de los procesos digitales, sino que desarrolla un exquisito análisis de una selección de imágenes de los libros del Fondo Finochietto. El artículo se completa con recomendaciones para la manipulación de las ilustraciones y para su guarda a largo plazo.

Las Notas de vida sobre los Dres. Enrique y Ricardo Finochietto fueron publicadas en el fascículo del 2015, por ello ahora le dedicamos la sección a la Escuela Quirúrgica Enrique y Ricardo Finochietto, escrita por el Dr. Eduardo Albanese. Es un privilegio para Huellas en papel contar con su colaboración que, por supuesto, agradecemos. No queremos dejar de mencionar, además, su constante reconocimiento por nuestro trabajo, su compromiso con la Biblioteca Histórica y su confianza en la guarda que realizamos tanto de la Colección Finochietto, como de los “registros del Rawson”.

Nuestro agradecimiento también al Dr. Hugo Alume por la entrevista concedida a Huellas en papel, maestro de la medicina y personalidad destacada para la historia de la Facultad de Medicina de la Universidad del Salvador. Su evocación nos permite recordar a Felipe, el bibliotecario de los Finochietto; conocer las causas que llevaron a Ricardo Finochietto a realizar la donación a la USAL y reconstruir aquellas características singulares de los “finochiettistas”, es decir, de aquellos que habían pasado por la Escuela Quirúrgica de los hermanos Finochietto.

Dije al comenzar que esta nota anhelaba proponer una guía de lectura por una arborescencia de artículos sobre una arborescencia de documentos. Otro camino podría ser seguir el hilo sutil que anima los cuerpos, ese afán por el registro que toca a médicos y a bibliotecarios. Lazos, continuidades. Hay unas manos que guardan y registran los documentos que registran cómo se leen los cuerpos, cómo los curan otras manos.

Bello caso en el que cabe el refrán popular: amor con amor se paga.

Mg. Liliana Rega
Directora

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1Dedicamos un número anterior a los libros de la Colección Finochietto: Huellas en papel Año IV No. 7 (2015). Disponible en: https://p3.usal.edu.ar/index.php/huellas/issue/view/256.