Nota editorial

Enmerkar, hijo de Utu y segundo rey de la primera dinastía Uruk, fue legendario por sus hazañas, pero no pudo disfrutar del perdón final de los dioses y fue condenado a beber agua putrefacta en el infierno por haber olvidado dejar escritas sus proezas. (Leyenda sumeria)

Toda celebración se relaciona con las formas. Las formas no fundan las fiestas, pero las fiestas suelen expresarse con una silueta y unos rasgos definidos que instalan una marca en el tiempo. Las formas preanuncian la fiesta, la dicen, cuando aparecen preñadas por los símbolos de la memoria, la alegría o la alabanza.

Todo esto ocurre con este número especial de Huellas en papel. Una entrega cercana al mes de mayo de 2016, fecha en la que la Universidad del Salvador cumple 60 años de vida institucional, y que por ello se ofrece como un homenaje más entre todos los actos que se programan para este año, con el fin de rememorar logros, compartir balances, y mirarnos desde el traje cotidiano del trabajo en un día de fiesta.

Por ello es posible que nuestro lector asiduo se haya sorprendido con el número que ahora tiene entre sus manos: una caja que contiene la publicación, dos tarjetas postales y un tríptico. Huellas en papel también quiso ponerse el traje de fiesta y diseñamos esta entrega con otra forma, un fascículo-maleta, cuyo sumario además juega con su propia presentación.

Esta caja se inspira en el libro maleta diseñado por el editor especializado en libros de artista Vicente Rojo, una obra que se realizó a la manera de Marcel Duchamp con textos de Octavio Paz. La Biblioteca Histórica de la USAL posee un ejemplar de los tres mil editados por única vez en el año 1960, por lo que se ha convertido en objeto del comentario crítico central que Yamila Bêgné ha elaborado para el presente número.

Un fascículo maleta reúne tantas palabras e imágenes como recorridos de lectura posibles. Uno podría ser la historia de las formas que presentaron los servicios de biblioteca durante estos sesenta años de la universidad, desde aquella biblioteca que buscaba ávidamente nacer funcionando en “el trencito” de la Facultad de Historia y Letras, hasta la Red de Bibliotecas de la Universidad del Salvador (RedBUS), que en la actualidad brinda un abanico de servicios a través de sus tres Bibliotecas universitarias (Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Pilar y Gdor. Virasoro), una Biblioteca con Colecciones Especiales y un Archivo. El devenir de nuestra RedBUS se relata tanto en la sección Notas de vida escrita a partir de la historia oral de la comunidad académica y documentos de archivo, como en la sección La entrevista: huellas orales en papel, con los entrañables testimonios de la Dra. Alicia Sisca, el Dr. Mario Fornaciari y los Mg. Haydée Nieto y Oscar De Majo.

Pero otra lectura de palabras e imágenes podría sentirse seducida por la fiesta de las formas que se propone desde una selección de libros de las Colecciones Especiales. En efecto, difundimos en esta entrega libros que son especiales por su aspecto físico, comprendiendo bajo el concepto colecciones especiales por su forma1 a las diferentes tipologías que incluyen: formato (miniatura, de gran tamaño por las dimensiones de la página o del lomo, de bolsillo, entre otros); libros apaisados, de anillas, plegados; libros curiosos por su tipografía, encuadernación, ilustración, etc.; libros en otras escrituras (en persa, copto, lenguas orientales) y libros de artista.

Agradecemos especialmente la entrevista que concedió a Huellas en papel la Dra. Adriana Amante, especialista en el campo de la literatura argentina del siglo XIX. Su colaboración nos permite advertir los cruces de la lógica literaria con otros saberes que los autores ponen en juego en el momento de la creación. Tomando el caso de un escritor clave para la cultura argentina, Domingo Faustino Sarmiento, Amante vincula la adquisición de su experiencia como editor con su proceso de escritura; y nos ejemplifica además con otros proyectos estéticos que se construyeron desde una confluencia de conocimientos.

Dice Umberto Eco que el libro “es como la cuchara, el martillo, la rueda, las tijeras. Una vez que se ha inventado, no puede

hacerse nada mejor”. No puede hacerse nada mejor para crear y difundir sentido: el hombre desde su origen ha buscado dejar la huella de su pensar, de su paso por el trozo de tiempo que le ha sido dado. Y esa búsqueda por abrir una cisura en el tiempo, por hallar alguna instancia que diga a las otras generaciones cómo vivió, de qué manera amó o cómo se vinculó con lo sagrado, dio origen a la escritura, cuyo nacimiento se confunde con el del libro y luego con el de las bibliotecas. Y ese luego es importante porque “primero aparece la vida y después la norma”, afirma con certeza Antonio Barnés en su maravillosa obra Elogio del libro de papel.

Ahora bien, siendo la presente publicación producto de una universidad, sobrevuela en este número la pregunta que atraviesa hoy al ámbito de la cultura y la educación, pregunta que se relaciona con la evolución de la forma del libro tradicional como dispositivo de lectura ¿qué futuro se le vaticina al libro tradicional? ¿Cómo leerán las futuras generaciones? ¿Solo en papel, en papel y/o digital, en papel como transición hasta que triunfe el libro digital? ¿Deberemos concebir bibliotecas sin papel en un futuro cercano? Paradójicamente es brevísimo el texto literario con el que intentamos relatar en la sección Leer la historia, la prolongada evolución de cada soporte de lectura que la humanidad ha utilizado en Occidente. La historia del libro nos enseña que el hombre se resistió a cada uno de estos cambios por mucho tiempo, y que con el triunfo esforzado de cada tecnología para la nueva forma del libro triunfaba también un modo de lectura que desplazaba al anterior, la que continuaba siendo vista por mucho tiempo como más prestigiosa2. Sin embargo, no nos parecen acertados los pronósticos que imaginan bibliotecas sin papeles, sin libros, o una enseñanza sustentada exclusivamente por información digital. No vemos que esta etapa sea diferente a las anteriores y preferimos dejar registro de lo que observamos en la realidad del uso, desestimando una mirada apocalíptica fundada más en la fantasía que en la posibilidad de concebir la confluencia de prácticas de lectura: la convivencia de soportes será tan útil como necesaria, los contenidos podrán encontrarse algunos solo bajo el soporte digital, otros solo en papel y algunos en ambas formas.

Con el presente número 8 de Huellas en papel celebramos los 60 años de la Universidad del Salvador. Anhelamos que esta articulación de texto y forma que ofrecemos sea una pequeña nota, una apostilla que relate el devenir de los libros y las bibliotecas en esta querida Universidad. No sea cosa que nos pase lo que al rey Enmerkar, y los dioses no nos perdonen no haber dejado por escrito el testimonio de los hombres y mujeres reunidos por un puñado de libros cuando haya pasado el tiempo.

Liliana Rega

Directora

1Los tipos de libros especiales por su forma que se difunden en el presente número de Huellas en papel se encuentran definidos en la sección Glosario de términos técnicos. 

2De hecho aún en la actualidad el escrito que se entrega como título para certificar el final de los estudios universitarios es un rollo, forma del libro que se utilizaba en la Antigüedad.