LA ORACIÓN DE LA SANTIDAD[1]

Señor, Vos sabéis, Vos sabéis que deseo ser santo.

He aquí mi único ideal.
Ser santo lo más posible.
Serviros lo más posible.
Amaro
s lo más posible.

En la tierra y en el cielo.

Que no se pierda ninguna partecita de la santidad, que Vos queréis para mí.
¿Mis defectos?

¿Mi poca fidelidad a vuestras gracias?

Ya sé que no faltarán nunca en mi vida ...

Forman una parte misteriosa y providencial de mi ideal de santidad.
Pero lucharé siempre por ser más perfecto.

Mi cruz será luchar sin descanso y sin desaliento, para que nada haya en

mí que no sea para Vos.

Así, a pesar de mis faltas, sé que me acercaré a mi ideal de santidad.
Por eso las caídas no me desalentarán.

Los desengaños no me entristecerán.

Las luchas no me perturbarán.

Con ánimo ―

con alegría ― hilarem datorem
con p
az ― Pax vobís

viviré mi angustia de santidad,

porque no os amo tanto como Vos merecéis,
y c
omo yo querría amaros.

Pero con ánimo,

con alegría,

con paz,

procuraré siempre amaros más,
am
aros sin medida,

para amaros y por amaros.

1945



[1] Esta oración fue publicada en el libro Escritos Espirituales del padre Quiles en la p. 127.