Abriendo nuevos caminos

Entrevista al Lic. Jorge Martin5, profesor de la Facultad de

Ciencias de la Educación y Comunicación Social, de la

Facultad de Filosofía y de la Escuela de Estudios Orientales

 

"…la Escuela de Estudios Orientales fue realmente

muy revolucionaria, hasta el día de hoy no hay

otra Escuela de este tipo en toda Latinoamérica."

 

 

 

 

 

 

L.R.: Se suele hacer referencia al pensamiento in-sistencial  y al estudio de las culturas de Oriente como los dos grandes aportes del Padre Quiles al pensamiento del siglo XX. ¿Cuáles serían los puntos de comunicación entre estas ideas?

 

J.M.: En Autorretrato filosófico el Padre Quiles plantea que su pensamiento pasó por tres grandes etapas, en la que cada una incorpora a la anterior. Nos cuenta que a partir de 1960 comenzó a interesarse por los temas de Oriente, y que buscó una síntesis entre las culturas y las religiones orientales y su pensamiento in-sistencial, el cual tiene muchos puntos de contacto con el budismo zen. Quiles sostiene que el elemento en común es el hecho de considerar que la verdad se encuentra en el interior del hombre, que la clave de la existencia humana no está en el exterior sino en el trabajo de introspección que hay que hacer para llegar a descubrir su esencia. Esta idea es compartida por diversas religiones orientales.

 

L.R.: ¿Cuál fue el contexto que posibilitó la búsqueda intelectual del Padre Quiles?

 

J.M.: El Padre Quiles fundó la Escuela de Estudios Orientales en el año 1967. Dos años antes había concluido el Concilio Vaticano II. Este Concilio es fundamental porque implicó para la Iglesia, entre muchas otras cosas, una mayor apertura hacia el diálogo con aquello que no era estrictamente católico. En el Concilio Vaticano II se encuentra el documento Nostra Aetate[1] en el que se plantea que incluso en religiones orientales como el hinduismo o el budismo, hay semillas de verdad. Es decir, que de alguna manera el católico puede aprender algo valioso de todas las grandes religiones de la humanidad. Este Concilio, que marca un antes y un después en la historia de la Iglesia, ha recibido diversas valoraciones. El Padre Quiles siempre lo ha caracterizado en términos muy positivos, rescatando su modernidad. Lo que planteó Juan XXIII en su momento fue la necesidad de un aggiornamiento para la Iglesia. Es en este contexto, de diálogo con el mundo, que se produjo la fundación de la Escuela de Estudios Orientales; lo cual fue realmente muy revolucionario,  puesto que hasta el día de hoy no hay otra Escuela de este tipo en toda Latinoamérica. 

 


 

L.R.: ¿Cuál es el legado intelectual del Padre Quiles?

J.M.: Yo creo que uno de los más importantes es el diálogo de la Iglesia Católica con Oriente; y, desde mi punto de vista, el otro gran aporte es la apertura que propuso dentro de la misma filosofía católica. Quiles se formó siguiendo el esquema tradicional de la filosofía católica del siglo XIX. La educación que recibió es la filosofía escolástica, basada en la de Santo Tomás. El Papa León XIII, en la Encíclica Aeterni Patris[2], plantea que la filosofía oficial de las instituciones católicas, escuelas, seminarios, universidades, es el tomismo. Esta primera etapa de formación de Quiles podemos ubicarla entre 1938 y 1948. Luego se identifica un segundo momento, ya más original, la etapa in-sistencial, enmarcada en esa apertura que hay en la orden jesuita de dialogar con posturas que exceden el ámbito estrictamente católico. En esta etapa, que la podemos ubicar entre 1948 y 1960, Quiles entabla un diálogo con el existencialismo, sobre todo con su línea espiritualista, con autores como Gabriel Marcel, Louis Lavelle y otros. La tercera etapa es realmente muy novedosa, y es la búsqueda de la síntesis entre Oriente y Occidente. Estos serían los dos puntos más originales de su obra, la apertura al diálogo con el existencialismo y con el pensamiento oriental. Y todo esto se mantiene vigente en la Escuela de Estudios Orientales, puesto que hay materias en las que se profundiza su pensamiento, y otras en las que se abordan los estudios de Oriente: la cultura china, islámica, egipcia, etc.

L.R.: Los estudios del Padre Quiles se dan en un siglo muy revolucionario para la historia de la humanidad en varios aspectos, y la orden jesuita estuvo siempre ligada a las bibliotecas, los libros, el pensamiento. No parece casual que este hallazgo haya sido posible en esta orden…

J.M.: La orden jesuita tuvo en el siglo XIX una postura muy tradicional, y en el siglo XX representó, en líneas generales, la corriente de avanzada en la Iglesia Católica. En el siglo XX tenemos en sus filas dos de los pensadores católicos más importantes: Karl Rahner y Pierre Teilhard de Chardin. Quiles tiene dos libros excelentes sobre este último autor: uno es un comentario sobre su obra, y otro en el que establece un diálogo entre Teilhard de Chardin y un pensador hindú, Sri Aurobindo Ghose. Entonces lo que podemos ver es que el desarrollo intelectual que hizo el Padre Quiles en su vida es similar al recorrido de la Orden jesuita

entre el siglo XIX y el siglo XX, porque él viene de una postura más tradicional, la escolástica suareziana, y después se fue abriendo a nuevos caminos.

 



[1] Nostra Aetate. Sobre las relaciones de la iglesia con las religiones no cristianas del 28 de octubre de 1965. (N. de la Ed.).