Ana
Cecilia Blum*
La que se
fue
Camina en otras calles.
Sucumbe en otra lengua.
Lejos de su casa,
escoltada por el anonimato,
con la alforja vacía de país y herencia
asiste
al velatorio del espejismo.
Entre los monumentos de la muerte
ha olvidado:
de qué savia está hecha su sangre,
de qué oficio se yerguen sus huesos.
No quiso retornar cuando pudo,
es tarde
para alcanzar las carabelas.
Lo que dejó
se lo comió el apetito de la ausencia.
Volver al mismo mar
Voces de
aguas
Río parido del deshielo,
acunado en el vértice de la roca,
en la boca de la roca, en el muslo de la
roca.
Río que llevas la memoria del invierno,
la saliva del oso, el salto del salmón,
la reverencia del venado.
Río que hablas en tu lenguaje de glaciares.
Yo entro en ti y mi pie se sirve de tu
beso frío.
Río que pierdes tu cuerpo bajando por
los pueblos,
te encarcelan, te asesinan, te consumen.
Río que ya no eres río, nunca más río,
río que ya no llegas al mar.
Nostálgica
Son las seis de la tarde y no hay nadie
a quién decirle
venga para tomarnos una taza de
chocolate con rosquitas.
El portal está escrito con los relatos
del bisabuelo,
cuentos de aparecidos que iluminaron la
infancia.
Las sombras crecen en las jorobas de la
noche,
los coyotes muerden el tesón del viento
allá afuera.
Un tren en la distancia, yo soy ese
tren,
descendiendo las crestas de cañones.
* Poeta, ensayista y narradora,
nacida en Guayaquil. Su obra fue traducida e incluida en varias antologías de
diversos países. Es editora de la gaceta literaria Metaforología.
Correo electrónico: anaceblum@hotmail.com.
Gramma, XXVI, 54 (2015), pp.
© Universidad del Salvador. Facultad de Filosofía y Letras. Área
de Letras del Instituto de Investigaciones de Filosofía y Letras. ISSN 1850-0153.