Hugo
Mujica*
Es la hora
de la melancolía,
la
de la ausencia
de lo que nunca estuvo,
de lo que sentimos
más propio:
lo
que todavía de nosotros
no dimos
a luz en la vida.
Llegar hasta el fondo
de lo
que somos
y
desde allí seguir,
seguir
hasta
donde uno mismo
quede atrás,
porque sólo
lo que no es
no nos separa de nada.
Entre nubarrones,
moroso,
se abre el día.
Nunca la visión
tampoco
sólo la sombra,
apenas esta
media vida,
este tajo con un solo borde.
Cuando la lejanía
late
adentro
es que el
adentro
ya es afuera;
es haber
llegado al alma,
a ese hueco de nadie
que en cada uno se abre todos.
Nace el día
bajo un
cielo despejado,
la claridad
en la que todo
se
muestra,
lo que
hacia ella brota
y lo que su
misma luz marchita.
Todo nacer pide desnudez,
como la pide el amor,
como la regala la muerte.
Siempre hay algo
que no llega a
volverse carne:
no es que nos falte
es que nos excede.
La vida no cabe en la vida
por eso siempre,
en algún lugar, se nos parte.
* Poeta
y ensayista, nacido en Buenos Aires, ganador del xiii Premio
Casa de América de Poesía Americana, con numerosas antologías personales
publicadas en varios países.
Correo electrónico: mensajesmujica@gmail.com.
© Universidad del Salvador. Facultad de Filosofía y Letras. Área de Letras
del Instituto de Investigaciones de Filosofía y
Letras. ISSN 1850-0153.