Derecho constitucional
Félix V. Lonigro
Editorial Cathedra
Jurídica. 2011. 818 páginas.
De
reciente aparición ha sido la obra del Profesor Félix V. Lonigro Derecho Constitucional, destinada a
ser un manual didácticamente confeccionado para estudiantes de derecho.
Dueño de
una aquilatada experiencia docente en diversos ámbitos universitarios del
país, y comprendiendo las necesidades y problemáticas de los estudiantes
-tan requirentes hoy por hoy, ante las insuficiencias del secundario y la
medianía generalizada, de literatura especializada clara y
metodológicamente accesible- Lonigro vierte su conocimiento teórico y
virtudes pedagógicas en este libro llamado a constituirse en un explicación
actualizada de nuestra norma suprema.
Particulariza
la obra de Lonigro -prologada por el Profesor Jorge R. Vanossi- una serie
de ventajas de insoslayable mención.
Spota
decía que la
Constitución era, además de letra y espíritu, historia.
Adscripto a esa línea, Lonigro -conocedor de la historia argentina- examina
el derecho constitucional, no sólo desde una perspectiva normativa y
jurisprudencial, sino también desde el quicio de la historia del derecho y
de la historia política -objetivamente considerada-, facilitando así al
lector la comprensión de la norma constitucional a partir de la
aproximación a cómo operó en la historia el dispositivo constitucional en
tratamiento.
En tal
línea, en Derecho Constitucional
se encuentra, por ejemplo, una reseña de los tratados interprovinciales
referidos en el Preámbulo constitucional -los tratados preexistentes-,
una explicación históricamente contextualizada de las facultades
extraordinarias y la suma del poder público del régimen rosista -vedadas
por el art. 29 de la Constitución Nacional a fin de evitar en lo
sucesivo procesos de concentración de poder y unicato presidencial-, una
referencia a los antecedentes históricos del estado de sitio -instrumento
de uso desviado en muchos momentos de nuestra historia-, y otra a la
plasmación normativa del derecho de sufragio femenino.
La obra de
Lonigro -que incluye la historia constitucional argentina en el capítulo
correspondiente a la teoría constitucional- es prueba de lo que enseña
Linares Quintana: cada artículo de la Constitución es
un segmento de nuestra historia, y corrobora que el conocimiento de la
historia constitucional -universal y local- facilita la comprensión del
derecho.
Tal vez
pueda considerarse al método de Lonigro como un llamado de atención para
que se le dé importancia a la historia constitucional en muchos programas
de la currícula de algunas de las facultades de abogacía de nuestro país,
en donde la materia ha desaparecido como disciplina autónoma.
Es que no
hay que discernir la norma de su historia. Para explicar nuestra constitución
(que es historicista, además de sociológica y racional-normativa), hay que
partir de sus antecedentes, ya que nuestra constitución se fue
“escribiendo” o haciendo a lo largo de nuestra historia.
Lonigro en
muchas ocasiones analiza la norma constitucional con sustento en la
jurisprudencia de la
Corte Suprema de Justicia, y es elogiable el estudio que
realiza de algunos de los más recientes fallos judiciales sobre aplicación
de la Constitución,
tal como el caso Halabi, que merece en Lonigro un especial estudio.
Tampoco
deja la obra Derecho constitucional
de reclamar el cumplimiento de las tareas pendientes del legislador, quien
en cumplimiento de la Constitución Nacional aún adeuda dictar leyes
ordenadas por la reforma de 1994, como aquella legislación que todavía
falta para asegurar el crecimiento armónico de todas las provincias
(aspecto que Lonigro trata al estudiar la actividad económica estatal).
Y no elude
Lonigro pronunciarse sobre la invalidez constitucional de institutos que en
ocasiones han regido nuestra vida pública, como cuando se expide por la
inconstitucionalidad de la llamada “ley de lemas” al examinar el régimen
electoral.
Los
capítulos del libro son once y su distribución temática se adecua a los
programas corrientes de derecho constitucional de nuestras facultades de
derecho.
La edición
es accesible económicamente y se halla presentada en una publicación
prolija de editorial Cathedra Jurídica.
No es de
ningún modo una demasía aseverar que su obra sitúa a Felix Lonigro en la
línea de un Estrada, o de un J. V. González, es decir en la línea de
quienes -entusiastas y aun “apostólicos” (si se permite la expresión)
difusores de la
Constitución- confiaron en la educación de la juventud
como camino del progreso verdadero, es decir el encuadrado en la
civilización democrática.
Resulta
bienvenida una obra como la de Lonigro cuando es preciso formar ciudadanos
libres y con pensamiento propio y fortalecer el cumplimiento de la Constitución Nacional,
promoviendo la educación sarmientina del soberano. El pueblo educado en los
valores de la
Constitución y de la democracia genuina (pluralista,
participativa y de diálogo entre mayorías y minorías, sustentada en el
respeto inclaudicable de todos los derechos humanos y en un estado
equilibrado y austero, respetuoso del federalismo y de la división del
poder entendido como servicio, no como mando) es la garantía contra la
irrupción del autoritarismo y contra el deslizamiento (a veces
imperceptible) del sistema político hacia formas de democracia ficticia o
nominal, que es autocracia, no democracia.
Manuel Rufino Trueba
Septiembre de 2012.
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