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La política exterior y comercial de Corea del Sur en el marco de la Alianza del Pacífico: una visión desde México

Renato Balderrama Santander*

Ana Karen Velázquez*

Resumen

El presente trabajo se basa en el estudio y análisis de las relaciones exteriores –y específicamente, comerciales- entre Corea del Sur y los países de la Alianza del Pacífico. Es por ello que se plantean cuestiones sobre la relación de la República de Corea con los países de la Alianza del Pacífico, dando un enfoque a su vínculo político y comercial con México. Este último, ha tenido una relación cercana con Corea del Sur, principalmente a partir de los años noventa al ser signatario del TLCAN; y con más énfasis en la última década, al ser miembros ambos países de organizaciones y grupos internacionales y regionales, tal como la Alianza del Pacífico. El ya mencionado país asiático, tiene intereses comerciales muy notorios en México, generados por la ubicación geográfica de nuestro país y sus recursos naturales. De igual forma México centra algunos intereses sobre esa nación del Este de Asia, pero prestando atención casi únicamente a lo referente a inversión extranjera directa, y sin llegar a la intención máxima de firmar un Tratado de Libre Comercio con Corea (a lo cual este último país sí está dispuesto desde hace casi una década). En este artículo se aborda la función de los bloques regionales y el rol de Corea como potencia media en aras de reforzar las relaciones con cada uno de los miembros de Alianza del Pacífico, dando un enfoque característico a la relación bilateral Corea del Sur-México y posibles explicaciones del retraso en la firma de un TLC entre ambos.

Palabras clave: Corea del Sur; Relaciones comerciales; Alianza del Pacífico; Potencia media; Tratado de Libre Comercio.



Abstract

This essay is based on the study and analysis of foreign and commercial relations between South Korea and the countries of the Pacific Alliance. This work rises some issues about the relationship of this Asian country and the members of one of the regional blocs in Latin America, giving a focus to the commercial relation between South Korea and Mexico. These two countries have had a close relationship mainly from the nineties, since Mexico was signatory of NAFTA, and with more emphasis in the last decade due to the fact that both countries are members of regional and international organizations and groups, such as the Pacific Alliance. The aforementioned East Asian country has very notorious business interests in Mexico, generated by the geographical location of our country and its natural resources. Likewise there are some Mexico’s interest on South Korea, but paying attention almost entirely to foreign direct investment, without reaching the farthest intention to sign a free trade agreement with Korea (to which the latter itself has been willing for almost a decade). This article analyzes the roles of regional blocs and Korea’s place as a middle power in order to strengthen relations with each of the members of the Pacific Alliance, giving a distinctive approach to the bilateral relationship South Korea-Mexico and addressing possible explanations for the delay in the signing of an FTA between them.

Keywords: South Korea; Trade relations; Pacific Alliance; Middle power; FTA.



Introducción

Corea del Sur ha crecido hasta convertirse en una de las economías más dinámicas e importantes del mundo. Esto, a pesar de su tamaño territorial y sus recursos naturales limitados, con apenas 99,720 Km2 de superficie –el estado mexicano de Chihuahua posee 250,673 Km2- y 49 millones de habitantes. Lo anterior, aunado a que en los años de 1960, Corea del Sur tenía un Producto Interno Bruto (PIB) Per cápita, comparado al de los países más pobres de África en aquel entonces.

No obstante, hoy en día, ocupa el catorceavo lugar dentro de las economías más grandes del mundo –en términos PIB a valores de poder adquisitivo (USA. Central Intelligence Agency, 2014) Esto hace apreciar que, ciertamente, la importancia de dicho país asiático es mayor a lo que implica el tamaño de su territorio y su mercado interno. Lo anterior, gracias a diversos factores, entre ellos su estrategia de aprovechar la globalización y la liberalización del mercado global, de la cual ha sido parte a partir de su adhesión en 1967 al Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT, por sus siglas en inglés).

Como parte de una política comercial que persigue una mayor apertura económica, la República de Corea desde la década de los noventa, y a través de su sector público y privado, ha acrecentado su presencia en los mercados emergentes, destacando de manera particular el caso de América Latina. A principios del año 2000, la región latinoamericana se convirtió en una de las más importantes para Corea del Sur en términos estratégicos. Esto, debido a la riqueza de los recursos naturales en el hemisferio, el fortalecimiento de la clase media de diversos países de la región; y a sus industrias y sus comercializadoras, que importan desde Corea del Sur una buena parte de bienes intermedios y finales.

Las razones anteriores, han llevado a que, de manera específica, las relaciones que sostienen Corea del Sur y la Alianza del Pacífico –integrada por México, Chile, Colombia y Perú- se hayan fortalecido en lo que va de la última década, en gran medida por la apertura económica enmarcada en los tratados de libre comercio (TLC) con los tres últimos países.

El presente trabajo se basa en el estudio y análisis de las relaciones exteriores –y específicamente, comerciales- entre Corea del Sur y los países de la Alianza del Pacífico. Para ello, se abordarán las relaciones de la República de Corea con la región de América Latina en general, con la intención de dar un contexto amplio al tema específico. Posteriormente, se analizará la función de los bloques regionales y el rol de Corea como potencia media, en aras de reforzar las relaciones bilaterales entre Corea y cada uno de los miembros de Alianza del Pacífico.



Relaciones comerciales entre Corea del Sur y América Latina y el Caribe: panorama general histórico y estadístico

Contexto histórico de las relaciones comerciales entre América Latina y el Caribe y Asia-Pacífico.

En la última década, diversos países latinoamericanos han ido incrementando y profundizando sus relaciones con sus homólogos asiáticos, teniendo como gran epicentro a China, el gigante económico de Asia. Sin embargo, otro país de dicha región que se ha interesado en América Latina y que ha logrado a su vez, que dicha región se interese en él, es Corea del Sur. Antes de ahondar en las relaciones comerciales entre la República de Corea y América Latina –específicamente los países de la Alianza del Pacífico-, es menester dar un contexto histórico general de las relaciones comerciales entre América Latina y el Caribe y la región de Asia Pacífico1. Para ello, es clave iniciar por el hito de la liberalización económica latinoamericana, periodo clave para ambas regiones en lo que concierne a su apertura comercial y su política económica.

Después de que la economía mundial entró en recesión en los años 1970s, a causa en parte por la crisis del petróleo que conllevó a un abrupto incremento en los precios de ese producto, un gran número de países latinoamericanos ricos en este energético, se vieron inmersos en una crisis de deuda, llegando ésa a cuadruplicarse en 1983 (Institute of Latin American Studies, 1986). Esta situación orilló a los países de la región a tomar ciertas medidas, entre ellas la apertura económica a través del impulso de la integración económica, primero regional, luego global. Para esto, decidieron buscar y darse acceso a los mercados internacionales, por medio de la liberalización comercial. Fue así que “desde finales de los años ochenta hasta los noventa, la mayoría de los países latinoamericanos redujo sus aranceles de manera radical y unilateral” (Zamorando, 2008) participando de manera activa en la Ronda de Uruguay.

De acuerdo con Won-ho Kim (1998), un aspecto fundamental que influyó en que Corea del Sur prestara más importancia en los aspectos comerciales y económicos de la región latinoamericana, fue precisamente el cambio que llevaron a cabo los países latinoamericanos –debido a la crisis de los 1980s-, al pasar de una estrategia de substitución de importaciones a una de economías orientadas al mercado, por medio de la liberalización de su comercio. A raíz de esto último, se llevó a cabo el impulso del Mercado Común del Sur (MERCOSUR) en 1991, liderado por Brasil y con el acompañamiento de Argentina, Uruguay y Paraguay. Mientras que por su lado, México finalizó un acuerdo para la apertura de sus mercados con Estados Unidos y Canadá, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN); el cual a la postre tuvo un peso considerable en el interés de Corea del Sur por reforzar su relación comercial con México.

Fue de esta forma que el intercambio comercial entre la región de América Latina y los países de Asia-Pacífico se incrementó predominantemente, entre 1980 y 2013. De acuerdo con el reporte “Relaciones Económicas entre América Latina y El Caribe y la República de Corea: Avances y oportunidades” por la Organización de Naciones Unidas & Comisión Económica para América Latina y el Caribe (2015), la tasa anual de crecimiento comercial entre ambas regiones pasó de 1.5% en los años ochenta, a 11% en los noventa, y a 17% entre el año 2000 y 2013. Por otro lado, las exportaciones mensuales desde América Latina con ese destino –Asia-Pacífico- pasaron de un promedio de 5,400 millones de dólares en 2006 a poco más de 16,200 millones de dólares en 2014. En el caso de las importaciones provenientes de Asia-Pacífico, éstas pasaron de 10,600 millones de dólares mensuales en 2006, a 24,600 millones en 2014 (Comisión para América Latina y el Caribe, 2015). Esto nos indica que la balanza comercial entre las dos regiones es más benéfica para Asia-Pacífico que para América Latina y el Caribe; lo anterior, ya que se observa que aunque las exportaciones desde nuestra región hacia Asia-Pacífico han aumentado con el paso de los años; las importaciones desde esta última siguen siendo mayores -en términos de millones de dólares. Esto ayuda a sentar una parte del contexto general de las relaciones comerciales entre los países latinoamericanos miembros de la Alianza del Pacífico –los cuales conciernen a este trabajo- y la República de Corea.



Panorama de las relaciones comerciales entre Corea del Sur y la Alianza del Pacífico.

Hoy en día, podemos afirmar, existe una necesidad mutua entre Corea del Sur y Latinoamérica, específicamente con Chile, Colombia, México y Perú, los integrantes de la Alianza del Pacífico, así como sin duda también con Brasil, quien por razones obvias no participa en este bloque.

La Alianza del Pacífico (AP), es un bloque comercial subregional integrado, hasta el momento, por Chile, Colombia, México y Perú; fundado oficialmente en 2012, partiendo del Acuerdo Marco que entró en vigor el pasado 20 de julio del presente año. Este documento, contiene su visión, objetivos, estructura, así como las pautas para llevar a cabo sus relaciones externas. Los principales objetivos de la AP son, según lo fijado en su propio sitio web oficial (Alianza del Pacífico, 2011), construir de manera participativa y consensuada un área de integración profunda para avanzar progresivamente hacia la libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas; así como impulsar un mayor crecimiento, desarrollo y competitividad de las economías que la integran. En segundo lugar, el objetivo de este bloque es convertirse en una plataforma de articulación política, integración económica y comercial, y proyección al mundo, con énfasis en la región Asia-Pacífico.

Los presidentes de estos cuatro países latinoamericanos han priorizado este bloque en su política exterior. Al día de hoy se han celebrado diez cumbres presidenciales alternando sedes entre los países miembros. Lo más importante de este reciente bloque, es que no es un solo nuevo acuerdo, es más bien la sumatoria de muchos de ellos. La Alianza combina, por un lado la liberalización comercial, así como el avance del desarrollo social y, sobre todo, busca ser de forma muy pragmática un foro, más que una institución. No pretende ser, al lo menos por el momento, un MERCOSUR o un TLCAN.

La Alianza del Pacífico (AP) ha mostrado un interés primordial en las economías más importantes del Este de Asia: China, Corea y Japón. Por su parte, estas tres economías han buscado, sobre todo China y Corea tener una fuerte presencia tanto comercial como política en la región. Corea en particular, ha mostrado gran inclinación por los países miembros de la Alianza, ya que los cuatro países miembros han abierto fuertemente sus economías, en general han crecido económicamente por encima de la media mundial, y principalmente, son ricos en recursos naturales. La Alianza del Pacífico como bloque, constituye la octava economía y la séptima potencia exportadora a nivel mundial, y posee un mercado de unas 214 millones de personas, con un PIB per cápita promedio de 16,500 dólares (en términos de paridad de poder adquisitivo). Además, en América Latina concentra el 50% del comercio total y atrae el 45% de la inversión extranjera directa (IED), aunado a que cuenta con ventajas competitivas en sectores como minería, recursos forestales, alimentos, energía, agricultura, automotriz, pesca y manufactura (“Alianza del Pacífico libera su comercio”, 2014).

De los cuatro países que integran la Alianza del Pacífico, Corea del Sur ha firmado Tratados de Libre Comercio (TLC) con tres de ellos: Chile, Perú, y recientemente -apoyados en el marco de la Alianza-, con Colombia. Sin embargo, México –y a pesar de las buenas relaciones comerciales y la gran inversión extranjera directa de Corea en este país- no ha llegado a finiquitar el acuerdo referente al TLC con dicho país asiático.

Es relevante mencionar que Corea es el tercer socio comercial de toda la región de América Latina y el Caribe –después de China y Japón- en cuestión de exportaciones dirigidas hacia Asia-Pacífico. Y es que, ciertamente, Corea del Sur requiere de la economía de América Latina para proveeduría de energía y minerales estratégicos, tales como el petróleo, crudo, hierro, cobre, entre otros. En la Tabla 1 se pueden observar los cinco principales productos de exportación por parte de los países de la Alianza del Pacífico, hacia la República de Corea, durante el año 2013. Se observa que los países latinoamericanos son abastecedores de recursos agropecuarios y de pescadería, y son plataforma de manufacturas para mercados locales o para ingresar en otros mercados. De igual forma, Latinoamérica es base de realización de infraestructura, incluyendo construcción de plantas de refinería o generación eléctrica; además de ser, como ya se mencionó, un mercado importante de consumidores de productos y de insumos industriales (Kim, 2013). Es por todas estas peculiaridades con las que cuentan dichos países de América Latina, que la Alianza del Pacífico se ha vuelto tan importante para Corea del Sur; y por lo que a su vez, este último país ha tratado de acercarse con los países que más pueden proveerle de dichos minerales y energía, los cuatro de la Alianza del Pacífico más Brasil. Por su parte, los países latinoamericanos están interesados en tener a Corea como un socio y aliado, debido a que es uno de los principales abastecedores e innovadores de tecnología y capital, además de la ayuda que otorga al desarrollo en la región. En términos geopolíticos, Corea empieza a representar un interesante contrapeso al acercamiento de China a la región, y por tanto, una diversificación del comercio llevado a cabo con la región de Asia-Pacífico, y específicamente con el Este de Asia.

Es de mencionarse que las cifras del reporte de la CEPAL enfatiza cómo en el período 2000 a 2013, la canasta exportadora de los países de la Alianza del Pacífico se reprimarizó, tal como se observa con los principales productos exportadores en la Tabla 1. Al principio de la década del 2000, la participación de los bienes primarios era menos de la mitad y los bienes de mediana tecnología todavía representaban 19% del total; pero para el 2013, los productos primarios aumentaron su presencia en las exportaciones. Esto indica que estos países han ido acrecentando su especialización en productos primarios, tales como los minerales de cobre, de plomo, de hierro y sus concentrados, entre otros. En cambio, en las importaciones que hacen dichos países desde Corea del Sur, predominan los bienes de tecnología media, los cuales ocuparon el 44% del total en 2013; y de alta tecnología, que tuvieron 36% del total en el mismo año (Comisión Económica para América Latina y el Caribe, 2015).

En el lapso de tiempo del 2000 al 2013, el comercio entre América Latina –en general- y la República de Corea se ha caracterizado por un gran dinamismo y ha crecido más rápido que el que se tiene con el resto del mundo, por lo que la participación coreana en el comercio total con América Latina aumentó del 1.5% en 2000 al 2.2% en 2013. No obstante, el aumento ha sido más notorio para las importaciones desde Corea (pasaron del 1.8% al 3.1%) que para las exportaciones realizadas hacia dicho país asiático (del 1.1% al 1.3%) en el período ya mencionado. Por tanto, es claro que la balanza comercial entre América Latina y Corea del Sur es deficitaria para nuestra región, teniendo que del año 2000 al 2013 el déficit comercial aumentó de 5 mil millones a 19 mil millones de dólares. Esto pudiese estar relacionado, según la CEPAL (2015), al hecho de que la República de Corea es, de acuerdo al valor del comercio en relación a su PIB -92% versus 39% de ALC, en 2012-, un país más internacionalizado que nuestra región (Comisión Económica para América Latina y el Caribe, 2015).

Con los datos y análisis anteriores, es claro que el fortalecimiento de las relaciones comerciales (medido en el incremento de exportaciones e importaciones entre Corea del Sur y la AP) se ha dado –o se espera que se den-, en parte, debido a los tratados de libre comercio signados con cada uno de los tres países. Esto se analizará más a fondo en el capítulo tercero del presente trabajo. Empero, la cuestión que surge a partir del panorama general de las relaciones comerciales entre la República de Corea y los países de la Alianza del Pacifico, es: cómo Corea ha ido obteniendo más ventajas comerciales (envía más exportaciones a dichos países que las que éstos le envían) y adentrándose cada vez más en la región, obteniendo beneficios no sólo comerciales, sino de peso político y diplomático en Latinoamérica. Lo anterior, se pudiese explicar debido a la funcionalidad que le ha dado Corea al multilateralismo y a los bloques regionales tales como la Alianza del Pacífico, en aras de reforzar sus relaciones bilaterales con los países latinoamericanos miembros de dicho grupo, y sobre todo con México, con quien aún no tiene pactado un TLC.

Los bloques regionales y el rol de Corea como potencia media: medios para reforzar relaciones bilaterales entre Corea y los miembros de Alianza del Pacífico.

El fortalecimiento del diálogo y cooperación en las relaciones bilaterales de cada uno de los países de la Alianza del Pacífico con la República de Corea, se ha dado debido a las relaciones multilaterales que sostiene ésta última -como potencia media-, con los cuatro países latinoamericanos por medio de bloques regionales, organismos y grupos internacionales. Las potencias medias son aquellos países que, debido “a sus dimensiones, sus recursos materiales, su voluntad y capacidad de aceptar responsabilidades, su influencia, y su estabilidad; están en vías de convertirse en grandes potencias” (Holbraad, 1972). Es decir, de acuerdo con Rocha y Morales (2010) las potencias medias forman parte de una categoría especial de Estados centrales y se encuentran posicionadas estructuralmente en el área económica del capitalismo desarrollado, situadas inmediatamente después de las potencias mundiales que conforman, por ejemplo, el Grupo de los Siete más industrializados (el G-7). Se podría decir entonces que, las naciones referidas como potencias medias se encuentran, de manera estructural, entre las potencias mundiales y los Estados menores o periféricos.

En el presente apartado, se dará mayor enfoque al rol que ha jugado Corea del Sur como potencia media, dentro de organismos de cooperación latinoamericanos, específicamente en el bloque de la Alianza del Pacífico. Sin embargo, hay que mencionar también que dicho país asiático es parte de otros organismos regionales tales como: la Comisión Económica para América Latina el Caribe (CEPAL) y el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), en los cuales tiene categoría de cooperador. Mientras que en calidad de observador, Corea del Sur es partícipe en la Organización de los Estados Americanos (OEA), en el Sistema de Integración Centroamericana (SICA), en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y en la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI). En todos estos organismos, Corea ha jugado de igual manera un rol importante, desde desarrollar programas de cooperación para mejorar la calidad del comercio, la inversión coreana e innovación en Pymes; hasta en otorgar donativos y/o apoyos financieros, y brindar capacitación técnica en aras de fortalecer desafíos de desarrollo social.

En lo que respecta a la Alianza del Pacífico, Corea funge como observador y se ocupa de fomentar las relaciones diplomáticas y comerciales con los cuatro países miembros del bloque. La participación de este país asiático en los mencionados organismos latinoamericanos ha tenido una gran influencia positiva en el fortalecimiento de las relaciones regionales y bilaterales con Chile, Colombia, México y Perú. Lo anterior, ya que Corea del Sur ha desempeñando un rol de potencia media con intenciones sinceras –o aparentes- de fungir por medio del multilateralismo, como socio y soporte de países latinoamericanos que gozan de similitudes con ella. Probablemente, si Corea del Sur hubiese tomado la vía bilateral para estrechar lazos con dichos países latinoamericanos, hubiese tardado aún más en fortalecer esas relaciones, al ir cosechando de poco en poco casos aislados de estrechamiento de relaciones con cada país. En cambio, por medio del multilateralismo y de bloques regionales en sí -como la Alianza del Pacífico- Corea ha logrado afianzar cuatro lazos bilaterales, y tres de ellos por medio de un tratado de libre comercio. Y es que, “el multilateralismo en las relaciones internacionales, entendido como un sistema que asocia a varios Estados y que mediante reglas comunes se vinculan con obligaciones iguales y mutuas, es un concepto y una práctica que, si no nueva, sí ha tenido en las últimas décadas un amplio desarrollo…” (Caamaño, 2014, p. 1). Por lo anterior, es que el multilateralismo ha sido utilizado principalmente por potencias medias que buscan socios con similitudes para poder usar dichas características similares en aras de lograr un acercamiento más eficiente y eficaz con otras potencias medias o menores.

La presencia de Corea del Sur en bloques regionales –como la Alianza del Pacífico-, y organizaciones/grupos internacionales -como la OECD y el Grupo de los 20-, ha colocado al país asiático en una posición clave para, por medio de un multilateralismo aplicado, empatar intereses comunes con otras potencias medias. Lo anterior, de frente a la cada vez más fuerte presencia de potencias mundiales como Estados Unidos y China, en diferentes regiones y países; de lo cual América Latina es un claro testigo. Además, de acuerdo con López y Díaz (2012), la diplomacia cultural y la cooperación internacional también han desempeñado un papel estratégico en habilitar los objetivos coreanos, ayudando a que los países vean a Corea simpáticamente, y suavizando las percepciones negativas de ser un país extranjero.

El uso del multilateralismo y los bloques regionales -específicamente la Alianza del Pacífico- como medios para fortalecer relaciones bilaterales, se aprecia de manera más clara en la relación que mantienen México y Corea. Ambos comparten cabida como potencias medias, en bloques regionales e incluso en organismos internacionales, por lo que se apoyan de forma mutua en temas tanto de la agenda bilateral, como multilateral. Por el tamaño de sus economías y el tipo de industrias, México y Corea se pueden entender como economías similares competitivas, pero a su vez, son complementarias en muchos rubros. Ambas son consideradas economías emergentes, siendo miembros del G20, OCDE, APEC y más recientemente del MIKTA –que además engloba a Indonesia, Turquía y Australia-, con altos niveles de industrialización y con un comercio exterior fuerte, motor fundamental de su actividad económica (México. Embajada de Corea, 2014).

Es así que, se hace evidente el método exitoso que la República de Corea ha utilizado para entablar un mayor acercamiento político y comercial, con los cuatro miembros de la Alianza del Pacífico. Lo anterior, se sustenta en el hecho de que, Corea sigue progresando en sus relaciones con dichos países, esto se aprecia de forma destacada con Colombia -con el que acaba de consumar un tratado de libre comercio en 2014- y con México –con el cual sigue en negociaciones de la firma de un tratado de ese tipo. Colombia sería el tercer país de la Alianza con quien Corea consolide un TLC; por lo que se hace necesario abordar también en el siguiente capítulo un mapeo breve de los resultados que los TLC han traído a Chile y a Perú; así como de lo que Colombia espera alcanzar mediante dicho compromiso. La Alianza del Pacífico es entonces, nos permitimos afirmar, la vía que ha venido utilizando recientemente la República de Corea en aras de incrementar su presencia en la región, y asimismo, de ir forjando un vínculo más firme y sólido con el único país del grupo con quien no posee un tratado de libre comercio: México.



Tratados de Libre Comercio: principal herramienta de la política comercial coreana y sus impactos en América Latina

Los Tratados de Libre Comercio: Implicaciones, beneficios y posibles perjuicios.

Para ahondar en el análisis de cómo la República de Corea ha hecho de su principal herramienta de política comercial, la promoción de tratados de libre comercio (TLC), es esencial primero acotar lo que un pacto así implica, y de igual manera, mencionar algunos de los principales beneficios y ventajas que tiene la firma de un TLC. Los tratados de libre comercio, implican –entre otras cosas- el acceso preferencial de bienes y servicios entre los países miembros, lo cual a su vez se logra por medio de la eliminación gradual de aranceles, la simplificación de los trámites para el comercio entre los miembros, la creación de empleos y la promoción de la transferencia de tecnologías.

Algunos de los beneficios que estos tratados traen consigo, son: la eliminación de barreras arancelarias y no arancelarias –dentro de los países miembros- en el comercio de bienes y servicios; aumento del flujo de inversión extranjera en -y por- los países miembros; incremento de la productividad y la competitividad del país, y por tanto de su Producto Interno Bruto (porque se pueden obtener materias primas, maquinarias u otros insumos a costos más bajos); la determinación y fijación de certificados de origen de los productos; el establecimiento de compromisos y procedimientos para solución de controversias; y el decreto de principios que velen por la equidad y protección de cada miembro y sus productos. Esto en cuestiones comerciales, pero en términos de política y diplomacia internacional también los TLC pudiesen impactar positivamente, ya que apoyan a fortalecer y afianzar las relaciones políticas con países que fungen como aliados estratégicos en organismos regionales o internacionales, en materia comercial, política, militar e incluso cultural.

Por otra parte, no hay que dejar de lado algunos aspectos negativos que pudiese traer un TLC a un país. Por ejemplo, en dado caso que los países miembros de éste no prevean correctamente qué sectores de sus respectivos mercados se pudiesen ver afectados por el TLC, entonces se corre el riesgo de que sectores o productos importantes de la economía de un país queden desprotegidos y su desempeño comercial se vea afectado negativamente a causa de un TLC (firmado con un país que, con sus productos, haga menos competitivos los productos nacionales del otro (s) miembro (s)). Es por esto, que este tipo de productos de mayor sensibilidad deben ser protegidos desde el proceso de negociación, con mecanismos de defensa comerciales.

Los tratados de libre comercio como política comercial coreana y sus impactos en América Latina.

En cuanto a política comercial se refiere, la República de Corea ha mantenido una política heterodoxa, con ciertas restricciones al comercio exterior, tales como barreras arancelarias o para-arancelarias para ciertos productos. A su vez, Corea del Sur ha utilizado una estrategia dinámica de promoción de las exportaciones en general, y en lo particular dentro de sectores estratégicos de su economía, manteniendo al mismo tiempo “niveles relativamente altos de protección arancelaria, particularmente agrícola, y de otras barreras a las importaciones; por ejemplo: mediante reglamentos técnicos y restricciones sanitarias” (Comisión Económica para América Latina y el Caribe, 2015, p. 53). Es así que la estructura arancelaria que actualmente sostiene Corea del Sur, es de un nivel alto comparado con los estándares de los países que también son miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Esto se podrá apreciar a continuación, cuando se presente un mapeo breve de las balanzas comerciales de Chile, Perú, Colombia y México; estos dos primeros con un TLC vigente con Corea.

Empero, desde inicios del presente siglo, la República de Corea comenzó un proceso de mayor apertura comercial, por medio de la firma o negociaciones de tratados de libre comercio. A pesar de que la mayor apertura de la República de Corea empezó a principios del 2000, es claro un mayor énfasis a partir del 2003 con el establecimiento por parte del gobierno coreano, de la “Hoja de Ruta para la Promoción de TLCs”. Esta última clasificó previamente la promoción de los tratados de libre comercio con aquellos países con los que negociarían en el corto, mediano o largo plazo. Asimismo, la búsqueda de este tipo de acuerdos por parte de Corea se intensificó con la llegada del décimo presidente de Corea del Sur, Lee Myung-Bak, en el 2008; ya que se implementó como principal política comercial, una estrategia para crear una “red global de tratados de libre comercio” (Cheong & Cho, 2011, p. 130). Ésta se implementó en un contexto de crisis financiera mundial, con el objetivo también de no dejar que el comercio internacional de Corea decayera y poder seguir con el crecimiento económico del país.

Actualmente, Corea cuenta con once tratados de este tipo, siendo el TLC con Chile el que sentó la pauta al ser el primero que se celebró en el año 2004. De igual manera, y en orden cronológico, la República de Corea ha pactado TLC con Singapur, EFTA (Suiza, Liechtenstein, Islandia y Noruega), la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ANSEA), India, la Unión Europea (UE), Perú, Estados Unidos de América, Turquía, Australia, Canadá; y más recientemente en 2014, con Colombia, el cual aún se encuentra en espera de la aprobación del congreso colombiano. Es decir, los tratados de libre comercio han tomado un papel primordial en la política comercial coreana, dentro de un modelo de negociación que se centra en el multilateralismo y la búsqueda por parte de Corea, de aliados y socios estratégicos mediante bloques u organismos regionales e internacionales, tales como la Alianza del Pacífico.

Tratados de libre comercio entre la República de Corea y los países de la Alianza del Pacífico: mapeo breve de resultados.

Tal como se mencionó anteriormente, la República de Corea ha mantenido como principal herramienta de su política comercial, la búsqueda de negociaciones y firmas de tratados de libre comercio. El TLC Chile-Corea entró en vigor en 2004, mientras que el de Perú-Corea lo hizo en 2011. Por otro lado, el tratado Colombia-Corea fue suscrito en 2013, pero entrará en vigor en algún momento del presente año 2015. Estos tres acuerdos gozan de una estructura similar, e incluyen: una desgravación considerable del comercio de bienes –con algunas excepciones en el sector agrícola-, compromisos de apertura en el área de comercio de servicios, inversión y contratación pública, y mecanismos de solución de controversias.

Adentrando en dichos TLC de acuerdo con el reporte de la CEPAL (2015), Chile es el único país en la región que marcó una mejora relevante en su saldo comercial con la República de Corea, pasando de 0.3 a 1.4 mil millones de dólares, en el período 2000 a 2013. En la tabla 2, se puede apreciar además, que Chile logró posicionar a Corea en el lugar quinto entre sus socios comerciales para exportaciones, en 2013. Esto, como clara consecuencia del TLC firmado entre ambos países en el año 2004. Perú, por su cuenta, tuvo a Corea en noveno lugar como destino de sus exportaciones, y en sexto como origen de sus importaciones en 2013; después de que en el año 2000, la República de Corea ocupase el onceavo lugar como fuente de sus importaciones (Véase tabla 2). Es decir, Perú se ha vuelto más dependiente de importar productos coreanos. Por su parte, México fue el país que más incrementó su déficit comercial con el mencionado país asiático, al pasar de 3.4 a 12 mil millones de dólares, en el mismo período 2000-2013. Incluso, México es -de los cuatro países de la Alianza del Pacífico- el que tiene posicionado a Corea del Sur dentro de los cinco principales países de donde más importa productos (Véase tabla 2); luego de que en 2000 Corea ocupase el lugar octavo en dicho rubro para México. Esto sólo confirma que el déficit comercial de los países de la Alianza del Pacífico frente a la República de Corea, se mantiene latente. Lo anterior, ya que a pesar de que dichos países latinoamericanos han aumentado sus exportaciones hacia Corea, ésta última también ha incrementado –y en mayor medida- los productos que envía hacia dichas naciones.

Por otro lado, Colombia estaba –en el 2013- en un rango diferente de relación comercial con Corea. Para Colombia, Corea del Sur ocupaba el trigésimo tercer lugar como destino de sus exportaciones, pero el noveno como origen de sus importaciones. Con esto se puede dar una idea del gran déficit de Colombia en su balanza comercial frente al país asiático. Sin embargo, en 2014, la República de Corea y Colombia, pactaron un Tratado de Libre Comercio que actualmente se encuentra sólo en espera de la aprobación del congreso colombiano para entrar en vigencia. La expectativa con dicho TLC es que, si bien, el déficit comercial que tiene Colombia frente a Corea no desaparecerá, sí se podría reducir al exportar Colombia más productos hacia el país asiático.

México, por su parte, es el único país que no cuenta con un tratado de libre comercio con Corea del Sur. Sin embargo, nuestro país sostiene una red de 11 Tratados de Libre Comercio con 46 países, 30 Acuerdos para la Promoción y Protección Recíproca de las Inversiones (APPRIs) y 9 acuerdos de alcance limitado (Acuerdos de Complementación Económica y Acuerdos de Alcance Parcial) en el marco de la Asociación Latinoamericana de Integración (México. Secretaría de Economía, 2015).

Uno de los principales motivos por los que Corea ha buscado fortalecer cada vez más sus lazos con América Latina, específicamente con la Alianza del Pacífico y Brasil, es porque el gobierno coreano se ha enfocado en promover TLC con economías a las que Corea les exporta. Por ello, la firma de los TLC con Chile, Perú y Colombia, así como el interés de Corea del Sur en pactar en el corto plazo, un compromiso de ese tipo con México. Por otro lado, es evidente que México guarda tratados comerciales con una cantidad considerable de países, pero no con Corea. Este es un aspecto que saca a relucir la cuestión del por qué la República Mexicana y la República de Corea, aún no han podido consumar un TLC, lo cual se analizará en el siguiente capítulo.

El Tratado de Libre Comercio México-Corea: perspectiva y prospectiva de un caso pendiente

Para iniciar este capítulo, es idóneo comenzar explicando el por qué México es un socio comercial estratégico y potencial para países como Corea del Sur. La República Mexicana, debido a su posición geográfica, situada entre el Océano Pacífico y el Océano Atlántico; suele atraer el interés de bloques económicos de América, Europa y Asia. Para Europa y Asia específicamente, México es muy importante debido a su frontera con Estados Unidos de América (EUA), otrora primera economía más grande del mundo –en términos de poder adquisitivo- y la cual aún sigue conservando un gran potencial de consumo. Luego de la firma del Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN) en 1994, México se convirtió en el segundo socio comercial de EUA en términos de dirección de las exportaciones estadounidenses, y el tercero en importaciones desde dicho país (USA. Central Intelligence Agency, 2014).

Es así que, la posición geográfica de México, así como su TLC con América del Norte, aunado a la economía relativamente abierta del país; han convertido a la República Mexicana en un atractivo punto de inversión para empresas de Europa y Asia, y por supuesto, coreanas. Lo anterior, ya que éstas buscan ensamblar sus productos con mano de obra relativamente a bajo costo, y exportarlos al mercado estadounidense primordialmente. Y es que efectivamente “alrededor del 70% de las importaciones mexicanas desde Corea, son insumos [materias primas, productos intermedios o semi-manufacturados] que serán ensamblados en bienes finales para exportarse a Estados Unidos de América” (López & Díaz, 2012, p. 1). Esto le ha dado paso a México, para ser uno de los socios comerciales más buscados por países de Europa y Asia. En consecuencia, países alrededor del mundo, tal como Corea del Sur, han buscado un Tratado de Libre Comercio con el mencionado país latinoamericano. Y particularmente para las industrias automotriz y de autopartes, así como la aeroespacial.

Cabe mencionar que nuestro país es –de los cuatro países miembros de la Alianza del Pacífico- quien más ha recibido -y por mucho- flujos de inversión extranjera directa (IED) proveniente de Corea, a pesar de no contar con un tratado de libre comercio con este país (Véase tabla 3). En el período entre 2007 y 2012 –período en el que los TLCs de Corea con Chile y Perú, ya estaban vigentes-, México recibió 1,137 millones de dólares en IED coreana; mientras que en segundo lugar, Perú recibió sólo 433 millones de dólares. Esto es para considerarse, y relacionarse a su vez, con los argumentos presentados al inicio de este capítulo en donde se plantea la importancia geográfica de México al compartir frontera con los EUA.

Asimismo, sólo entre octubre de 2014 y lo que va de 2015, nuestro país ha recibido más de 1,000 millones de dólares por la inversión de la compañía coreana Kia Motors, en su nueva planta en Nuevo León, ubicada en el norte de México. Esto aunado a una inversión prevista de 1,000 millones de dólares por parte de los proveedores coreanos que le surtirán a la armadora automotriz coreana. Por ende, Corea se ha posicionado como la catorceava fuente de inversión para México a nivel mundial y la tercera a nivel regional, después de Japón y Singapur. Existen en México más de 1,680 empresas con capital de Corea del Sur, y poco más de una decena que son de origen totalmente surcoreano; entre las que destacan Samsung, LG, KORES y Posco (Véase mapa 1).

Además, Corea del Sur es el cuarto consumidor de petróleo y séptimo de energía, así como un importante comprador de minerales naturales y de recursos agrícolas a nivel mundial. Ligado a esto, cabe señalar que a causa de la caída de los precios de bienes primarios, como el petróleo, y otros factores de la economía internacional, tal como la desaceleración de China; se vuelve necesario que México y los países latinoamericanos diversifiquen su base exportadora y sus socios comerciales que tienen en el continente asiático. De acuerdo con Ramírez (2015) en su informe en “Latin Trade”, Corea del Sur ofrece una buena alternativa en virtud de su mercado potencial de casi cincuenta millones de habitantes y con un PIB per cápita superior a los $33,000 dólares. Es por ello que México debe seguir aprovechando el volumen de sus exportaciones de minería y petróleo, pero a su vez, también buscar explorar otras industrias como la de hortalizas y de productos agrícolas, así como de cárnicos y de productos del mar -que hasta la fecha se ha explotado muy poco- considerando que Corea ocupa el décimo lugar de los principales países importadores de este tipo de bienes. Ramírez (2015) afirma que algunos estudios han identificado a Corea del Sur como potencial importador para artículos como café, azúcar, grutas, hortalizas, carnes, pescados, mariscos, flores, tabaco, entre otros. Sin embargo, la República de Corea protege de manera excepcional sus importaciones alimenticias, por medio de muy elevados aranceles y estrictos requisitos de certificación y etiquetaje. Para estos fines, no ayuda el hecho de que México y Corea aún no han concluido la firma de un tratado de libre comercio, que lleve a la consecuente reducción y eliminación de dichos aranceles y requisitos; tópico que se tocará próximamente en este escrito.



México: socio estratégico y lugar clave para la inversión coreana.

Como se ha visto, en varios sectores específicos, las economías mexicana y coreana son altamente competitivas, por lo que se presta una conjugación perfecta para inversiones y cooperación entre empresas. Es menester entonces, el acercamiento de empresarios de ambos países y el facilitar las inversiones, exportaciones e importaciones entre ambos; lo cual sería idóneo que se alcanzara por medio de un Tratado de Libre Comercio.

Tal como se ha mencionado, México ha sido para Corea del Sur, un lugar estratégico para destinar sus inversiones, así como para la exportación de ciertos productos coreanos; lo cual es en parte también a que México tiene acceso preferencial –debido a una serie de TLC- a cuarenta y cuatro países, con más de mil millones de consumidores en conjunto. Corea del Sur empezó a principios de la década pasada, acercamientos más profundos con la República Mexicana ligados al interés de comenzar las negociaciones para un Tratado de Libre Comercio entre ambos. El intento por oficializar una profundización en sus relaciones comerciales se inició durante el sexenio del presidente mexicano Vicente Fox Quesada, y el cuatrienio del presidente Roh Moo-hyun, quienes hicieron dos y una visita oficial –respectivamente- a sus homólogos. El punto de quiebre para dar paso a unas relaciones más estrechas entre Corea y México, fue en el año 2000, al firmarse el Acuerdo de Protección de Inversiones entre México y Corea. Posteriormente, durante la visita del presidente Roh a México, en 2005, fue cuando se acordó iniciar las negociaciones para establecer un tratado de libre comercio (México. Secretaría General Dirección de Relaciones Internacionales y del Protocolo, 2013). Esto se empezó a concretar iniciando con el deseo de firmar un Acuerdo de Complementación Económica en 2006, el cual no se concretó. Posteriormente, en 2007 comenzaron las negociaciones oficiales para un tratado de libre comercio; las cuales se suspendieron un año después, y a partir de entonces se han reanudado y cancelado en varias ocasiones. Actualmente, a pesar de no contar con un TLC, Corea del Sur y México sostienen once acuerdos en diversas materias, tales como: comercio, ciencias, cultura, educación, artes, entre otras.

A pesar de que México y Corea se complementan muy bien en algunos sectores, y de que el país asiático es origen de una considerable inversión extranjera directa (IED) en nuestro país; hay que tomar en cuenta también que, a pesar de la ausencia de un tratado de libre comercio entre ambos países, Corea del Sur está gozando de amplios beneficios en cuanto a aranceles (Véase tabla 3), mientras que México se ve beneficiado principalmente con inversión la cual no impacta directamente en la balanza comercial.

En la tabla 3 se muestra que los aranceles de entrada a México, por ejemplo para productos como celulares y el acero, es de 0% -a pesar de que esto puede, y de hecho ha afectado, a empresas mexicanas-. Entretanto, nuestro país no ve ventajas en la entrada de productos agroindustriales mexicanos al mercado surcoreano, bienes para los cuales hay una amplia área de oportunidad aún sin explotarse debido a los altos aranceles y complicadas restricciones alimentarias del socio comercial asiático.

Oportunidades y prospectiva de un TLC México- Corea: ¿Por qué aún no se finiquita?

Muchas son las cuestiones del por qué no se ha consumado un TLC México-Corea del Sur, a pesar de que las relaciones bilaterales comerciales han estado en auge en los últimos años, y de hecho Corea ha intentado retomar las negociaciones para consumar dicho tratado. Hasta ahora, y máxime con la inversión de la compañía coreana Kia Motors en Nuevo León, se han observado una serie de impactos positivos y negativos. En el lado positivo está que se tuvo una de las inversiones extranjeras directas más grandes que ha tenido el país, y ya históricamente la más importante en Nuevo León. Por otro lado, en el aspecto negativo, se tiene que se ha dado un “Efecto Dragón” (“Sube en AL importación de acero laminado”, 2014) en el que grandes empresas mexicanas como DeAcero han tenido que cerrar algunas de sus plantas por el arribo poco controlado de productos coreanos y chinos que se ofertan por debajo del precio normal de venta, así como por una falta de política industrial que incentive el desarrollo de proveedores nacionales en la cadena de producción de los autos coreanos. También es cierto que en los planes hasta el momento, la empresa coreana no tiene estipulado utilizar acero mexicano para la construcción de sus autos, por lo que está trayendo acero directamente de Corea del Sur. Esta situación ha afectado a las acciones de empresas como DeAcero y AHMSA; pero sobre todo, también ha tenido influencia directa en la pérdida de empleos.

Es claro que hasta ahora, el más beneficiado en el comercio entre Corea y México –a pesar de no contar con un TLC de por medio- ha sido el país asiático. En esto, la Alianza del Pacífico ha jugado un rol primordial como la vía que ha venido utilizando recientemente Corea del Sur en aras de tener una relación más directa y profunda con México, en los ámbitos económicos y comerciales. Lo anterior, ya que al no contar con un Tratado de Libre Comercio con nuestro país, sólo queda la posibilidad de alcanzar acuerdos económicos y comerciales en los foros bilaterales y multilaterales; por medio de un diálogo y colaboración más directa con México. Sin embargo, y dado al contexto de la Alianza del Pacífico, -en el que tres de sus miembros con excepción de México, ya gozan de un TLC con el país asiático en discusión-, Corea ha puesto más atención y esfuerzos en velar por los beneficios comerciales que nuestro país pueda brindarle, mientras que a México le ha propuesto una serie de ventajas, pero que van enfocadas sobre todo a la IED, y no a la reducción de aranceles o barreras como lo que México le ha venido otorgando al país asiático.

Una de las posibles razones por las que aún no se ha consumado un TLC México-Corea, es porque la industria mexicana no quiere que suceda. En 2010, Abel Um, en su calidad de gerente de Inversión Coreana en México de la Agencia de Promoción de Inversión y Comercio de Corea (KOTRA, por sus siglas en inglés) afirmó que los líderes de las cúpulas empresariales del país no quieren un TLC con Corea, ya que no confían en que éste ayude a impulsar el comercio bilateral o la inversión extranjera (“Empresarios dudan sobre beneficios del TLC con Corea del Sur”, 2010). Asimismo, el presidente de del Consejo Mexicano de Comercio Exterior (COMCE), Valentín Díez Morodo, afirmó que a México no le convenía firmar una apertura total con Corea del Sur, sino más bien acuerdos parciales, para así cuidar los sectores sensibles al tiempo de ir aumentando la liberalización de una manera gradual (“Corea quiere TLC; México lo rechaza”, 2010).

Hoy en día, el freno sigue siendo el mismo: sectores empresariales que alzan la voz para argumentar que un TLC con Corea los perjudicaría. Los sectores que son considerados como sensibles, por parte de los empresarios mexicanos, son el sector automotriz, siderúrgico, de petroquímica, textil y del calzado. El temor por parte de los líderes empresariales pudo ya haberse acrecentado a partir de las experiencias presenciadas con la inversión de Kia Motors en Nuevo León. Lo anterior ya que -sin un TLC de por medio entre México y Corea, o México y China- la industria acerera se ha visto afectada por la oferta de productos coreanos y chinos que se venden en el mercado mexicano a precios menores del precio promedio acordado por las empresas mexicanas. Y es que, aún sin un TLC, se puede observar cómo Corea del Sur ha obtenido por parte de México, beneficios con aranceles bajos para sus productos exportados a México, así como con concesiones exorbitantes para las inversionistas coreanos que inviertan en nuestro país.

Si se llegase a firmar un TLC México-Corea, México pudiese potencializar sus exportaciones agroindustriales hacia ese país, así como las exportaciones de autopartes y componentes; esto, con libertad de gravámenes. Asimismo, nuestro país podría obtener lo siguiente: una mayor supervisión y mejor entendimiento de los procesos de apertura, comparados a que si éstos fuesen realizados de manera unilateral. Del mismo modo, México pudiese ampliar la cantidad de productos, que se exportan a Corea, considerando como una ventaja el hecho de que Corea ha puesto en marcha programas de apoyo a sectores afectados negativamente por el aumento de importaciones a causa de la firma de TLC; lo cual se traduce en menos barreras para-arancelarias que impidan a productos mexicanos penetrar el mercado coreano.

Asimismo, hay que recordar que uno de los objetivos primordiales de la Alianza del Pacífico es convertirse en “una plataforma de articulación política, integración económica y comercial, y proyección al mundo, con énfasis en la región Asia-Pacífico” (Alianza del Pacífico, 2011). Para ello, es necesario que los cuatro países que integran la Alianza se encuentren en el mismo nivel comercial –en términos de acuerdos comerciales- con sus principales socios en Asia-Pacífico. Es por esto que, a consideración de esta investigación, eventualmente –y si es que la Alianza del Pacífico quiere realmente consolidarse como una plataforma de inserción a la región asiática ya mencionada- México tendrá que volver a discutir y pensar en tener que firmar un tratado de libre comercio con la República de Corea. Esto, en aras de que los cuatro países latinoamericanos puedan fungir verdaderamente como un bloque sub-regional de integración económica y comercial enfatizada en países de Asia-Pacífico. Además, con la gigante inversión de Kia Motors en Nuevo León, se han venido observando una serie de impactos que pudiesen tornarse aún más negativos de lo que parecen. Es por ello que debe considerarse la consumación de un tratado de libre comercio, en donde, oficialmente, ambos países queden sujetos a obedecer ciertos compromisos comerciales que sean benéficos –en la misma medida- para ambos países. Esto, ya que hasta ahora, no sólo se tiene un déficit en la balanza comercial con Corea del Sur, sino también en las ventajas comerciales obtenidas por medio de la relación bilateral.



Consideraciones finales

Las relaciones entre la República de Corea y los países de la Alianza del Pacífico, han estado ligadas mayoritariamente a cuestiones comerciales y económicas. No obstante, la mayor presencia de Corea ha resultado, en cierto sentido, conveniente para la región latinoamericana en general, y estos cuatro países en particular. Lo anterior, ya que para países considerados exportadores de materias primas y productos semi-manufacturados, tales como Chile, Colombia, Perú y México, es conveniente tener un segundo aliado estratégico, –comercial y político- además de China, en la región de Asia-Pacífico; con mayor razón a partir de que uno de los objetivos de la Alianza es precisamente la inserción de sus mercados en dicha región asiática.

Además, el incremento de la presencia de Corea en la Alianza del Pacífico, ayuda en cierta forma a no crear una dependencia de los países latinoamericanos con China. Y es que, por su lado, la República de Corea ha sabido relacionarse fácil y exitosamente con países en América Latina, manteniendo un perfil caracterizado por ser una potencia media, con una historia económica exitosa y que ofrece su apoyo –económico, de capacitación, etc.- a otros países con características similares a las suyas, y/o con intereses compartidos.

Por otro lado, para países como México, es conveniente fortalecer la Alianza del Pacífico y los lazos estrechos que ésta logre crear con socios en Asia, aparte de China. Esto, debido a que potencias medias como Brasil, están adquiriendo un rol como líderes regionales sustentado no sólo en el tamaño de su economía nacional en sí, si no en las relaciones estrechas que sostiene con el país asiático que funge como la primera economía el mundo. Si México quiere buscar un contrapeso al liderazgo regional de Brasil, debe seguir prestando la suficiente atención al progreso de la Alianza del Pacífico, y las relaciones y lazos de ésta con países de Asia-Pacífico considerados también como potencias medias –tal como Corea del Sur- y los cuales persigan objetivos similares y/o estén dispuestos a compartir sus experiencias exitosas previas, con las potencias medias latinoamericanas.























Tablas

País

Suma de 5 productos

Primero

Segundo

Tercero

Cuarto

Quinto

México

57.9

Minerales de plomo y sus concentrados

28.5

Minerales de Cinc y sus concentrados

12.9

Automóviles para transporte de personas

5.8

Los demás semiproductos del hierro o acero

5.4

Minerales de plata y sus concentrados

5.3

Chile

77.6

Minerales de cobre y sus concentrados

35.7

Cátodos y secciones de cátodos de cobre refinado

27.3

Cobre sin refinar; ánodos de cobre para refinado electrolítico

7.7

Pasta química de madera

4.2

Uvas frescas

2.8

Colombia

79.9

Ferroníquel

22.9

Aceites crudos de petróleo o de minerales butuminosos

22.6

Café sin tostar, sin descafeinar

20.6

Desperdicios y desechos de cobre

8.3

Los demás desperdicios y desechos, de aceros aleados

6.3

Perú

85.4

Minerales de cobre y sus concentrados

26.3

Minerales de plomo y sus concentrados

19.4

Gas natural licuado

17.9

Minerales de cinc y sus concentrados

13

Minerales de plata y sus concentrados

8.7

Tabla 1: Alianza del pacífico: cinco productos principales de exportación a la república de corea, 2013) (en porcentaje de las exportaciones totales.



Fuente: Elaboración propia con datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, 2015.





Tabla 2: Posición de la República de Corea como socio comercial de los países de la Alianza del Pacífico. Período 2000-2013.


País

Exportaciones

Importaciones

2000

2013

2000

2013

México

21

16

6

4

Colombia

29

33

14

9

Chile

8

5

8

6

Perú

12

9

11

6

Fuente: Elaboración propia con datos de la Korea International Trade Association (KITA)


Mapa 1: Compañías coreanas en México

Fuente: México. Embajada de Corea (2014).


Tabla 4

Impuestos a productos coreanos por parte de México

Fuente: (“México y Corea del Sur: seis años de un TLC fallido”, 2015)



Referencias

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Bibliografía

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Notas

* Director, Centro de Estudios Asiáticos, Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL). Correo electrónico: renato.balderramas@uanl.mx

* Coordinadora del Korea Foundation e-School program- Universidad Autónoma de Nuevo León. (UANL). Correo electrónico: ana_karen1054@hotmail.com

1

Para fines de este ensayo, “Asia-Pacífico” se refiere a: Australia, Brunei Darussalam, Camboya, República Popular China, República de Corea, Filipinas, Hong Kong, Japón, Laos, Tailandia, Taiwán, Indonesia, Malasia, Myanmar, Nueva Zelandia, Singapur, y Vietnam


Artículo recibido: 15/08/2015 Artículo aceptado: 28/11/2015

MIRÍADA. Año 8 No. 12 (Ene-Dic 2016) p. 53-76

©Universidad del Salvador. Facultad de Ciencias Sociales. Instituto de Investigación en Ciencias Sociales (IDICSO). ISSN: 1851-9431