Gonzalo, M. (2002). India from Latin America. Peripherisation, statebuilding, and demand-led growth. Routledge, 291 páginas.

 

En 1974, luego de que la India detonara exitosamente un explosivo nuclear, los medios del mundo señalaron a la Argentina como el siguiente y garantizado proliferador. Es que ambos países compartían grandes similitudes: habían apostado por una tecnología nuclear con base en el uranio natural, solían tener una retórica no alineada y coincidían en denunciar las desigualdades de facto y de iure legitimadas por el régimen internacional de no proliferación (Hurtado, 2014). Aunque la sombría predicción no se cumplió, llama la atención que ambos países hayan estado casi en pie de igualdad en términos de parámetros tecnológicos, sobre todo cuando hoy el panorama es tan distinto: mientras la India recupera un rol relevante en la política internacional, Argentina —y América Latina— parecerían hundirse en la irrelevancia.

En este marco se registran dos fenómenos contradictorios. Por un lado, en términos de relaciones bilaterales, la India ha exportado en los últimos años más productos hacia Brasil y Guatemala que a Camboya, Japón o Tailandia. De manera similar, el país asiático ha sido un destino más importante para muchos latinoamericanos y caribeños que sus tradicionales socios europeos (Díaz Granados, 2023). En particular, en 2022 la India se constituyó en uno de los principales socios económicos de Argentina (junto con Brasil, Estados Unidos, China y Chile) (Zelicovich, 2023). Y sin embargo, por otro lado, sabemos muy poco sobre ella.

Así, es tentador pensar en los abismos que separan estas dos realidades como obstáculos a la hora de elaborar una perspectiva que permita resaltar los puntos en común y las lecciones que una región como Latinoamérica puede extraer de la India. No obstante, a pesar de las dificultades, esta es la tarea que busca emprender el libro de Manuel Gonzalo, “India from Latin America. Peripherisation, statebuilding, and demand-led growth”. Doctor en Economía por la Universidad Federal de Rio de Janeiro (Brasil) y Magíster en Economía y Desarrollo Industrial por la Universidad Nacional de Quilmes (Argentina), Gonzalo se propone en estas páginas no solo llenar los vacíos de conocimiento acerca de la India y su paso de periferia a global player sino, además, hacerlo desde una mirada de largo plazo que incorpora perspectivas latinoamericanas de desarrollo económico y científico-tecnológico. Además, lo hace desde una perspectiva que, como reconoce el propio autor, busca evitar caer en el chauvinismo conceptual latinoamericano, para lo cual incorpora vastas lecturas de autores indios.

Consecuentemente, el objetivo que vertebra el libro se centra en acercar un mayor entendimiento de la India desde una perspectiva latinoamericana, al tiempo que busca generar una contribución en un área de vacancia que urge abordar, especialmente dada la relevancia que, como se mencionó, India tiene en la actualidad. “En términos más generales”, afirma el autor, “esperamos que este libro ayude a fortalecer el diálogo sobre desarrollo económico entre los académicos del Sur Global” (Gonzalo, 2022, p. 1).

Para ello, el libro se divide en nueve capítulos organizados en tres partes. El Capítulo 1 se centra en explicar el diseño teórico-metodológico, que es abarcativo y amplio, puesto que presta atención a diversas perspectivas, desde las tecnoeconómicas hasta las geopolíticas, atravesadas por la configuración centro-periférica, lo que resulta en un gran esfuerzo intelectual. En especial, porque no le escapa —no le teme— a la complejidad a la hora de abordar una multiplicidad de aristas de manera simultánea y en un periodo extendido de tiempo (unos cinco siglos), con lo cual se constituye en una investigación escrita por un economista, pero que lidia también con los aspectos políticos, internacionales y tecnológicos de procesos históricos en el largo plazo.

Por su lado, los capítulos 2, 3 y 4 conforman la primera parte del libro que se detiene en el proceso de periferización de la India. Aquí se describe cómo la India pasó de convertirse en un centro neurálgico del comercio internacional (proveyendo de la seda, la pimienta negra, la porcelana, el incienso y más tarde textiles de algodón que viajaban a Europa a través de la Ruta de la Seda) a un objeto de disputa entre distintos actores europeos. En este punto es interesante destacar cómo, al igual que sucedió en América Latina y otros continentes colonizados, la condición centro-periférica de este territorio se evidenció en la forma en que su propio destino fue determinado por las dinámicas de la competencia entre grandes potencias europeas. Especialmente, a partir de la llegada de los portugueses —con su avanzada tecnología armamentística y naval—, lo que les permitió el control de las vías marítimas y comerciales del océano Índico, que luego dio paso al control neerlandés y más tarde al británico. Estas dinámicas no solo ilustran los cambios de hegemonía europeos, sino además la emergencia y consolidación de las transformaciones capitalistas (mercantilistas primero, e industriales después) que acompañarán también a los nuevos actores emergentes de estos procesos: las compañías de las Indias Orientales, las primeras empresas transnacionales.

El tercer capítulo permite además comprender la necesaria interacción de factores domésticos en estos procesos, como por ejemplo, el papel que el Imperio Mogul desempeñó en la penetración francesa y británica a partir del siglo xviii. Finalmente, el proceso de periferización no puede entenderse si no se considera la transformación estructural y la desindustrialización que sufrió la India a manos de las potencias europeas. Después de todo, como bien afirmó el historiador Eric Hobsbawm (1982), la India fue fundamental para sostener la expansión de la segunda industrialización británica, tanto por su rol en la absorción de excedentes de algodón como destinataria de vías y ferrocarriles ingleses.

Por su parte, el capítulo 4 resume el camino recorrido en los dos capítulos anteriores, a través de la transformación de la India de centro regional a periferia global, en clave comparativa con lo sucedido en América Latina. Nuevamente, a pesar de las grandes diferencias entre ambos territorios (Latinoamérica nunca tuvo el estatus de polo regional ostentado por la India hasta la llegada de los europeos), pueden registrarse algunas similitudes que es posible resumir en la idea de Ferrer (1996), según el cual la historia de las periferias pareciera ser un constante proceso de inserciones internacionales dependientes determinadas por las necesidades cambiantes de los centros.

Pasado este primer periodo de periferización, la segunda parte del libro se dedica a comprender los inicios del proyecto que pretendió sacar al país de su posición subordinada a partir de su independencia de Gran Bretaña. Así, esta sección que engloba los capítulos 5 y 6 recorre los procesos de planificación que guiaron la configuración del estado indio y la conformación de su sistema nacional de innovación (SNI) durante la Guerra Fría. Aquí se evidencia cómo la Primera y la Segunda Guerras Mundiales permitieron que emergieran las primeras expresiones de una industrialización por sustitución de importaciones (ISI), una economía mixta, y una fuerza militar india, que serían clave para el establecimiento del SNI. Ello resultó también en un mayor protagonismo del estado en procesos económicos, en la transformación de India en un actor geopolítico nuevamente relevante, y en su establecimiento como productor de armamentos, además de constituirse en una base desde la cual europeos y americanos pudieron desplegar su diplomacia hacia la región. 

Asimismo, aquí también se ponen en evidencia algunos paralelismos y diferencias con los procesos propios de América Latina. En primer lugar, se muestra la fuerte vinculación entre las ideas de independencia y modernización con las de avance tecnológico en la India, algo también presente en América Latina durante la Guerra Fría (aunque en el caso indio con un fuerte componente relacionado con la conformación de un estado independiente, una gran diferencia con nuestra región). Además, en ambas regiones pareció primar durante un buen tiempo un modelo científico-tecnológico de tipo top-down, lineal y fuertemente sostenido en el desarrollo de ciencia básica. Otro punto de contacto entre los dos territorios tiene que ver con los debates en torno al sistema científico y tecnológico: ambos experimentaron discusiones acerca de la brecha entre países centrales y periferias, y sobre la autonomía e independencia tecnológicas, lo que tuvo su correlato en procesos de endogenización y de ISI (aunque pareciera que la India comprendió mejor el rol de la promoción de exportaciones de alto contenido tecnológico en este aspecto). En este punto es fundamental resaltar primero la relevancia adquirida por la tríada nuclear-espacial-militar y segundo, el influjo que el incierto contexto geopolítico propio de la Guerra Fría ejerció sobre el SNI, algo ausente en América Latina. El protagonismo de la India en el Movimiento de los No Alineados (NOAL) le permitió tejer relaciones colaborativas tanto con Occidente como con la Unión Soviética, lo cual la habilitó para ser receptora de tecnología clave para sus desarrollos.

Por otro lado, la tercera parte, que comprende los capítulos 7 a 9, sigue un esquema similar a las anteriores (con un capítulo que nos brinda el contexto, uno más abocado a aspectos domésticos y un capítulo de cierre y comparación con América Latina) y discute el periodo iniciado en 1991 con la implementación de la Nueva Política Económica (NPE), consistente en procesos de liberalización. Para ello, Gonzalo analiza el contexto global que influyó en su diseño, que incluye la caída de la Unión Soviética, el influjo del Consenso de Washington y la creciente alianza con Occidente, la influencia regional de las transformaciones experimentadas por los Tigres Asiáticos y la posterior consolidación de China como superpotencia. En el plano doméstico se enfoca en el ascenso al poder del BJP (partido del actual primer ministro, Narendra Modi) y las transformaciones económicas indias, en parte debido al boom de exportaciones del sector de servicios, con protagonismo de las tecnologías de la información (IT), y la posterior profundización de las heterogeneidades estructurales. Finalmente debate sus implicancias desde la perspectiva del crecimiento impulsado por la demanda, aspecto no tan explorado por la literatura disponible.

Una de las principales conclusiones de esta sección es que el marcado crecimiento indio de los últimos años no se debió tanto a los procesos de liberalización, sino a un conjunto de factores que tienen como hilo conductor el rol del consumo doméstico y, en menor medida, el del gobierno, a partir de inversiones en infraestructura energética y urbana, de programas estatales de acceso a la vivienda, del incremento de acceso al crédito, del aumento de la construcción y del enorme influjo de las remesas de la diáspora india provenientes principalmente del mundo anglosajón.

Sin embargo, este proceso también tuvo algunas particularidades y sombras. Entre las primeras puede considerarse, por ejemplo, que el gobierno indio no avanzó sobre la privatización de algunos sectores considerados estratégicos, como el nuclear, y que incluso mantuvo una participación sostenida en la economía. Entre las sombras se registra la cada vez mayor dependencia de la importación de energía que asola a la India, así como la gran heterogeneidad estructural, que reafirma la convivencia de imágenes contrapuestas y contradicciones marcadas. Como lo resume Gonzalo en las conclusiones del libro, la paradoja de “la luna y el ghetto” (también evidente en la metáfora del Belindia) le calza a la India como un guante: en ella coexisten enormes programas de big science como el nuclear o el espacial, con un tercio de la población sin acceso a baños ni agua potable.

En definitiva, el libro de Gonzalo se constituye en un escrito fundamental para pensar a la India desde América Latina y para extraer lecciones sobre posibles políticas a implementar, y obstáculos a evitar. Asimismo, invita a complejizar y repensar ciertas ideas preconcebidas, por ejemplo, la linealidad que solemos atribuirle a la relación entre ciencia y desarrollo. La India es el mejor ejemplo de cómo la ciencia y la tecnología son condiciones necesarias, pero no suficientes, para alcanzar una inserción internacional exitosa si no existen programas redistributivos y fuerte vinculación con la resolución de problemas domésticos, lo que queda ilustrado en las reflexiones en torno al poco vínculo que la ciencia de las élites y las castas superiores tuvieron con las necesidades de las inferiores.

Asimismo, como se dijo, esta investigación deja en claro la imposibilidad de pensar procesos tecnoeconómicos e históricos de largo plazo sin darle relevancia, además, a la arista geopolítica, así como el rol que la política exterior tiene al momento de insertar al país en un contexto internacional complejo y fragmentado. En el primer caso hay una clara diferencia entre las situaciones latina e india, puesto que nunca ocuparon la misma posición en las consideraciones geopolíticas de las grandes potencias y no experimentaron los mismos procesos de auge, decadencia y reemergencia. A su vez, esta diferencia en términos geopolíticos también ayuda a entender divergencias en los desarrollos de sus SNI: mientras que Latinoamérica nunca tuvo grandes incentivos para la escalada armamentística (al menos en la segunda mitad del siglo xx) por estar bajo el “escudo protector” estadounidense, y por lo tanto, no experimentó un proceso de desarrollo militar que se trasvase a otros sectores económicos[1], la India impulsó sus proyectos de big science y militares gracias a factores como i) su papel como colonia estratégica durante las dos guerras mundiales, ii) su protagonismo como miembro de los NOAL, lo cual la habilitó a cooperar con los dos bandos de la Guerra Fría, y iii) la sombra de un ascenso chino cada vez más marcado. A pesar de todas estas enormes diferencias, Latinoamérica ciertamente podría extraer una lección o dos de algunas prácticas indias, y seguramente podría plantearse fortalecer el vínculo entre ambas regiones, como en las áreas de energía y alimentos, donde estos territorios son complementarios.

En definitiva, India from Latin America… demuestra que muchos de los marcos teóricos que han emergido en esta región son útiles para analizar lo que sucede con la India, lo cual sugiere que, más allá de las enormes diferencias existentes entre ambos territorios, parecieran existir ciertos desafíos compartidos. De esta forma, el libro abre la oportunidad a futuras agendas de investigación comparativa entre ambas regiones, y a la posibilidad de pensar en soluciones colaborativas a desafíos comunes y conjuntos.

Ferrer comentaba, en su célebre Historia de la Globalización, que mientras los centros habían sido sujetos de la historia, las periferias se habían constituido en sus objetos (Ferrer, 1996). La India pareciera haber encontrado un camino que la está ayudando a comenzar a ser sujeto de la historia y recuperar su relevancia perdida. ¿Podrá América Latina extraer lecciones de ello?

 

Nevia Vera

Centro de Estudios Interdisciplinarios en Problemáticas Internacionales y Locales (CEIPIL) – Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN) – CONICET

 

Referencias

Díaz-Granados, S. (2023). El gran potencial de la relación entre India y América Latina. Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe. https://www.caf.com/es/conocimiento/visiones/2023/05/el-gran-potencial-de-la-relacion-entre-india-y-america-latina/

Ferrer, A. (1996). Historia de la Globalización I. Fondo de Cultura Económica (FCE).

Hobsbawm, E. (1982). Industria e Imperio. Editorial Ariel.

Hurtado, D. (2014). El sueño de una Argentina atómica. Edhasa.

Zelicovich, J. (2023). Una política exterior para la Jungla. Argentina en el contexto internacional. Nueva Sociedad, 308, 155-166.

 

 

 

 



[1] Aunque se podría pensar en algunas excepciones como la Argentina de Juan Domingo Perón o el Brasil de la década de los 1960 y 1970, fueron procesos obturados y discontinuados.