Oviedo, E. (2023). Relaciones internacionales en tiempos de auge chino y declive argentino 中国崛起和阿根廷衰落时期的国际关系. Areté Grupo Editor, 408 páginas.
Comprender el mundo actual y las relaciones de poder que lo sostienen es clave para cualquier país que busca realizarse. En palabras de Oviedo, esta “realización” a la que nos referimos se traduciría en una modernización económica y en el desarrollo de una política exterior afín que, en el caso de la República Argentina, posibilitaría su ascenso internacional dejando atrás su estado actual de supervivencia en la periferia. Es así que el libro Relaciones internacionales en tiempos de auge chino y declive argentino busca brindar herramientas para entender el funcionamiento de las relaciones internacionales y, en consecuencia, pensar y actuar en pos de un desarrollo nacional “con características argentinas”.
En este marco, como primer paso Oviedo propone el ejercicio de identificar y distinguir entre el sistema internacional[1], el orden internacional[2] y las políticas exteriores que los países despliegan en cada una de estas dimensiones. A su vez, el autor da un paso más allá al diferenciar los cambios de sistema de los cambios en el sistema, y los cambios de orden de los cambios en el orden. Para ello, dedica el Capítulo I y II a analizar el sistema internacional y el orden internacional respectivamente, subrayando que se trata de dos categorías de análisis distintas, comúnmente confundidas por los estudiosos de las relaciones internacionales.
El libro se consolida como un manual para la disciplina, realizando un recorrido por la historia de las relaciones internacionales para estudiar diacrónicamente las modificaciones ocurridas en estas categorías. Respecto al sistema internacional, explica que este cambia cuando se modifican sus componentes —unidades interactuantes, estructura y principio ordenador—. Aquí el autor repasa las principales características del sistema tributario chino, del medieval europeo y del westfaliano, analizando sus principales componentes y sus remplazos consecutivos. Asimismo, subraya su diferencia con los cambios en el sistema:
A diferencia de los cambios de sistema, los cambios en el sistema son alteraciones que no transforman radicalmente los elementos constitutivos del sistema. Aquí sucede una pléyade de hechos, acontecimientos o procesos, desde pequeñas modificaciones que a diario suceden en el sistema hasta aquellas de gran magnitud que no logran su transformación, como el cambio de orden, el colonialismo ( … ). (Oviedo, 2023, p. 45)
El segundo capítulo está dedicado a explorar la naturaleza de los siete órdenes mundiales y sus respectivos subórdenes (desde 1648 hasta la actualidad), argumentando que “los órdenes cambian cuando cambian las capacidades de poder de los Estados y su legitimidad” (Oviedo, 2023, p. 192). Además, Oviedo identifica los hitos políticos que han producido modificaciones en los órdenes internacionales, pero sin llegar a cambiarlos.
Finalmente, con el objetivo de comprender el sistema y el orden internacional en movimiento, en el Capítulo III se toman las políticas exteriores de los Estados Unidos y de la República Popular China (RPC) para dar cuenta de cómo estas grandes potencias han actuado en cada una de estas dimensiones. Para ello, las políticas exteriores llevadas a cabo por los Estados son clasificadas como 1) conservadoras del orden internacional (a través de acciones conservadores, políticas de contención y guerra, por ejemplo); 2) revisionistas del orden internacional (total o parcial); 3) antisistémicas (cambian el sistema).
Aquí se genera un análisis interesante que alimenta uno de los grandes debates contemporáneos dentro de la disciplina, el futuro del orden internacional. China y Estados Unidos entran en tensión producto de un creciente poderío chino en contraposición a un Estados Unidos que pretende conservar un orden internacional de primacía estadounidense. En este marco plantea preguntas clave: ¿Es China una potencia que pretende conservar el orden internacional actual? ¿Es una potencia revisionista que pretende hacer reformas en el orden internacional sin cambiarlo? ¿O es una potencia que despliega políticas antisistema que pretenden cambiar el orden y sistema internacional constituyendo un nuevo tipo de relaciones internacionales? Oviedo argumenta que desde 1945 China ha sabido aprovechar los órdenes internacionales de turno desplegando políticas tanto conservadoras como revisionistas. Así, la RPC ha jugado y juega entre mantener el orden vigente y revisarlo parcialmente sin llegar a desafiar las reglas del orden internacional y mucho menos del sistema. Es por ello que podemos ver a China mantener una correlación entre su crecimiento armamentístico y su crecimiento económico, responder simétricamente a las sanciones estadounidenses y sostener una neutralidad benevolente ante conflictos como el de Rusia y Ucrania. La razón de estas políticas conservadoras del orden mundial, argumenta Oviedo, es que el orden no entra en conflicto con el interés nacional de China.
Ahora bien, China podría revisar radicalmente el orden y sistema internacional cuando estos se interpongan a su interés nacional. En este sentido, se debe prestar especial atención a la visión teológica de China, la cual podría buscar cambiar las relaciones internacionales —y por ende, de poder— configurando un nuevo orden y sistema. La política de la “Comunidad de Destino Humano” es una expresión ideológica del interés nacional de China” (Oviedo, 2023, pp. 240-241) enmarcada en una cosmovisión confucianista que, a largo plazo, podría impulsar a China como hegemón y configurar un nuevo paradigma. A diferencia del Proyecto de la Franja y la Ruta, la Comunidad es una política abstracta y desconocida en el mundo de la academia, ya que aún no hemos visto su implementación empírica. Por lo que, al intentar comprenderla, Oviedo se sumerge en un aspecto clave y poco explorado a la hora de pensar el actual panorama internacional y su devenir.
En consecuencia, el autor argumenta que luego de alcanzar su estatus de gran potencia, China pretendería difundir sus doctrinas de pensamiento alrededor del globo y es a través de la Comunidad de Destino Humano que promueve sus valores. Es así que la Comunidad sostiene que las personas y los Estados deben priorizar valores como el comportamiento moral y la benevolencia por encima de sus intereses. Se basa en premisas metafísicas para afirmar que el destino no es algo controlable por las personas, sino que está escrito por el Cielo y solo aquellos que entiendan el destino y actúen en beneficio del prójimo serán apoyados por el Cielo. Esto claramente contrasta con los valores y cosmovisiones que priman en el actual sistema internacional westfaliano, construido con base en el pensamiento occidental realista de Maquiavelo —donde los intereses materiales son los que priman—. Por ello, el autor argumenta que
la Comunidad es contradictoria con el sistema internacional y forma parte de la construcción ideológica de la hegemonía china en búsqueda de cambiar, no solo el vigente orden mundial, sino también el sistema internacional, si es posible hacia una versión supranacional. (P. 241)
Así, la Comunidad busca resurgir las bases confucianas que dieron origen al sistema tributario chino, produciendo confrontaciones entre cosmovisiones, valores y sistemas, y reabriendo un debate entre lo internacional y lo supranacional. Es este sentido, no queda claro si China pretende crear un nuevo tipo de relaciones internacionales o cambiar las existentes por un sistema símil al tributario chino extinto. Sea como fuere, políticas como la Comunidad de Destino Humano provocan incertidumbre en la comunidad internacional y ubica a la política exterior china en una nueva categoría: revolucionaria, antisistémica.
Cabe mencionar que Oviedo da un paso más allá al analizar los discursos del presidente Xi Jinping, demostrando que la Comunidad toma conceptos tradicionales chinos y marxistas, para operar como poder blando bajo la promesa de beneficios y ganancias a los países que participen y cooperen. Por lo que la Comunidad de Destino Humano termina basándose no solo en valores neoconfucianos sino también en intereses, resultando en lo que el autor denomina como una Comunidad de intereses.
En contraposición a este apogeo chino, se encuentra la decadencia argentina. Mientras que China pasó de la periferia al centro, Argentina pasó del centro a la periferia. Ante este panorama internacional, Oviedo explora en el capítulo V cómo Argentina puede producir su ascenso internacional e interrumpir el decrecimiento de poder. El autor argumenta que la clave se halla en la interrelación de la modernización económica —el sistema político— y la política exterior; dado que modernizar implica expandir el dominio del sistema político, lo que significa mayor control sobre los recursos y mayor respaldo para la política exterior de un país (p. 268). Argentina, al estar en decadencia, se encuentra ejerciendo una política contractiva del poder por lo que, para salir de esta posición, debe incrementarlo mediante la modernización, ya que es un factor que maximiza el poder, permitiendo expandir el sistema político.
Además de esta variable interna, el autor se refiere a las condiciones externas necesarias para salir de la decadencia, argumentando que “la política exterior de un país periférico y decadente en búsqueda del ascenso internacional debe propender a generar las condiciones externas de viabilidad internacional al tipo de modernización y régimen político instaurados” (Oviedo, 2023, p. 273). En este sentido, Argentina debe saber aprovechar la contracción de otros Estados —como por ejemplo lo hizo China al aprovechar el declive de los EE. UU—. En síntesis, se debe prestar atención a la capacidad interna (modernización y sistema político) y a la viabilidad internacional (capacidades materiales y espirituales de la unidad política en el plano internacional, en un momento histórico determinado) y trabajar en ambas dimensiones en pos de ascender en el plano internacional.
Con respecto a esta relación interdependiente de modernización-sistema político-política exterior es que a lo largo del capítulo V se estudian las experiencias de modernización de China y Taiwán en comparación con la experiencia argentina. China y Taiwán se modernizaron bajo modelos autoritarios e incluso bajo un régimen colonialista —como es el caso taiwanés—; en contraposición, los gobiernos constitucionales argentinos asumen la modernización al mismo tiempo que intentan consolidar un régimen político democrático. Si bien la modernización asiática se produjo en un régimen político distinto al argentino, Oviedo sostiene que las pautas de política exterior implementadas por los países asiáticos pueden ser tenidas en cuenta por Argentina para delinear su propio proceso[3]. Sin ánimos de imitar, pero sí de conocer cómo lo hicieron otros, es que el libro alimenta la idea de desplegar “un desarrollo con características argentinas” en democracia, proponiendo al mundo una modernización pluralista, democrática e incluyente, funcional a la modernización en países democráticos.
Con base en la puesta en diálogo de los procesos de modernización de estas naciones, en el capítulo final del libro se realiza un recorrido por la historia de las relaciones sinoargentinas. Para ello, se segmentan los años de vinculación sinoargentina en función de su dinámica política para analizar sus cambiantes relaciones de poder y las políticas exteriores bilaterales llevadas a cabo en cada momento histórico. Oviedo identifica tres períodos parteaguas en la relación bilateral: preponderancia argentina (1909-1945); relativa simetría (1945-1998); preponderancia china (1998-actualidad). Estos periodos se correlacionan con las fases de desarrollo y la naturaleza de la política exterior tomada por Argentina y China, respectivamente. Por su parte, Argentina mutó de actor preeminente en el siglo xx (etapa de apogeo de 1909-1945) a país en decadencia (1945-1998) y, finalmente, a una actual etapa de agudización de la decadencia (1998-…). En materia de política exterior, Argentina fue revisionista del orden internacional hasta 1945, pero comenzó a implementar una política exterior contractiva dese 1945 hasta la actualidad. En cambio, China implementó una política contractiva desde la Primera Guerra del Opio hasta mediados de los 60, para luego llevar a cabo una fase expansiva que acompañó a las altas tasas de crecimiento económico.
Se puede observar, entonces, un cruce de tendencias contradictorias en el poder de ambas naciones. Actualmente la asimetría de poder se despliega en múltiples aristas —desde la balanza comercial[4] hasta en aspectos más simbólicos, como los protocolares—. Frente a la etapa actual de preponderancia china, de agudización de la decadencia argentina y de expansionismo chino, el libro nos lleva a preguntarnos ¿de qué manera Argentina puede cambiar esta tendencia relacional para con China?, ¿qué acciones debería implementar para favorecerse de su vinculación con la RPC?
Oviedo responde a estos interrogantes argumentado que:
Es claro que en la relación con China significa cortar el circulo vicioso y pasar al círculo virtuoso. Para ello, es menester revertir los déficits en la balanza comercial, a través del incremento de las exportaciones, lo que requiere echar mano a otros commodities, ya que los productos industriales argentinos tienen escasa participación en el intercambio y no pueden cambiar la tendencia comercial. ( … ) Es decir, se construye primero la diversificación de corte horizontal ( … ) para luego pasar a la vertical. (Oviedo, 2023, pp. 380-381)
Cabe resaltar que la modernización china y la potencial modernización argentina, se enfrentarían con políticas comerciales competitivas entre sí, produciendo lo que Oviedo denomina un “choque de modernizaciones” (Oviedo, 2023, p. 381). Esto claramente representa un desafío para Argentina tanto en su modernización interna como para su ascenso a nivel internacional.
Por lo desarrollado anteriormente, el libro plantea problemáticas contemporáneas cruciales para el estudio de las relaciones internacionales, comenzando por un entendimiento del sistema y orden internacional para luego definir las políticas exteriores de los Estados según su tipología.
Además, se responden preguntas desafiantes de nuestro tiempo y nos invita a pensar nuevos interrogantes. En este sentido, Oviedo sostiene que se debe prestar especial atención a las políticas de la Franja y la Ruta y de la Comunidad de Destino Humano, ya que tienden a cambiar el orden y sistema internacional, planteando un nuevo tipo de relaciones internacionales. Aquí se halla el desafío de China, delinear sus propios principios para constituir una base teórica capaz de persuadir al resto de los actores internacionales y originar unas nuevas relaciones internacionales (Oviedo, 2023, p. 265).
Con respecto a Argentina, el libro nos provee de importantes herramientas para pensar(nos) y analizar la inserción internacional del país en el actual tablero internacional. En tiempos de auge chino, decadencia argentina y conservadurismo estadounidense, la obra nos invita a reflexionar acerca de nuestro propio desarrollo con “características argentinas”, construir una modernización en democracia para expandir los márgenes de acción, desarrollar una política exterior en pos de un ascenso internacional y revertir las asimetrías en nuestra vinculación con China.
Lucía Eva Bercum
Licenciada en Relaciones Internacionales por la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), maestranda en Políticas de Vinculación con China (UNPAZ) y egresada de la Diplomatura Universitaria en Estudios Coreanos (USAL). Correo electrónico: luciabercum@gmail.com
[1] “El sistema internacional es una constelación de Estados que interrelacionan en una estructura desconcentrada de poder regulada por el principio de coordinación” (Oviedo, 2023, p.25).
[2] “El orden, dentro del sistema, concierne a cómo los Estados están dispuestos en la estructura y la consecuente configuración de las relaciones de fuerzas y su legitimidad en el derecho” (Oviedo, 2023, p. 200).
[3] Algunas de estas políticas llevadas a cabo por China han sido las siguientes: el predominio de la cooperación sobre el conflicto, utilizando la diplomacia para la resolución de controversias; la formación de asociaciones estratégicas con grandes potencias para obtener beneficios del orden internacional y del sistema capitalista; y el rechazo al aislamiento.
[4] La cual se manifiesta como un “círculo vicioso” por el cual China obtiene grandes beneficios comerciales y a Argentina se le desequilibran las reservas internacionales y el tipo de cambio, luego china la “salva” acordando un swap de moneda y préstamos (Oviedo, 2023, p.377).