Nacionalidad y percepciones públicas: la imagen de China en América del Sur
Percepciones de China en América del Sur (2010-2020)
Bruna Barlaro Rovati*
*Universidad Argentina de la Empresa (UADE)/ Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICET). Correo electrónico: bbarlarorovati@uade.edu.ar
Artículo recibido: 15/09/2024 Artículo aprobado: 14/01/2025
MIRÍADA. Año 17, N.º 21 (2025), pp. XX-XX.
© Universidad del Salvador. Vicerrectorado de Investigación y Desarrollo. Instituto de Investigación en Ciencias Sociales (IDICSO). ISSN: 1851 9431
Resumen
Este artículo analiza cómo la nacionalidad influye en las percepciones públicas hacia China en cinco países de América del Sur: Argentina, Brasil, Chile, Colombia y Venezuela, durante el período 2010-2020. Basado en la teoría de identidad colectiva, se examinan las diferencias en la opinión pública sobre China, incluyendo análisis de variables sociodemográficas como edad, sexo, nivel educativo y nivel socioeconómico. Los resultados muestran que la nacionalidad juega un papel significativo en la formación de actitudes hacia China, con diferencias notables entre los países. Mientras que Argentina y Venezuela presentan las percepciones más críticas, Brasil y Chile tienden a mantener una opinión más favorable. Se discuten las implicaciones para las políticas exteriores de estos países, así como los desafíos que plantea la creciente influencia de China en la región.
Palabras Claves: percepciones públicas, China, América del Sur, identidad colectiva, nacionalidad
Nationality and Public Perceptions: The Image of China in South America
Perceptions of China in South America (2010–2020)
Abstract
This article analyzes how nationality influences public perceptions of China in five South American countries: Argentina, Brazil, Chile, Colombia, and Venezuela, during the period 2010-2020. Based on collective identity theory, differences in public opinion about China are examined, considering sociodemographic variables such as age, gender, educational level, and socioeconomic status. The results show that nationality plays a significant role in shaping attitudes toward China, with notable differences among countries. While Argentina and Venezuela show the most critical perceptions, Brazil and Chile tend to maintain a more favorable view. The implications for these countries' foreign policies are discussed, as well as the challenges posed by China's growing influence in the region.
Keywords: public perceptions, China, South America, collective identity, nationality
Introducción
La estrategia "Going Out" de China, formalizada a fines de los 90 como parte de su proceso de apertura económica, ha buscado consolidar la presencia de sus empresas en mercados internacionales (Myers & Wise, 2017). A partir de 2000, esta política fomentó la inversión extranjera directa, priorizando sectores como la minería, energía e infraestructura, claves para el crecimiento económico chino (Myers & Wise, 2017). Esta estrategia de proyección, aunque ha posicionado a China como un actor económico global, tiene un impacto que igualmente ha generado debates sobre la sostenibilidad de estas inversiones, junto a sus efectos sociales y ambientales en los países receptores.
En América Latina, la estrategia china se ha materializado a través de iniciativas como la Franja y la Ruta, que han canalizado importantes inversiones en sectores estratégicos para Beijing (Chen, 2020; Myers & Wise, 2017). Según Ray y Gallagher (2015), en 2013 China ya había superado a Estados Unidos como principal socio comercial de la región, capturando el 14 % de las exportaciones. Estudios más recientes, como los de Barrera et al. (2021) y Afonso et al. (2021), muestran que, desde ese momento, la participación de China en las exportaciones e importaciones latinoamericanas ha seguido en aumento de forma sostenida. Sin embargo, otros analistas argumentan que, al concentrarse el intercambio en productos básicos, esta relación refuerza la dependencia económica de la región respecto a Beijing, limitando su capacidad para diversificar su estructura industrial (Gallagher & Porzecanski, 2010).
Asimismo, China ha financiado proyectos estratégicos en la región a través del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB), posicionándose como una alternativa a instituciones como el Banco Mundial y el FMI (Urdinez, 2020). No obstante, este crecimiento igualmente ha suscitado críticas por la sostenibilidad de la deuda y la dependencia económica que genera (Montoya et al., 2019; Robertos Matushima, 2023).
En el ámbito diplomático, China ha promovido la cooperación Sur-Sur en foros como el Foro China-CELAC, buscando consolidarse como socio estratégico en desarrollo sostenible, salud y educación (Myers & Wise, 2017). Sin embargo, su creciente influencia ha generado tensiones geopolíticas, especialmente con Estados Unidos, lo que podría tener implicaciones de largo plazo para la estabilidad de la región (Ellis, 2009; Montoya et al., 2019).
A pesar de los beneficios económicos, la dependencia hacia China plantea preocupaciones sobre la soberanía económica y la vulnerabilidad frente a fluctuaciones en la demanda de productos primarios. Además, algunos analistas advierten sobre el impacto de las inversiones chinas en sectores estratégicos como la energía y la minería, que podrían comprometer el control de recursos clave para el desarrollo a largo plazo (Gélvez Rubio & Gachúz Maya, 2020). Las inversiones, vinculadas a un modelo extractivista, han generado oposición de la sociedad civil, preocupada por el impacto ambiental y social en las comunidades locales (Myers & Wise, 2017).
La creciente influencia de China en América Latina ha generado una dicotomía en su percepción: mientras algunos actores valoran su papel como una oportunidad para impulsar el desarrollo económico, otros alertan sobre los desafíos que esto representa para la soberanía económica y la sostenibilidad ambiental. Esta dualidad hace que sea crucial analizar cómo la opinión pública en la región percibe a China, ya que estas percepciones pueden influir en las futuras decisiones de política exterior y en la forma en que los países latinoamericanos gestionan su relación con el gigante asiático.
Relevancia del estudio de la opinión pública y la política exterior
El estudio de la relación entre la opinión pública y la política exterior ha cobrado especial relevancia en los sistemas democráticos, donde las decisiones de política exterior de los gobiernos suelen estar influenciadas por las percepciones y expectativas de la ciudadanía (Chu & Recchia, 2022; Page, 1994). En democracias consolidadas, los responsables de la formulación de políticas exteriores deben tomar en consideración la opinión pública, ya que esta puede influir de manera directa en la legitimidad de sus decisiones, especialmente cuando se trata de iniciativas extranjeras de gran magnitud como las que propone China (Chu, 2021).
En este sentido, la opinión pública actúa como un filtro a través del cual se evalúan los beneficios y riesgos de las relaciones bilaterales, afectando las posturas de los gobiernos hacia actores internacionales (Kim & Choi, 2023). La evidencia sugiere que, en el caso de China, la percepción ciudadana de su creciente influencia económica y política puede desempeñar un papel crucial en la formulación de posturas de política exterior más agresivas o, por el contrario, más cooperativas hacia el país asiático (Jain & Chakrabarti, 2023). Este fenómeno es particularmente relevante en democracias, donde los gobiernos buscan alinearse con las opiniones predominantes para garantizar apoyo electoral y legitimidad interna.
El estudio de la opinión pública hacia China ha sido anteriormente abordado por varios autores. Si bien Xi y Primiano (2020) sostienen que los gobiernos democráticos tienden a priorizar los beneficios económicos en su relación con China, Chu (2021) argumenta que las ideologías liberales pueden generar percepciones negativas sobre el país asiático. Esta aparente contradicción puede entenderse considerando que, en democracias, existen tanto incentivos económicos para fortalecer los lazos con China como presiones ideológicas que generan escepticismo sobre su influencia. En algunos casos, los líderes políticos pueden enfatizar la cooperación económica a pesar de narrativas negativas en la opinión pública; en otros, las percepciones negativas pueden traducirse en restricciones políticas que limitan el acercamiento a China. De esta manera, la interacción entre factores económicos e ideológicos no es excluyente, sino que varía según el contexto político y las presiones domésticas en cada país. Estos estudios subrayan la importancia de considerar las actitudes ciudadanas como un factor clave en la relación entre China y los países democráticos.
En el caso específico de América Latina, autores como Feng y Zeng (2021) han explorado cómo los vínculos económicos entre China y los países de la región influyen en las percepciones públicas. Sus hallazgos indican que los países que mantienen superávits comerciales con China tienden a tener una imagen más favorable del país asiático, mientras que aquellos que experimentan mayores niveles de inversión china, especialmente en sectores extractivos, muestran percepciones más críticas. Carreras (2017) también resalta que, si bien la presencia económica de China ha mejorado su imagen en la región, su “poder blando” aún enfrenta limitaciones considerables.
Ahora bien, a pesar de este diagnóstico, cabe destacar que su influencia no se restringe exclusivamente a estrategias culturales o diplomáticas. En cambio, el país ha ejercido un tipo de “poder duro” que, aunque no es militar, se manifiesta en su capacidad económica y comercial (Gallagher & Porzecanski, 2010). A través de la financiación de infraestructura, el otorgamiento de créditos a gobiernos y la creciente dependencia comercial de la región con China, Beijing ha logrado consolidar su posición sin recurrir a mecanismos tradicionales de coerción. Esta estrategia refuerza su influencia estructural en las economías latinoamericanas, diferenciándose del “poder blando” en cuanto a sus efectos más tangibles y directos sobre la toma de decisiones nacionales (Ellis, 2009; Oliveira & Myers, 2020).
Armony y Velásquez (2015), por su parte, analizan los sentimientos antichinos en América Latina, vinculándolos a preocupaciones relacionadas con el impacto ambiental y la migración. Estos factores generan percepciones negativas que inciden en la manera en que la opinión pública en la región condiciona las relaciones bilaterales con China. Asimismo, estudios como el de Maggiorelli et al. (2022) señalan que las percepciones de China en América Latina están marcadas por factores como las relaciones comerciales y militares.
La nacionalidad emerge como una variable fundamental en la construcción de percepciones y preferencias hacia actores internacionales como China. Diversos estudios han señalado que las diferencias nacionales condicionan la manera en que los ciudadanos de distintos países evalúan la influencia de China, tomando en cuenta no solo los aspectos económicos, sino también los históricos, culturales y políticos que configuran las relaciones bilaterales (Feng & Zeng, 2021). En este sentido, la identidad nacional juega un rol central en la formación de la opinión pública, al proporcionar un marco de referencia a través del cual se interpretan las acciones y las políticas de actores externos.
En América Latina, las diferencias entre países, tanto en sus lazos económicos con China como en sus trayectorias históricas y políticas, sugieren que la nacionalidad es un factor crucial que podría influir en las percepciones hacia el gigante asiático (Eichenauer et. al., 2020; Feng & Zeng, 2021; Mendes, 2013; Pérez Flores & Jatobá, 2016). Países como Brasil y Argentina, que mantienen relaciones comerciales de largo plazo con China, pueden desarrollar percepciones más favorables o pragmáticas en comparación con países como Venezuela o Colombia, donde la inestabilidad política y económica introduce mayor incertidumbre en la relación con el país asiático. En este sentido, identificar cómo la nacionalidad moldea estas percepciones es esencial para comprender las variaciones observadas en la región.
A partir de esta premisa, este estudio se propone responder la siguiente pregunta de investigación: ¿Cómo varía la percepción de China entre los países de América del Sur y qué rol juega la nacionalidad en estas diferencias?
El prisma de la teoría de Identidad Colectiva
Este estudio se fundamenta en la teoría de la identidad colectiva, que sostiene que los individuos tienden a identificarse como miembros de grupos sociales específicos, y esta pertenencia influye significativamente en sus percepciones y comportamientos hacia otros grupos (Hogg & Hains, 1996). La identidad colectiva se basa en la necesidad humana de construir una identidad social positiva, la cual les permite a los individuos diferenciarse de otros grupos y, a la vez, mantener una imagen valorada dentro del grupo de pertenencia (Tajfel & Turner, 2004). Este proceso de identificación no solo busca establecer una distinción entre el propio grupo y otros, sino que también contribuye a reforzar el sentido de pertenencia y lealtad hacia tal grupo. La percepción de amenazas o beneficios externos, por lo tanto, se interpreta en función de cómo el grupo (en este caso definido por la nacionalidad) se ve afectado o beneficiado por la interacción con otros actores (Postmes et al., 2005).
En este contexto, la nacionalidad se presenta como un elemento fundamental dentro de la identidad colectiva, proporcionando un marco de referencia clave mediante el cual los individuos evalúan y comprenden la realidad internacional. La nacionalidad no solo refleja una identidad compartida por los ciudadanos de un país, también engloba factores históricos, culturales y socioeconómicos que determinan cómo los individuos perciben a los actores internacionales (Kunovich, 2009; Rusciano, 2003). A través de la identidad nacional, los ciudadanos interpretan las acciones de actores externos, como China, y evalúan sus iniciativas en función de cómo estas afectan sus intereses nacionales y colectivos. La nacionalidad, por tanto, actúa como un filtro mediante el cual se moldean las percepciones sobre la influencia de actores externos.
En el caso de China, cuya presencia en América del Sur ha crecido de manera significativa en las últimas décadas, las percepciones sobre su influencia no son homogéneas entre los países de la región. Las diferencias en la identidad nacional —derivadas de las trayectorias históricas, políticas y económicas de cada país— juegan un papel central en la manera en que los ciudadanos perciben al gigante asiático. Las diferencias en las relaciones económicas con China también afectan la percepción pública. Mientras que en Brasil y Argentina la interacción con China se ha normalizado debido a la estabilidad de sus lazos comerciales, en países como Venezuela o Colombia, donde las relaciones han sido más fluctuantes, las percepciones tienden a ser más volátiles. En este sentido, la cuestión de la nacionalidad no solamente refleja los lazos económicos entre un país y China, sino también cómo los ciudadanos interpretan estos vínculos en función de su identidad colectiva.
Dado este enfoque en la influencia de la identidad nacional en la percepción de actores internacionales, y fundamentándose en los principios de la teoría de la identidad colectiva, este estudio plantea la siguiente hipótesis: la nacionalidad influye de manera significativa en la percepción de China, de forma que los ciudadanos de diferentes países de América del Sur presentan actitudes diversas hacia China, condicionadas por su identidad nacional y los factores históricos y culturales que caracterizan a su país.
Esta hipótesis busca explorar cómo la identidad nacional, entendida como una construcción que combina nacionalidad, historia compartida y factores socioculturales, influye en la formación de las percepciones sobre China. Se examina el papel de la nacionalidad como una variable clave dentro de este marco más amplio. A través de un análisis comparativo entre países de América del Sur, este estudio pretende revelar las diferencias en las actitudes hacia China y cómo estas diferencias están intrínsecamente vinculadas a la pertenencia específica a una nación.
Estructura del trabajo
Este trabajo está dividido en cuatro apartados principales que siguen una secuencia lógica para abordar la pregunta de investigación central sobre el rol de la nacionalidad en la percepción de China en América del Sur. En el presente apartado, se presenta una introducción que contextualiza el problema y justifica la relevancia de este estudio en el marco de las relaciones internacionales contemporáneas.
El segundo apartado está dedicado al diseño metodológico, donde se explica el enfoque cuantitativo utilizado y el diseño del estudio comparado (cross-country) y longitudinal (time-series). También se detallan las fuentes de datos, los criterios de selección de los países y las variables incluidas en el análisis, justificando cada uno de ellos. Este apartado también incluye una explicación sobre las técnicas estadísticas empleadas, como la comparación de medias y el modelo de regresión logística ordinal.
A continuación, en la tercera sección, se presentan los resultados. Esta sección está organizada en tres subsecciones: primero, se hace una descripción general de las tendencias de percepción hacia China, seguida por un análisis de comparación de medias, utilizando ANOVA para evaluar las diferencias entre países. Finalmente, se incluye un análisis más profundo de la relación entre nacionalidad y percepción sobre China a través del modelo de regresión logística ordinal, con un enfoque en las probabilidades de que los encuestados tengan una opinión favorable o desfavorable hacia el país asiático.
El cuarto apartado corresponde a las conclusiones, donde se resumen los principales hallazgos del estudio, se discuten las implicaciones teóricas y prácticas, y se destacan las limitaciones metodológicas que pudieron influir en los resultados. Además, se proponen futuras líneas de investigación para continuar explorando la relación entre nacionalidad y percepciones hacia actores internacionales.
Metodología
Este apartado describe el diseño y las técnicas utilizadas para abordar la pregunta de investigación sobre la influencia de la nacionalidad en la percepción de China en América del Sur. Dado el carácter del estudio, se ha optado por un enfoque cuantitativo que permite un análisis riguroso de los datos de opinión pública, con el objetivo de identificar patrones y relaciones significativas entre las variables de estudio seleccionadas. La metodología empleada combina un estudio comparado de pocos países (cross-country) y un análisis temporal (time-series) que abarca el período 2010-2020. Este enfoque comparativo y longitudinal permite captar las dinámicas contextuales y las diferencias entre los cinco países seleccionados: Argentina, Brasil, Chile, Colombia y Venezuela.
Para sustentar este análisis, se utilizaron los datos proporcionados por las encuestas de Latinobarómetro, una fuente ampliamente reconocida y de gran autoridad en el estudio de la opinión pública en América Latina. Latinobarómetro ofrece una muestra representativa y confiable que permite rastrear variaciones en las percepciones a lo largo del tiempo y entre diferentes países de la región. Esta base de datos es clave para estudios longitudinales como el presente, ya que proporciona una visión continua y comparativa de las opiniones de los ciudadanos sobre actores internacionales como China. Al mismo tiempo, su representatividad y fiabilidad permiten generalizar los resultados obtenidos, lo que fortalece la validez del análisis comparativo de este trabajo.
A lo largo de esta sección, se detallan las razones para la selección de los casos de estudio, el período temporal elegido, las variables del modelo y las técnicas estadísticas aplicadas.
Enfoque cuantitativo
El presente estudio adopta un enfoque cuantitativo, una elección justificada por la naturaleza de los datos recopilados, que provienen de encuestas de opinión pública. Este abordaje es particularmente útil para analizar las percepciones de los ciudadanos sobre un actor internacional, como en este caso, China, porque permite identificar patrones, tendencias y relaciones entre variables con mayor precisión y objetividad (Boeren, 2015). El uso de un enfoque cuantitativo facilita la sistematización de grandes volúmenes de datos, como los obtenidos del Latinobarómetro, proporcionando una base robusta para generalizar los resultados a nivel poblacional (Beliz & Chelala, 2016).
Asimismo, este enfoque ofrece la posibilidad de cuantificar las relaciones entre las variables de interés, lo que en este estudio permite medir cómo influye la nacionalidad en la percepción de China, controlando otras variables sociodemográficas como la edad, el sexo, el nivel educativo y el nivel socioeconómico. El empleo de técnicas estadísticas permite realizar análisis comparativos entre países, lo que posibilita identificar diferencias significativas y medir la magnitud de dichas variaciones con mayor rigurosidad (Albers-Miller, 1996).
Entre las ventajas del enfoque cuantitativo en este caso, se destaca su capacidad para garantizar un análisis replicable, lo cual es esencial para estudios comparativos y longitudinales como el presente (Hofer & Piccinin, 2009). Además, este tipo de análisis permite minimizar la subjetividad del investigador, ofreciendo resultados más robustos y con menor margen de interpretación ambigua (Hancock et. al., 2010). Resumidamente, el enfoque cuantitativo se adecúa mejor al abordaje de los objetivos de este estudio, proporcionando un marco para evaluar qué rol tiene la nacionalidad en la percepción de China en los países seleccionados.
Estudio comparado (cross-country)
El presente estudio sigue un diseño comparado de pocos países (cross-country), centrado en cinco países de América del Sur: Argentina, Brasil, Chile, Colombia y Venezuela. Estos países fueron seleccionados debido a su relevancia tanto económica como política en la región, como así también por las diferencias que presentan en sus relaciones con China.
En primer lugar, estos países ofrecen una diversidad económica significativa, lo que permite explorar cómo diferentes estructuras económicas afectan la percepción de un actor internacional como China (Lopes Afonso et al., 2021). Argentina y Brasil representan dos de las economías más grandes y diversificadas de la región, con sectores importantes como la agricultura y la industria manufacturera. Por su parte, Chile ha seguido un modelo de desarrollo más enfocado en la exportación de materias primas, especialmente minerales, que le ha permitido posicionarse como uno de los países más abiertos al comercio internacional. Colombia, aunque también depende de sectores extractivos como el petróleo y la minería, ha mostrado un crecimiento sostenido en sectores emergentes. Venezuela, pese a su crisis económica en la última década, sigue siendo una economía relevante por su dependencia histórica del petróleo. Esta diversidad estructural, visualizada gráficamente en la siguiente tabla, genera un contraste llamativo para analizar cómo las percepciones sobre China varían en función de las características económicas nacionales.
Tabla 1
Comparativa de modelos económicos y sectores predominantes en Argentina, Brasil, Chile, Colombia y Venezuela
|
País |
Tipo de modelo económico |
Sector económico predominante |
|
Argentina |
Economía mixta, proteccionista |
Agroindustrial |
|
Brasil |
Economía mixta, proteccionista |
Agrícola y ganadero |
|
Chile |
Economía abierta, capitalista |
Minero |
|
Colombia |
Economía abierta, capitalista |
Agrícola y ganadero |
|
Venezuela |
Economía semicerrada |
Petrolero |
Nota. Elaboración propia con base en datos del Banco Mundial (2022).
Además de las diferencias estructurales, estos países tienen relaciones comerciales variables con China, lo que permite observar cómo la nacionalidad influye en la opinión pública en el contexto de diferentes niveles de interacción económica. La Figura 1 muestra la evolución de las exportaciones de Argentina, Brasil, Chile, Colombia y Venezuela a China entre 2010 y 2020. Brasil lidera claramente en términos de volumen exportado, con un aumento significativo a partir de 2017, seguido por Chile con una tendencia estable al alza. Por último, Argentina, Colombia y Venezuela tienen volúmenes menores y fluctuaciones notables, siendo más constantes las exportaciones de Argentina.
Figura 1
Comparativa de exportaciones a China: Argentina, Brasil, Chile, Colombia y Venezuela entre 2010 y 2020 (en miles de millones de USD)[1]

Nota. Elaboración propia con base en datos del Banco Mundial (2022).
Las políticas económicas adoptadas por cada país en respuesta al crecimiento de China también representan un factor relevante en la justificación de los casos seleccionados. Argentina y Brasil, por ejemplo, han implementado políticas orientadas a la atracción de inversión extranjera directa, lo que ha favorecido la inversión china en sectores estratégicos como la infraestructura y la energía. Chile ha seguido una estrategia de inserción en cadenas globales de valor, beneficiándose del aumento de las exportaciones de cobre a China. En contraste, la crisis en Venezuela ha impactado su capacidad para atraer inversión extranjera, afectando la relación con China, mientras que Colombia ha mantenido una política más prudente hacia la inversión china (Lopes Afonso et al., 2021). Estas diferencias en las respuestas de política económica ofrecen un terreno fértil para analizar cómo la población en cada país responde a la creciente presencia de China en sus economías.
En cuanto a los desafíos y oportunidades derivados de la relación con China, cada uno de estos países enfrenta contextos específicos (Lopes Afonso et al., 2021; Mendes, 2013; Silva et al., 2018). Por ejemplo, Brasil y Argentina han logrado captar inversiones chinas en sectores clave, lo que ha abierto oportunidades para el desarrollo de infraestructura y la diversificación productiva. Sin embargo, la creciente dependencia de China también plantea retos en términos de sostenibilidad económica a largo plazo. Chile, aunque ha sido un socio comercial clave, enfrenta desafíos relacionados con la volatilidad de los precios de las materias primas, que podrían afectar su relación con China. Venezuela, por su parte, ofrece un caso especial donde la crisis interna ha alterado las dinámicas de cooperación con China, mientras que Colombia enfrenta el reto de diversificar su comercio exterior y mantener relaciones estables con China, que se encuentra en un entorno competitivo con Estados Unidos, principal socio del país cafetero.
Finalmente, la relevancia geopolítica de estos países en América Latina también justifica su inclusión en el estudio. Sus relaciones con China no solo afectan sus economías, sino también sus posiciones en el escenario internacional. La creciente influencia de China en la región ha reconfigurado las alianzas geopolíticas y las estrategias de política exterior, lo cual afecta la forma en que estos países se posicionan frente a otros actores globales (Domínguez, 2017). Este aspecto geopolítico es especialmente relevante en el caso de Venezuela, cuya relación con China ha sido influenciada por su distanciamiento de otros actores internacionales. De manera similar, las estrategias de Argentina y Brasil en foros multilaterales, como el G20 o el Foro China-CELAC, reflejan su interés en aprovechar las oportunidades económicas y geopolíticas que ofrece la relación con China (Miranda, 2017; Zhou & Yue, 2019).
En síntesis, la selección de estos cinco países fue dada por su relevancia económica y política en América del Sur, como así también por las diferencias en sus relaciones comerciales con China. Estos países ofrecen una diversidad estructural que permite analizar cómo sus características económicas y políticas influyen en las percepciones públicas hacia China. Además, su posición geopolítica en la región refuerza la importancia de sus vínculos con el país asiático.
Justificación del período de estudio (time-series: 2010-2020)
El período de estudio seleccionado abarca los años 2010 a 2020, una década que ha evidenciado un crecimiento significativo en la influencia de China en América Latina. Esta extensión no solo es clave por la expansión de las relaciones económicas entre China y los países latinoamericanos, sino también por los diversos eventos de naturaleza política, económica e internacional que influyeron en la percepción pública hacia el gigante asiático. La elección de este intervalo temporal, abordado a través de un análisis de series de tiempo, es funcional para captar cómo estas percepciones han evolucionado ante cambios en los contextos internacional y regional.
En primera instancia, durante esta década, se consolidó el papel de China como principal socio comercial de varios países de América del Sur. Esto se reflejó en el aumento de las inversiones chinas en sectores estratégicos. La firma de acuerdos bilaterales de gran envergadura, como los realizados entre China y Brasil en 2014, o la incorporación de países como Chile y Argentina en la Iniciativa de la Franja y la Ruta, fortalecieron la presencia de China en la región (Cao, 2021; Oliveira & Myers, 2020).
Figura 2
Participación de China como socio importador para Argentina, Brasil, Chile, Colombia y Venezuela entre los años 2010 y 2020 (en % del total de importaciones)

Nota. Elaboración propia con base en datos del Banco Mundial (2022).
Tabla 2
Posición de China en el ranking de principales socios comerciales de Argentina, Brasil, Chile, Colombia y Venezuela en importaciones entre los años 2010 y 2020
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2010 |
2011 |
2012 |
2013 |
2014 |
2015 |
2016 |
2017 |
2018 |
2019 |
2020 |
|
Argentina |
2º |
2º |
2º |
2º |
2º |
2º |
2º |
2º |
2º |
2º |
2º |
|
Brasil |
2º |
1º |
1º |
1º |
1º |
1º |
1º |
2º |
1º |
1º |
1º |
|
Chile |
1º |
1º |
1º |
1º |
1º |
1º |
1º |
1º |
1º |
1º |
1º |
|
Colombia |
2º |
2º |
2º |
2º |
2º |
2º |
2º |
2º |
2º |
2º |
2º |
|
Venezuela |
2º |
2º |
2º |
2º |
N/A |
N/A |
N/A |
N/A |
N/A |
N/A |
N/A |
Nota. Elaboración propia con base en datos del Banco Mundial (2022).
China ha consolidado su posición como uno de los principales socios comerciales para los cinco países latinoamericanos en términos de importaciones, aumentando su participación porcentual de manera significativa entre 2010 y 2020. Además, tal como se evidencia en la Tabla 4, en países como Brasil, Chile y Colombia, China ha mantenido o ascendido al primer o segundo lugar en sus rankings de importaciones, lo que muestra su importancia en estas economías sudamericanas.
Además de la expansión económica, este período estuvo marcado por diversas crisis políticas y económicas en la región, que también pueden incidir en la forma en que China fue percibida. Por ejemplo, la crisis económica en Venezuela y la inestabilidad política en Brasil afectaron las relaciones bilaterales con China, influyendo potencialmente en las percepciones públicas sobre su rol en el escenario internacional (Domínguez, 2017). De manera similar, los movimientos sociales en Argentina y Chile, motivados por la desigualdad económica y las demandas de mayor justicia social (Cabalin, 2012; Vasquez, 2019), crearon un contexto en el cual la presencia de China en la región podría ser vista desde ángulos divergentes: algunos sectores percibiéndolo como una oportunidad, mientras que otros como una amenaza para el desarrollo local.
Por último, el evento global particularmente relevante durante el período de estudio fue la pandemia de COVID-19, que marcó un punto de inflexión en 2020. La respuesta de China a la crisis sanitaria global, mediante la provisión de equipos médicos y vacunas, podría haber jugado un papel central en su posicionamiento como un aliado en América Latina durante tiempos de crisis (Rubiolo & Telias, 2022). Este aspecto es fundamental para el análisis de las percepciones públicas, ya que la evaluación de las actitudes hacia China antes y después del inicio de la pandemia puede revelar cambios significativos en la valoración de su rol como socio internacional en la región.
El período 2010-2020 resulta relevante para observar la creciente influencia de China en América Latina, tanto en términos económicos como políticos. Durante estos años, las relaciones económicas se fortalecieron, especialmente a través de inversiones y acuerdos bilaterales en sectores estratégicos. Sin embargo, las crisis políticas y económicas en países como Venezuela y Brasil, así como el impacto global de la pandemia de COVID-19 en 2020, se enmarcaron de igual manera como plausibles factores de influencia en la percepción pública sobre China.
Variables del modelo y especificaciones de codificación
El presente estudio emplea un conjunto de variables seleccionadas y codificadas para evaluar cómo la nacionalidad influye en la percepción pública sobre China en cinco países de América del Sur. A continuación, se detallan las variables incluidas en el modelo y su operacionalización, así como las justificaciones para su selección y codificación.
La variable dependiente de este estudio es la opinión sobre China, la cual mide las actitudes de los ciudadanos hacia el país asiático en una escala ordinal. Los datos fueron extraídos de Latinobarómetro y se codificaron en una escala de 1 a 4, donde 1 representa una opinión “muy favorable” y 4 una opinión “muy desfavorable”. Esta estructura ordinal permite captar no solo las diferencias entre las percepciones positivas y negativas, sino también los matices intermedios que existen en la valoración pública hacia China.
La variable independiente principal es la nacionalidad[2], que fue tratada como una variable categórica. Los países seleccionados para el análisis fueron los cinco previamente mencionados. Para garantizar la precisión del análisis, solo se incluyeron las respuestas de ciudadanos nacionales, utilizando como filtro la pregunta “¿Es Ud. ciudadano?” de Latinobarómetro, lo que permitió descartar aquellos casos de no ciudadanos. Esto asegura que las percepciones analizadas reflejen únicamente la opinión de ciudadanos de cada país, evitando sesgos potenciales derivados de la inclusión de personas con otras nacionalidades.
Además, se incluyeron varias variables de control para ajustar el análisis y tener en cuenta otros factores sociodemográficos que podrían influir en la opinión sobre China. Estas variables son:
● Edad, medida como una variable continua (escalar), lo que permite evaluar si las percepciones sobre China varían de acuerdo con el rango etario de los encuestados.
● Sexo, codificada como una variable categórica donde 1 representa a los hombres y 2 a las mujeres. Esto habilita observar posibles diferencias de género en las percepciones hacia China.
● Nivel socioeconómico, medido en una escala ordinal de 1 a 5, donde 1 indica una situación económica “muy buena” y 5 una situación “muy mala”. Esta variable consigue controlar cómo la posición económica subjetiva de los encuestados puede influir en su percepción sobre China.
● Nivel educativo, codificado como una variable ordinal, donde 1 representa el nivel educativo básico o menor, 2 el nivel secundario, y 3 el nivel superior o más. Este factor es útil para controlar las diferencias en las percepciones derivadas del acceso a la educación.
Para este análisis, se descartaron las respuestas de “No sabe/No contesta” (NS/NC), dado que este tipo de respuestas puede introducir ruido y afectar la calidad de las estimaciones. Aunque la proporción de respuestas NS/NC fue mínima, su exclusión garantiza que los resultados reflejen con mayor precisión las percepciones reales de los encuestados, evitando distorsiones que podrían ser provocadas por la incertidumbre y/o la falta de opinión clara sobre el tema.
En cuanto a la estructura del modelo, se optó por un enfoque de efectos fijos. Esta decisión responde a la necesidad de controlar por las diferencias sistemáticas entre los cinco países seleccionados y los años del período estudiado, asumiendo que estas diferencias no son aleatorias. Los efectos fijos permiten controlar el impacto específico de la nacionalidad y el año en la percepción sobre China, manteniendo constantes las diferencias entre países y a lo largo del tiempo (Möhring, 2021). Este enfoque también es útil para aislar los efectos de las variables de control y garantizar que cualquier variación observada en la percepción pública se atribuya a estas características, en lugar de a las diferencias entre los países o los contextos específicos de cada año.
Al incluir efectos fijos por nacionalidad y año, se busca eliminar posibles sesgos derivados de variables no observables que son constantes dentro de cada país o período, como las diferencias históricas, culturales o políticas entre los países de la muestra (Mummolo & Peterson, 2018). Esto resulta especialmente relevante en estudios comparados, donde las variaciones entre países pueden afectar los resultados si no se controlan adecuadamente. De esta manera, se busca que las estimaciones del modelo reflejen el impacto neto de las variables sociodemográficas y de la nacionalidad en la percepción sobre China.
Técnicas de análisis de datos
Para realizar un análisis comparativo y longitudinal de las percepciones sobre China en los cinco países seleccionados, se utilizaron técnicas estadísticas como la comparación de medias (ANOVA) y la regresión logística ordinal. La prueba ANOVA fue aplicada para comparar las medias de la variable dependiente “opinión sobre China” entre los diferentes grupos de nacionalidades. Esta técnica permite evaluar si las diferencias observadas entre los países son estadísticamente significativas, dando lugar a una primera corroboración de la hipótesis de que la nacionalidad influye en las percepciones hacia China. ANOVA es particularmente provechosa en estudios que buscan identificar diferencias entre múltiples grupos, considerando que controla la varianza interna y minimiza los errores de interpretación (Sawyer, 2009).
Sin embargo, la comparación de medias es solo una aproximación inicial. Ante diferencias significativas, se recurrió a la regresión logística ordinal para un análisis más complejo. Dado que la variable dependiente es ordinal, esta técnica resulta la más adecuada porque permite capturar diferencias entre las categorías de dicha variable sin perder el orden intrínseco de la escala. Además de evaluar cómo la nacionalidad influye en la probabilidad de tener una opinión más favorable o desfavorable, la regresión logística también controla factores contextuales como el país y el año, permitiendo una interpretación más precisa.
La principal ventaja de esta técnica reside en el respeto del carácter ordinal de la variable dependiente, ajustando por las variables de control sociodemográficas, lo que asegura que las diferencias observadas no se deben únicamente a factores demográficos (Winship & Mare, 1984). Así, la regresión logística ordinal es esencial para responder a la pregunta de investigación porque admite un marco analítico fuerte para evaluar cómo la nacionalidad (y otros factores de control) modelan las percepciones públicas hacia China.
Resultados
En esta sección se presentan los hallazgos principales del estudio en tres subsecciones. Primero, se ofrecen las descripciones de las tendencias generales en la percepción pública sobre China, desglosadas por las principales variables independiente y de control. Esto permite identificar patrones iniciales en las opiniones hacia China en los cinco países seleccionados para el análisis.
A continuación, se presenta un análisis más detallado a través de la comparación de medias. Utilizando la técnica de análisis de varianza (ANOVA) y pruebas post hoc, se examina si existen diferencias significativas en la percepción sobre China entre los distintos países.
Finalmente, se
explora de manera más profunda la relación entre la nacionalidad y la
percepción sobre el país asiático mediante un modelo de regresión logística
ordinal. Este modelo permite evaluar el impacto de la nacionalidad y también
cómo otras variables sociodemográficas afectan las probabilidades de tener una
opinión más favorable o desfavorable hacia China.
Descripción de tendencias
En esta subsección, se presentan los resultados de la percepción pública sobre el país en cuestión, con un enfoque en las diferencias entre los países seleccionados para el estudio. El objetivo de esta primera parte es ofrecer una descripción general de los datos antes de proceder a los análisis estadísticos más complejos.
El análisis descriptivo de los datos obtenidos de las encuestas de Latinobarómetro, que abarca a 38 909 encuestados de cinco países de América del Sur (Argentina, Brasil, Chile, Colombia y Venezuela) en el período 2010-2020, ofrece una visión general del comportamiento de las principales variables de estudio.
Tabla 3
Distribución descriptiva de la percepción pública sobre China en Argentina, Brasil, Chile, Colombia y Venezuela (2010-2020)
|
Categoría |
Subcategoría |
N |
% |
|
Opinión sobre China |
Muy favorable |
4888 |
12,6 |
|
Algo favorable |
22 797 |
58,6 |
|
|
Algo desfavorable |
8.560 |
22,0 |
|
|
Muy desfavorable |
2664 |
6,8 |
|
|
Años |
2010 |
4824 |
12,4 |
|
2011 |
5223 |
13,4 |
|
|
2013 |
4695 |
12,1 |
|
|
2015 |
4549 |
11,7 |
|
|
2016 |
4768 |
12,3 |
|
|
2017 |
4825 |
12,4 |
|
|
2018 |
4825 |
12,4 |
|
|
2020 |
5200 |
13,4 |
|
|
Nacionalidad |
Argentina |
7310 |
18,8 |
|
Brasil |
7709 |
19,8 |
|
|
Chile |
8119 |
20,9 |
|
|
Colombia |
7298 |
18,8 |
|
|
Venezuela |
8473 |
21,8 |
|
|
Sexo |
Masculino |
19 249 |
49,5 |
|
Femenino |
19 660 |
50,5 |
|
|
Edad |
18 a 29 |
11 298 |
29,3 |
|
30 a 39 |
8085 |
21,0 |
|
|
40 a 49 |
7126 |
18,5 |
|
|
50 o más |
12 011 |
31,2 |
|
|
Nivel socio-económico |
Muy bueno |
4057 |
10,4 |
|
Bueno |
16 850 |
43,3 |
|
|
Regular |
13 639 |
35,1 |
|
|
Malo |
2986 |
7,7 |
|
|
Muy malo |
404 |
1,0 |
|
|
Nivel educativo |
Básica y menos |
9086 |
23,4 |
|
Secundaria y menos |
19 421 |
49,9 |
|
|
Superior o más |
10 402 |
26,7 |
Nota. Elaboración propia con base en datos de Latinobarómetro (2010, 2011, 2013, 2015, 2016, 2017, 2018, 2020).
En cuanto a la opinión sobre China, se observa que la mayoría de los encuestados mantienen una actitud favorable hacia el país asiático. Un 58,6 % de los encuestados calificó su opinión como “algo favorable”, mientras que un 12,6 % expresó una opinión “muy favorable”, lo que sugiere una tendencia positiva generalizada en la región. No obstante, un 22 % de los encuestados consideró que su percepción es “algo desfavorable”, y un 6,8 % indicó que su opinión es “muy desfavorable”, lo que revela la presencia de un grupo minoritario con opiniones más críticas.
Los años incluidos en el análisis presentan una distribución relativamente uniforme en términos de tamaño muestral. Los datos abarcan ocho años, siendo el 2020 el año con mayor número de encuestados (13,4 %), seguido por el 2011 con el mismo porcentaje. Este periodo coincide con un crecimiento significativo en las relaciones comerciales entre América Latina y China, lo que puede haber influido en las percepciones públicas.
En lo que respecta a la nacionalidad, los encuestados están distribuidos equitativamente entre los cinco países analizados, con un promedio aproximado del 20 % de los encuestados por país. Venezuela es el país con mayor representación, con un 21,8 % del total de la muestra, seguido de cerca por Chile (20,9 %) y Brasil (19,8 %). Argentina y Colombia presentan una distribución más baja, con 18,8 % cada uno. Al estar balanceada, esta muestra permite realizar comparaciones significativas entre los países en el análisis de tendencias.
En términos de sexo, los encuestados se dividen de manera casi equitativa, con una ligera mayoría de mujeres (50,5 %) frente a los hombres (49,5 %). Esta paridad asegura que no haya un sesgo de género significativo en la evaluación de la opinión sobre China, crucial para interpretar los resultados con mayor precisión.
En lo que respecta a la edad, la muestra se distribuye principalmente entre los dos extremos: un 29 % de los encuestados pertenece al grupo de 18 a 29 años, mientras que el grupo más numeroso es el de 50 años o más, con un 30,9 %. Los grupos intermedios, 30 a 39 años y 40 a 49 años, constituyen el 20,8 % y el 18,3 % de la muestra, respectivamente. Los casos faltantes son mínimos, representando solo el 1 % del total. Esta distribución etaria también se muestra equitativa, asegurando una representación variada en términos generacionales.
En cuanto al nivel socioeconómico, la mayoría de los encuestados se ubicaron en las categorías de “bueno” (43,3 %) y “regular” (35,1 %), mientras que un 10,4 % se consideró en una situación “muy buena”. Las categorías más desfavorables, “malo” y “muy malo”, representan el 7,7 % y el 1 % de la muestra, respectivamente. Cabe señalar que hubo una pequeña proporción de valores perdidos (2,5 %), que, sin embargo, no representó un obstáculo significativo para el análisis general.
Finalmente, en cuanto al nivel educativo, se observa que casi la mitad de los encuestados (49,9 %) reportó tener estudios secundarios o menos, mientras que el 26,7 % indicó tener un nivel educativo superior o más. Un 23,4 % de los encuestados posee un nivel educativo básico o menor. Estas cifras ofrecen una visión del capital humano presente en los países analizados, lo que podría influir en la manera en que se percibe a China, dado que la educación puede afectar el acceso a la información y las opiniones sobre asuntos internacionales (Bennett et al., 1996).
Por otra parte, la evaluación de los promedios de percepción hacia China permite observar patrones iniciales de cómo la opinión pública ha evolucionado entre 2010 y 2020. Las piezas gráficas adjuntas a continuación presentan dos visualizaciones: una tabla que muestra los promedios de percepción sobre el país asiático desglosados por año y país, y un gráfico de líneas que compara cómo ha cambiado la percepción en cada país a lo largo del tiempo.
Tabla 4
Evolución promedio de la percepción pública sobre China en Argentina, Brasil, Chile, Colombia y Venezuela (2010-2020)[3]
|
Año |
Argentina |
Brasil |
Chile |
Colombia |
Venezuela |
|
2010 |
2,14 |
2,19 |
2,09 |
2,15 |
1,98 |
|
2011 |
2,27 |
2,12 |
2,06 |
2,09 |
2,01 |
|
2012 |
2,23 |
2,18 |
2,23 |
2,21 |
2,08 |
|
2013 |
2,19 |
2,24 |
2,40 |
2,33 |
2,15 |
|
2014 |
2,20 |
2,25 |
2,35 |
2,37 |
2,23 |
|
2015 |
2,20 |
2,26 |
2,29 |
2,40 |
2,30 |
|
2016 |
2,32 |
2,18 |
2,16 |
2,32 |
2,25 |
|
2017 |
2,17 |
2,24 |
2,06 |
2,26 |
2,17 |
|
2018 |
2,13 |
2,10 |
2,16 |
2,22 |
2,25 |
|
2019 |
2,37 |
2,30 |
2,28 |
2,37 |
2,34 |
|
2020 |
2,61 |
2,50 |
2,40 |
2,53 |
2,43 |
|
Promedio |
2,26 |
2,23 |
2,23 |
2,3 |
2,2 |
Nota: Elaboración propia con base en datos de Latinobarómetro (2010, 2011, 2013, 2015, 2016, 2017, 2018, 2020).
En primer lugar, la tabla de promedios de percepción ilustra las diferencias entre los países en cada uno de los años estudiados. El promedio general de percepción hacia China en los cinco países oscila entre 2,2 (en Venezuela) y 2,3 (en Colombia). Se observa que, en términos generales, la percepción pública sobre China varía de manera moderada, manteniéndose dentro de un rango relativamente estrecho de opiniones mayormente “algo favorables” a “algo desfavorables” (en una escala de 1 a 4).
Figura 3
Evolución de la percepción pública sobre China en Argentina, Brasil, Chile, Colombia y Venezuela (2010-2020)

Nota. Elaboración propia con base en datos de Latinobarómetro (2010, 2011, 2013, 2015, 2016, 2017, 2018, 2020).
Por otro lado, la Figura 3 permite visualizar de manera clara las variaciones interanuales en la percepción sobre China en cada país durante el período de estudio. Se destaca una tendencia común de fluctuación en la percepción hacia el país en cuestión, aunque la intensidad de las variaciones difiere entre países. Por ejemplo, en Argentina y Venezuela, se observa un incremento significativo en la percepción desfavorable hacia China a partir del año 2019, alcanzando picos de opinión desfavorable en 2020. En contraste, países como Brasil y Chile presentan una mayor estabilidad en sus percepciones a lo largo de la década, aunque también muestran ligeras fluctuaciones hacia el final del período analizado.
A pesar de que las diferencias descriptivas observadas entre los países son aparentemente moderadas y en algunos casos casi imperceptibles, es importante destacar que estas impresiones iniciales requieren ser evaluadas mediante técnicas estadísticas más avanzadas. En las próximas subsecciones, se abordará este análisis específico.
Comparación de medias
En esta subsección, se analiza la comparación de medias para evaluar si existen diferencias significativas en la percepción sobre China entre los países seleccionados. Este análisis permite identificar las variaciones en las actitudes hacia el país asiático, tomando en cuenta la nacionalidad como variable explicativa principal. La técnica ANOVA, combinada con sus pruebas post hoc, se utiliza para establecer si las diferencias entre las medias de opinión sobre China son estadísticamente significativas, lo que proporcionará una primera aproximación al papel que juega la nacionalidad en la formación de estas percepciones. A continuación, se presentan los resultados:
Tabla 5
Resultados del análisis ANOVA sobre la percepción de China por nacionalidad (2010-2020)
|
Fuente
de |
Suma de Cuadrados |
df |
Cuadrado Medio |
F |
Sig. |
|
Entre grupos |
49.718 |
4 |
12.429 |
22.007 |
<.001 |
|
Dentro de los grupos |
21,972.502 |
38,904 |
0.565 |
|
|
|
Total |
22,022.219 |
38,908 |
|
|
|
Nota. Elaboración propia con base en datos de Latinobarómetro (2010-2020).
Tabla 6
Tamaño del efecto para el análisis ANOVA sobre la percepción de China (2010-2020)
|
Tamaño del Efecto |
Estimación |
IC 95% |
IC 95% |
|
Eta-squared |
0.002 |
0.001 |
0.003 |
|
Epsilon-squared |
0.002 |
0.001 |
0.003 |
|
Omega-squared Fixed |
0.002 |
0.001 |
0.003 |
Nota. Elaboración propia con base en datos de Latinobarómetro (2010-2020).
Los resultados del análisis ANOVA y las comparaciones múltiples post hoc revelan que existen diferencias significativas entre las percepciones sobre China en los cinco países de América del Sur. El valor F del ANOVA es 22.007, con un valor de significancia menor a 0.001, lo que indica que existen diferencias significativas en la percepción sobre China entre los distintos países. El tamaño del efecto, sin embargo, es relativamente pequeño (Sawilowsky, 2009), con valores de Eta-squared y Omega-squared alrededor de 0.002 (0,02 %), lo que sugiere que, aunque las diferencias son estadísticamente significativas, su magnitud es limitada.
Tabla 7
Comparaciones post hoc (Tukey HSD y Bonferroni) sobre la percepción de China por nacionalidad (2010-2020)
|
Nacionalidad (I) |
Nacionalidad (J) |
Diferencia de Medias (I-J) |
Error Estándar |
Sig. |
IC 95 % Inferior |
IC 95 % Superior |
|
Argentina |
Chile |
-0.059* |
0.012 |
<.001 |
-0.09 |
-0.03 |
|
Argentina |
Venezuela |
0.065* |
0.012 |
<.001 |
0.03 |
0.10 |
|
Brasil |
Colombia |
-0.059* |
0.012 |
<.001 |
-0.09 |
-0.03 |
|
Chile |
Colombia |
-0.089* |
0.012 |
<.001 |
-0.12 |
-0.06 |
|
Chile |
Venezuela |
0.095* |
0.012 |
<.001 |
0.06 |
0.13 |
|
Colombia |
Venezuela |
0.095* |
0.012 |
<.001 |
0.06 |
0.13 |
Nota. Elaboración propia con base en datos de Latinobarómetro (2010-2020).
En cuanto a las comparaciones post hoc, se realizaron dos tipos de análisis: Tukey HSD y Bonferroni. Los resultados muestran que Argentina tiene una percepción significativamente más desfavorable hacia China en comparación con Chile (diferencia de -0.059, p < 0.001) y más favorable que Venezuela (diferencia de 0.065, p < 0.001). Asimismo, Venezuela se destaca por tener una percepción menos favorable hacia China en comparación con los demás países, como lo demuestra su diferencia positiva en relación con Colombia (diferencia de 0.095, p < 0.001) y Chile (diferencia de 0.065, p < 0.001). Brasil, por su parte, tiene una percepción intermedia, con diferencias significativas con Colombia (diferencia de -0.059, p < 0.001), lo que indica que las percepciones hacia China en Brasil son más positivas que en Colombia.
En resumen, los resultados del análisis ANOVA y las pruebas post hoc confirman que la nacionalidad influye significativamente en la percepción sobre China, con diferencias particularmente notables entre Argentina, Venezuela y Colombia.
Relación entre nacionalidad y percepción sobre China
Para profundizar en el análisis de las percepciones sobre China y cómo la nacionalidad influye en estas actitudes, se ha implementado un modelo de regresión logística ordinal. Este enfoque es adecuado para el tipo de datos de la variable dependiente en este estudio, “opinión sobre China”, medida en una escala ordinal. La regresión logística ordinal permite capturar las probabilidades de que los encuestados pertenezcan a una categoría específica dentro de esta escala, en función de su nacionalidad y otras variables de control, como edad, sexo, nivel socioeconómico y nivel educativo.
El uso de este modelo se justifica no solo por la naturaleza ordinal de la variable dependiente, sino también por la necesidad de controlar por múltiples factores que podrían influir en las percepciones de China. Al emplear la regresión logística ordinal, se intenta estimar con mayor precisión cómo la nacionalidad actúa como un predictor de las actitudes hacia China, mientras se controlan otras características sociodemográficas que podrían introducir sesgos en el análisis.
A continuación, se presentan los resultados del modelo de regresión, que permiten observar el efecto relativo de la nacionalidad y otras variables explicativas sobre las probabilidades de tener una opinión más favorable o desfavorable sobre China.
Tabla 8
Resultados de la regresión logística ordinal sobre la percepción de China por nacionalidad y características sociodemográficas (2010-2020)[4]
|
Parámetro |
B |
Error Estándar |
Intervalo de confianza del 95 % Inferior |
Intervalo de confianza del 95 % Superior |
Sig. |
|
[Opinión sobre China=1] |
-2.247 |
0.0798 |
-2.403 |
-2.090 |
<.001 |
|
[Opinión sobre China=2] |
0.673 |
0.0789 |
0.519 |
0.828 |
<.001 |
|
[Opinión sobre China=3] |
2.448 |
0.0806 |
2.290 |
2.606 |
<.001 |
|
[Año de la encuesta=2010] |
-0.910 |
0.092 |
-1.090 |
-0.729 |
<.001 |
|
[Año de la encuesta=2011] |
-0.901 |
0.092 |
-1.080 |
-0.722 |
<.001 |
|
[Año de la encuesta=2013] |
-0.432 |
0.046 |
-0.516 |
-0.348 |
<.001 |
|
[Año de la encuesta=2015] |
-0.434 |
0.046 |
-0.541 |
-0.348 |
<.001 |
|
[Año de la encuesta=2016] |
-0.742 |
0.0426 |
-0.825 |
-0.658 |
<.001 |
|
[Año de la encuesta=2017] |
-0.742 |
0.0426 |
-0.825 |
-0.658 |
<.001 |
|
[Año de la encuesta=2018] |
-0.642 |
0.047 |
-0.733 |
-0.550 |
<.001 |
|
[Año de la encuesta=2020] |
0 |
Ninguno |
Ninguno |
Ninguno |
Ninguno |
|
Edad |
0.007 |
0.0007 |
0.006 |
0.009 |
<.001 |
|
Sexo |
0.102 |
0.010 |
0.083 |
0.122 |
<.001 |
|
Nivel socio-económico |
-0.084 |
0.011 |
-0.112 |
-0.056 |
<.001 |
|
Nivel educativo |
-0.080 |
0.014 |
-0.106 |
-0.054 |
<.001 |
|
[Nacionalidad =Venezuela] |
-1.135 |
0.038 |
-1.210 |
-1.059 |
<.001 |
|
[Nacionalidad=Chile] |
-0.094 |
0.032 |
-0.157 |
-0.031 |
<.001 |
|
[Nacionalidad=Colombia] |
0.182 |
0.032 |
0.120 |
0.245 |
<.001 |
|
[Nacionalidad=Argentina] |
0.068 |
0.037 |
0.002 |
0.134 |
0.043 |
|
[Nacionalidad=Brasil] |
0 |
Ninguno |
Ninguno |
Ninguno |
Ninguno |
Nota. Elaboración propia con base en datos de Latinobarómetro (2010-2020).
Los umbrales reflejan los puntos de corte entre las distintas categorías de la variable “opinión sobre China”. Los resultados muestran que los valores de los umbrales son todos significativos (p < .001), lo que confirma que las categorías ordinales están claramente diferenciadas en términos estadísticos.
Los coeficientes para los años de la encuesta muestran que, en comparación con el año de referencia (2020), los encuestados en años anteriores tenían una opinión más favorable sobre China, ya que todos los coeficientes son negativos y significativos. Esto indica que las percepciones sobre China se deterioraron con el tiempo, y en 2020, los encuestados presentaron las opiniones más desfavorables. Esto podría estar estrechamente relacionado con factores externos como la pandemia de COVID-19.
El coeficiente positivo para la variable de edad indica que a medida que los encuestados son mayores, tienen una mayor probabilidad de tener una opinión más desfavorable sobre China. Esta cuestión implica que las personas jóvenes tienden a ser más favorables hacia China, mientras que las personas de mayor edad son más críticas o desconfían más del país asiático.
El coeficiente positivo para la variable de sexo significa que las mujeres tienen una probabilidad más alta de tener una opinión más favorable sobre China en comparación con los hombres. Este hallazgo sugiere que las mujeres, en promedio, presentan una percepción menos desfavorable del país en cuestión en comparación con los hombres.
El coeficiente negativo para la variable de nivel socioeconómico implica que a medida que el nivel socioeconómico percibido por los encuestados mejora (es decir, se mueven hacia niveles más altos), las percepciones sobre China tienden a ser más favorables. Es decir, las personas con mejor situación económica perciben a China de manera más negativa.
El coeficiente negativo y significativo del nivel educativo sugiere que a mayor nivel educativo, las opiniones sobre el país asiático tienden a ser más favorables. Esto podría estar relacionado con una mayor comprensión de las complejidades de las relaciones internacionales o una visión más global entre aquellos con mayor nivel de educación.
Por último, las diferencias en las percepciones sobre China según la nacionalidad son significativas. Venezuela y Colombia muestran coeficientes positivos, lo que indica que los ciudadanos de estos países tienen una mayor probabilidad de tener opiniones más desfavorables en comparación con Brasil, que es el país de referencia. En contraste, Argentina y Chile presentan coeficientes negativos, lo que indica que los ciudadanos de estos países tienden a ser más favorables hacia China que los brasileños.
En conjunto, los resultados confirman que la nacionalidad y las características sociodemográficas como la edad, el sexo, el nivel socioeconómico y el nivel educativo influyen significativamente en la percepción sobre China. Las personas mayores, los hombres y aquellos con mejores condiciones económicas tienden a tener opiniones más desfavorables, mientras que las personas más jóvenes, las mujeres y aquellos con mayor nivel educativo tienden a ser más favorables. Además, las percepciones sobre China han empeorado a lo largo del tiempo, siendo 2020 el año con opiniones más desfavorables en los países estudiados.
Conclusiones
El presente estudio ha demostrado que la nacionalidad influye significativamente en la percepción sobre China en los países sudamericanos analizados, revelando diferencias importantes entre Argentina, Brasil, Chile, Colombia y Venezuela. En términos generales, la opinión pública hacia el país asiático tiende a ser favorable en la región, pero factores como las crisis económicas y políticas en países como Venezuela, o la mayor interacción comercial de Brasil con el gigante asiático, influyen en las variaciones de percepción. Además, las variables sociodemográficas también juegan un papel relevante. Se observó que los ciudadanos más jóvenes, las mujeres y aquellos con mayor nivel educativo tienden a tener una visión más favorable de China, mientras que los grupos de mayor edad o con menor nivel educativo tienden a mostrar mayor escepticismo o desconfianza hacia el país asiático.
En cuanto a las implicaciones teóricas, este estudio refuerza las perspectivas que señalan la importancia de la identidad nacional como un filtro clave en la formación de percepciones sobre actores internacionales, un hallazgo coherente con lo propuesto por la teoría de la identidad colectiva. La influencia de la nacionalidad en la percepción sobre China destaca cómo los ciudadanos de diferentes países interpretan de manera distinta los mismos actores internacionales, en función de sus contextos nacionales, relaciones económicas y trayectorias históricas. Desde una perspectiva práctica, los resultados de este estudio son relevantes para los responsables de la formulación de políticas exteriores y estrategias diplomáticas, especialmente en países democráticos donde la opinión pública tiene un impacto considerable en la legitimación de decisiones gubernamentales. Las percepciones hacia China pueden influir en la manera en que los gobiernos latinoamericanos establecen sus vínculos comerciales y políticos con el gigante asiático, lo que puede repercutir en sus decisiones sobre alianzas internacionales, acuerdos comerciales y cooperación bilateral.
Sin embargo, es importante reconocer las limitaciones metodológicas de este estudio. Aunque Latinobarómetro es una fuente confiable y ampliamente utilizada en el análisis de la opinión pública, su naturaleza de encuesta puede no capturar toda la complejidad del contexto local, especialmente en momentos de cambios políticos o económicos abruptos. La falta de datos en ciertos años, que se resolvió mediante interpolaciones, también puede haber influido en la precisión de algunos resultados, aunque esta técnica se empleó solo en los análisis descriptivos. Además, la exclusión de otros países sudamericanos limita la posibilidad de generalizar completamente los resultados a toda la región. Países como Perú o Bolivia, con realidades económicas y políticas distintas, podrían ofrecer perspectivas adicionales sobre las relaciones entre América Latina y China.
En términos de futuras líneas de investigación, sería valioso expandir el análisis a otras regiones del mundo, como África o el sudeste asiático, que también han experimentado un aumento significativo en la influencia económica y política de China. Comparar cómo varían las percepciones sobre China en América Latina con las de estas regiones podría arrojar luz sobre el alcance global de la estrategia de expansión china y las respuestas locales a su presencia. Asimismo, explorar períodos más recientes que incluyan el impacto de la pandemia de COVID-19 permitiría observar cómo las dinámicas globales y las respuestas sanitarias han afectado la percepción de China como un socio estratégico o, por el contrario, como una fuente de competencia y desafío. Otra posible dirección sería investigar los efectos mixtos, es decir, cómo la combinación de factores económicos, culturales y políticos influye en la percepción de China, más allá de las variables individuales tratadas en este estudio. Este enfoque permitiría capturar con mayor detalle cómo la relación entre China y América Latina evoluciona en función de factores geopolíticos, comerciales y culturales en constante cambio. Por último, una línea de investigación cualitativa también resultaría valiosa para complementar este análisis cuantitativo. Integrar hallazgos cualitativos con datos cuantitativos fortalecería la comprensión de la relación entre China y la región, capturando complejidades que no pueden ser observadas directamente a través de cifras.
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[1] La falta de datos de exportaciones de Venezuela a China después de 2013 puede atribuirse a la grave crisis económica y política que el país ha enfrentado desde entonces, con una drástica caída en la producción petrolera y la imposición de sanciones internacionales, lo que ha afectado la capacidad de reporte de datos económicos confiables. Además, su deterioro institucional ha limitado la transparencia en las estadísticas oficiales.
[2] Si bien la nacionalidad es utilizada como variable clave en este estudio, se reconoce que la identidad nacional es un concepto más amplio, que abarca elementos históricos, culturales y discursivos (Tajfel & Turner, 2004; Kunovich, 2009). Dado que Latinobarómetro no incluye una variable específica de identidad nacional, la nacionalidad se emplea como una proxy aproximada para capturar su influencia en la percepción pública. Sin embargo, los hallazgos deben interpretarse dentro de esta limitación, considerando que otros factores no medidos podrían incidir en la relación estudiada.
[3] Dado que Latinobarómetro no realizó encuestas en 2012, 2014 y 2019, se optó por interpolar los valores faltantes en estos años para mantener la coherencia en la visualización de las tendencias temporales. La interpolación de valores es útil en este caso para suavizar las series temporales y permitir una observación continua de la percepción sobre China, sin introducir rupturas abruptas en el análisis. Esta técnica es común en estudios longitudinales cuando existen años intermedios sin datos disponibles, ya que ayuda a evitar distorsiones visuales y facilita la interpretación de las tendencias generales. No obstante, es importante aclarar que, aunque se han interpolado estos valores para facilitar la visualización gráfica, no se han incluido los valores interpolados en los análisis estadísticos más complejos (como la comparación de medias y el modelo de regresión logística ordinal). La razón para no incluir estos valores interpolados en el análisis cuantitativo es garantizar la validez y la rigurosidad de los resultados, evitando posibles sesgos que puedan surgir de datos calculados en lugar de observados directamente. De este modo, se asegura que los resultados obtenidos en las pruebas estadísticas sean una representación fiel de las percepciones registradas en los años con datos reales.
[4] Se ha utilizado a Brasil como la categoría de referencia para la variable nacionalidad y al año 2020 como la referencia para la variable año de la encuesta. Brasil fue elegido como referencia porque, en promedio, entre los países y el período estudiados, representa el valor medio en la variable opinión sobre China. Esto permite que las comparaciones con otros países reflejen de manera más clara las diferencias en las percepciones sobre el país asiático, dado que Brasil no representa un extremo en la escala de opiniones, sino un punto intermedio en la muestra. Por otro lado, el año 2020 fue seleccionado como referencia debido a su relevancia como punto de inflexión en las relaciones internacionales a raíz de la pandemia de COVID-19. Durante ese año, China jugó un papel destacado, lo que pudo haber impactado significativamente en las percepciones públicas hacia este país.