MIRÍADA. Año 3, No. 5
(2010)
© Universidad del Salvador. Facultad
de Ciencias Sociales.
Instituto de Investigaciones en Ciencias Sociales (IDICSO), ISSN: 1851-9431
Formas
de liderazgo empresarial en la temprana industria cementera argentina
Raúl Bisio[*]
Nélida
Boulgourdjian[†]
Resumen
El propósito de este artículo es estudiar la configuración y
la dinámica de la industria cementera en
Palabras
clave: Historia social; Proceso de industrialización; Industria cementera; Relaciones
laborales; Tipos de liderazgo industrial
Abstract
The goal of this article is the study
of the configuration and the dynamic of the cement industry in Argentina during
his first historial moment of consolidation and development (1900-1930). This
industry was an exemple of modernity, consistency and viability during the early industralization. This
modernization was leaded by enterprises of national capitals, in a process of
rapide economic growth. Our analytical perspective is focused on the characterization
of critical social innovations during the first steps of this activity and
their role on the orientation and consolidation of its morphological industry.
The documental sources are: the classical analytical bibliography; primary
sources from the actor themselves (technicians) and finally, different
periodical sources.
Keywords: Social history; Process of industrialization; Cement
industry; Industrial relations; Types of industrial leadership
Introducción
El propósito de este trabajo es estudiar la
configuración y la dinámica de la industria cementera en
Esta expansión estuvo sostenida por una lógica
empresarial-industrial a escala nacional y, desde sus inicios, por la
utilización eficaz de saberes y conocimientos actualizados, que se concretaron
en la adopción pertinente de innovaciones, procesos y técnicas productivas
cercanas a la frontera internacional, es decir, una expansión donde se produjo
la emergencia de un proceso virtuoso y creativo de promoción y aplicación de
innovaciones tecnológicas y sociales. Por otra parte, vamos a plantear que la
visión empresarial desempeñó un rol decisivo y que, en dicha etapa, la misma
coadyuvó a cristalizar una morfología y un perfil de estructura industrial que
perduraría durante mucho tiempo y que aquí sólo pretendemos caracterizar en sus
principales rasgos.
Nuestra enfoque de análisis tiene una modesta
intención descriptiva y de construcción de interrogantes, y estará centrada en
la caracterización de las innovaciones
sociales críticas en los primeros pasos de la actividad y el rol que las
mismas tuvieron en la orientación y consolidación de su morfología industrial.
Para alcanzar estos objetivos, en la primera parte de
nuestro trabajo vamos a presentar un panorama descriptivo de la configuración
espacial-histórica de la industria; en la segunda, intentaremos identificar los
factores críticos que intervinieron en su dinámica socio-productiva; y
finalmente, discutiremos algunas de las interpretaciones disponibles de la
visión empresarial emergente, con particular atención en las prácticas que los
pioneros desarrollaron en el mundo del trabajo y las relaciones laborales.
El centro de interés de análisis, en síntesis, pivotea
alrededor de las siguientes preguntas: ¿de qué manera, en qué medida y por qué
mediaciones, una construcción histórica singular, la visión empresarial de los
pioneros, constituyó un factor importante en la maduración y desarrollo de una
industria naciente? Más específicamente, ¿cuáles fueron las innovaciones
sociales que aportaron, en el horizonte del mundo empresarial de la época, y
qué efectos tuvieron? y finalmente, ¿qué hipótesis de trabajo interpretativas
pueden avanzarse acerca del sentido y las funciones de dicha visión:
paternalismo, disciplinamiento, responsabilidad social?
1. Orígenes, evolución histórica y espacial de
la actividad cementera
1.1. Etapa pionera
Desde los siglos XVIII y XIX, fueron muchos los investigadores,
tecnólogos e inventores que trabajaron en la obtención de un producto que
tuviera las propiedades de los cementos naturales, es decir, lograr un
conglomerado hidráulico que se conservara a la intemperie o resistiera en el
agua.[1]
(Duvoy, 1973)
Veronelli (1984), un asesor químico de una importante
empresa cementera argentina, repasando las etapas precursoras en la evolución
de la industria, señala:
El estudio científico de estos silicatos de calcio
hidráulicos se había iniciado al presentar Vicat a
Este asesor, revisando las fuentes históricas, señala
los siguientes pasos: a) en 1867: Vicat empleó por primera vez el concepto de
índice de hidraulicidad, para fijar la relación ponderal arcilla-cal; b) en el
mismo año, Michaelis estableció la observación de que el endurecimiento del
cemento y las reacciones ya conocidas por los antiguos romanos eran de la misma
naturaleza; c) en 1883-1887 Le Chatelier proporcionó un estudio científico
detallado de la química de los silicatos y aluminatos de calcio hidráulicos; d)
en 1882, el mismo investigador aplicó esos estudios observando
microscópicamente láminas de clinker, identificando sus componentes químicos;
e) por otra parte, Tornebohn, designó en 1897, con el propósito de simplificar
la nomenclatura, los nombres de Alita, Belita y Felita a los componentes
identificados por Le Chatelier; f) Stern, en 1908, desarrolló la técnica de
estudios microscópicos por luz reflejada; g) en 1915, Rankin y Wright
propusieron una designación abreviada y standardizada de esos componentes; h)
en 1929, Bogue y Dahl, enunciaron las fórmulas de la composición del cemento
Pórtland deducidas del análisis químico; i) entre 1930 y 1940, Eckel, Spohn y
Kuhl en Alemania y Lea y Parker en Inglaterra definieron la noción de
saturación para el clinker; j) finalmente, a propuesta de
No obstante, por tratarse de una actividad
técnicamente compleja y costosa, en
Una de las primeras tentativas de fabricar cemento en
En 1876 se fundó en Barracas una fábrica que, de
acuerdo con los datos de la época, produjo un material de buena calidad; las
escasas referencias sobre dicho establecimiento hacen presumir que su vida
comercial fue muy breve (La industria argentina…, 1933, p.4).
El Estado, por su parte, mostró activo interés por
esta industria y, a través de
Con motivo de la construcción del dique San Roque, Mal
Paso y su red de canales, entre 1885 y 1890, los ingenieros Bialet Massé y
Cassafousth instalaron una fábrica, cerca de Cosquín, Córdoba. La fábrica de
cemento, llamada
En 1889 se promovió un nuevo ensayo de fabricación que
tampoco tuvo éxito; fue el que se realizó en Tandil bajo la iniciativa del
Ingeniero Nicolás Derossi. Si bien a través de esta experiencia se logró producir
un buen cemento pórtland (La industria argentina…, 1933), la planta siguió la misma suerte que sus predecesoras.
Acerca de la calidad del cemento y para destacar el interés que los estudiosos
concedían a esta actividad, recuperamos el ejemplo del Dr. Anastasio Quiroga
quien elaboró un estudio fundamentado que se publicó bajo el título Informe sobre el Cemento Argentino, publicado en los Anales de
Finalmente, esa fábrica tampoco pudo subsistir; en
parte por la notoria resistencia local a aceptar productos de industria
nacional, así también por la emergencia de una desleal competencia de los
productos extranjeros. De hecho, tuvieron que pasar veinte años antes que se
verificara un nuevo emprendimiento productivo de significación.
En 1907 los ingenieros argentinos Senestrari y Gavier
con el asesoramiento de ingenieros franceses E. Candlot y M. le Chatelier,
entonces profesores de
En 1917 se construyó a siete kilómetros de la ciudad de Córdoba, hoy Arturo Bas, una fábrica a cargo del ingeniero Marcelo Garlot y de Pablo Verzini que perduró hasta 1980 y cuya planta se desarrolló con una tecnología de base de tres hornos rotativos. Teniendo en cuenta que durante la primera guerra no era posible recibir tecnología ni equipos de Europa, sus fundadores recurrieron y adoptaron mejoras y elementos alternativos locales. Así por ejemplo, partiendo de desechos industriales y de otros creados ad hoc, fueron desarrollando y aplicando su propia tecnología (adaptaciones y puesta a punto de los equipos). De ese modo, fue posible sentar las bases de lo que desde 1932 se denominó Corporación Cementera Argentina S.A. (Boiso, 1958)
Otro importante polo de desarrollo productivo de la
actividad cementera pudo promoverse en las cercanías del Partido de Olavarría
en
Los primeros trabajos en el área de Olavarría y a
medida que esta iniciativa se consolidaba, despertó el interés de la gerencia
del Ferrocarril del Sur que advirtió que la instalación de una fábrica de
cemento en las Sierras Bayas promovería la expansión del mercado de transporte,
con el consecuente incremento de los fletes.
Otro precursor de la actividad cementera fue Alfonso
Aust quien había iniciado la exploración de canteras en 1870. Se elaboró por
primera vez cal hidráulica pulverizada y apagada, con métodos similares a los
utilizados en Europa. Este empresario pionero contaba con competencias y un
sólido conocimiento técnico que le posibilitó el descubrimiento del cemento
Pórtland a partir de piedra caliza de la zona. No obstante, a pesar de que las
condiciones productivas eran muy favorables -el conocimiento técnico y la
materia prima - su proyecto carecía de capitales para encarar la construcción
de una fábrica (Villafañe, 2000). Finalmente, interesó a banqueros americanos
(Hayden Stone) y en 1916 se constituyó
1.2. Etapa de maduración y
consolidación de las empresas líderes
La pionera Compañía
Argentina de Cemento Pórtland San Martín fue un punto de partida
decisivo en esta etapa de maduración: “La gran industria comenzó en 1918 [a partir de]
Esta innovación
productiva nacional, el flamante Cemento
Pórtland San Martín, fue
presentado oficialmente por el Dr. Abel Sánchez Díaz quien, en defensa de la
calidad del producto, dio una conferencia en el Centro Nacional de Ingenieros
en 1919, con el auspicio de
Una clara manifestación del interés creciente en la
actividad cementera se expresó en la necesidad de contar con normas y criterios
sobre la calidad y certificación del producto.
Así, por decreto del Poder Ejecutivo, el ente estatal Obras Sanitarias
de
En 1919 fue fundada Calera Avellaneda, en la ciudad del mismo nombre Provincia de
Buenos Aires, cuya materia prima provenía de las canteras San Jacinto en
Olavarría. De esa dinámica industrial surgió un nuevo producto, la cal Hidrat, que tuvo resultados exitosos en
el mercado argentino. Fue más tarde, cuando se consolidó y logró un sostenido
crecimiento, que el emprendimiento Avellaneda se convirtió en depósito de
mercaderías y sus instalaciones fueron trasladadas a San Jacinto que, de ese
modo, pasó a convertirse en la primera fábrica de cal de Sudamérica. En 1933, de la misma evolución, surgió
-basada en sólidos estudios técnicos y en la calidad de las materias
primas-
En el caso de Loma
Negra Sociedad Anónima, fundada en 1928, contaba con abundante materia
prima extraída de los extensos campos de la familia Fortabat y, sobre todo, con
acceso al crédito. Alfredo Fortabat, quien si bien contaba con conocimientos
técnicos personales, pudo hacer suyos los saberes productivos y las
competencias técnicas que le fueron brindados por especialistas extranjeros,
principalmente inmigrantes alemanes y austríacos. A través de estos aportes y
su tenacidad logró levantar en 1926 su propia fábrica en Loma Negra a pocos
kilómetros de las Sierras Bayas. (Villafañe, 2000)
Otras empresas fueron asimismo desde 1936 se
inauguraron fábricas en Mendoza, Santiago del Estero, Salta, etc. y, en 1930,
en Comodoro Rivadavia.
Tomando en consideración el aspecto tecnológico, un
reconocido especialista y técnico de la empresa Loma Negra consideraba que
hacia la década de 1950, la industria argentina de cemento Pórtland estaba en
un ciclo de madurez y al día
con la industria mundial. En los senderos productivos adoptados por la dinámica
de la actividad cementera en
Hay que subrayar que la actividad pionera de la industria
del cemento fue objeto, tempranamente,
de diversos estudios que fueron publicados en revistas científicas, por ejemplo
el que apareció en
También al interior mismo de los establecimientos y,
en virtud de la naturaleza del producto y de las necesidades que la dinámica
productiva les impuso, desde el comienzo
de su desarrollo las empresas tuvieron que utilizar
equipamientos científico-técnicos con funciones complejas e innovadoras, por
ejemplo, laboratorios.[3]
En síntesis, para resumir este apartado sobre la
consolidación y la evolución histórico- espacial de la actividad cementera en
·
modernidad de la actividad
industrial (cercana a la frontera mundial)
·
distribución espacial bipolar, con
dos grandes centros, Córdoba y Olavarría
·
impronta migratoria
mayoritariamente europea, fuentes portadoras de saberes y experiencias de
elevada competencia profesional y técnica.
·
presencia activa del Estado
(interés, incitación económica y primeras regulaciones de la actividad).
·
apertura, trasvasamientos y
comunicación de innovaciones con el mundo científico y tecnológico
·
rol decisivo del acceso al
financiamiento
·
empresarios animados por valores,
vocación y actitudes desarrollistas e
industrialistas
2. Configuración
socio-productiva: sus puntos nodales
En este apartado nos proponemos identificar aquellos
puntos críticos o nodales de la configuración socio-productiva a los cuales los
empresarios pioneros debieron confrontarse, buscando soluciones innovadoras
eficaces (tecnológicas, sociales). Por esta razón en una primera parte,
resumiremos las características del producto y las fases o etapas de su proceso
de elaboración; y en la segunda parte, intentaremos identificar esos puntos
críticos.
2.1. Ciclos o fases de la
actividad productiva, tipos de producto y vías de comercialización
a) El producto y sus tipos
El cemento Pórtland es un producto artificial en forma
de polvo fino dotado de poder aglomerante. Consiste esencialmente en un
compuesto de cal y sílice con agregados de otros componentes en diferentes
proporciones, por ejemplo óxido de hierro y alúmina. Este compuesto, elaborado
a partir de un proceso químico durante el cual es sometido a cocción y
molienda, constituye una de las materias primas utilizada en toda variedad de
construcción.
Ese proceso de combinación y fusión parcial y
sintetización de la mezcla homogénea es denominado clinkerización y los granos obtenidos mediante dicho procedimiento,
son llamados clinker pórtland; luego los mismos son molidos hasta lograr el
producto final.
Una característica importante del producto final en su
homogeneidad es la standardización, razón por la cual puede considerarse un commodity que, según los economistas,
presenta los siguientes rasgos:
·
la oferta del producto es percibida
virtualmente idéntica por los demandantes;
·
se trata de un commodity con baja diferenciación por producto e información
completa según la técnica de producción;
·
no existe un mercado internacional
competitivo, contrastando por ejemplo con otras commodities primarias: productos agrícolas o metales.
En
Todos estos sub-tipos de productos se obtienen durante
el proceso de molienda del clinker, momento en que se hacen los agregados
específicos.
b) Las fases o ciclos productivos
La producción del cemento se despliega en cuatro fases
o ciclos, a saber:
·
Primera Fase:
extracción de calizas y arcillas de las canteras
·
Segunda Fase:
molienda de la materia prima en las plantas y agregación de aditivos
complementarios a la misma.
En estas dos primeras fases
decisivas de la dinámica productiva, los factores críticos son: a) calidad
intrínseca de esa materia prima (propiedades físico-químicas de piedras calizas
y arcillas); b) cercanía de las canteras a las plantas de molienda y
procesamiento del producto final y c) molienda del clinker. Así para ilustrar
con un ejemplo, resulta evidente que en la cuestión de la distancia entre
cantera-planta, el costo económico y la logística del transporte constituyen un
punto nodal que la empresa debe resolver eficientemente para obtener
rentabilidad.
La trituración primaria y homogeneización de los
componentes y el crudo, incluyen secado, mezclado y molienda. En las plantas,
la materia prima es volcada automáticamente a una tolva, desde donde asciende
hasta la boca de alimentación de los secadores. El secado es un proceso
delicado que debe producir un material homogéneamente desecado (cuestión que es
permanentemente monitoreada por un laboratorio químico).
Una vez desecado el material, se extraen muestras que
son también controladas en laboratorio con el propósito de obtener las
propiedades deseadas. En lo tecnológico, estos molinos ofrecen tipos de
alternativas diferenciadas y en constante evolución (sólo para dar un ejemplo,
en los molinos denominados verticales
se realiza una nueva molienda).
El material que finalmente adquiere la textura de una
harina, es conducido hacia unos silos
en los cuales se produce un mezclado en
crudo (es decir, previo a su cocción) y desde allí es conducido hacia los
hornos.
·
Tercera Fase:
unidad de cocción en hornos productores del clinker
Estamos ahora en lo que constituye el verdadero corazón
de la fábrica: los hornos; éstos constituyen una pieza clave de todo el proceso
productivo. Cuando el material entra en los hornos, su textura es una harina
algo blancuzca y sutil (liviana), que es sometida a altísimas temperaturas
(hasta 1500 grados). Esta calcinación
cambia las propiedades físico-químicas del material, que de ese modo va
adquiriendo, a su salida de los hornos (cuando se enfría), la forma de una
especie de escoria negra, brillante y algo pesada; a este subproducto se lo
denomina clinker.
“El clinker es inerte, es decir, no reacciona con el
agua, pero si se lo muele hasta hacerlo polvo impalpable, al contacto con el
agua se endurece” (La industria
argentina…, 1933, p. 17).
·
Cuarta fase:
molienda del clinker y agregación de aditivos hasta obtener el producto final
(cemento Pórtland).
El clinker
que sale de los hornos en estado candente debe ser sometido a un proceso de
enfriamiento a través de dispositivos especiales; una vez enfriado es sometido
a una nueva y última molienda. Se obtiene así un material molido muy finamente
tamizado que se convierte en el producto final del proceso: el cemento.
c) Los circuitos de comercialización y transporte
La cadena de comercialización se desarrolla en tres
momentos:
a)
extractivo: en la cual se obtienen
los minerales básicos
b)
procesamiento de esos insumos: lo
hace una misma empresa en la totalidad de sus subtipos de productos
c)
distribución del producto para su
uso final: hormigoneras, obras civiles o privadas
Una vez obtenido el producto es despachado a través de
dos formas: a) en bolsas de
En lo referente al transporte, el costo del flete es sumamente elevado, siendo éste un
factor crítico de fuerte restricción tanto a la exportación como a la
importación. Desde sus orígenes, dicha restricción ha jugado un rol decisivo en
la configuración espacial de la industria y en su morfología.
Finalmente, en lo que se refiere a la estructura de la
demanda, la misma fue variando históricamente alrededor de dos polos:
por un lado, la inversión privada en
obras de construcción, siendo la exportación prácticamente inexistente y,
por el otro, la inversión pública en
obras de infraestructura.
En síntesis, para los propósitos de estas notas
podemos resumir el análisis hasta aquí desarrollado, sosteniendo que hemos
aportado tres constataciones, a saber:
·
en la etapa pionera, los saberes
técnicos disponibles y movilizados por los empresarios pusieron de manifiesto
un claro espíritu innovador de singular eficacia;
·
en dicha visión y prácticas
empresariales, prevaleció una impronta
migratoria (de filiación sobre todo
europea, y también norteamericana);
·
una parte sustantiva, sino
esencial, de la visión empresaria estuvo constituida por un saber hacer que ellos lograron
movilizar y que tuvo como soporte importante y necesario, una fluida comunicación y adecuada comprensión del mundo científico- tecnológico, es decir, básicamente una eficaz articulación con el
ámbito universitario, funcionarios profesionales, revistas científicas y
conocimientos actualizados sobre los modernos equipamientos industriales
críticos.
2.2. - Identificación de los puntos
nodales.
a)
Localización y tamaño de las plantas;
estructura y morfología de
la demanda.
Con respecto al producto que nos interesa en este trabajo, el cemento,
sabemos que durante la primera década del siglo XX el consumo nacional fue escaso y esa
demanda estaba cubierta por la importación. Así, en los años previos a
Ya hemos señalado que los primeros intentos de producción nacional habían fracasado. Las causas de este fenómeno fueron ciertamente complejas y no las conocemos con precisión. Sin embargo puede hipotetizarse que tal vez se cometieron errores en la localización de las plantas (con el consiguiente impacto negativo de los costos de transporte), a lo que debe sumarse, el desconocimiento de los empresarios nacionales de un mercado nuevo, poco conocido y mal estudiado.
En el campo de la dotación y las innovaciones tecnológicas habría que destacar que la empresa Compañía Argentina de Cemento Pórtland fue la primera en utilizar procesos de producción continua con hornos rotativos que reemplazaban la técnica de los hornos verticales.
Algunos pocos datos nos permitirán ilustrar y dimensionar este contexto
socio-productivo: en 1913
En ese escenario productivo se generó en el sector una dinámica sustitutiva
de importaciones muy exitosas, y tan sólo una década después, en 1929, la
producción local de cemento alcanzaba las 343.000 toneladas, es decir, aportaba
aproximadamente el 50% del consumo total (787.000 toneladas).
En síntesis, se produjo un rápido
y hay que subrayar temprano proceso
de sustitución de importaciones, lográndose consolidar una sostenida expansión
de la producción local. En el lapso entre
Así, ya en la década del 20, la industria cementera nacional había
consolidado su expansión y producido un salto cualitativo en su configuración
socio-productiva con perfiles singulares y rasgos que serían fundacionales y
que condicionarían su desarrollo ulterior. Para que esa expansión se produjera,
fue necesario que los empresarios pioneros resolviesen exitosamente el desafío
de superar restricciones críticas. En este apartado examinaremos sintéticamente
esos obstáculos, para lo cual seguiremos de cerca los sólidos trabajos de
Schvarzer y Petelski (2005) así como el de Pearson (1978).
En este trabajo vamos a postular que los empresarios pioneros pudieron
resolver satisfactoriamente tres puntos nodales críticos. El primero de
esos nudos fue la localización de las
plantas. Como vimos, una peculiaridad de la actividad cementera consistía en la necesaria conjugación y articulación de
una fase extractiva en el sector
primario (la minería cuyo aporte es la materia prima) con una fase de
elaboración o manufacturera industrial.
En esta interfase se planteaba como dilema la cuestión de la distancia. ¿Cómo
había que optimizar el proceso? Una forma podía ser ubicando las plantas cerca
de los yacimientos, pero esta decisión encarecía considerablemente los costos
de transporte del producto final; o por el contrario, ubicándolas cerca de los
grandes centros urbanos donde se originaba la demanda, encareciendo
concomitantemente el transporte de las materias primas hasta las plantas.
Como se advierte, el cemento es un producto muy sensible y afectado
por el costo del transporte y este factor es decisivo pues constituye una barrera para todos aquellos oferentes
que están lejos de las urbes. Esas barreras operan en ambos mercados, el
internacional (donde es muy difícil exportar) y en el nacional (hay que tener
en cuenta que
El segundo nudo crítico a resolver estuvo relacionado con la
cuestión del tamaño de las plantas. En
este dilema jugaron complejas articulaciones sinérgicas entre los parámetros
estrictamente económicos (costos de los factores de producción, productividad,
rentabilidad) con la crucial cuestión de los cambios tecnológicos o técnicos.
En este último campo, en las primeras décadas del siglo XX, se produjeron
en el ámbito internacional, cambios muy importantes en el stock disponible de
conocimientos y saberes productivos. Toda esta dinámica entonces presionaba en
dirección de exigir plantas cada vez más grandes para obtener economías de
escala. Ahora bien, ¿de qué factores dependía la decisión de determinar el
tamaño de las plantas?
Pensamos que la clave tecnológica debe buscarse en los hornos que producen el clinker: por ejemplo de su capacidad, tipo
de proceso, mantenimiento, etc.; en precisas palabras de Schvarzer y Petelski
(2005):
…se observa la tendencia a instalar plantas cada
vez más grandes cuyo lanzamiento se decide en función de dos variables: la
primera, de carácter dinámico, destinada a atender la expansión de la demanda
local, formada en líneas generales por la construcción; la segunda, más
estática, que consiste en la renovación de los equipos antiguos a medida que se
vuelven obsoletos. ( p. 25)
El tercer nudo crítico consistió en resolver cómo conciliar una estructura con una morfología peculiar de la
demanda. Se puede advertir que las
dos restricciones ya señaladas inducían fuertemente hacia la configuración de
una estructura oligopólica y relativamente pasiva. Así, la demanda se presentaba
notoriamente atomizada (con la excepción de las grandes obras públicas, factor
éste que gravitará con mayor peso en futuras etapas de la evolución de la
industria.) En otras palabras, según Schvarzer y Petelski, la industria se
confrontaba y evolucionaba en el marco de por un lado, una vital dependencia de la demanda local y, por el otro, de una morfología del mercado que alentaba la
concentración. Es claro entonces
que, un número muy reducido de empresas podían ejercer una fuerte regulación y
control tanto de la oferta como de los precios del producto.
b) La cuestión tecnológica: otra
variable nodal
Desde
los inicios de su emergencia histórica, la distribución espacial, la
configuración y dinámica de crecimiento de la estructura productiva de la
industria cementera argentina, estuvieron fuertemente condicionadas por el
perfil tecnológico y la política de innovaciones de las empresas líderes.
Pearson (1978) dedicó un notable y detallado artículo a esta cuestión, al
cual nos remitimos. Nos limitaremos aquí a comentar sus conclusiones más
pertinentes para nuestro trabajo. La autora discute la incorporación de
tecnología en la industria cementera argentina en términos de procesos,
equipamiento y sistemas de control utilizados en las plantas, así como la
escala operativa y la eficiencia técnica de las mismas. Utiliza como fuentes de
información documentos oficiales, entrevistas personales y el conocimiento en
terreno de las cinco firmas más importantes del sector: Loma Negra S.A.;
CORCEMAR, S.A.; Cía. Argentina de Cemento Pórtland, S.A.; Cía. Sud Americana de
Cemento Pórtland S.A. y Calera Avellaneda S.A.
A partir de una interesante propuesta de análisis comparativo con el
caso mexicano, identifica un paralelo de similitudes y diferencias entre ambas
estructuras productivas. Así, sostiene que:
Pearson
subraya además que para el caso argentino, todo este proceso de innovación
tecnológica se verificó en empresas de capital nacional y luego agrega:
Procurando
explicar las causas de estas diferencias, la investigadora identifica los
factores que a su juicio dan cuenta de las mismas. Destaca para el caso del
empresariado argentino:
Finalmente, Pearson constata que, también para el caso
argentino
…existe una notoria divergencia en el nivel
tecnológico, la capacidad técnica y la habilidad para producir innovaciones locales
entre las diferentes empresas cementeras de
Para los propósitos de nuestro
trabajo, si bien no nos hemos ocupado sistemáticamente de la variable
tecnológica, consideramos que los aportes de Pearson confirman nuestras
apreciaciones en dos aspectos sustantivos:
·
el carácter moderno e innovador del empresariado cementero argentino en la
gestión interna de las empresas (experticia, saber hacer);
·
subrayar el rol decisivo que
desempeñó el perfil básicamente migratorio de los empresarios líderes en
3.
Perfiles
y contenidos de la visión y las prácticas empresariales
3.1.
Escenario social
Con el comienzo del siglo XX,
una nueva visión de la realidad se imponía en el país. La dirigencia que
construyó y animó el orden conservador
veía tambalear sus cimientos ante procesos y figuras que ponían en duda su
validez y continuidad. Esta visión se confrontaba con la nueva realidad, la
presencia migratoria y la constitución de una incipiente clase media de ese
origen.
A medida
que se acercaba la celebración del centenario, se fortalecía aún más el influjo
de la inmigración y, sobre todo, se organizaban grupos anarquistas y socialistas
que originaron movimientos de reclamos sociales entre los trabajadores. Para
las elites de poder, se trataba de doctrinas exóticas y maléficas y
aquella originaria concepción del inmigrante que venía a labrar los campos fue
derivando paulatinamente en la percepción de estar ante una mala
inmigración, la de los extranjeros desagradecidos que provocaban huelgas y difundían las
doctrinas socialistas y anarquistas.
Con el
centenario, entonces, el clima de optimismo en torno del porvenir de
Por
entonces y como reacción a los efectos de la inmigración, surgió la corriente
nacionalista. El fortalecimiento del patriotismo fue para ciertos sectores de
esta corriente de ideas una forma de frenar los efectos negativos de la
presencia migratoria, siendo la escuela pública un instrumento clave para ello.
Así, el presidente del Consejo Nacional de Educación, José María Ramos Mejía,
encaró la reforma de la escuela pública para convertirla en instrumento eficaz
de la inclusión de los hijos de inmigrantes en la sociedad argentina. (Romero,
1965)
Si el
centenario fue ocasión propicia para reflexionar sobre la historia pasada,
también lo fue para que ciertos sectores tomaran conciencia de la presencia de
nuevas visiones e ideologías que incidían en los fenómenos sociales, ya
vigentes en el mundo y que cobraban cierta entidad en
Ya desde
fines del siglo XIX empezaba a
sentirse en los medios obreros e intelectuales la influencia de las nuevas
ideas provenientes de Europa. En 1896 se constituyó en
La
agitación social no provenía obviamente sólo del contagio de ideas foráneas
sino también como respuesta a un estado real de miseria y de precariedad en las
condiciones que en muchos casos se desenvolvía la vida de los obreros, ya sea
debido al número elevado de desocupados o a los bajos salarios. Las huelgas
fueron numerosas y conflictivas, por ejemplo, la del Mercado de Frutos y de los
obreros portuarios motivando la sanción de
No es de
extrañar que en las primeras décadas del siglo XX
y sobre todo en la visión de algunos protagonistas de la clase dirigente,
comenzara a manifestarse una percepción y un debate atento y sensible a las
nuevas realidades y enfoques de la cuestión social. Claramente, estas nuevas
ideas fueron percibidas y agendadas en el ámbito político (también en el
legislativo y en la opinión pública), en ocasión del debate sobre el proyecto
del Código Nacional de Trabajo de 1904.
Fue al
calor de ese debate que en 1907 se creo el Departamento Nacional del Trabajo
(DNT), en el ámbito de competencia del entonces Ministerio del Interior. Este
interesante desarrollo institucional tuvo una fuerte inspiración en la
discusión de la cuestión social que se verificó en los países europeos. Como
señala la historiadora Ospital (2002) en un importante artículo sobre la época,
este departamento tenía como objetivos:
…estudiar las condiciones en que se realiza el
trabajo obrero y la aplicación de las leyes y reglamentos pre-existentes (…) y
de los nuevos que han de introducirse en razón de la multiplicidad de
relaciones que la vida industrial crea en las sociedades modernas. (p. 137)
En dicho
Departamento, presidido entonces por José Nicolás Matienzo quien recoge la rica
tradición de Bialet Massé, para cumplir su cometido realizaban vigilancias e
inspecciones y, lo que nos interesa destacar aquí, se producían y editaban
estudios de un nivel técnico notable y fundados en observaciones empíricas
minuciosas, y testimonios en el terreno referidos a las condiciones de vida y
de trabajo en varias regiones y/o actividades del país. Por otra parte, estos
estudios dieron lugar a una valiosa serie de publicaciones en la década de
1910. En estos Boletines del DNT se recogía información detallada y
sistemática, por ejemplo sobre salarios, monedas, higiene, y asimismo se
realizaron pormenorizadas descripciones y análisis sobre el funcionamiento de
las empresas (sistemas de trabajo, de pago, etc.).
Habría que
tener en cuenta también que en ese marco histórico ya existían dos
organizaciones obreras importantes:
Aún cuando
existían estas organizaciones de defensa de los trabajadores, el movimiento
obrero fue tratado con rigor y sus dirigentes fueron detenidos o deportados.
Durante el estado de sitio que siguió a la revolución radical de 1905, los
centros de las organizaciones de trabajadores fueron clausurados. Los obreros
del puerto se sublevaron y se aplicaron duras medidas contra ellos.
La
agitación obrera continuó, con atentados anarquistas incluyendo una bomba que
fue colocada en la puerta de la casa presidencial, en 1909, que no estalló. Las
manifestaciones del 1º de mayo de ese año fueron reprimidas violentamente, con
clausuras de locales obreros. La represalia no se hizo esperar con el atentado
al jefe de policía Ramón Falcón que murió con su secretario.
Mientras
tanto el radicalismo que no estaba dispuesto a hacer acuerdos electorales con
los que detentaban el poder, se aprestaba a ocuparlo de manera legal. Triunfó
en las elecciones de 1916 pero sin disponer de mayoría en las Cámaras. Los
socialistas habían logrado por su parte llevar al Senado a su representante,
Enrique del Valle Ibarlucea. Con el radicalismo en el poder, si bien no hubo
una política administrativa y legislativa que respondiera a las aspiraciones
populares, cambió la forma de relación del Estado con los sectores medios y
populares.
Se
avecinaban tiempos de cambios profundos en el mundo y, también en el país, por
ejemplo la revolución rusa de 1917 y los efectos de la posguerra. (Romero,
1965) Limitándonos a mencionar los hechos significativos, desde
¿Cómo se
explicaban estos hechos violentos? En el debate parlamentario que originó los
sucesos de
Por su
parte, los socialistas Mario Bravo, Nicolás Repetto y Enrique Dickman,
señalaban que los conflictos de enero de 1919 eran fenómenos normales en las
sociedades modernas como consecuencia del desarrollo industrial, destacando que
ahora no se podía aplicar la violencia para reprimir el malestar obrero
teniendo en cuenta que la sociedad toda era responsable por su insensibilidad
ante las largas jornadas de trabajo y la carencia de seguro social y los bajos
salarios de amplios sectores de la población. (Romero, 1965)
En
este clima de conflictos sociales y de debates de ideas contrapuestas se
desarrolló la industria cementara argentina. Intentaremos en lo que sigue
relacionar este escenario social de movilización real e ideológico, prestando
atención a las innovaciones socio-laborales que pusieron en práctica algunos
empresarios de la industria cementera.
3.2. Algunos rasgos de
las relaciones laborales en la etapa pionera de la industria cementera
Con
independencia de las interpretaciones posibles sobre las verdaderas
motivaciones y conductas de los empresarios cementeros referidas al mundo del
trabajo y, en particular, sus formas de relacionarse con los obreros y
empleados, los datos que examinamos muestran un cierto contraste y divergencia
con las visiones y las prácticas que prevalecían en el resto de las actividades
económicas y su entorno social.
Podemos sostener, entonces, que los empresarios pioneros y sus empresas
fueron coherentes con su visión integral y portadores de una nueva sensibilidad
y nuevos criterios, valoraciones y prácticas sobre el rol y la función de las
relaciones laborales. El objetivo principal de este apartado es el de
identificar los rasgos novedosos de dichas prácticas.
Antes de enumerar los rasgos distintivos sobre los criterios, valoraciones
y prácticas de las relaciones laborales, conviene que precisemos sintéticamente
el alcance de un concepto insoslayable y muy debatido en las Ciencias Sociales:
la noción de paternalismo. Para ello seguiremos de cerca la excelente
discusión propuesta por Sierra Álvarez (1990) sobre este tema. El autor,
examinando la industria cementera en un largo período histórico en España,
caracteriza lo que él denomina “programa paternalista”, señalando que dicho
programa tuvo dos variantes principales. La primera, de inspiración ideológica
conservadora, privilegiaba la noción y la práctica de asistencia y la
segunda, de matriz liberal, ponía el acento en la previsión.
Ambos programas, según la apreciación de Sierra Álvarez (1990):
Uno y otro principios serán los que el programa
paternalista tratará de conciliar a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX.
Lo intentará desesperadamente dado el carácter irreconciliable de aquellos, su
reunión, su pacífica coexistencia, no podía ser sino precaria, de compromiso.
Asistencia y previsión, gratuidad y derecho, tutela y cooperación, cohesión y
libertad: una frágil utopía. (p. 143)
De este modo, Sierra Álvarez construye una tipología fundada de las formas
paternalistas:
Así, en el caso de que el funcionamiento de los
aparatos institucionales promovidos por los patronos en torno a sus fábricas se
decante en mayor medida del lado de la asistencia, nos encontraremos ante
formas de paternalismo patriarcal. En el caso contrario, en el caso de
que el funcionamiento de esos aparatos se decante en mayor medida del lado de
la previsión, nos encontraremos ante formas de paternalismo liberal. (p. 147)
Es evidente que estas formas de paternalismo (patriarcal y liberal) se
apoyan en un paradigma antropológico, sin embargo, lo esencial se juega en el
rol de las instituciones laborales que estas formas generan:
Era, sin embargo, en el terreno de la gestión de
las instituciones en donde la diferencia entre ambas variantes disciplinarias
se hacían empíricamente patente. Con razón, ya que se trataba ése, de un
espacio en el que un reparto de poder entre patrón y obreros se encontraba
permanente en juego. En el caso del paternalismo patriarcal, la gestión de las
instituciones era, la más de las veces, directamente patronal: la atribución de
castigos y recompensas, la distribución de las prestaciones y la propia
definición de las necesidades sociales a la que éstas pretendían ajustarse
reposaba, de manera casi exclusiva, sobre la arbitrariedad del patrón, el cual,
para ello, intentaba, en su necesidad de discriminar, incrementar al máximo los
contactos personales con sus obreros. En el caso del paternalismo liberal, por
el contrario, esa omnipresencia de la autoridad patronal tendía a desvanecerse,
a hacerse más discreta y, sobre todo, mediada a institucionalizarse. La labor
de discriminación y la asignación de estímulos era encomendada, entonces, a
instancias empresariales específicamente destinadas a ello: los ingenieros
sociales, los departamentos de personal, las social secretaries, las surintendantes,
etc. encuentran ahí su origen. (Sierra Álvarez
1990, p. 147-148)
Una ilustración empírica de estas modalidades emergentes de gestión de las relaciones laborales, identifica diferencias significativas entre ambos programas paternalistas:
[Una
diferencia puede ser ilustrada] a partir de la forma de gestión de las cajas de
retiros y pensiones, en lo que concretamente se refiere a la ligazón existente
entre las ventajas adquiridas por el obrero en virtud de su antigüedad y la
vigencias del contrato de trabajo. En el caso del paternalismo patriarcal, esas
ventajas, por tratarse de gracias generosa y arbitrariamente otorgadas por el
patrón, y gestionadas en exclusiva por él, aparecían supeditadas en todo
momento a la vigencia del contrato de trabajo en una empresa; en caso de
ruptura unilateral de éste, el obrero se veía automáticamente despojado
de aquéllas. En el caso del paternalismo liberal, por el contrario, esas
ventajas tendían a adoptar la forma –por la vía de la institucionalización de
libretas individuales de imposición para el retiro- de verdaderos derechos
adquiridos por parte del obrero en función de su antigüedad en el trabajo y,
por tanto, susceptibles de acumularse por encima del hecho de que el
ejercicio de éste tuviese lugar en varias empresas sucesivas. (Sierra Álvarez 1990, p.149)
En síntesis, hemos comentado extensamente la aguda
interpretación de Sierra Álvarez sobre el paternalismo en razón de su
pertinencia y utilidad para dialogar y matizar las observaciones que haremos
más adelante sobre una caracterización sintética de la visión y las prácticas
que los empresarios argentinos implementaron en el campo de las relaciones
laborales durante la etapa histórica que estudiamos.
Retomando
ahora la lógica de nuestra argumentación, intentaremos identificar los rasgos
principales de dicha visión. En primer
lugar, vamos a sostener que dichos
criterios y prácticas no fueron episódicos ni circunstanciales, ni tampoco
fueron inducidos por causa de la presión inmediata de otros protagonistas (el
Estado o sindicatos organizados). Por el contrario, esas prácticas fueron generalizadas y sistemáticas, planificadas por iniciativa de los empresarios y
siguiendo una clara lógica en acción;
en consecuencia fueron producto de una visión particular de la cuestión social.
Consideramos que esta constatación, si fuera correcta, nos pone llanamente
en presencia de una verdadera y precursora política
de recursos humanos.
Lo sorprendente de estas empresas es que no se limitaron a instalar fábricas modernas y eficientes sino que implementaron una obra social constante y programada, como lo muestran fuentes empresariales de la época:
Adyacente a las fábricas, se encuentra la
población de nuestro Establecimiento, barrio obrero que se levanta en sus
propios terrenos, con todos los caracteres de una pequeña villa cordial y
simpática, formada por parte del personal. Las ya numerosas casitas para
familias, confortables e higiénicas, irán aumentándose considerablemente a
medida que se lleve a cabo el Nuevo Programa de Construcciones ya resuelto,
materializándose así los propósitos del Directorio, quien desea que la
totalidad de su personal habite en el establecimiento, cómoda e higiénicamente
instalado (Calera Avellaneda Sociedad Anónima, 194?, p. 22)
En La industria argentina
del cemento pórtland (1933) se señala:
Trabajando la fábrica (Las Bayas) en su
capacidad total, el personal asciende a 600 personas. Casi todos ellos viven en
el pueblo que
En segundo lugar, que dicha política fue concebida
y aplicada muy tempranamente durante
la etapa pionera que
analizamos en este trabajo, donde quedaron así definidos sus perfiles y
arquitectura generales (sin perjuicio que, en etapas posteriores, esas
prácticas tuvieron un desarrollo más institucionalizado y de mayor visibilidad social) .
Para ilustrar esta emergencia histórica temprana de estas
prácticas, seguiremos la argumentación de Neiburg (1989). Este investigador,
desde una mirada donde confluyen historia social y antropología, construye, con
fuentes sólidas, una interpretación consistente y original sobre las formas de
organización del trabajo en el marco de lo que denomina sistema de fábrica con villa obrera (empresa Loma Negra, en
Olavarría), las modalidades y prácticas de relacionamiento de los empresarios
con el personal de la cementera y los propósitos explícitos y latentes
emergentes de esa política de gestión de la fuerza de trabajo. Limitándonos a
comentar las observaciones del autor referidas al período y los tópicos que nos
interesan queremos subrayar tres
conclusiones del autor:
1)
Desde la década del 20 hasta mediados de la década de 1930, comenzaron a
ponerse en práctica relaciones laborales
personalizadas cuyo objetivo básico fue el de contrarrestar las
precarias condiciones de trabajo de la época. Es en esta etapa precursora donde,
según Neiburg, comienza a articularse un verdadero modelo de dominación que se expresará y consolidará más adelante
básicamente en dos modalidades:
“El sistema de dominación que se produce y reproduce
de este modo – como vimos no estáticamente – contiene en su seno una permanente
relación de fuerzas entre dos modalidades de relaciones sociales que se hallan
en permanente tensión: una que, esquemáticamente, muestra a los obreros
opuestos a
2) Estas
formas personalizadas de relacionamiento constituyeron un obstáculo
y/o contribuyeron a desestructurar relaciones laborales
clasistas. Ya que la práctica personalizada “dificulta la conformación de los grupos en sentido horizontal y la
acción de los mismos en términos de una colectividad de intereses” (p. 202)
3) Las prácticas personalizadas pueden leerse en tanto significativas funciones ideológicas o de “enmascaramiento” de la dominación
“....la existencia de una comunidad organizada como
una gran familia, en el que se funda un sistema de dominación particular; que
se reproduce conteniendo sus propios mitos, modalidades específicas de relaciones,
intercambios en los que se manifiesta la dominación, modos de negociación y de
resistencia” (p. 202)
Finalmente
y desde una perspectiva más global nos interesa destacar dos méritos notable
del estudio que comentamos. El primero,
de naturaleza metodológica, que se trata de un estudio que promovió y buscó la cercanía con los actores reales, es
decir una antropología atenta a la perspectiva
de los actores sociales:
La observación de trabajadores con cascos y
uniformes, la existencia de un “poblado de obreros” que da la imagen de una
comunidad “dedicada al trabajo”, rodeando una fábrica que se hace presente en
la vida de los habitantes por medio del salario, en el ruido y el polvo de
cemento, pero también en el nombre del poblado y de sus calles. Compartir con
los trabajadores sus propias historias, el recuerdo de luchas y de
“beneficios”. Participar en conversaciones en las que se alude a la violencia
del trabajo en
El segundo, que el abordaje de Neiburg es consistente
y teóricamente respetuoso de la complejidad del fenómeno que observa:
…sumergirse en una comunidad habitada por hombres y mujeres que
reconocen su pertenencia, al mismo tiempo, a un poblado y a una fábrica; que
producen y reproducen modos particulares de actuar y de “sentir” sus acciones.
Todo ello, no puede más que representar un terreno fascinante, surcado de
metáforas, por medio de las cuales – quizás – sea posible comprender un tanto
más la complejidad de los procesos sociales. (p. 203)
En tercer
lugar, que dicha política no se
verificó solamente en una empresa puntual, y por lo tanto no es explicable
exclusivamente por factores idiosincráticos o casuísticos: sensibilidad social, cultura
empresarial, estilos personales. Consideramos en cambio, que
la misma formó parte de una visión colectiva de esos empresarios de la
naciente actividad o, si se quiere, que constituyó una asunción de sus intereses funcionales con claras
connotaciones corporativas. En dicha
visión ellos supieron construir una mirada o percepción original bastante
diferente de la cuestión social, los recursos humanos y la responsabilidad social de los
empresarios; este argumento es nítido si se lo contrasta con un escenario
social, como ya señalamos, atravesado por tensiones y preocupaciones muy
diferentes.
En cuarto lugar, es plausible caracterizar dicha visión empresarial como una innovación social y organizacional, o
si se prefiere como una tecnología
blanda. Sin dudas, resultó funcional a la dinámica capitalista en ese ciclo
de acumulación, a las especificidades del mercado de trabajo sectorial y fue
también complementaria y consistente con una vocación desarrollista, abierta a las innovaciones tecnológicas duras. Citaremos sólo algunos
testimonios que permiten captar la amplitud de dicha política de recursos
humanos, sobre la cuestión de la seguridad y la higiene:
En todas partes se fijan estos
carteles, que renovados constantemente, recuerdan al personal el lema
“Seguridad ante Todo”; y no obstante esto, existe un comité de seguridad
integrado por capataces, obreros y el médico de la fábrica que en reuniones
periódicas cambian ideas sobre lo que puede motivar accidentes. Celébrase
también una asamblea mensual de obreros en la que se informa de algún
accidente, si lo ha habido, y se les ilustra de la manera que puede ser
evitado. Con el fin de estimular este cuidado, adoptando las precauciones
debidas en el trabajo,
Sobre cobertura social y salud:
Independientemente
de las indemnizaciones establecidas por ley,
Además se mantiene para el personal un
consultorio médico gratuito atendido por un facultativo rentado por la empresa.
Este servicio médico no sólo está para cuidar la salud del personal, sino que
ejerce periódicamente una inspección de sanidad en toda la población que
corresponde a los empleados de la fábrica. (La
industria argentina del cemento portland, p. 28)
Y sobre educación:
Y para que los hijos de su personal reciban la educación
necesaria,
En quinto lugar, y si bien no pretendemos hacer aquí un tratamiento semiótico
de los testimonios que recogimos, un primer acercamiento al lenguaje utilizado
permite subrayar en dicha visión empresarial dos notorias improntas como
núcleos del discurso. La primera, es de inspiración
“social-cristiana” sobre el mundo del trabajo y puede identificarse en la
insistencia de percibir al trabajador como persona;
la familia como permanente
referencia; la empresa como creadora de “bienes y valores” y fuente de “unidad”
y “colaboración”. La segunda impronta es de matriz o patrón cultural migratorio europeo, con énfasis en la
función y los códigos de la ética del
trabajo, la responsabilidad, la autoridad; la vivienda, el ahorro, la higiene, etc.
Consideramos que es a partir de estos núcleos donde pueden incubarse y
manifestarse los registros paternalistas
o conservadores latentes en dicha visión
sobre la cuestión de la relación entre capital y trabajo. La convergencia de
ambas improntas marcaron un fuerte contraste de esta visión con las miradas
prevalecientes entonces del anarquismo, el socialismo y el comunismo que
expandiéndose, ya formaban parte del imaginario, de la concepción y de las
prácticas políticas e ideológicas de los movimientos sociales de los
trabajadores de todo el mundo y también de
Finalmente, en sexto
lugar, vamos a insistir que dicha
visión era sistémica u holística; es decir que abarcaba la totalidad o
integralidad de los trabajadores involucrados en la empresa y no sólo se
referenciaba al ámbito interior de los establecimientos.
Por las noches en un aula especialmente
dispuesta con ese fin, se dictan clases completamente gratuitas a los
analfabetos y a los obreros que deseen instruirse. Se imparte también la
instrucción primaria a los niños hijos de nuestros obreros. Tiene el club una
nutrida biblioteca y Sala de Esparcimiento para juego de ajedrez, además de un
gimnasio completo con canchas de football, de bowling y tennis”. (Calera
Avellaneda Sociedad Anónima, 194?, p. 23)
“También
posee el hogar del cemento “San Martín”, un amplio y moderno Auditórium
construido y dedicado por
En síntesis, por todos estos rasgos, puede afirmarse que existió una
coherente y eficaz política de recursos
humanos y que la misma se expresaba en múltiples dimensiones y objetivos,
ya sea tanto al interior de las fábricas y en relación con temas específicos de
CYMAT, seguridad e higiene, consulta y participación de los trabajadores, como
así también referidas al entorno social inmediato del personal: la familia, el
barrio, la educación, la vivienda y finalmente en su promoción humana. Esta constatación suscita y nos lleva
finalmente a una reflexión interpretativa sobre su sentido o significado
último.
En los apartados precedentes nos hemos limitado a
describir la evolución, la morfología y los rasgos prevalecientes en la etapa
pionera de la industria cementera argentina y, más específicamente, hemos
intentado identificar en la visión y en las prácticas empresariales aquellos
comportamientos que consideramos claramente asociados a la emergencia de una
novedosa concepción de las relaciones del trabajo. En otras palabras, quisimos
en nuestros hallazgos empíricos resaltar las prácticas empresariales que, en
los hechos y a nuestro juicio, constituyeron una innovación social u
organizacional significativa en la materia.
Ese camino de análisis nos condujo al convencimiento
que el diseño y el despliegue real de dispositivos derivados de dicha
innovación resultaron estratégicos y pusieron de manifiesto que la misma se
anclaba en una visión o lógica consistente. Creemos que la puesta en marcha de
esos dispositivos anticipó, en los hechos, prácticas
notoriamente modernas de gestión
de la fuerza de trabajo, en el sentido que éstas pueden describirse con
pertinencia como una verdadera política
de recursos humanos.
En el intento de acercarnos a una comprensión
articulada y global de esa política, comenzamos reseñando los rasgos
problemáticos y percepciones salientes de la cuestión social que prevalecían en
el escenario o entorno internacional y nacional. Asimismo, hemos procurado
identificar y caracterizar las innovaciones sociales de la industria cementera
que consideramos singulares y novedosas o, al menos, atípicas en ese horizonte
histórico.
Nos queda finalmente proponer algunos breves
comentarios u observaciones referidos a las interpretaciones teóricas
disponibles sobre dicha política empresarial, los que básicamente se
fundamentan en el análisis inductivo de las fuentes que utilizamos en nuestro
trabajo.
Esquemáticamente, esas interpretaciones se plantearon
en torno a dos tesis polarizadas. La primera de ellas, a la que por comodidad
podemos denominar “tesis del capitalismo salvaje”,
propone que la clave de lectura para comprender y evaluar la visión y las
prácticas de los empresarios que estudiamos consiste en considerarlas una
manifestación o modalidad más del funcionamiento natural de las formas de control, subordinación y disciplinamiento
que son propias de toda relación entre capital y trabajo en el modo de producción
capitalista.
En el marco de esta lectura, la visión y las prácticas
empresariales que analizamos en nuestro trabajo es obvio que pueden derivar y
ser interpretadas como formas perversas de paternalismo
(en el sentido que, además de la subordinación, promueven e intensifican la
penetración del capitalismo en el ámbito privado y doméstico). Se trataría, en
suma, de una gestión de la fuerza de
trabajo cuyo propósito y funciones implícitas sería inhibir en los
trabajadores y asalariados el desarrollo de una conciencia de clase, la libertad
de acción sindical o la resistencia
al control del proceso de trabajo. En síntesis,
en lo sustancial y desde la perspectiva de nuestro trabajo, esta tesis
argumenta y sostiene que dichas prácticas empresariales constituyeron solamente
emanaciones de una función primordial: control del proceso de trabajo,
manipulación ideológica y mecanismos de legitimación de un poder arbitrario.
En nuestra opinión esta interpretación es unilateral,
deshistorizada y, en consecuencia, excesivamente simplificadora. Por los mismos
argumentos no compartimos ningún planteo reduccionista, fundamentalmente por
constituir un estilo de abordaje escasamente inductor de problematización y de
preguntas fértiles. Es esta la razón por la cual consideramos que este enfoque
transita por las vecindades, o está en riesgo permanente, de derivar en
asunciones políticas - válidas en otro plano - pero que en esa lectura son postuladas como argumentos o se
deslizan, a veces, hacia un tono o intención panfletaria.
En relación con nuestro campo específico de interés,
la industria cementera argentina, el texto de Neiburg (1989) nos parece en
cambio, un ejemplo serio, coherente e ilustrativo de esta tesis. El autor,
desde una mirada antropológica fundada, y con bases empíricas originales,
construye una interpretación marxista plausible, pero que ciertamente no
compartimos.
La otra tesis que queremos comentar, simétrica a la
anterior pero de valencia contraria, puede asimismo por comodidad denominarse “tesis del capitalismo humanista”. La clave de esta lectura
está colocada en comprender la visión y las prácticas empresariales de la
actividad cementera en la etapa pionera como una resultante del espíritu responsable
y solidario de las empresas. De ese modo, un imperativo ético
conduciría a los empresarios a asumir una visión de las relaciones laborales
entre capital y trabajo y a expresar dicha visión en consecuentes prácticas
inspiradas en un capitalismo con rostro
humano.
Desde luego este enfoque interesado, acrítico y
angelical es característico del lenguaje
institucional interno y público de las
empresas que estudiamos en este trabajo. Sin embargo, y este es el meollo de
nuestra interpretación, resultó un dispositivo eficaz para instalar y promover
una política conciente de fidelización
e involucramiento de su
personal ( tal vez no sea exagerado
sostener que se promovieron entonces verdaderas prácticas toyotistas) y, lo que no es menos sorprendente, posibilitaron el
montaje coherente de una política corporativa
colectiva y conciente para posicionar eficazmente sus intereses
estratégicos y , lo que no es menor, favorecer un relacionamiento amigable con
el Estado y la sociedad global.
Sin prejuzgar intenciones ni motivaciones de personas,
ciertamente tampoco compartimos esta lectura interpretativa que tipifica la
visón empresaria que analizamos en nuestro trabajo como un capitalismo humanista. No obstante, a partir de nuestro análisis,
dichos dispositivos los percibimos y ponderamos como discursos o lógicas en acción que influyeron no
sólo sobre los mercados de trabajo sino también que intervinieron y
condicionaron las opciones y las decisiones críticas para definir los senderos
productivos y tecnológicos específicos que ciertamente resultaron exitosos.
Finalmente, y siguiendo la línea argumental ya
planteada a lo largo de estas notas, vamos a proponer una interpretación
alternativa, como hipótesis a desarrollar en futuras investigaciones, que aspira a superar las tesis simplificadoras
que comentamos. En nuestra mirada, que no nos molesta denominar funcionalista, percibimos la visión y
las prácticas de los empresarios cementeros en la primera etapa pionera, como
una innovación social instrumental resultante de
condicionamientos y restricciones singulares de la industria.
Así, la sustancia de nuestra argumentación pasa por
proponer un modelo de análisis que vincule dichos dispositivos relacionándolos
en estrecha interdependencia con otras variables duras, a saber: la
localización y el tamaño de las plantas, la especificidad del proceso de
trabajo, los perfiles de la oferta (concentración regional y económica) y de la
demanda (dispersión), la movilización de saberes y competencias nutrida y
producida a partir de la matriz o impronta migratoria. Consideramos que estas
variables, más precisamente, en la articulación funcional o sinérgica de las
mismas, es donde debería captarse y explorarse una hipótesis de trabajo que
conduzca a una interpretación teórica y empíricamente fundada, respetuosa de la
complejidad y en consecuencia más realista.
Nuestro análisis nos lleva a pensar que fueron
precisamente esos empresarios pioneros los artífices exitosos de dicha
articulación sinérgica. Esta afirmación no pretende encomiar sus
comportamientos, ni enjuiciarlos, tampoco deseamos obscurecer ni dejar de
prestar la debida atención a las contradicciones de esa política de “recursos
humanos”, ni a sus disfunciones de “manipulación o disciplinamiento”. Sí
queremos llanamente sostener, en cambio, que en los hechos esa política funcionó, que fue orgánica o sistémica y que produjo resultados relevantes, que sus efectos se sostuvieron
y perduraron en el tiempo y, sobre todo, destacar que la
misma tuvo un rol importante - obviamente no único ni decisivo - en una
conformación y morfología que luego estructuraría y cristalizaría por décadas
el perfil socio-productivo de industria cementera argentina.
Finalmente, ubicándonos en una perspectiva académica
más amplia, aspiramos a que el modesto ejercicio de análisis aquí propuesto
pueda ser un pequeño paso adelante y resulte suficiente para reconocer la
importancia y la necesidad de desarrollar una sólida y fundada historia social
de las empresas argentinas. Es deseable que esta historicidad sea construida
transdisciplinarmente permaneciendo de ese modo atenta, sensible y abierta para
comprender el importante rol del factor
social y las prácticas de sus
protagonistas. Creemos que en
Fuentes primarias
La industria argentina del cemento portland (1933). Magazine Geográfico Argentino,1(6),
4-17
Boiso, J. (1958) La
evolución tecnológica y el desarrollo de la industria argentina del cemento
Pórtland. Trabajo presentado a
Bibliografía
Calera Avellaneda Sociedad Anónima. (194?) Documento institucional
Devoto F.
(2002) Nacionalismo, fascismo y
tradicionalismo en
Duclout, J.
(1887) Ensayo de las cales y cementos de Córdoba.
Duvoy, C .E. (1973, Septiembre) La evolución de la industria argentina del cemento Pórtland. Manuscrito no publicado.
Neiburg, F., (1989). Fábrica
y villa obrera: historia social y antropología de los obreros del cemento. Buenos
Aires, CEAL.
Ospital, M. S. (2002) Informes de un técnico
comprometido. Estudios del trabajo(24)137-155.
Palacio E.
(1968) Historia de
Panettieri, J. (1984). Las primeras leyes obreras. Buenos Aires: CEAL
Pearson, R. (1978) The
Romero,
J. L. (1965) El desarrollo de las ideas en la sociedad
Schvarzer,
J. & Petelski, N. (2005) La industria
del cemento en
Sierra Álvarez, J. (1990). El obrero soñado: ensayo sobre
el paternalismo industrial (Asturias, 1860-1917) Madrid: Siglo XXI
Veronelli, D. (1984). La
industria del cemento Pórtland y su evolución en
Villafañe, A. (2000). Procesos de transformación del espacio rural-urbano
pampeano. El caso de la conformación de localidades minero-agrarias en el
partido de Olavarría, provincia de Buenos Aires, Argentina. Revista
Theomai, Estudios sobre Sociedad, Naturaleza y Desarrollo(1)
Notas
[*] Doctor en Ciencias Sociales, Université de
Toulouse-Le Mirail. Investigador del Centro de Estudios e
Investigaciones Laborales - Programa de Investigaciones Económicas sobre
Tecnología, Trabajo y Empleo. Consejo
Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CEIL-PIETTE-CONICET).
Correo electrónico: rbisio@ceil-piette.gov.ar
[†] Licenciada
en Filosofía y Letras, Doctoranda de l'Ecole des Hautes Études en Sciences
Sociales, París. Personal de apoyo del Centro de Estudios e Investigaciones
Laborales - Programa de Investigaciones Económicas sobre Tecnología, Trabajo y
Empleo. Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas (CEIL-PIETTE-CONICET)
Correo electrónico: nboulgourdjian@ceil-piette.gov.ar
[1] Esta actividad estuvo atravesada, desde sus comienzos, por una constante investigación técnico-industrial que incidió en el incremento de la resistencia de este material indispensable en la construcción. Fruto de estas investigaciones se desarrolló la primera patente de fabricación por Apsdin en 1824, la invención del hormigón armado por Lambot y otros en 1850, y la obtención del pretensado en el hormigón en 1930 por Freyssinet.
[2]
Publicó en los Anales de
[3] Definiendo las funciones del laboratorio de una empresa: “1º.- Investigaciones químicas sobre la materia prima, para determinar su aptitud para la elaboración del cemento o de la cal, e indicaciones sobre su uso. 2º.- Control metódico y escrupuloso de cada una de sus fases; 3º Vigilancia severa y constante de la calidad del producto expedido para la venta; 4º.- Control y análisis de materia prima para la elaboración, combustibles sólidos y líquidos, lubricantes, etc.” (Calera Avellaneda, 1940?, p. 16.)
[4] Normal, utilizado para materiales prefabricados; hormigón en masas de volumen mediano y pequeño; tratamiento de suelos. Con escoria de alto horno: obras de hormigón en masas de grandes volúmenes; pavimentos, cementaciones; obras subterráneas y marítimas. De alta resistencia inicial, elevada resistencia en plazos breves para desencofrados y desmoldados acelerados. Puzolánico: obras de grandes exigencias, volúmenes, muros de contención, presas de altas exigencias de impermeabilidad. Resistencias a sulfatos: para terrenos con estas características o sometidos al agua de mar. Clases “G” y “H”: para perforaciones petroleras. Con filler calcáreo: hormigón con mayor compactación y menor permeabilidad y fisuración. Especificaciones opcionales del cliente.