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Candidatos, candidatos por doquier.
Asociaciones y vida política porteña
durante las décadas de 1910 y 19201
María José Valdez*
Resumen
El presente artículo tiene por objeto la reconstrucción de un aspecto par-
ticular de la política porteña durante el período 1912-1930: la formación
de asociaciones y agrupaciones que, apelando a la “independencia” como
valor, participaron de manera activa en las campañas electorales. Esta in-
tervención se dio, inicialmente, a partir de la presentación de candidaturas
propias. Pero, posteriormente, las agrupaciones constituidas comenzaron
a apoyar a los candidatos propuestos por los diferentes partidos políticos
que actuaban en la ciudad. A lo largo del trabajo, se evidencia que estas
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ta por ciudadanos. Estas dos imágenes funcionaron como contrapartes sin
necesariamente entrar en tensión. La reconstrucción se realiza a través de la
1-
dos en el marco del grupo de trabajo sobre “Política de la segunda mitad del siglo XIX y
comienzos del siglo XX”, que forma parte del proyecto “Las dimensiones de la desigualdad
en la larga duración. Economía, sociedad y política en el espacio rioplatense, siglos XVI al
XX”, Proyecto de Unidad Ejecutora PUE-CONICET, dirigido por la Dra. Noemí Goldman y
radicado en el Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr. Emilio Ravignani” (UBA-

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También, a la lectura crítica y el acompañamiento de Ana Leonor Romero. Por último, agra-
dezco especialmente los comentarios y apreciaciones realizados por los evaluadores anóni-

analizados.
* Programa de Historia Económica y Social Americana (PEHESA), Instituto de Historia Ar-
gentina y Americana “Dr. Emilio Ravignani” - Universidad de Buenos Aires - Consejo Na-
cional de Investigaciones

Artículo recibido: 03/08/2021 Artículo aprobado: 20/12/2021
MIRÍADA. Año 14, N.º 18 (2022), pp. 73-101.
           
Ciencias Sociales (IDICSO). ISSN: 1851 9431
Miríada. Año 14 No. 18 (2022) 73-101
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prensa periódica, y recupera la manera en que esta observó el fenómeno y
las críticas que, desde sus páginas, se elaboraron.
Palabras clave: agrupaciones independientes, elecciones, campañas electora-
les, representación, sociedad
Candidates, candidates everywhere. Associations and Buenos Aires political
life during the 1910s and 1920s
Abstract
The purpose of this article is to reconstruct a particular aspect of Buenos Aires
politics during the period 1912-1930: the formation of associations and groups
that, appealing to “independence” as a value, actively participated in electoral
campaigns. This intervention was given, initially, from the presentation of own
candidacies. But later, the formed groups began to support the candidates proposed
by the dierent political parties that operated in Buenos Aires. Throughout this
article, it is evident that these organizations revealed the existence of a more complex
and heterogeneous society than that elaborated from the enactment of the electoral
law (called ley Sáenz Peña), that was homogeneous and made up of citizens. These
two images functioned as counterparts without necessarily going into tension. The
reconstruction is carried out through the periodic press, and recovers the way in
which it observed the phenomenon and the criticisms that, from its pages, were
elaborated.
Keywords: independent organizations, elections, electoral campaigns, representation,
society
No pasa un día sin que la crónica de los periódicos tenga que registrar
-

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movidos por el fácil ejemplo de sus predecesores.
—“Candidaturas”, 1912, p. 10
Durante el período 1912-1930, los principales animadores de la vida políti-

Radical (UCR). Entre estas dos organizaciones, se estableció la principal
disputa por los cargos en las elecciones nacionales (diputados y senado-
      
ambos partidos fueron los que reunieron el mayor número de votos y los
que movilizaron gran cantidad de personas en las diferentes actividades
organizadas durante las sucesivas campañas electorales. Esto no implica
-
Valdez, M. J. / Candidatos, candidatos por doquier...
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
de la vida política intentando rivalizar con socialistas y radicales, aunque
su suerte tuvo resultados dispares. Ejemplo de ello fueron el Partido De-

del veinte), el Partido Liberal Georgista, el Partido Socialista Argentino y el

estructura para disputar políticamente en el distrito y que sus organismos
internos se activaban frente a cada contienda, ninguno de ellos alcanzó ni
el predominio ni el peso electoral que sí obtuvieron socialistas y radicales
durante el período.
La competencia entre estos últimos se evidenció más claramente desde
1912 luego de la sanción de la llamada ley Sáenz Peña2, dado que —durante

una posición abstencionista (Persello, 2007, pp. 33-37). Desde entonces y

-

la década del veinte.
En paralelo, constituyó un fenómeno interesante de la vida política por-
teña la organización de grupos que se presentaron a las sucesivas elecciones
nacionales realizadas en el distrito por fuera de las estructuras establecidas
por socialistas, radicales y los restantes partidos, proponiendo para los co-
micios sus propias listas de aspirantes a los cargos en disputa, en particu-
lar para el caso de las elecciones a diputados nacionales. La aparición de
grupos por fuera de los partidos, circunstancia que tuvo su eclosión sobre
todo durante las primeras elecciones, al amparo de la nueva normativa, se
mantuvo durante todo el período, aunque fue cobrando otro cariz. Si, a
comienzos de la década del diez, este fenómeno de las candidaturas inde-
pendientes fue un rasgo que llamó profundamente la atención de la pren-
sa periódica, con el paso del tiempo se transformó en la organización de
grupos que, apelando a su carácter de independientes y a rasgos asociados a
su actividad económica, profesional o étnica, se constituyeron para apoyar
candidaturas de los partidos organizados.
Este suceso advierte sobre una serie de consideraciones. En primer lugar,
-
verso y con objetivos variados. En ese sentido, el fenómeno del asociacionis-
2
, un rasgo de competitividad que las diferenciaba de lo que ocurría
en otros distritos del país. Sobre esta caracterización de las elecciones previas a 1912, véase
particularmente Alonso (1993, 1996).
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
propia de la vida social y cultural de la ciudad3
también fuertemente en el ámbito de la política porteña. En segundo lugar,
-
4: es posible entender,

del municipio se reactivaran en el marco de los comicios nacionales que se
desarrollaban en la ciudad (sobre este aspecto se volverá en el siguiente
apartado). En tercer lugar (y a consecuencia de los dos anteriores), aparece
un aspecto esencial que merece ser resaltado. Desde la mirada que aquí se
-
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5. A pesar de que la
Capital era un distrito en crecimiento constante de población, gran parte de
la actividad política aún se realizaba a partir de relaciones interpersonales,

-
sados como clientelas que algunos caudillos eran capaces de movilizar en
apoyo, por ejemplo, de un nombre para constituir un comité, realizar una
conferencia o sostener una candidatura.

décadas del siglo  focalizaron su atención en aspectos diferentes. Desde

los estudios aquí mencionados son solo algunos de la gran cantidad que se
-

3 Sobre la cuestión del asociacionismo, véanse los trabajos de Gutiérrez y Romero (1995), De
Privitellio (1994, 2003), y Sabato (1994, 1995).
4 Sobre este punto, véanse los trabajos de Gorelik (1998), De Privitellio (2003) y González

entre ambos espacios, el de la sociabilidad y el de la política.
5 En un trabajo sobre las giras de propaganda del mitrismo en la provincia de Buenos Aires

evidencia que algunos de los aspectos propios de las campañas electorales del último tercio
del siglo     
décadas del siglo             
un conjunto de prácticas políticas. Por su parte, Poy (2019), en un artículo que analiza la

señalado la importancia que los caudillos electorales tuvieron con relación a la construcción
-

nuevas formas de funcionamiento.
Valdez, M. J. / Candidatos, candidatos por doquier...
77
-

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manera estricta y sistemática el estudio de las prácticas electorales en la Ca-
6-
ción en los trabajos mencionados, sino que la problemática fue abordada


la vida política local por fuera de las estructuras partidarias o asociadas a
ellas a partir de criterios como el de independencia, étnicos o profesionales7.

vida política porteña: el universo de grupos y asociaciones que se organiza-
ron durante la etapa 1912-1930, con la atención puesta en la manera en que es-
tos sucesos fueron analizados desde la prensa. También se observarán cuáles
fueron las líneas de continuidad que se constituyeron entre las distintas agru-
paciones durante esta etapa y se revisarán los vínculos que establecieron con
los partidos políticos que se desempeñaron en la ciudad. Por último, interesa
resaltar cómo la irrupción de grupos y asociaciones conformados para apoyar
a partidos, pero que se legitimaron en el valor de la independencia, mostró la
preocupación que, a lo largo de las sucesivas campañas electorales, apareció

6
el distrito centraron su atención en su desarrollo en el seno del Partido Socialista. Estos son
los casos de Garguin (1999, pp. 147-181), Viguera (1991, pp. 5-33) y Berensztein (1988). En

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atención a las consecuencias que la sanción de la ley Sáenz Peña tuvo sobre la estructura
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electoral socialista de 1916, así como sobre la participación de las mujeres en el marco de la

reciente sobre la forma en que las revistas ilustradas siguieron con atención la acción prose-
litista durante el mismo año. Para el caso del partido radical, véase Valdez (2012).
7 Para la elección de 1931, De Privitellio (1994, pp. 75-96) ha realizado la reconstrucción de organi-
zaciones de este tipo en la Capital Federal y las redes constituidas en el interior del país. En relación
con la vida política municipal, véase el estimulante trabajo de González Velasco (2012, pp. 73-98).
Miríada. Año 14 No. 18 (2022) 73-101
78

de 19128       
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más amplio, este trabajo atiende a la relación dinámica entre representantes y

noción de representación que fue central en esos años9
en un trabajo anterior (Valdez, 2012), la ley Sáenz Peña estableció una mira-
       
aquellos representantes legítimos del cuerpo social. Pero, como se verá a lo
largo del presente artículo, la representación de lo social cobró importancia

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una sociedad movilizada e interesada en los asuntos políticos.
1912: la “ebre” de candidaturas
La campaña electoral que precedió al comicio efectuado el 7 de abril de
-
vo caracterizada por el fuerte impulso del gobierno nacional para lograr la
sanción de la nueva ley electoral en el Senado (“El proyecto electoral en el
Senado”, 1912, p. 8)10. Así, los principales diarios siguieron con detenimien-
to los debates que se sucedían en el recinto, al tiempo que daban cuenta de
las tareas electorales que impulsaban los diferentes partidos políticos en la
ciudad y en el interior del país. Con relación al primer punto, las preocu-
paciones que aparecían eran de carácter diverso. En algunos periódicos, se
manifestaba el temor a que lo complejo del debate concerniente, sobre todo,
al sistema que debía adoptarse (principalmente la discusión alrededor de
la lista incompleta o del sistema uninominal por circunscripciones) impo-
sibilitara aprobar la ley y que las elecciones debieran aplazarse o realizarse
8
debate acerca de la reforma electoral de 1912, entre ellos, el clásico trabajo de Botana (1977),
así como el de Devoto (1996). Desde una mirada que apunta a comprender la concepción de
ciudadano presente en el espíritu de la ley, véase De Privitellio (2011, 2012).
9
y desde las que se parte en el siguiente trabajo, véanse Morgan (2006), Romanelli (1997,
1998), Rosanvallon (1999, 2005).
10
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Valdez, M. J. / Candidatos, candidatos por doquier...
79
bajo los mecanismos de antaño11. Otra de las inquietudes estaba asociada a
las demoras en la confección y adecuación de los padrones según lo esta-
blecido por la ley aprobada el año anterior12. Y todo esto se combinaba con
un temor aún más grande: que la nueva normativa no pudiera remediar
uno de los principales males de la política local según sus observadores,
la venalidad. La incógnita en torno a este punto se mantuvo incluso una
vez sancionada la ley y aprobados los decretos para su implementación. En
cierta medida, esto favoreció que las clásicas impresiones sobre la forma en
que se desarrollarían tanto la campaña electoral como el comicio continua-
ran presentes en la prensa periódica:
No serán muy difíciles las tareas electorales, pero entendemos que
se dará á la campaña el solemne aspecto de otras oportunidades: se
-
les en profusion, caudillos en danza y millares, millares de votantes.
Para ello empezarán, desde luego, las cotizaciones. ¡Cruel momento
tan temido!
¡Cuántos sacrificios, cuántos desgarramientos, cuántas ilusiones!
       
aquél cinco, al otro...¿dará algo el ‘otro’? [...].

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‘nemicos’ son una ‘punta de farabuti’ (“Preparativos electorales”,
1912, p. 1).
Para evitar las presiones y la venalidad, se precisaba —aseguraba la
prensa— la implementación de un sistema electoral que garantizara el
-
nión. Además, consideraba que solo a través de la ley podría lograrse la
constitución de partidos políticos que se transformasen en canales a tra-

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ley electoral:
11 Esto puede verse en diferentes notas de opinión publicadas en el diario La Nación durante
los meses de enero y comienzos de febrero, por ejemplo, “El proyecto electoral en el Senado”
(1912, p. 8), “En pleno letargo” (1912, p. 11).
12 “Hay que combinar las series, publicar un millón de nombres con sus correspondientes
-
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insalvables” (“El padrón nacional”, 1912, p. 9).
Miríada. Año 14 No. 18 (2022) 73-101
80
-
-

pues sólo nos reducimos á rótulos de agrupaciones y apellidos de
-
   
avenimiento posible, la componenda fácil, la alianza con el presunto
enemigo [...]. Jefes y partidos forman un tímido remedo de lo que


que ocurrían en la cámara alta, comenzaron a aparecer las novedades acerca
de la campaña electoral. Lentamente, en claro in crescendo, la sección política
de los diferentes periódicos iba incorporando noticias sobre las actividades
-
micial: así, las convocatorias a las conferencias, manifestaciones, a tertulias
en los comités o centros partidarios se intercalaban con las novedades sobre
el debate en el Senado Nacional.
Pero, en paralelo a la organización de los partidos para la campaña elec-
toral, interesa observar un fenómeno característico que fue la aparición de
grupos que surgieron en apoyo de candidaturas ya proclamadas y sosteni-
das por otros partidos. El 7 de marzo, El Diario-
rias asociaciones de “carácter social de las parroquias de Belgrano, San Juan

propaganda en favor de la Unión Comunal (“Unión Comunal”, p. 4). El 10
de marzo, La Prensa (1912, p. 13) informó la constitución de un comité inde-
pendiente en apoyo a la candidatura de Alfredo Palacios —situación que ya

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parte, el Club Independiente del Pilar decidió el 20 del mismo mes consti-
tuirse en comité político, que apoyaría candidatos de listas diversas (lo que
se anunciaría en los días sucesivos) y circunscribiría su marco de acción a la
sección 20.
14.
13El Diario (1912a, p. 5) al anunciar la creación del comité
independiente Bernardino Rivadavia en la sección 19ª, que sostenía la misma candidatura.

La diferencia se ubica en que, mientras La Prensa no mencionaba el nombre del comité, El
Diario
comité denominado Alfredo Alsina con actuación en la sección 14ª (El Diario, 1912c, 1912d).
14 “En la campaña electoral de 1910 nos empeñamos en una acción común para llevar á la
presidencia de la República á un ciudadano que por sus aptitudes y altas dotes morales ofre-
Valdez, M. J. / Candidatos, candidatos por doquier...
81
En simultáneo, comenzaron a aparecer grupos formados ad hoc que pro-
pusieron a otros candidatos no sostenidos por ninguno de los partidos que,
La Gaceta de Buenos
Aires

           
responda á los propósitos de la industria y del comercio” (p. 4)15. A lo largo del
mes de marzo, nuevas asociaciones comenzaron a establecerse: la que apoyó a
Domingo A. Báez, reuniendo a “gremios de empleados públicos, arquitectos,
constructores de obras, comerciantes y otros elementos de diversos matices
sociales y políticos” (La Gaceta de Buenos Aires, 1912b, p. 5)16, candidatura que
fue luego sostenida también por la Unión Democrática, fue seguida de inme-
diato por la que respaldó la de Belisario Roldán, quien se vio (según El Diario)

-

un contingente considerable de electores” (La Gaceta de Buenos Aires, 1912d, p.
El Diario (1912f) informaba que “representantes de la

en un acto en el que Roldán sería el principal conferenciante.
La designación de Mariano de Vedia (La Gaceta de Buenos Aires, 1912e, p.
5) como pretendiente a una diputación fue también anunciada por la prensa
(que sostenía que la candidatura era secundada por escritores, intelectuales
y periodistas), y diariamente La Gaceta de Buenos Aires publicó el listado de

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en El Diario 
-
recido por “el concurso y la propaganda de los autores y actores del teatro
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
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15 La Gaceta de Buenos Aires
de una agrupación independiente formada también por miembros de la Bolsa de Comercio.
16 Ese mismo día, La Gaceta de Buenos Aires (1912c) también informó sobre su candidatura,
anunciando que se realizaría “una asamblea para constituir la Unión Democrática, que dará
personería á la candidatura, discutir y aprobar el programa ó plataforma política de la mis-
ma y, por último, designar la junta ejecutiva de gobierno de la agrupación” (p. 6).
17-
ganizadores de la agrupación Gente de Teatro que se presentó a las elecciones municipales y
que obtuvo una banca en el Concejo Deliberante (González Velasco, 2012, pp. 73-98).
Miríada. Año 14 No. 18 (2022) 73-101
82
Centro Unión Patriótica, integrado por antiguos militares retirados que “en
-

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(El Diario, 1912b, p. 4) en la campaña electoral, dada la garantía de comicios
libres. Por su parte, la junta provisoria de la denominada Agrupación In-

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Palacios, Tomás de Veyga, Virgilio Tedín Uriburu, Jesús H. Paz, Herminio
Quiroz y Ricardo Rojas (La Gaceta de Buenos Aires-
ral José I. Garmendia fue apoyado por un comité sito en la calle Dorrego
1459 (La Gaceta de Buenos Aires, 1912g, p. 6). Cuatro días más tarde, El Diario
(1912e) anunciaba: “la comisión directiva del comité central que auspicia la

[se reuniría] para resolver asuntos de importancia que se relacionan con
    
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Coll como diputado (El Diario, 1912f, p. 4).
¿Cómo entender el surgimiento de candidaturas por doquier? ¿Cuál
fue el significado que tuvo este fenómeno para la política porteña? En
           
e, incluso, entraron en tensión. Por un lado, el suceso fue visto como
una de las posibles maneras en que el debate y la posterior sanción de
la ley electoral ponían de manifiesto el resurgimiento cívico luego de

consecuencia, la proliferación de grupos, comités, centros o asociaciones

marco de legalidad que rodeaba y que rodearía a futuro a las elecciones
(“Acción republicana”, 1912, p. 5). En su editorial del 11 de marzo, La Na-
ción señalaba que, además de las tareas emprendidas por la Unión Cívica,
la Unión Nacional y los radicales,
se agregan numerosas candidaturas individuales que con presti-
gios más o menos destacados aspiran á atraer en su favor el voto
de los electores independientes. Es un cuadro de actividad popular
que desautoriza con ruda elocuencia las muletillas corrientes del
escepticismo cívico, demostrando cómo la masa de la población

burlada por los recursos de la coacción y del fraude (“Los partidos
y la opinión”, 1912, p. 7).
Valdez, M. J. / Candidatos, candidatos por doquier...
83

realizaban los partidos y las diferentes agrupaciones durante la campaña,
demostrando que la sociedad comenzaba a involucrarse de manera más
activa en la disputa política. Por otro lado, comenzó a manifestarse una


editoriales de los diferentes medios periodísticos, y que perduraría en los
-
brevolando el espíritu de la ley Sáenz Peña: en el imaginario reformista que

formación de partidos “orgánicos” y permanentes que supusieran el apego
a un conjunto de principios más bien generales, cuyo objetivo sería promo-
ver el debate, la deliberación para —así— organizar a la opinión y ayudar
a la regeneración política18. Pero, justamente, el fenómeno de las candidatu-
ras independientes parecía ir en contra de este objetivo que sobrevolaba la
sanción de la ley. En esta mirada que se fue elaborando lentamente desde


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pero más importante era que no alcanzaban a establecerse como agrupacio-
nes de carácter orgánico. En su edición del 23 de marzo, una nota aparecida
en La Gaceta de Buenos Aires daba cuenta de las dos imágenes construidas
-
nicos como causa directa del surgimiento de candidaturas por fuera de di-


Continúan brotando las candidaturas. Cada esquina nos ofrece en el
-
ramos previsto. Nace á la inesperada popularidad, á raíz del sufragio
libre y de las garantías notorias. Lo proclaman los amigos y lo asegu-


prueba de que los ciudadanos están convencidos de aquella libertad
resultante
de la falta de partidos -




18 Para analizar más detenidamente estas cuestiones, véase De Privitellio (2011, pp. 151-159).
Miríada. Año 14 No. 18 (2022) 73-101
84
El “brote” de candidaturas era, entonces, percibido como un problema,

-
que estos candidatos independientes eran vistos como incapaces de alinear-
se detrás de ciertos principios programáticos generales que les permitieran


su correlato con el desarrollo de otro argumento crítico: era frecuente la aso-
ciación del surgimiento de candidaturas espontáneas con la mera ambición

cierta falta de respeto cívico y de moral ciudadana por parte de quienes
19. Pero también es cierto que, visto
desde otra perspectiva, el propio sistema de mayorías y minorías estableci-
do en la nueva ley alentaba la aparición de estas candidaturas espontáneas.
El mal llamado sistema de “lista incompleta” implicaba que, si, en la Capi-


los cuatro restantes ingresarían por la minoría. A su vez, el elector podía
conformar la lista según su propia voluntad, es decir, alterando el orden de

-
partidarias. Podemos suponer, entonces, que el sistema de mayorías y mi-

la conformación de candidaturas por las características ya mencionadas.



escenario de la campaña electoral de 1912, la propagación de candidaturas y
de centros por fuera de los partidos fue un rasgo muy peculiar, en los comicios
que se fueron sucediendo el fenómeno fue cobrando otro carácter. En conse-
-
turas constituidas en el seno de los partidos políticos.
¿Cuáles fueron las razones que produjeron este cambio? Desde la
perspectiva sostenida en este trabajo, dos elementos aparecen entrelazados.
19
candidaturas” (La Prensa, p. 7). A su vez, en una nota titulada “Todos somos candidatos”, La
Gaceta de Buenos Aires 
que llevaban a un grupo de personas a elegir y propiciar una candidatura determinada.
También en la revista Caras y Caretas (1912) aparecieron viñetas críticas sobre las múltiples
y diversas candidaturas a diputados nacionales. Ejemplos de ello son “Sinfonía”, del 30 de
marzo (p. 60), o la caricatura “Propaganda electoral”, del día 6 de abril (p. 59).
Valdez, M. J. / Candidatos, candidatos por doquier...
85
El primero se relaciona con la capacidad para la organización y el
desarrollo de actividades proselitistas: no solo estas agrupaciones debían
contar con espacios físicos en la ciudad (es decir, locales para el desarrollo
de las actividades), sino que, asimismo, necesitaban la colaboración de
“voluntades” para llevar adelante la campaña en los diferentes barrios
de la ciudad. Pero el desarrollo de la acción proselitista requería —como
segundo elemento— de suficiente dinero para sostener las diversas labores:
así, el financiamiento de las actividades políticas puede ser considerado un

estas organizaciones20. Al mismo tiempo, permitiría entender por qué los
partidos políticos, en cuanto estructuras más grandes, que contaban ya fue-
ra con cuotas asociativas o con el aporte de senadores, diputados o diversos
funcionarios de parte de su dieta, podían enfrentar de manera más consis-

elección de 1912, Caras y Caretas publicó una nota en la que ironizaba en los
siguientes términos sobre esta cuestión:

en cada una de las circunscripciones, que son 20, daría por resultado
que tuvieron alquilados 120 locales, más 80 de los candidatos indepen-
dientes, serían unos 200 que á 100 pesos por mes sumarían 20.000 $. Y
como estos locales se tuvieron alquilados, por lo menos, durante un
trimestre, quiere decir, que sólo en alquileres de comités tuvieron que
    
butacas del Congreso.
     -

sillas y demás no bajó de 40.000 mangos lo que costó dar confort á esos
círculos de ocasión.
En fotografías para quedar bien con los amigos, que decían disponer de




En papel, sobres, tinta y franqueo para recordar á los electores las bon-
dades del partido tal, ó las bellísimas prendas de los que las iban de
         
elector, con un costo de 0.05, tenemos 600.000 del ala.

20-
, véase la compilación de Mauro y Li-

Miríada. Año 14 No. 18 (2022) 73-101
86
Del soborno de las conciencias, no podemos apreciar suma ninguna
  -

1.000.000 de pesos.
Total: tres millones doce mil grullos (“¿Cuánto costaron?”, 1912, p. 75).
-
terizaban como independientes fue un rasgo sintomático de la campaña
que precedió a la elección de 1912. Si bien este no era un fenómeno nove-
doso21, importa por el impacto que tuvo en la mirada construida desde la
prensa acerca del funcionamiento de la política local y, en particular, sobre
los partidos. En las elecciones sucesivas —tal como se verá en el siguiente
apartado—, el fenómeno de los grupos independientes continuó. Y, si bien

-
tentes, decidieron apoyar candidaturas sostenidas por los partidos en di-
ferentes coyunturas electorales22. En algunos casos, estas organizaciones

en su trabajo sobre el funcionamiento de la política del municipio, De Pri-
-
bos planos de la política, el nacional y el local. Pero también es cierto que,
a diferencia del sistema vigente de mayorías y minorías para la elección de
diputados, la representación proporcional establecida en 1917 para la elec-
ción de concejales favorecía que estos pequeños grupos pudiesen “probar
suerte” e, incluso, alcanzar una banca en el Concejo Deliberante23.
21 En 1903, El Diario      
relevaban las candidaturas por circunscripción para la elección del año entrante (única elec-

Cristóbal Norte. Es una de las circunscripciones en que el individualismo barre las líneas

por nacionalistas y vecinos independientes


ciudadanos independientes
las cursivas son propias).
22
campaña electoral de 1931 que llevó a la presidencia de la Nación al Gral. Agustín P. Justo
-

la candidatura presidencial del Gral. Juan D. Perón en 1946 en torno a la constitución de los
llamados “Centros Cívicos”.
23 Sobre el debate de la ley municipal de 1917, véase De Privitellio (2006).
Valdez, M. J. / Candidatos, candidatos por doquier...
87
Los independientes en la vida política porteña luego de la ley Sáenz Peña
Antes de comenzar, es preciso realizar una aclaración. Como se verá, los
casos que se enumerarán son de características diversas, y, más allá de las


los grupos independientes, lo que puede llevar a concluir que el escenario

la información disponible permite trazar algunas líneas de análisis para
comprender ciertos aspectos del funcionamiento de la política porteña en
el período estudiado.
-
-
didatura de Alfredo Palacios a diputado nacional. Esta situación le valió a
Palacios (en 1910) la crítica dentro de su propio espacio político, tal como
La Vanguardia. Allí se señalaba que
Pasado el período electoral, podemos abordar de nuevo, y con más
libertad el asunto de los comités independientes, organizados o si-
mulados para sostener una sola candidatura cuando se trataba de
elegir nueve diputados.

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         
candidatos, y solo se sostiene uno, parece estarse dispuesto á dar los


No insistimos en señalar la incapacidad política que semejante ac-
titud demuestra. Pero sí en que esta es doblemente absurda y per-
    
        -
dores del candidato único tomado de nuestra lista. Harían, pues, su
componenda ó con nuestros francos enemigos, ó con otros grupos

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
incluidos en ella, y depositar en la urna el girón restante (“Líbreme

Miríada. Año 14 No. 18 (2022) 73-101
88
De la cita anterior pueden inferirse algunas conclusiones. Lo primero que

una candidatura individual era presentado como una “actitud perniciosa”,
casi asociada a una intención personal, en la medida en que, más allá del
        
o al diablo”, es decir, a ningún candidato afín al socialismo. Esta actitud era
entendida como perjudicial para la propia intención del PS, toda vez que su
objetivo era ser visto y aceptado como una organización permanente y ca-

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independiente, el socialismo vernáculo no pudo evitar que esto se produjera.
Ese fue el caso de la elección para diputados de 1914, cuando se consti-
tuyó un comité independiente en Balvanera Oeste con el objetivo de votar
a los candidatos socialistas (La Prensa, 1914b, p. 10)24. El mes siguiente, un
Comité Israelita Independiente, ubicado en Paraná 555, comenzó a realizar
-
ro, este comité organizó una conferencia en su local (La Prensa, 1914c, p. 10).
Cuatro años más tarde, La Nación (1918d, pp. 6-7) anunció la constitución de
dos comités independientes que colaborarían con las tareas de esta fuerza
política: Hijos del Trabajo (sito en Sarandí 1455) y El Corralón (Venezuela
3302)25-
mité Independiente Peluqueros procandidaturas socialistas para colaborar
en las tareas de campaña (La Nación, 1918e, p. 7).
Por su parte, durante la campaña electoral de 1920 para elegir diputa-
dos nacionales, los socialistas decidieron organizar como acto de cierre un
conjunto de concentraciones que nuclearían a los centros de varias circuns-
cripciones en algún punto neurálgico. Así, el 1 de marzo, La Nación (1920,
pp. 5-6) anunció que el centro de la sección 8.ª realizaría el acto respectivo
-
dependientes.
-


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24 Algunos de los miembros del comité que aparecían en la nota citada fueron E. Castiglioni,
H. Paganini, P. Dutroy y M. Russo.
25
apoyo de la actividad socialista (Centro Juan B. Justo, Centro Juan J. Castelli y Centro Carlos
Mauli) días antes (La Nación, 1918a, p. 8).
Valdez, M. J. / Candidatos, candidatos por doquier...
89
Un núcleo de ciudadanos independientes [resolvió] auspiciar y sos-
-
-

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dos subcomités en Villa Luro, Villa Soldati, sección 13, Villa Lugano
y Mitre y Matadero (La Nación, 1918b, p. 7)26.
Días más tarde, el Comité de Estudiantes (prorruptura de relaciones con
Alemania) y el Centro Obrero (proaliados) (La Nación, 1918c, p. 9) decidie-

acompañamiento se realizaba sin que mediara ningún tipo de compromiso
político con el Partido Socialista Argentino (La Nación, 1918f, p. 7). Hubo
-


bajo la designación de Liga Cívica Nacional, con el apoyo de la Asociación
de Mayo y la Sociedad Sarmiento (La Prensa, 1914a, p. 11)27. En esa misma
28,
pero ya no como candidato de la Agrupación Independiente, como en 1912,
sino como representante del Comité del Comercio y la Industria. Esta agru-
pación (decididamente representante de un interés sectorial) se volcó a la
apertura de comités en los distintos barrios de la ciudad, así como a la orga-
nización de conferencias para promocionar a sus candidatos29.
26 Para esa misma elección, también decidió apoyar la candidatura del dirigente socialista el
Comité Independiente Juventud Gremial, presidido por D. Carlos de Marinis. Una cosa que

apoyado su candidatura en 1910 y 1912 no integraban estas agrupaciones organizadas para
colaborar en la campaña de 1918.
27 Es esta la única mención a la liga que aparece previa al comicio, como tampoco se men-
ciona quiénes integraban la asociación, el tipo de actividades realizadas y a qué candidatos
sostuvieron para la elección.
28 Para 1915 era el presidente de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires.
29 “Con una concurrencia que llenaba por completo el Príncipe George’s Hall, fue realizada ano-

la Industria. El acto mencionado, que es el primero que efectúa la agrupación citada, tenía por
objeto proclamar los principios que sostendrá el Comité del Comercio y de la Industria, en las
-
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La Nación,
1914a, p. 12). Cuatro días más tarde, la misma agrupación anunciaba la apertura de comités en
Miríada. Año 14 No. 18 (2022) 73-101
90
La prensa periódica dio cuenta con bastante detalle del fenómeno de las
organizaciones independientes, que continuó acentuándose a lo largo de
la década del veinte. En 1922, en el marco de la campaña para la elección
presidencial, el diario La Época anunciaba que

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-
lidad y prestigio adquiridos en el desempeño de funciones públicas,
son éstos una garantía en el gobierno de los destinos del país. El co-

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
una gran asamblea, con lo que se dará comienzo a la campaña que en

el citado comité (“La fórmula Alvear-González”, p. 2).
Es importante señalar que —nuevamente— queda en evidencia la
      

los papeles y por las declaraciones recogidas por la prensa periódica) de
estructurarse de manera similar a la de los partidos. En la cita anterior, el

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-

Para la elección de 1924, en la que debían elegirse diputados nacionales

La
Época, 1924, p. 11)30. Dos años más tarde, la Agrupación Cívica Indepen-
diente anunciaba la convocatoria a una reunión de la comisión de propa-
ganda en la que se decidiría el plan electoral. La reunión se realizaría en el
local del comité central (Boedo 488) (La Prensa, 1926a, p. 15). Los anuncios
sobre la organización de conferencias en distintos barrios de la ciudad fue-
La Prensa. Esta agrupación decidió, el 26 de febrero, apoyar
-

cuenta propósitos de verdadero nacionalismo como asimismo las cualida-
las circunscripciones 2.ª, 3.ª, 4.ª, 8.ª y 12.ª (La Nación, 1914b, p. 13). La apertura de comités de
propaganda en los distintos barrios y secciones electorales de la ciudad continuó en los días
siguientes y fue anunciada por la prensa.
30
Valdez, M. J. / Candidatos, candidatos por doquier...
91
La Prensa, 1926c, p. 16)31. Ese
mismo año,


en el cual sostiene la candidatura del escribano Mario Jiménez, pro-
clamado por la convención de la Unión Cívica Radical (Tacuarí 16),
para diputado nacional (La Prensa, 1926b, p. 14).
Por su parte, el Comité prorrepresentación del Magisterio resolvió no
presentar candidatos propios a la elección, pero sí apoyar a los del radica-
 
de estas organizaciones independientes intentaban intervenir en el “juego”

estructuras para las elecciones nacionales, varios de estos comités perma-

municipal. En ello se conjugaban ventajas tanto para la agrupación formada
32. En ese sentido, el caso de
la Agrupación Cívica Independiente es bien interesante: se presentó poste-
riormente a las elecciones para concejales municipales realizadas el 21 de
noviembre de 1926 y las que se efectuaron el 2 de diciembre de 1928. En

y 383 en la segunda). Algunas de estas asociaciones que jugaban el doble
juego de la política nacional y municipal se convirtieron, entonces, en un
           
que esto no estuviera al alcance de todas las agrupaciones creadas, sino de
-
tes. Para aquellas que lo lograron (como en el caso de la Agrupación Cívica
Independiente), les permitió, por un lado, movilizar voluntades, acaparar
recursos, conseguir apoyos, establecer nuevos vínculos con los partidos y
-
rrera política a escala municipal. Pero, por otro lado, también los ayudaba a
31 Debe recordarse que este fue el año en que ambas facciones del radicalismo se enfrentaron
en la ciudad por primera vez en una elección.
32
estos apoyos que no sólo servían para ampliar la intensidad de los trabajos de propagan-

económicos. Una vez terminados los comicios, los dirigentes de estas pequeñas estructuras
políticas montadas para apoyar algún candidato presidencial [en referencia a la elección de
1928] encontraban natural sostenerla por unos meses para intentar acceder a alguna banca
en el HCD. Una banca de concejal era codiciada porque permitía el acceso a recursos y deci-
siones que ayudarían a consolidar su posición” (p. 71).
Miríada. Año 14 No. 18 (2022) 73-101
92
mantener la estructura montada en funcionamiento y en estado de “alerta”,

lealtades.
El fenómeno de los independientes tuvo un nuevo y vigoroso impulso
          -

presente trabajo. Durante la campaña que culminó con la nueva victoria
presidencial de Hipólito Yrigoyen, los Comités Independientes 1.° de Abril
decidieron auspiciar la fórmula Leopoldo Melo - Vicente Gallo, y se propu-
La
Prensa, 1928a, p. 13). Esta iniciativa fue acompañada, a su vez, por el Comité
Nacional Independiente de la Banca, el Comercio, la Producción y el Traba-

independientes para colaborar en las labores del antipersonalismo. Por su
parte, la Agrupación Cívica Independiente decidió separarse de la Unión
de Comités Independientes, pero no por ello restar su apoyo a la fórmula
presidencial propuesta (La Prensa, 1928b, p. 15). Por último (y solo como

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se denomina Liga Cívica pro candidatura Melo-Gallo. Esta entidad,

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(La Prensa, 1928c, p. 15).
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de los antipersonalistas. También se formaron un amplísimo conjunto de
comités y subcomités en apoyo de la candidatura de Hipólito Yrigoyen por
fuera del partido33. La Época rescató la presencia de estos espacios indepen-
dientes como necesarios para colaborar en la gran obra del radicalismo. La
gratitud mostrada a la colaboración y a las actividades emprendidas por
una agrupación de la colectividad sirio-libanesa en apoyo a la fórmula pre-
sidencial personalista se tradujo en las páginas del órgano partidario en
diferentes oportunidades34. Por su parte, el Comité de Concentración Cívica
convocó a los ciudadanos e integrantes de centros comerciales, industriales,
de profesiones liberales, obreros, etc. que simpatizaran con el “credo radi-
La Época, 1928c, p. 3).
Agrupaciones que se constituyeron por fuera del personalismo radical
33 Sobre la campaña electoral del radicalismo personalista, véase Valdez (2012).
34 Como ejemplos, véase La Época
La Prensa (1928d, p. 2).
Valdez, M. J. / Candidatos, candidatos por doquier...
93
-
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tistas y Literatos35. A pesar de la diversidad reinante entre todos estos gru-
pos, la apelación a la independencia se constituyó en la clave a partir de la
cual organizaron su apoyo político a la fórmula presidencial encabezada
por Hipólito Yrigoyen. Algunas de ellas eran asociaciones que tenían una
trayectoria como entidades que desarrollaban un conjunto de actividades
asociativas y que —como en el caso de los sirio-libaneses— decidieron or-

formados ad hoc para la participación en la campaña electoral, con el objeti-
vo de aglutinar voluntades detrás de una candidatura.
La organización y la participación de estos grupos fue criticada por al-
gunos periódicos. La Prensa, con una pluma mordaz, daba cuenta de lo que
—para ellos— era la “verdadera” razón por la que se fundaban este tipo de
agrupaciones con intenciones de participar en la vida política de la ciudad:
Todos los días se funda o toma nuevos bríos algún comité político. La
lista de sus denominaciones es interminable, pues la inauguración de
sus fundadores los lleva a considerar que representan facultades, cole-
gios secundarios, banca, comercio, asociaciones religiosas, sociedades
mercantiles, etc., por el simple hecho de que entre sus adherentes cuentan
varios estudiantes, uno que otro empleado de Banco, dos o tres feligreses carac-
terizados y algún secretario de un centro comercial
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neo, decidían intervenir en la política nacional apoyando una u otra candi-
datura presidencial:
-
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dades está completamente fuera de lugar en las manifestaciones de
la vida cívica argentina, donde para actuar válidamente se requiere
          
poseer los que se cobijan bajo la advocación de dos banderas.
35 Todos estos datos fueron obtenidos del diario La Época, del relevamiento de los meses de
enero a abril de 1928.
Miríada. Año 14 No. 18 (2022) 73-101
94
          
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cias por determinados partidos o candidaturas. Nadie puede coartar
-
ción al respecto está limitada por reglas leales y de cordura.
Si su calidad de no electores les impide el ejercicio del voto, sino [sic]

-
cos, su actitud debe ser la del mero “simpatizante”, la del espectador
que da su opinión, su consejo, pero que no milita, que no invade atri-
buciones reservadas a los ciudadanos y de las cuales no goza por no

Esta nota es ilustrativa por una serie de cuestiones que merecen la pena
ser mencionadas. La primera de ellas es que, desde la mirada de La Prensa,
la constitución de un comité o agrupación era un mecanismo para convertir
-
-



que un instrumento efectivo para apoyar a un partido en su acción política.
-
das en criterios étnicos, aspiraban a incidir en la vida política local. Aquí, la
-
 en relación con el problema de participación política
-
-

querían participar de manera activa, podían tomar solo dos caminos: o la
naturalización o, simplemente, ser meros espectadores, aunque no militar
en pos de una candidatura concreta.

los partidos políticos era de interés apelar a clivajes convocantes como la
profesión, la actividad económica, el rasgo étnico, la actividad cultural o,
simplemente, la independencia para convocar a la participación y movili-
zación política? Evidentemente, este tipo de apelaciones no era una nove-

electoral justista de 1931, la noción de independencia constituía, en la socie-


Valdez, M. J. / Candidatos, candidatos por doquier...
95
-
gaba. Al mismo tiempo, la apelación a la independencia daba cuenta de la
supuesta presencia de ciudadanos que, de manera individual y racional,
         
         
importancia durante el período 1912-1930. Las referencias a actividades
económicas o profesionales, culturales, deportivas y étnicas (por mencio-

movilizados que manifestaban sus intereses y demandas, y que estos eran
recogidos por agrupaciones, al tiempo que se convertían en sus voceros
y ayudaban a la elaboración de identidades y discursos que operaban de

1910 y 1920.
Conclusión

las agrupaciones independientes de los partidos políticos como uno de los
actores en el marco de las campañas electorales que se sucedieron en la
-
nizaciones inicialmente se constituyeron (al amparo de las supuestas ven-
tajas que otorgaba la recientemente sancionada ley electoral) para sostener
-


de las agrupaciones (tanto aquellas que pudieron persistir como aquellas
que se organizaron para alguna elección en particular y luego desaparecie-

sostenidas por los diferentes partidos políticos que actuaban en la Capital
-
ciativas que sostuvieron a los candidatos de los partidos mayoritarios, esto
es, radicales y socialistas.


cual candidatura, incidir en la opinión pública, obtener publicidad, com-
plementándose con los mecanismos empleados por los partidos. Lo que sí
queda claro es, por un lado, que la proliferación de estos grupos da cuenta
-
lítica porteña que tenía una tradición en la manera en la que se realizaba el
juego político en la ciudad y que la ley Sáenz Peña no logró ni evitar ni tam-
poco eliminar. Por otro lado, algunos de los que organizaron estos grupos
tuvieron una capacidad para mantenerlos funcionando por varios meses e,
Miríada. Año 14 No. 18 (2022) 73-101
96
incluso, años, con el objetivo de “jugar” tanto en las elecciones nacionales
            
previas, el de la Agrupación Cívica Independiente).
Desde la perspectiva sostenida en el presente trabajo, se considera que
las agrupaciones así constituidas pusieron en funcionamiento una forma

complejidad, pero que no necesariamente entró en tensión con aquella que
-
tuida por ciudadanos independientes que, racionalmente, evaluaban las
diferentes opciones políticas. Esta manera de convocar a la participación
-
géneo, y que se encontraba constituido por grupos e identidades construi-
das social y políticamente. Las referencias a las actividades económicas o
profesionales, culturales, deportivas o étnicas (por mencionar solo algunas)

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ba formada por una multiplicidad de grupos diversos, más allá de que los
partidos intentasen, en términos discursivos, construir una imagen de la so-
ciedad representada como uniforme que, a su vez, les permitía crear y (re)
crear su propia identidad. Y esto no necesariamente implicaba una tensión
entre ambas perspectivas. Por el contrario, consideramos que una y otra

y de la convocatoria para la participación política en las décadas primeras
décadas del siglo -
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