Nota editorial



¿Sueñan los sociólogos con nuevas teorías?


En las últimas décadas del siglo XX, la teoría sociológica y social asistió a la consolidación de una generación de autores, quienes se pueden considerar hoy como sus nuevos “clásicos”. Estos autores reformularon los presupuestos sobre los cuales se asienta la teoría sociológica y social, además de constituir, en conjunto, un hito para comprender el devenir de la sociedad moderna. Algunos de los exponentes más destacados de esta generación –por ejemplo, Bourdieu, Foucault, Giddens, Habermas o Luhmann– dieron forma al denominado “nuevo movimiento teórico”. Desde la década de 1970, mediante diversas modalidades y estrategias teóricas y analíticas, dentro de este movimiento se elaboraron complejos proyectos que abrevaban en las críticas y paradigmas “alternativos” al llamado “consenso ortodoxo” estructural-funcionalista y al estructuralismo, tales como la fenomenología social, el interaccionismo simbólico, la cibernética o el pragmatismo lingüístico.

Ahora bien, en el siglo XXI, tales perspectivas son ya en cierta medida “nuestro pasado”. Esto no implica que sus miradas, o algunas facetas de ellas, hayan perdido aceptación o dejen de ser materia de discusión interpretativa. Al tratarse de propuestas que han logrado “consagrarse”, son parte constitutiva de la teoría sociológica y social contemporánea, aunque –como todo lo consagrado– estén abiertas a las disputas sobre su definición, con nuevas reivindicaciones y “caídas en desgracia”. Sin embargo, también se ha evidenciado el destino inexorable de todo intento de teorización sobre el mundo: quedar atado a su tiempo y a su época. Una época que es, hoy, nuestro ayer.

Entonces, a la vez que rescatar la importancia de reflexionar sobre la teoría sociológica y social en general –en este número de la revista también se publican excelentes contribuciones al respecto–, la revista Miríada de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad del Salvador nos convocó para contribuir a una tarea ineludible para todos aquellos que consideramos a la elaboración teórica como un aspecto fundamental de la investigación y reflexión sobre lo social: dar cuenta de los intentos actuales por renovar sus presupuestos y diagnósticos. Estas formulaciones no son ni más ni menos que aquellas que elaboran un encuadre novedoso para los viejos problemas y constituyen, a su vez, nuevos interrogantes.

A partir de la década de 1980, una nueva generación fue tomando forma, algunos de cuyos miembros fueron discípulos de los autores antes mencionados. Así, entre otras, se han destacado las perspectivas de Archer, Boltanski, Butler, Fraser, Honneth, Laclau, Latour, Negri, Hardt, de Sousa Santos o Žižek, tanto por su revisión de las propuestas de la generación anterior como por sus innovaciones teóricas y sus singulares análisis. En esa dirección, se han destacado los debates en torno a temas tales como el pragmatismo, la creatividad, el individuo, el género, lo “humano”, la significación, las controversias, la crítica, el relacionismo, el reconocimiento, el actor-red, la emancipación o las nuevas formas de dominación social. Dentro de tal contexto, en Argentina y América Latina se despliegan hoy propuestas sumamente interesantes que retoman el proyecto de discutir y elaborar teoría sociológica y social, mediante la construcción de nuevas propuestas y de la reinterpretación crítica de ciertas perspectivas claves.

Esto supone una multiplicidad de variantes de abordaje y de preocupaciones que se apoyan en distintas tradiciones teóricas y analíticas sobre lo social, para desplegar originales y atractivas reflexiones. Dentro de esta pluralidad se pueden marcar algunos puntos en común y contrapuntos en los artículos incluidos en este dossier. En primer lugar, se encuentra nuestro artículo que, con su pretensión general y panorámica de abordar ciertos autores contemporáneos, permite una introducción general a algunas temáticas claves para el escenario actual de la teoría, en especial, la reivindicación del pragmatismo. En segundo lugar, hallamos dos propuestas innovadoras sobre dos problemas fundamentales de la teoría sociológica y social: el problema de la interacción social y el de la estructura. En tercer lugar, nos topamos con las reflexiones sobre la relación entre la modernidad capitalista contemporánea y la emancipación, en conexión ya sea con el Estado y las luchas populares, ya sea con el colonialismo y la epistemología. Por último, se encuentran los análisis sobre aquellas teorías que se afirman en una mirada sobre lo “post”, en un caso, acerca del “post-humanismo” de la teoría sistémica y de la teoría del actor-red, y, en el otro, las lecturas desde una postura lacaniana del “postestructuralismo”.

Así, en nuestro artículo en coautoría con Nougués y Zapico, como introducción al dossier nos proponemos plasmar una mirada comparativa de algunos de los autores antes mencionados. Para ello, en el marco de la actual centralidad del pragmatismo para la teoría sociológica, rastreamos las huellas del “primer pragmatismo” en las miradas de Archer, Boltanski, Honneth y Latour. De esta manera, señalamos las múltiples dimensiones desde las cuales se puede abordar esta corriente de pensamiento, que permiten reconstruir aspectos claves de las propuestas de los cuatro autores seleccionados, así como también discutir en qué medida continúan o no el proyecto de elaborar teorías sociológicas en sus obras.

Por su parte, Domingues discute los principios de organización y los principios de antagonismo que hacen posible una reconstrucción de las modalidades básicas de la interacción social entre individuos y subjetividades colectivas. De este modo, ofrece un análisis sistemático de los debates sobre el mercado, la jerarquía y la red, la competición y la lucha. A su vez, traza un esquema analítico que incluye las controversias contemporáneas sobre la justicia y la justificación en teoría sociológica, con el objeto de poder elaborarlas con un grado mayor de conceptualización desde un estudio de los cursos de acción y los mecanismos de coordinación y oposición. Esto permite un análisis de las posibilidades de un horizonte normativo de nuevas formas de coordinación social más igualitarias.

A su vez, Cristiano retoma en su texto el concepto de estructura propuesto por Giddens para desarrollarlo de forma crítica y complementaria, a partir de tres dimensiones fundamentales. Para ello, precisa sus nociones principales (las “reglas” y los “recursos”) e incorpora una categoría específica para la dimensión cultural de la estructura (el “sentido”). Así, primero, señala que la categoría de “regla” incluye al menos tres grandes temáticas de la sociología estructural: la de las normas sociales, la de los roles y la de los esquemas. Segundo, indica cómo la idea de recursos puede ampliarse si se apela a la noción de capital de Bourdieu. Por último, destaca que la dimensión del “sentido” de la estructura puede clarificarse mediante los aportes de la teoría del discurso social. Con estas tres dimensiones, sería factible abordar un estudio de las dimensiones estructurales del capitalismo tanto clásico como contemporáneo.

Así también, Inda propone identificar e investigar los modos de análisis que plasman Negri y Hardt para abordar la relación entre Estado y luchas populares, con sus derivas y determinantes en el contexto contemporáneo, mediante el rastreo y problematización de la serie de nociones, tesis y vías de acceso presentes en el complejo dispositivo teórico desplegado por ambos pensadores. En esa línea, realiza una interpretación exhaustiva y crítica de sus estudios sobre las nuevas formas de contradicción, lucha y emancipación en el capitalismo contemporáneo, a partir de la cual señala algunas falencias decisivas (tales como la falta de profundidad en el análisis de la heterogeneidad de la multitud actual o en las dinámicas específicas de la coyuntura política).

Por otro lado, Álvarez Ruiz realiza una interpretación de la teoría crítica con pretensiones emancipatorias planteada por de Sousa Santos. Para esto, rastrea los antecedentes en los que abreva el autor, que le permiten ubicar a la comunidad como presupuesto clave en sus reflexiones sobre las formas de dominación de la sociedad moderna y colonial, así como también acerca de las posibilidades de emancipación contemporáneas. Así, remarca los usos de lo comunitario en tanto fundamento para el despliegue de lo que denomina una “epistemología de la solidaridad y el reconocimiento” en la obra de Santos. Esta epistemología sustentaría todas las herramientas teórico-críticas del posmodernismo de oposición desplegadas por esta perspectiva. Entonces, tal reconstrucción permite identificar tensiones y límites de su teoría crítica, por caso, cierta primacía del colonialismo epistémico respecto de las relaciones materiales de dominación del capitalismo.

Asimismo, Pignuoli Ocampo pretende dar cuenta de la relación entre “lo humano” y lo social en dos perspectivas contemporáneas críticas del humanismo: la teoría sistémica de Luhmann y la teoría del actor-red de Latour. Para esto, compara los conceptos de interpenetración de Luhmann y de mediación técnica de Latour. Tal comparación le permite destacar que ambos autores incluyen en sus miradas la cuestión humana al reflexionar sobre las condiciones de lo social, sin por ello abandonar sus críticas a las consecuencias normativas del humanismo. Esto es realizado a través de distintas estrategias: en el caso de Luhmann, con la distinción de niveles aglutinados bajo la figura de “lo humano”; y en el de Latour, con un estudio de las mediaciones “no-humanas” implicadas en “lo humano”.

Por último, Blanco y Sánchez trazan un recorrido por ciertas nociones centrales de la teoría psicoanalítica de Lacan (por caso, lo real, lo simbólico y lo imaginario), que, al combinar una teoría del deseo con una lingüística, dan cuenta de la imposibilidad de los sujetos para constituirse de manera plena y definitiva, al verse atravesados por una serie de exclusiones fundantes. Así, destacan la emergencia dentro del pensamiento postestructuralista de una “teoría social lacaniana” contemporánea a partir de las obras de Blutler, Laclau, Mouffe y Žižek. Estas perspectivas teorizan acerca de las formas en que las sociedades se estructuran y desestructuran, a partir de la formación de campos ideológico-discursivos que posibilitan identificaciones socio-políticas. Esto implica que los órdenes sociales se ven siempre atravesados por heterogeneidades y exclusiones, las cuales vuelven a las necesarias “suturas” de lo social inestables y abiertas a la lucha.

Creemos que el presente dossier plantea una serie de debates insoslayables para la reflexión en las ciencias sociales contemporáneas y, en particular, en la teoría sociológica y social. Así, tales debates hilvanan las continuidades y rupturas intergeneracionales con las reformulaciones actuales de diversos proyectos teóricos, epistemológicos y políticos en permanente transformación, a la vez que presentan un panorama extenso y necesario de las condiciones de su producción. Por este motivo, para ampliar ese panorama, el dossier se cierra con dos reseñas de obras y autores que en los últimos años han contribuido con intensidad al debate teórico contemporáneo. de Marinis expone una incisiva recensión de El self emprendedor. Sociología de una forma de subjetivación de Bröckling, mientras que Barrero traza un exhaustivo comentario de Dominación y emancipación. Una crítica radical del capital sin nostalgia estatista de Boltanski y Fraser. Esperamos que los artículos de este dossier puedan colaborar no sólo con el despliegue de intereses e inquietudes que motiven a sus lectores, sino también al fortalecimiento de un espacio para la elaboración y la discusión de teoría sociológica y social.


Alejandro Bialakowsky y Mariano Sasín