Las Verdades etnológicas  de Monsor Pablo Cabrera. Una etno- grafía de archivos en la Ciudad de Córdoba / María Eleonora Za- bala.  Buenos  Aires:  Antropofagia,  2013.  109  páginas.  ISBN:

978-987-1983-00-1

 

 

Producto del trabajo  etnográfico  sobre archivos y bibliotecas de distintas instituciones  de la Ciudad de Córdoba, el libro “Las Verdades etnológicas  de Monseñor Pablo Cabrera. Una etnografía de archivos en la Ciudad de Córdoba”1 de Mariela Eleonora Zabala2 complejiza el análisis del surgimiento  de la antropología  como disciplina científica en nuestro  país y su relación con otros tipos de saberes, concretamente  los saberes revelados de la Iglesia Católica, entre fines del SXIX y principios del SXX. Dicho análisis es realizado a partir del estudio de la trayectoria de un hombre que tuvo la capacidad de participar activamente tanto en el ámbito académico de la época y como en la Iglesia Católica: Monseñor Pablo Cabrera, miembro de la Iglesia y reconocido estudioso de las lenguas y el folklore indígenas a través de registros clericales. Además, la autora nos presenta algunas de las primeras producciones de conocimiento antropológico  realizadas fuera de los centros” de producción científica de la época (Las ciudades de Buenos Aires y La Plata fundamentalmente) y en la periferia del orden internacional de producción del conocimiento  (Zabala, 2013, p. 17). El abordaje de la figura y la producción del Monseñor es realizado a par- tir de un original trabajo de campo etnográfico sobre documentos encontrados en distintos archivos de instituciones universitarias y eclesiásticas de la Ciudad de Córdoba.

 

Entre muchas preguntas  interesantes  de investigación,  Zabala se plantea cómo un miembro de la Iglesia logró el reconocimiento  de los principales actores del ámbito académico, que se definía a sí mismo positivista y laico; cómo el Monseñor Pablo Cabrera participaba de la Universidad Nacional de Córdoba siendo al mismo tiempo una figura de importancia  en la Iglesia Católica; cuál era la relación entre los conocimientos académicos producidos por académicos reconocidos y los saberes producidos por aficionados” que no formaban parte de las élites científicas de la época; y quiénes eran los que efectivamente  utilizaban los métodos empírico-racionales  propuestos por el positivismo.

 

En el primer capítulo Zabala presenta su construcción  del problema de investigación así como sus propias vivencias dentro de los espacios en los que realizó su trabajo de campo. Entendiéndolos  como espacios sociales en los que

se disputan  los intereses y prácticas de distintos actores (el Estado, la Iglesia, los archiveros, bibliotecarios y la multiplicidad  de consultores), la autora  ex- pone qué información  pudo encontrar  en cada uno de los archivos institucionales y personales  abordados,  así como el proceso de conformación  de los archivos y el tratamiento  que cada institución  da a los mismos. Además, da cuenta de los límites, apoyos y contribuciones  que recibió de las personas en- cargadas de la conservación  y administración  de dichos documentos, es decir, de las mediaciones humanas  entre ella como investigadora  y los documentos. Asimismo, Zabala da cuenta de la importancia  de estar ahí” (2013, p. 28), es decir, tener una presencia recurrente en las instituciones, para poder acceder a los archivos y a la confianza  de sus administradores  y de esa manera acceder a los datos que serían la fuente de su investigación.  De esa manera, pudo re- construir “las connotaciones  institucionales  de un <hombre de la Iglesia> entregando  su legado a la Universidad laica y moderna (Zabala, 2013, p. 23) mediadas por personas con intereses y reivindicaciones  propias.

En el segundo capítulo, Zabala analiza la presentación de Cabrera en dos even- tos propios del ámbito académico antropológico:  el Congreso Internacional  de Americanistas  y en Congreso Científico Internacional  Americano de 1910. En ambos casos se presentaban  investigaciones  sobre la América Precolombina  y sobre las poblaciones indígenas, estableciéndose verdades científicas sobre el pasado americano. La autora explora la forma en que el Monseñor surgió como figura reconocida dentro de un ámbito que le era ajeno: el campo de las ciencias modernas desarrolladas en universidades públicas y laicas por “sabios”, es decir, cultores y promotores del saber científico. En ese sentido, la autora da cuenta de cómo Cabrera pudo acceder al reconocimiento  en un ámbito que no solo no era el suyo, sino que ades se definía a tras de su oposición a la Iglesia, con la cuál había llevado a cabo una disputa epistemológica y política por la definición del saber hegemónico y por la laicidad de la educación universitaria3. Por otra parte, en este capítulo la autora da cuenta de la centralidad del papel de la elite universitaria para el ingreso de Cabrera al mundo de los sabios y de la ciencia internacional, así como de su aporte a la teoría y metodología antropológicas  por medio de su propuesta de conocer a las comunidades indígenas y, fundamentalmente, sus lenguas para el apropiado diseño de políticas públicas orientadas hacia ellas. Dicha propuesta, así como sus intervenciones  en ambos congresos, se basaban en evidencia empírica, presentando  un quiebre con la tradición de conocimiento revelado de la cual Cabrera provenía.

 

Luego, el capítulo 3 se centra en el examen de la investigación  leída por el presbítero en el Congreso Científico Internacional  Americano, publicada luego por la Universidad Nacional de Córdoba, en la que abordaba la cuestión de la lengua y de los movimientos territoriales de Los Lules. Dicho estudio respondía a las exigencias del método científico positivista ya que se basaba en evidencia empírica proveniente  de crónicas de viajeros, conquistadores  y padres jesuitas que habían misionado en la región chaqueña durante la conquista española del actual territorio argentino.  Zabala propone que el caso de Cabrera muestra  cómo un miembro de la Iglesia construía  conocimiento  a partir del método etnográfico que Malinowski sistematizaría 10 años después en una obra clásica para la disciplina antropológica  “Los Argonautas del Pacífico Occidental” (1973). En ese sentido, el análisis de Los Lules a partir de ese tipo de fuentes, le permitió identificar las razones por las cuales ellos mismos explicaban sus desplazamientos  territoriales.

 

En el capítulo 4 la autora recorre la trayectoria  de Cabrera en los ámbitos personal, eclesial y universitario  para identificar  los vínculos sociales que le permitieron acceder a los datos a partir de los cuales escribió sobre las poblaciones indígenas y al reconocimiento  por parte de la comunidad científica. De esa manera, la autora historiza la construcción  de Cabrera como especialista- sacerdote en cuestiones  académicas  y políticas sobre lo indígena.  En primer lugar, la autora da cuenta de las obras religiosas de Cabrera anteriores a su investigación sobre Los Lules y de los vínculos familiares que le permitieron acceder tanto  a evidencia empírica sobre las poblaciones  indígenas  que luego estudiaría como al ámbito académico en el que haría públicas sus investigaciones. En segundo lugar, resalta el apoyo del Obispado como condición de posibilidad  del paso  de la Iglesia a la academia.  Finalmente,  Zabala  ubica  la producción intelectual del presbítero dentro del entramado de relaciones entre la Universidad, la Iglesia, el interior y Buenos Aires sosteniendo que sus investigaciones permitieron a la academia cordobesa posicionarse respecto de la academia porteña y a la Iglesia proyectarse sobre el mundo indígena contemporáneo.

 

El libro de Mariela Eleonora Zabala constituye  una interesante  contribución, a través de un estudio de caso, al estudio del proceso de secularización, en general, y a la conformación  de la antropología  como disciplina científica, en particular. Uno de los elementos principales de ambos procesos fue el desplazamiento de la Iglesia y de sus propios saberes a favor de la hegemonía del paradigma positivista. En ese sentido, el caso de Cabrera muestra un interesante matiz al ser una figura de relevancia en ambos ámbitos. Asimismo, su historia

nos muestra la importancia de la comunidad científica para el proceso de construcción del conocimiento  que, por ello, nunca  se encuentra  desvinculado  de los intereses corporativos  de las personas  que los desarrollan.  A lo largo del texto Zabala nos muestra la utilidad del método etnográfico y de la problematización del lugar del investigador (el estar ahí) para la obtención de datos re- levantes y concretos sobre procesos que no se reducen a una linealidad sino que devienen a través de trayectorias  de personas concretas.

 

María Eugenia Funes

 

 

 

Referencias

 

Casanova, J. (1994) Religiones públicas y privadas en el mundo moderno. Madrid: PPC.

 

Malinowski, B. (1973). Los argonautas  del Pacífico Occidental. Barcelona: Península.

 

 

Notas

 

1 El libro es una versión corregida de la tesis de maestría presentada por la autora para la Maestría en Antropología de la facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional  de Córdoba. El trabajo,  además,  recibió la primera mención del premio “Eduardo Archetti” organizado  por el Centro de Antropología Social del Instituto de desarrollo Económico y Social y la Edito- rial Antropofagia.

2 La autora es Profesora y Licenciada en Historia y Magíster en Antropología

(FFyH-UNC).

3 Los procesos de laicización de la educación y de conformación de la ciencia como forma legítima de conocimiento  en detrimento  de otros saberes forma parte del proceso de secularización, definida por Casanova (1994) como la separación de la realidad en esferas de sentido con diferentes fuentes de legitimidad. Este autor se opone a lo que él llamó las dos subtesis planteadas  por la teoría de la secularización: la de la disolución de lo religioso y la de la privatización de la religión. Ambas muestran un fuerte sesgo etnocéntrico  dado que fueron construidas a partir de la experiencia de Europa Occidental donde, efectivamente, hubo una decadencia de las creencias religiosas con la modernización. En este sentido, la investigación de Zabala nos permite ampliar nuestro entendimiento  sobre la forma en que dicho proceso tuvo lugar en estas latitudes.