Nota Editorial

Los conceptos de núcleo y periferia forman parte de la tradición de las ciencias sociales así como del lenguaje cotidiano. Nuestro objetivo no es proponer una definición unívoca de los mismos, sino dar cuenta de los diversos modos en que las relaciones entre centros, núcleos y periferias conforman panoramas religiosos. Con este objetivo en mente, observamos cómo estos conceptos adquieren diferentes sentidos y potencian diferentes miradas hacia el objeto de estudio. Al presentar esta selección de artículos basados en densas investigaciones, no nos proponemos solamente ofrecer una compilación de estudios de casos, sino contribuir a posicionar estos conceptos en un espacio de discusión, a los fines de evaluar sus potencialidades heurísticas.

Los estudios aquí reunidos trabajan sobre las nociones de núcleo y periferia de distinta manera. El trabajo de Cesar Ceriani Cernadas analiza la constitución de centros simbólicos condensadores y dispensadores de carisma, a través de cuyo contacto los individuos son investidos de propiedades socialmente positivas. Las misiones e iglesias evangélicas jugaron un rol de centro simbólico para una población- la de los indígenas del Chaco Central- que se ubicaba en los márgenes del espacio social. Esta relación entre espacios religiosos y población marginalizada permite al texto de Ceriani Cernadas articularse con el de Batia Siebzehner y David Lehmann, quienes en un escenario diferente como lo es el espacio social israelí, indagan en los modos en que el partido político y movimiento Shas permite a la población periférica de judíos orientales posicionarse en el núcleo del sistema político. En ambos casos, los espacios religiosos actúan sobre los posicionamientos sociales de poblaciones étnicamente definidas, si bien las relaciones entre religión y etnicidad difieren en ambos casos.

Así cómo es posible analizar el modo en que los centros carismáticos producen posicionamientos en el espacio social, es posible, como se observa en el trabajo de Joaquín Algranti, analizar cómo la producción del carisma supone la producción de territorialidad en función de la distinción entre centros y periferias. Estas producciones difieren de acuerdo a la naturaleza de la relación carismática. De ahí la posibilidad de identificar, desde una sociología comparada, tres tipos de carisma correspondientes a tres tipos de organización religiosa: carisma personal en el pentecostalismo, carisma institucional en el judaísmo y carisma de objeto en una experiencia católica como la del culto a San Expedito.

Analizando diversas formas de experiencia católica, el artículo de Gustavo Ludueña concibe a la periferia como un espacio de producción de catolicismos alternativos al centro institucional. Los conceptos de centro, periferia, márgenes, habilitan la indagación sobre las invenciones religiosas descentralizadas, donde se recrean rituales, narrativas y formas de organización diferenciales. Desde otra perspectiva, el trabajo de Damián Setton se ubica en una sociología de la experiencia que concibe los núcleos y las periferias como posicionamientos contingentes de actores en función de las tensiones entre diferentes lógicas de identificación con categorías identitarias. El dossier culmina con el artículo de Mariela Mosqueira en donde, a través de un abordaje afín a la sociología de Howard Becker, la autora reconstruye el mundo juvenil-cristiano como redes articuladas de personas, grupos y organizaciones. El foco de análisis  recae especialmente en la cosmovisión evangélica y las posiciones simbólicas del sujeto juvenil.

En definitiva, esperamos que esta reunión de trabajos de prestigiosos investigadores contribuya a posicionar los conceptos de núcleo y periferia en un espacio de producción de teoría, del mismo modo que se viene haciendo con otros conceptos como identidad, etnicidad, comunidad, institución, etc.   

Joaquín Algranti