Los alcances del efecto pacificador
del comercio sobre conflictos externos
Caso de estudio
sino-japonés
Ksenia Dishkant*
*Candidata
a Doctor en Economía UCEMA, Mg. en Economía Aplicada y en Ciencias de los
Estados. Correo electrónico: conde.dishkant@gmail.com
Resumen
El presente trabajo busca acercar el debate sobre el
alcance del efecto pacificador del comercio. Para tal propósito se presentan
tres mecanismos que sirven de canales para su transmisión: 1. Costos; 2.
Preferencias; 3. Información. La efectividad de cada mecanismo en relación a su
capacidad disuasoria del conflicto militarizado se encuentra con varias
restricciones que serán explorados a través del caso de estudio de las
relaciones sino-japonesas para el periodo comprendido entre 1970 hasta 2012 a
la luz de nuevas tendencias en el proceso de globalización.
Palabras clave: Dividendos de la paz; Ganancias relativas; Efecto
pacificador comercio; Conflicto
Abstract
This paper seeks to bring the debate on the
scope of the pacifying effect of trade. For this purpose, three mechanisms which serve as
channels for transmission are presented: 1. Costs; 2. Preferences; 3. Information. The
effectiveness of each mechanism in relation to its deterrent capacity in the
militarized conflict will be explored through case study of Sino-Japanese
relations to the period covered between 1970-2012 in the light of new trends
the globalization process.
Keywords: Peace
dividends; Relative gains; Pacifying effect; Trade; Conflict
Introducción
Los estudios sobre la guerra y el
manejo de crisis predicen que las guerras no deberían ocurrir cuando son
excesivamente costosas y/o cuando existe información perfecta entre las partes
sobre sus capacidades estratégicas respectivas. Esto abre la pregunta sobre qué
rol juegan en dichos procesos los intercambios comerciales.
La interdependencia económica se
relaciona con el ámbito de la política[1]
aumentando los costos de la guerra, revelando la información sobre los recursos
estratégicos de las partes involucradas en el conflicto y cambiando las
preferencias de los actores en relación a la utilización de los modos
coercitivos como medios de persecución de los objetivos determinados. Los lazos
económicos y financieros entre las partes, resumidos de manera sencilla en el
concepto de la globalización[2],
sirven de membrana permeable a través de la cual las partes pueden comunicar su
determinación de forma creíble y por lo tanto, disponer de un rango amplio de
mecanismos[3]
de solución de diferencias mediante la institucionalización de las reglas de
juego.
La relación entre conflictos y
comercio es tan antigua como la historia humana, aunque encuentra sus primeros
registros escritos en el trabajo de Jenofonte en la época de las
Ciudades-Estado griegas. Sin embargo, el análisis empírico exhaustivo, adquirió
relevancia recién a partir de finales de la década del ´80 a la par de los
adelantos tecnológicos y de la aplicación de los métodos de otras disciplinas,
particularmente de economía, la ciencia política y de las relaciones
internacionales. Al mismo tiempo desde el ámbito de la política exterior de los
países desarrollados se instauró el debate sobre las limitaciones de la teoría
realista, poniendo especial atención en cómo, cuándo y por qué el conflicto
militarizado afecta el comercio. Actualmente en el debate participan diferentes
posiciones teóricas (realistas clásicos, neorrealistas, realista defensivo,
neo-marxistas, (neo) liberales) que sistemáticamente discuten en torno a los
siguientes supuestos: 1. Efecto pacificador del comercio; 2. El impacto del
conflicto sobre comercio; 3. La correlación entre dichas fenómenos.
El supuesto sobre los dividendos de
la paz derivados del comercio fue cuestionado por varios estudios (teóricos y
empíricos). Entre ellos es menester destacar, por ejemplo, a Grieco (1990) y
Goenner (2004) quienes en sus trabajos llegan a la conclusión que el
intercambio comercial genera consideraciones de las ganancias relativas que
pesan mucho más que las ganancias absolutas. La sensibilidad a las ganancias
relativas deviene de la asignación de las mismas en acrecentar las capacidades
militares que posteriormente puede ser utilizado contra los que hoy son los
socios comerciales.
Gowa (1989; 1994), Liberman (1996),
Gasiorowski (1986) y Barbieri & Levy (2001), encontraron que el efecto del
conflicto militarizado sobre el intercambio comercial es negativo y
significativo, aunque se reconoce que el impacto puede variar de acuerdo a la
coyuntura, el tamaño de los países, la posición que ocupan en el sistema
internacional y el alcance del conflicto.
Mansfield (1994), Oneal y Russett
(1997 a,b), Bliss y Russett (1998), Robst, Polachek & Chang (2007) encontraron que
efecto pacificador del comercio, es positivo y significativo pero se generaron
algunos desacuerdos en torno a la intensidad del efecto y la definición del
concepto de interdependencia económica.
Pollins (1989) y Long (2008)
analizaron dicho efecto desde la perspectiva de las relaciones entre los
actores que tienden a privilegiar las relaciones comerciales estratégicas con algunos
actores más que con otros, siguiendo los trabajos de Hirschman (1980), encontraron que la orientación de política
exterior tiene efecto significativo sobre el comercio entre las partes,
analizando la política exterior del Imperio Alemán primero y la Republica de
Weimar después.
Siguiendo otra línea investigativa,
los modelos de información que se engloban dentro del universo de rational choice, brindan
reinterpretaciones diferentes sobre el impacto en las probabilidades del
conflicto y su escalada, distinta del concepto tradicional del costo de
oportunidad sobre el cual los liberales clásicos construyeron los cimientos del
efecto pacificador del comercio. Las señales costosas vienen a ampliar el
espectro explicativo de dicho efecto abriendo nuevas áreas de investigación
dentro de la economía de la paz.
La presente investigación forma
parte de la tesis doctoral que persigue explorar, desde la óptica de los nuevos
adelantos en el área de interdependencia economía y conflicto, el alcance
informativo de las señales costosas teniendo en cuenta el contexto donde se
desenvuelven las partes.
A continuación se presentan cuatro
apartados en los cuales se busca acercar el debate actual y analizar, a la luz
de un caso, las limitaciones explicativas tanto realistas como liberales sobre
el comportamiento de los actores. Por último, se resumen las principales
conclusiones.
Tres mecanismos de transmisión del
efecto pacificador
Una extensa literatura tanto teórica como
empírica ha demostrado que la
interdependencia económica puede contribuir a la paz a través de múltiples canales y que estos además pueden coexistir.
Actualmente se pueden identificar tres mecanismos. En
primer lugar, los costos de conflicto. La idea del costo de
oportunidad en relación a los costos asociados al conflicto plantea que los
vínculos económicos restringen el comportamiento de los Estados, Smith (2012),
Oneal & Russet (1997b). El dogma liberal en
su expresión más simple sostiene que el aumento en los costos del conflicto
militar, ya sea porque se ha iniciado un conflicto nuevo o porque se ha
escalado algún conflicto viejo, en presencia de la integración económica
disuade a los países de solucionar sus disputas usando la fuerza militar o
involucrándose en comportamientos provocativos que podrían generar respuestas
violentas. Bajo dicha lógica, ambas partes estarían priorizando la maximización
sus ganancias devenidas de las interacciones económicas y financieras, sabiendo
que todo aumento en el costo marginal del conflicto produce decrecimiento marginal
en el beneficio esperado a través de la destrucción de los factores productivos
directamente o incidiendo indirectamente en dichos procesos a lo largo de
tiempo[4].
En segundo lugar, Las preferencias por el conflicto.
Los lazos económicos pueden inducir un cambio en las preferencias de los países
Deutsch (1977), en este caso es posible alcanzar la paz a través de los
vínculos sociales producto de la integración económica. Solingen (1998) refina la lógica de Deutsch (1977) señalando que
las coaliciones domésticas con
preferencias internacionales pueden facilitar mayor nivel de
interdependencia y prosperidad. La composición de la agenda internacional y
nacional más orientada a los objetivos de crecimiento sostenido y desarrollo
tienden a reducir la hostilidad.
Por último, La información y su transmisión.
La integración económica puede facilitar a los países la transición de
información a través de la institucionalización de las relaciones. Por ejemplo,
la formación de los bloques económicos y de
aquellos basados en la defensa, puede acercar las partes y construir canales de
contacto y transmisión de información. Por otro lado, la interdependencia
económica facilita la información sobre las capacidades de los países y la
determinación de los países en el proceso de manejo de crisis. Hacer uso de las
señales económicas para proyectar su
verdadera determinación sobre cuestiones
específicas, reduciendo así la incertidumbre ante la existencia de
información asimétrica y los incentivos a mentir (Gartzke,
E., Quan Li, & Boehmer C., 2001;
Morrow, 1999, Papayoanou, 1999). Desde esta perspectiva los actores pueden
utilizar las restricciones al comercio para obtener la información de la
contraparte sobre la utilidad esperada de conflicto y de beneficios de la
interdependencia. Por ejemplo, el caso recientemente observado ante el despliegue militar ruso en Ucrania y las
sanciones económicas selectivas aplicadas por parte de los Estados Unidos y la
Unión Europea a los principales responsables de incitar y sostener el conflicto
en Crimea.
Cuando
el conflicto afecta la interdependencia
Desde una visión muy simple, el
conflicto puede percibirse como una tarifa que se impone sobre el comercio de
productos y/o servicios específicos, aumentando el precio de las importaciones
y bajando el precio de las exportaciones Polachek (1992). Esta idea ampliada
fue desarrollada por Rogowski (1989) quien tomando el simple modelo
Stolper-Samuelson, elabora en torno a cómo determinados sectores (que forman
coaliciones) poseedores de recursos de producción intensiva tendrían incentivos
de presionar al gobierno para escalar el conflicto. Los análisis que se
encuentran asociados con las áreas de investigación tales como Defence Economics, Peace Economics,
presuponen teóricamente y lo demuestran en los estudios empíricos que el
conflicto en sus diferentes intensidades y extensiones temporales tienen efecto
sobre la economía, más precisamente, afectan las preferencias de los actores
privados, que se vuelven reticentes a seguir sosteniendo el comercio, ya sea
porque pueden prever el conflicto y por lo tanto limitan sus inversiones o
reorientan su relaciones comerciales, pese a que les proporciona determinadas
pérdidas Morrow (1999), Pollins (1989) o porque el conflicto escala y el sector
privado se encuentra obligado a aceptar
las medidas de boicots, o restricciones en sus intercambio comerciales,
incurriendo otra vez en pérdidas.
Barbieri y Levy (1999), encuentra
que el comercio puede existir aun en las condiciones de guerra entre las partes
involucradas. Dicho estudio empírico corrobora la observación que hizo Coase,
cuando sostuvo que el comercio puede fluir aun cuando el Estado no disponga de
monopolio legitimo de fuerza, (en términos de relaciones internacionales, los llamados Estados fallidos) pero los
costos de transacción bajo esas circunstancias son sumamente elevados.
Morse (1976) observó que los países
muy interdependientes entre sí que no son capaces de reducir su vulnerabilidad,
tienden a externalizan el conflicto y en ese caso la interdependencia podría
trasmitir la crisis. Este enfoque parece demostrar que la interdependencia
puede incrementar el conflicto entre los estados mientras que disminuye los
chances de conflicto militarizado.
Un caso
paradigmático: relaciones sino-japonesas
Breve descripción del conflicto.
La disputa territorial sino-japonesa tiene 43 años de
existencia. Desde el punto de vista teórico de las relaciones internacionales,
el revisionismo de los países termina quedar atrapada en la etapa de
negociación permanente, sin la resolución consistente de la cuestión. Uno de
los primero acercamientos entre Japón y China continental durante la Guerra
Fría y sin la formal relación bilateral se hizo en el ámbito comercial a través
de las exportaciones de unas instalaciones en base al pago diferido en agosto
de 1963, seguida por grandes ferias comerciales de 1964, Cha (1996).
En cuanto a la disputa territorial en torno de las
Senkaku/Diaoyu/ Tiaoyutai[5],
esta recién cobró relevancia cuando en 1968 la investigación conducida por el
Comité de Coordinación de la Prospección Conjunta de los Recursos Minerales
frente a las costas de Asia bajo los auspicios de las Naciones Unidas reportó
sobre la probable existencia del yacimiento de petróleo estimado entre 10 y 100
mil millones de barriles. Considerando que tanto Japón como Taiwán importan el
98% de su demanda doméstica las partes no tardaron en precipitarse en sus
reclamos de soberanía sobre las islas. Por lo tanto, dicha disputa tuvo
inicialmente a Japón y a Taiwán como sus partes. En 1970 Taiwán y la empresa
norteamericana Gulf Oil celebraron un contrato de concesión por el cual en julio
de dicho año se llevaría a cabo exploración de petróleo en las aguas en
disputa. Tokio emitió una severa advertencia a Taipéi aludiendo
que el contrato firmado para explotar el potencial de petróleo alrededor de las
islas no era válido, Koo (2009). En marzo de 1971, el diario japonés Yomiuri Shimbun, reportó
que el gobierno japonés decidió no discutir ningún plan presente o futuro sobre
el desarrollo conjunto de los recursos oceánicos. El motivo vino asociado a los reclamos de la República Popular de
China. La revisión de los
vínculos estratégicos entre Estados Unidos y República Popular de China, sobre
todo su reconocimiento y asignación de un asiento
permanente en el Consejo de Seguridad las
Naciones Unidas en
CUADRO 1
·
Fuente:
Erik Beukel (2011)
lugar de Taiwán, habilitó para que los chinos
mostraron su descontento, a través de varias de las protestas sobre las
decisiones japonesa- taiwanesas, lo que desembocó en que todas las iniciativas
de la explotación conjunta en el área de disputa quedaran en stand by y los norteamericanos
postergaron la transferencia de Okinawa a Japón para el mayo de 1972. En septiembre de 1972 el gobierno japonés estableció
relaciones formales con la República Popular de China, para sellar el inicio de
las relaciones, las partes necesitaban firmar el trato de paz, considerando que
era prudente dejar la cuestión de las islas en disputa fuera del marco de la
negociación e incluso empezaron las
traslativas para la exploración conjunta de los yacimientos.
En mes de septiembre de 1990, una seguidilla de eventos
precipitaron el tercer incidente, que
en una primera instancia involucraría solo a Japón y Taiwán. En primer lugar,
en septiembre Nihon Seinensha[6]
presentaron ante el gobierno japonés
para que acepte al faro construido en la isla Uotsuri en 1978. La respuesta no se hizo esperar cuando un grupo de
activistas y atletas taiwanesas el 21 de octubre trataron de tocar tierra en las
islas en disputa para llevar la antorcha olímpica como símbolo de soberanía
taiwanesa en contra del faro japonés. Las Guardia costera japonesa impidió todo
intento de llagar a las islas. Una oleada de protestas se expandió por Hong
Kong, Taiwán y Estados Unidos. Y gobierno taiwanés declaró en que este
incidente fue uno de los más graves después
del fin de las relaciones diplomáticas entre Taiwán y Japón desde 1972.
La participación de China continental en dicho
incidente fue limitada ya que luego del incidente de la plaza de Tiananmen, en
junio de 1989 la Comunidad Internacional le había privado de ayuda para el
desarrollo y Japón fue el primero en restablecérsela, por lo que la posición de
china consistió en condenar las intención de Tokio de reconocer el faro como
una marca.
Sin embargo, la respuesta de los grupos de presión y de
la ciudadanía no se hizo esperar sobre todo en Beijing que
tardíamente se enteró de la controversia desahogando su ira hacia sus
dirigentes que creía que no habían estado a la
altura de su retórica nacionalista en un movimiento desesperado de pedir
préstamo japonés.
En el año 1996 ambos países
ratifican la Convención de las
Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar[7]. Japón delimitó una zona de 200 millas náuticas como zona
económica exclusiva (EEZ), medida desde la línea
de base más cercana del grupo de islas Sakishima de la Cadena de Okinawa. Una
seguidilla de hechos acompañó la ratificación, por un lado, el grupo Nihon Seinensha construyó un faro de 5
metro de alto en la isla de Kita Kojima, una de las 5 islas en disputa junto
con 3 peñascos. El Ministro de Asuntos Exteriores Yukico Ikeda (MOFA) declaró
negando la existencia de disputa territorial y afirmó que las islas
Senkaku/Diaoyu son parte integral del territorio, Downs y Saunders (1999). Las
protestas no tardaron en estallar tanto en Hong Kong como en China continental,
Taiwán y en USA, Chung (2007). En particular, el rumor de que los líderes del
CCP habían decidido no provocar al gobierno japonés por miedo a que derogaran
los próximos préstamos (que representaron casi el 70% de la ayuda económica
exterior total a China), encendieron
los ánimos estudiantes y militares en China, Bong (2002). Por ejemplo, los
periódicos militares sacaron varios titulares donde se
destacaba una conspiración mayor que vinculaban
al “renacimiento del militarismo japonés”.
En septiembre, una serie de hecho
volvieron a caldear los ánimos. En primer lugar, 4 de septiembre un
guardacostas japonés detiene un bote pesquero taiwanés cerca de las islas. El gobierno
taiwanés protesta por la utilización de la fuerza por parte de los japoneses,
dos días después la misma patrulla expulsa a periodistas de Hong Kong de la
zona en disputa. Otro grupo nacionalista
llamado Senkaku Islands Defese
Association, izó la bandera japonesa en la isla más grande Uotsuri y Nihon Seinensha, también dejó una placa
conmemorativa antes del aniversario de la invasión japonesa a China el 18 de
septiembre. A su vez, los grupos elevaron la propuesta al Parlamento japonesa
para el reconocimiento del faro como marca oficial de navegación.
El 26 de septiembre, una oleada de
protestas volvieron a las calles por la muerte de David Chan,
un activista pro-China de Hong Kong que se ahogó después de
saltar al agua cuando los guardacostas japoneses impidieron que el barco en que
venían anclara.
Los activistas no
tardaron en volver a las islas para plantar las banderas nacionales en las
islas en octubre, Koo (2009).
Aparte del valor simbólico en torno de la disputa
territorial, el valor material de la zona marítima en disputa se hizo
particularmente relevante en 1996, ya que ambos países que participan en el
proceso final de ratificación la Convención. La UNCLOS ampliaron
considerablemente las fronteras marítimas nacionales a través de la adopción de
una definición más amplia de las aguas territoriales, zonas contiguas, las
plataformas continentales y zonas económicas exclusivas. La negociación sobre
cómo delimitar las reclamaciones duplicadas de sus respectivas zonas económicas
exclusivas en el Mar Oriental de China se convirtió en un problema adicional
que involucraban las Senkaku. A principios de 1996, Pekín y Tokio ya comenzaron
reforzar sus demandas sobre este ámbito, al tiempo que indicaron que no les
importaría anunciar sus respectivas zonas económicas exclusivas de forma
unilateral. A este hecho se sumó las elecciones para el Primer Ministro de
Japón. Antes de las elecciones de 20 de octubre el Primer ministro Ryutaro
Hashimoto líder de LDP, anunció que apoyará a los sectores que piden por las
islas. La reelección del líder de LDP como primer ministro y el asenso del
partido New Frontier Party formado en
1993, de tipo conservador pero orientada más a la política domestica, permitió
que en 1996, los sectores conservadores controlaran el 80% de los asientos en
Dieta.
La envergadura de la crisis de 2004- 2005, se asemeja a la de 1996, por
la cantidad de los hechos vinculados que precipitaron a la escalada del
conflicto. La gran diferencia consistió en que durante la crisis de 2005 fue la
primera vez el gobierno chino toleró las manifestaciones aunque fuertemente
vigiladas. También a el caso de 2004-2005 fue paradigmático ya que los que
precipitaron la crisis esta vez fueron los activistas chinos continentales y de
Hong Kong quienes tocaron tierra en la isla Uotsuri en el marzo de 2004, Chung
(2007) los guardacostas japoneses no dudaron de arrestarlos apoyándose en la
ley japonesa y los deportaron de vuelta a Shangai después de dos días de
detención. Tokio presentó su protesta a Beijing y lo que recibió a cambio es
una serie de acusaciones más fuertes todavía. En respuesta, desde Nihon Seinensha anunciaron su visita a
las islas, lo que incidió los ánimos de la opinión pública china. A estos
hechos se sumaron las visitas anuales de Primer Ministro Koizumi al templo de
Yasukuni que alberga a las 14 criminales japoneses más infames durante la
ocupación y Segunda Guerra Mundial y por otro lado, el envió de las fuerza de
autodefensa japoneses a Irak le dio un giro adicional a la disputa territorial
agregándoles los condimentos de memoria histórica sobre el militarismo japonés.
El año 2010 en el mes de septiembre vio irrumpir el quinto incidente entre China y Japón en
esta ocasión dos Guardacostas japoneses detuvieron y abordaron un buque
pesquero chino. La tripulación al igual que el capital fueron arrestados y
recién dos días después se le informó al gobierno chino sobre dicha situación.
El gobierno chino se pronunció en contra de las acciones que catalogó de
represión ilegal en las aguas chinas, dado que China tiene una reivindicación
histórica de soberanía marítima y territorial.
China envió buques de vigilancia a la zona para
salvaguardar la producción de la pesca, la seguridad de sus pescadores y embarcaciones, de acuerdo con lo establecido
en la ley nacional china. En los medios de comunicación chinos el incidente
ocupó varios titulares y entre 30 a 40 manifestantes se agruparon frente de la
embajada de Japón y exigiendo una disculpa de parte del gobierno japonés. Las
manifestaciones también se presentaron en otras ciudades pero bajo estricto
control policial. El Ministerio de Asuntos
Exteriores anunció posponer esquema de actividades sobre
la negociación en el Mar de China.
Análisis.
Las relaciones sino-japonesas desde los años ‘90s del
siglo XX e inicio del siglo XXI, se han encuadrado en un conjunto de acciones
provocativas que de hecho han generado varias escaladas del conflicto de escala
media. ¿Qué nos queda entonces de los supuestos tanto de la hipótesis de Deutch
como de Smith a cerca de los dos mecanismos de pacificación entre las partes?
Teniendo en cuenta que el intercambio comercial entre ellos tanto en volumen
como en la diversificación viene aumentando sostenidamente desde la
normalización de sus relaciones desde 1972.
No existe
sólida evidencia que pueda conectar las
percepciones y preferencias más amigables de la opinión pública de los respectivos países y el nivel de
conflictividad entre las partes. Parece más bien una relación indirecta. Con respecto a la hipótesis de costos de oportunidad,
la relación entre las ganancias que experimentan las partes y el nivel de
conflictividad, parece que las dos cuestiones circulan por carriles diferentes
sin impactar concretamente uno sobre el otro. La pregunta sencilla que viene a
la mente es si la interdependencia promueve la paz entonces por qué las partes
tienen la necesidad de seguir escalando conflictos tradicionales o
(re)inventando nuevos. Una respuesta a dicha pregunta la puede dar la
escuela realista de relaciones internacionales diciendo que las relaciones
asimétricas llevan a las partes a considerar las valoraciones de las ganancias
relativas en lugar de ganancias absolutas, creando un dilema de seguridad que
termina en un juego no cooperativo. Sin embargo la explicación realista se
agota cuando pretende explicar los patrones cooperativos, y no solo de
coordinación, que sostienen los países desde la década de los años ´70.
Las problemáticas relaciones entre China y Japón han
derribado en uno de los más interesantes casos vinculados desde la perspectiva
teórica de Interdependencia-Conflicto. Uno de ellos conocido como “cold politics and hot
economics” pone en jaque uno de los
supuestos liberales clásicos sobre el efecto pacificador del comercio y la
sensibilidad de las relaciones comerciales al conflicto político entre las
partes. La situación responde a un conjunto de patrones conflictivos en torno a
temas tales como la soberanía de las islas Siayu/Senkakuo que se encuentran
bajo el control efectivo de Japón y la Memoria Histórica. Sin embargo, los dos
países han implementado las políticas de contención para evitar que el
conflicto se escale y provoque considerables daños económicos. Parecería, que
las relaciones económicas aunque no pueden evitar la iniciación del conflicto
si pueden evitar que escale.
Varios son los
estudios empíricos que han explicado la paradoja descripta anteriormente. Por
ejemplo, el estudio de Davis y Meunier (2011)
señala que no existe la relación entre la interdependencia económica y el
conflicto político. La existencia de los costos hundidos es el principal factor
explicativo que hace insensible al empresariado japonés al conflicto político
dimensionado en su faceta de memoria histórica, disputas territoriales y
marítimas. Ya que para el periodo analizado de 1990 a 2004 el número de eventos
negativos reportados por los medio de comunicación no redujeron los flujos de
comercio y la inversión bilaterales. La animosidad consumidora tampoco pudo
impactar en el consumo de los bienes producidos por las empresas japoneses en las
áreas claves, como es el automóvil, cervecería y cámaras digitales. Por otro
lado, Koo
(2009) demostró que la interdependencia juega un importante papel
fundamental en evitar que los conflictos territoriales sobre las islas
Diayu/Senkakuo escalen. Basándose en el mecanismo de restricción de
comportamiento de los países de la teoría liberal, el caso sino-japonés
reconocería la importancia de las disputas territoriales como el foco potencial
del conflicto pero también rescataría la existencia de amplias redes tejidas
entre los países, -que son de hecho los socios comerciales privilegiados-. Por
otro lado, Bong (2002) y Chung (2007) empleando el modelo de Putman focalizaron en el momento y la
forma en que la escalada en disputa se ha llevado. Especialmente se centraron en el rol de las élites estatales y los grupos de oposición, que trataron de defender y aumentar la legitimidad interna y el apoyo público a su régimen de metas particulares. Muchos estudiosos en este campo analizan cómo el
deseo de las élites estatales
para permanecer en el cargo permite
a las coaliciones nacionales
influir en sus decisiones sobre
el comportamiento de los conflictos. En un
momento de falta de legitimidad, las élites estatales en China y Japón vienen
demostrado una tendencia a recurrir a políticas
territoriales agresivas para capitalizar los sentimientos nacionalistas
e irrendentistas, Davis (2011).
Existe un doble problema que
presentan los estudios anteriormente citados, por un lado, notoria disociación
existente entre las percepciones de los medios de comunicación[8]
sobre el conflicto político, las relaciones económicas y los resultados de los
estudios académicos. Por otro lado, la disociación de los resultados de las
encuestas entre el impacto que recibió el sector empresarial producto del
conflicto de Diayu/Senkaku y las encuestas que miden la animosidad ciudadana
entorno del mismo conflicto. Por ejemplo, lo que reflejan las encuestas de
sector empresarial es reportar poco impacto en el comercio bilateral
sino-japonés. En cambio, los estudios empíricos de animosidad ciudadana
reportan un impacto positivo y significativo del conflicto sobre las cantidades
consumidas y las decisiones de inversión de los empresarios ante los shocks
políticos. Por lo que, es necesario aislar sutilmente las decisiones del sector
empresarial japonés en cuanto a las decisiones de intervenir en China y la
forma en que se estructuran sus redes productivas. Por otro lado, como se
concibe la animosidad ciudadana y desde qué lugar de la matriz de clasificación
de animosidad se enfoca el análisis. Por último, cómo estos dos factores
condicionan el juego de las señales que se lleva cabo entre los Estados.
Cómo lo
puede explicar el modelo de información
Los países que poseen un amplio rango de
mecanismos para la solución del conflicto, tienen menores incentivos a recurrir
a un método más violento y por lo tanto, más costosos. Esta es la premisa del
modelo de señales informativas. Las diadas pueden infringir daño mutuo a través
de la utilización de algunos vínculos que permiten comunicar creíblemente sobre
su determinación.
Por ejemplo, históricamente las sanciones
económicas, se aplicaban al país en su conjunto, actualmente existe las
sanciones selectivas, dirigidas a los individuos claves responsables de determinados
hecho violentos. Los países que no cuentan con la amplia diversidad de vínculos
tienen mayor probabilidad de recurrir a medidas más extremas como es la guerra.
Sin embargo, las partes cuentan con el incentivo de manipular el riesgo.
La intuición más importante detrás del juego es
la siguiente: el país B que tiene elevados costos de ir a la guerra prefiere
conservar los beneficios de la interdependencia económica. Por lo que, un país
de estas características preferirá conservar las ganancias derivadas del
comercio y llegar a un acuerdo en lugar de seguir escalando el conflicto cuando
existe información perfecta. En el caso de haber información imperfecta el país
aun teniendo los costos de conflicto elevados tendrá incentivos de escalar el
conflicto.
En cambio, un país B que tiene costos bajos a la
hora de sostener un conflicto mostrará su determinación, en lugar de aceptar
una solución poco beneficiosa. El punto fundamental en ese tipo de lógica es
que el poder militar incide en las probabilidades en victoria y si la crisis no
llega a dicha instancia, busca sacar mayor provecho en el proceso de la
negociación. Dicho en otros términos, la capacidad militar incide en el
criterio de reparto de las ganancias y en el proceso
de determinación de la compensación que
recibirá el país revisionista. Aquellos países que están dispuestos a luchar
estarán también dispuestos a sacrificar sus beneficios económicos como una
señal, sabiendo que el conflicto de todas formas impactará fuertemente en los
niveles de interdependencia.
La gran pregunta es cómo determinará el país A su
mejor oferta al país B si no conoce de qué tipo es el país B (léase si B tiene
altos o bajos costos de conflicto). Y además si el país B tiene elevados costos
de incurrir en un conflicto armado, esto abre también la puerta para la
posibilidad que el país A explote sus beneficios de las relaciones asimétricas.
El modelo
informativo de Gartzke, Quan Li y Boehmer (2001) generó dos resultados fundamentales:
1. Las señales costosas constituyen un mecanismo que
permite generar un efecto sobre conflicto: proveyendo la información ex ante para que el país A pueda
realizar la oferta óptima, ya que se obtiene la información acerca de qué tipo
es país B. Por lo tanto, a diferencia del mecanismo de costo de oportunidad que
presupone que las partes conocen el costo de la guerra en términos absolutos,
la decisión de elegir tanto nivel de conflicto como de comercio dependerá de la
valoración relativa de los costos de la interdependencia y beneficios de
conflicto.
2. La interdependencia económica provee al país de
múltiples canales a los cuales puede recurrir para mandar la señal informativa
que baja las probabilidades de que el país quede involucrado en un conflicto
costoso debido a la desinformación sobre las capacidades del adversario.
Veamos ejemplos numéricos de la intuición planteada más
arriba: Si el país B (es de
tipo altos costos de conflicto) y por lo tanto, renuente a llevar un conflicto
hasta sus últimas consecuencias, léase un enfrentamiento armado, entonces el
país A puede plantear una oferta (d) mucho más restrictiva sin correr el riesgo
de incursionar en una guerra y país B la aceptaría.
La otra alternativa para el país A
seria plantear una oferta mucho más flexible sabiendo que se encuentra negociando
con el país B cuyos costos de conflicto son bajos que podría tener incentivos
de escalar el conflicto para quedarse con la mayor parte de los beneficios.
En ambos casos, ante la información
perfecta, el equilibrio resultante implicaría que A haga una oferta optima de
acuerdo al tipo de país B (alto/bajos costos de conflicto).
En el caso de la información
asimétrica o imperfecta, el principal problema del país A sería poder plantear
una oferta óptima que el país B según el tipo estaría dispuesto a aceptar, dado
que el país B tendría información privada (sobre todo la información de los
costos de incursionar en el conflicto y las probabilidades de ganarlo) tanto el
país A como país B podrían recurrir a las lazos económicos y por lo tanto, a
sus nivel de interdependencia económica (h) a través de una señal costosa para
mostrar su determinación. La señal informativa tomaría la forma de una sanción
económica como algo directo y la implementación de alguna legislación que
aumentara los costos sustancialmente de la contraparte hasta tal punto que
llevaría a revelar sus verdaderas preferencias y alterar las probabilidades de pelea.
Por ejemplo, el premio mayor en
disputa es igual a un billete de 100 pesos y es indivisible como el caso en la
disputa territorial. Ambos países tienen la misma probabilidad (50%) de ganar.
Los países A y B evitan la pelea cuando el país A realiza una oferta (d)
quedándose con el beneficio $100 –d; y el país B aceptando la oferta de país
quedándose con d, siembre y cuando el valor esperado de la guerra sea igual o
menor al valor de la oferta realizada por el país A. En el caso en que exista
significativos nivel de interdependencia económica que reporta para ambas
partes un beneficio h=10, el resultado final de la negociación para las mismas
partes seria para A: 100-d +h; y para país B seria d+h. Entonces la respuesta
de la interdependencia predice que B recibe (d+$10) en lugar de (d) si acepta
la demanda por parte de A que lleve a la paz. Si la demanda es la misma,
entonces no pelear es más beneficioso entre las diadas interdependientes, y B
debería preferir más la demanda de A que continuar con la pelea. Ahora si A
ignora su nivel de interdependencia con B (que es poco plausible) entonces, la
demanda de A diferiría. La mejor oferta de A es aquella de B estaría dispuesto
aceptar en lugar de pelear. Dado que los beneficios aumentan bajo la
interdependencia, A se siente en poder de ofertar mucho menos en tales
circunstancias el país A podría aprovecharse del desincentivo asociado a los
altos costos que le representan al país B en incurrir en un conflicto.
En el ejemplo anterior, país A
ofrecía $30 (A recibía $100 –d = $70). Si el nivel de interdependencia es
elevado entre los países A puede ofrecer tranquilamente que B acepte $20 más el
(h =$10 que representan los beneficios de la interdependencia económica).
Entonces bajo estas circunstancias B en lugar de aceptar $30 como la vez pasada
estaría dispuesto aceptar $20 ($20 +$10≥ $50-c si c ≥ $20).
La interdependencia puede motivar la
paz en dos maneras: 1. conflicto en ocasiones puede ser muy caro en
relación con el valor esperado
del conflicto que los países prefieren cualquier oferta en vez de soportar un conflicto; 2. La
interdependencia en lugar de disuadir el conflicto, puede transmitir señales
informativas, que hacen innecesarios culminar en una guerra. El comportamiento
de los actores informa a los observadores sobre el valor de sus variables
estratégicas, disipando la información privada. Al igual que los conflictos no
violentos, las señales costosas permiten a las partes abrir negociaciones
eficientes ex ante. Los países buscan
acordar pensando siempre en los mejores términos del acuerdo. La guerra no es
necesaria, si los países poseen los métodos no violentos para informar. Por lo
tanto, los efectos de la interdependencia están implicados en el proceso de
negociación. Si los países fallan en esta etapa, luego, los costos de
oportunidad no son capaces de evitar las
probabilidades de incursionar en un conflicto costoso.
Conclusión
En la presente investigación se revisaron en primer lugar
los principales argumentos sobre el efecto pacificador, detectando tres mecanismo,
dos de los cuales son más tradicionales, asociados primero con los costos de
oportunidad, en segundo lugar sobre el procesos de socialización de la
hipótesis de Deusch, por último se presentó el modelo de información, que
destaca la relevancia de las señales costosas que resuelven las limitaciones
explicativas que tiene el modelo liberal en cuanto a la falla de explicar por
qué las economías liberales pueden incursionar en los conflicto armados y de
menor tenor. El argumento de las señales costosas es simple en esencia, basado
en que la interdependencia económica puede proveer de canales de solución de
conflictos de intereses.
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[1] Se
engloba la idea de la utilización de los medios coercitivo para la persecución
de los objetivo que no necesariamente responden a la amenaza real, por ejemplo
en el proceso de formación del Estado Nación, donde la amenaza interna de luchas
por el control estatal era mayor que la verdadera amenaza externa.
[2] La globalización es
un fenómeno muy complejo con múltiples efectos entre ellos tecnológicos
aplicado a nuevos y viejos campos que tiende abaratar los costos de comercio,
que son los principales que constituyen el mayor interés para la presente
investigación.
[3]
Dejando la consideración de las cuestiones que hacen a la eficiencia de los
mecanismos para otro trabajo.
[4] Se estimó
que el efecto de una guerra sobre la economía puede durar hasta los 10 años.
[5]En algunos estudios
el nombre de las islas suelen simplificarse en Senkaku (nombre que les signan
los japoneses)/ Diaoyutai (nombre que le asignan los chinos continentales
Diaoyu y se combina con sufijo tai, proveniente del nombre Taioyutai, la forma
en que los taiwaneses los llaman.
[6] Nihon
Seinensha es la Asociación de los Jóvenes Japoneses.
[7]La
declaración de la Tercera Convención de
las Nacionales Unidas sobre la ley de Mar (UNCLOS III).
[8] “Political
Chilliness Begins to Affect Economic Ties”, People’s Daily Online, http://english.peopledaily.com.cn/200504/24/eng20050424_182527.html” citó la
preocupación del Ministro chino del Comercio Bo Xilai que prolonga desarmonía
en las relaciones políticas entre Japón y China
podría dañar el comercio bilateral y cooperación económica.
“Trading
Blows”, South China Morning Post, http://www.scmp.com/article/499106/trading-blows, se demostro miedo porque las relaciones políticas
podrían dañar las relaciones económicas también puede ser visto por el gran
número de funcionarios y comentaristas en China que hizo declaraciones que
tratan de disuadir a los boicots y señalando los beneficios mutuos de la
relación económica.
“Disputing the argument about separation of politics and economics” Asahi Shimbun, tituló “los medios de comunicación japoneses fácilmente recogido en los
avisos reportados de daño económico potencial sacado en Davis ( 2011)
“China
boycott threatens firms”, The Daily Yomiuri, http://www.highbeam.com/doc/1G1-131349743.html