MIRÍADA. Año 3, No. 6 (2010)

© Universidad del Salvador. Facultad de Ciencias Sociales.

 Instituto de Investigaciones en Ciencias Sociales (IDICSO), ISSN: 1851-9431

 

 Arturo Jauretche vs. Gino Germani. La clase media argentina

María Ignacia Padilla[*]

Resumen

 

     El objetivo de este trabajo consiste en exponer y analizar las caracterizaciones acerca de la clase media argentina formuladas por dos pensadores de muy disímiles formaciones, perfiles intelectuales y estilos de trabajo: Gino Germani y Arturo Jauretche.

La exposición se ordena en dos partes: en la primera, se examinan los antecedentes personales, el contexto histórico-social en que se desempeñaron  y las metodologías de análisis empleadas por cada uno; en la segunda, se abordan sus respectivas caracterizaciones y valoraciones acerca del lugar social y el rol histórico la clase media argentina.

Palabras clave: Clase media; Arturo Jauretche; Gino Germani; Sociología científica;  Enfoque inductivo; El “medio pelo” argentino; Manual de zonceras argentinas; Sociología de estaño

 

Abstract

 

The aim of this paper consists of exposing and analyzing the characterizations of the Argentinean middle classes set forth by two influential thinkers of utterly dissimilar intellectual backgrounds, profiles and working styles: Gino Germani, a staunch advocate and pioneer of ”scientific sociology” and Arturo Jauretche, a ”national-popular” essayist and sharp polemicist.

The exposition is laid out in two parts: the first one examines their respective personal backgrounds and historical and social contexts, as well as the research methodologies each of them employed; the second addresses the descriptions and assessments concerning the social place and historical role of the Argentinean middle classes by both authors.

 

Keywords: Middle class; Arturo Jauretche; Gino Germani; Scientific sociology; The inductive method; Manual de zonceras argentinas 

 

Don Jauretche y la Sociología de “estaño”

     Para conocer tan solo un poco de este pensador nacional (como le gustaba considerarse a si mismo), haremos una breve síntesis de su biografía, porque creemos que reflexionando sobre sus ideales políticos y económicos podremos entender qué factores lo motivaron a escribir sus filosas críticas de la clase media argentina.

 

     Arturo Martín Jauretche fue un pensador, abogado, escritor y político argentino nacido en Lincoln, provincia de Buenos Aires, en el año 1901. Simpatizó desde sus comienzos con el radicalismo de Hipólito Yrigoyen y defendió sus ideas hasta con las armas luego del golpe militar de 1930. Después de un breve paso por la cárcel tras la derrota del alzamiento, se separó de Alvear y formó el grupo F.O.R.J.A. (Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina), con una ideología de izquierda radical y nacionalista. Los miembros del grupo se mostraban opositores tanto a las ideas nacionalistas conservadores de los sectores reaccionarios como a las políticas liberales del momento. Uno de los motivos por los cuales Jauretche decidió apoyar a Perón fue el rompimiento con el Eje, pero en esencia estaban unidos por las intenciones nacionalistas y populistas, que eran compartidas tanto por los radicales como por los peronistas. Jauretche se mostraba en sintonía con el proyecto de fomentar la industria nacional utilizando los fondos que aportaba el modelo agroexportador, y fue entonces cuando ocupó el cargo de Presidente del Banco de la Provincia de Buenos Aires mientras gobernaba el peronismo. No logró ascender en la escala política, y su oposición al gobierno de facto del '55 le valió el exilio a Montevideo, donde fundó periódicos como El Líder y el semanario El '45 para defender lo que consideraba los 10 años de gobierno popular. Escribió El plan Prebisch: retorno al coloniaje (1955), obra en la que refuta el plan de dicho secretario, y el ensayo Los profetas del odio y la Yapa: la colonización pedagógica (1957), donde lleva a cabo un revisionismo cultural sobre la “traición de la intelligentzia”, término que señala a quienes, partiendo del liberalismo, utilizaban los ejemplos occidentales para pensar el modelo que verdaderamente podría conducir al desarrollo nacional, sin tener en cuenta las verdades históricas y particulares de este país en crecimiento. Con un lenguaje coloquial, lleno de recuerdos, episodios o anécdotas, pretendía llegar al pueblo mismo para educarlo en el patriotismo nacional y evitar que caiga en las trampas de la cultura de los llamados intelectuales colonialistas”, y para que, por fin, la Argentina pudiese crecer tanto como él ambicionaba. Además de las nombradas, entre sus obras más importantes podemos mencionar: Ejército y Política. La patria grande y la patria chica (1958), Política Nacional y revisionismo histórico (1959), Prosas de hacha y tiza (1960), FORJA y la Década Infame (1962), Filo, contrafilo y punta (1964), El medio pelo de la sociedad argentina (1966), Manual de Zonceras Argentinas (1968), De memoria. Pantalones cortos (1972),  Política y economía (1984).

     Principalmente en el libro “El medio pelo en la sociedad argentina”, pero también en “Filo, contrafilo y punta”, “Los profetas del odio”, “Manual de zonceras argentinas” (y, en menor medida, en sus restantes obras), evidencia su actitud de ensañamiento con un segmento de la población que él denominó “medio pelo”, concepto que explicaremos más adelante.

 

La metodología jauretcheana

      La obra de Jauretche, como la de otros pensadores provenientes del campo nacional-popular, ha sido casi invariablemente estigmatizada por la sociología académica por su presunta asistematicidad y falta de rigor, y relegada al limbo del ensayismo costumbrista o polémico, al que se le reconocía penetración e insight, pero nulo valor científico. Una lectura cuidadosa de sus modos de razonamiento y de su estrategia expositiva, empero, nos revelará la existencia de una epistemología y una metodología (a veces subyacentes, otras veces explícitas) aplicadas de manera consecuente y en consciente desafío a las convenciones y prácticas de las tendencias hegemónicas en las ciencias sociales.

Jauretche comienza poniendo en entredicho el deductivismo apriorístico como estrategia para aprehender la realidad social: “Estamos en presencia de una nueva escolástica de antiescolásticos, que en lugar de ir del hecho a la ley van de la ley al hecho, partiendo de ciertas verdades supuestamente demostradas –en otros lugares y otros momentos- para deducir que nuestros hechos son los mismos e inducir a nuestros paisanos a no analizarlos por sus propios medios y experiencias” (Jauretche, 1967, p. 32)

     A esta vituperada “escolástica de los antiescolásticos”, Jauretche opondrá “el estaño como método de conocimiento”, que reivindica el valor de la propia experiencia práctica, individual y colectiva, como fundamento cognitivo. El “método del estaño” jauretcheano se funda en tres principios:

- El enfoque inductivo, i.e., la adopción como punto de partida del análisis de datos particulares para arribar a enunciados generales. Merece enfatizarse que –contrariamente a lo que suele afirmarse- Jauretche no abdica de los procedimientos científicos en cuanto tales en aras de una suerte de intuicionismo o comprensivismo inmediatista y espontáneo, sino que reniega de una orientación particular: el método deductivo, al que identifica con la “pedagogía colonial”. Defiende, como alternativa metodológica, un enfoque que privilegie “entender los casos particulares, generalizarlos y llegar a determinar las leyes naturales que los rigen. Aquí parece eso anticientífico, cuando es justamente científico, el método inductivo, que va de lo particular a lo general” (Jauretche, 1984, p. 200).

- El empirismo, vale decir, la apelación no mediada a la propia experiencia vital, sin referenciarse en teorías o premisas preestablecidas. Tal como lo expresa: “Creo en la eficacia de utilizar como correctivo del dato numérico la constatación personal, para que no ocurra lo que al espectador de fútbol que, con la radio a transistores pegada a la oreja, cree lo que dice el locutor con preferencia a lo que ven sus ojos” (p.11)

- La perspectiva relativista, estrechamente relacionada con los principios anteriores. “Todo nuestro problema consiste en empezar a ver las cosas desde el ángulo de nuestra realidad – sostiene- mientras que la «intelligentzia» razona a partir de verdades supuestamente demostradas en otros lugares y otros momentos” (p.35). Lo nacional, insistía, es “lo universal visto desde nosotros”. El “relativismo” jauretcheano, no obstante, no reivindica una visión subjetivista que implique la imposibilidad del conocimiento objetivo y universalizable.

     Podría conjeturarse que su inclinación por el método inductivo obedece principalmente al hecho de que éste, al partir de datos particulares, se presenta como más apto para captar la singularidad de las condiciones sociohistóricas nacionales a fin de extraer las conclusiones de orden general. El apriorismo deductivista, por el contrario, se prestaría más a la aplicación mistificadora de “leyes” de desarrollo educidas de otras sociedades a la realidad argentina. La siguiente cita parece confirmar esta apreciación: “El único camino que tenemos para construir algún día lo que todavía es el germen de una doctrina nacional es entender los casos particulares, generalizarlos y llegar a determinar las leyes naturales que los rigen” (p.200).

     La adopción del método inductivo puede verse, en Jauretche, como un modo de inmunizar el pensamiento contra los dispositivos de la colonización pedagógica. No resultaría correcto reducir la metodología jauretcheana a un empirismo y un inductivismo ingenuos que fetichizan el “sentido común” como fuente de verdad y validez. Su  propuesta, consistente en “el simple sistema de mirar sin anteojeras y juzgar según el sentido común”, permite ser leída como un programa tendiente a resistir y neutralizar los efectos de la trama de “zonceras” que conforman la pedagogía colonial.

 


Gino Germani y la Sociología Científica

     En contraposición a la “sociología de estaño” de Jauretche se encuentra la “sociología científica” de Gino Germani, quien afirmaba que las descripciones en las ciencias sociales debían tener una verificación de las actitudes observables; es decir: sus pensamientos remitían a una sociología absolutamente científica.

     Tal como lo mencionamos en un comienzo, creemos importante señalar algunas de las experiencias profesionales y académicas de Gino Germani, especialmente por su relevancia en el desarrollo de la sociología científica en el país. 1

Gino Germani arribó a la Argentina en 1934 huyendo del régimen fascista de Mussolini. Participó durante el peronismo en el Centro de Estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires y en la publicación del Boletín del Instituto de Sociología, hasta que fue proscripto por sus ideas antiperonistas.

     Una vez que Perón fue derrocado, se llevaron a cabo una serie de cambios sustanciales para modernizar las universidades. Fue en ese proceso donde Germani cumplió una función central para transitar de una “sociología de cátedra” a una “sociología científica”. A tal efecto, se creó el Departamento de Sociología y la carrera con el mismo nombre, una editorial universitaria para la difusión y promoción de las investigaciones y se fundó el Conicet, que ayudaba también a este propósito. Lo que se proponían en la Reforma Universitaria era dejar atrás la sociología filosófica para propender a la investigación de la realidad social del país con la enseñanza de métodos y técnicas sistemáticos.

     Con estas transformaciones, la sociología mejoró en cuanto a su prestigio como disciplina y Germani incrementó su popularidad en el movimiento estudiantil al integrar la Comisión Asesora de la Universidad de Filosofía y Letras y, al mismo tiempo, estas fueron las condiciones que propiciaron la creación de su empresa con la colaboración de varios de estos reformistas y el contacto con sociólogos americanos. Germani fue director del Instituto de Sociología desde el año 1957 hasta 1966. Los dos grandes desafíos de la institucionalización de la sociología eran: la interpretación del fenómeno peronista y la elaboración de una propuesta política para erradicar dicho fenómeno.

     Surgió así la teoría de la modernización, cuyo objetivo era verificar los requisitos que debería cumplir el país para lograr el desarrollo económico que habían obtenido los países centrales. Este punto era justamente lo que tanto criticaba Jauretche, las teorizaciones de los intelectuales que buscaban replicar las organizaciones políticas y sociales de los países desarrollados consideradas como variables para un progreso nacional. Germani, entre otros sociólogos, sostenía que la existencia de la clase media era un requisito fundamental para el desarrollo económico del país y proclamaba una correlación positiva entre urbanización, sectores medios emergentes y  desarrollo económico.

     Suponía como condiciones sine qua non un conjunto de requerimientos que no se cumplieron en otros países de industrialización muy tardía. Fue entonces que a partir de estos acontecimientos algunos otros comenzaron a esbozar la teoría de la Dependencia, más afín tal vez al pensamiento de Jauretche, que incorporaba factores de orden internacional. Manifestaban que el problema argentino, así como el de otros países latinoamericanos, era la forma en que esas sociedades permanecían integradas en el sistema económico capitalista mundial; tanto la producción como el consumo se orientaban por la dinámica económica de los países centrales (Estados Unidos, Gran Bretaña, Portugal, España, etc.)

Entre otras, Germani dirigió diversas investigaciones sobre las características de la clase media que fueron publicadas en el Boletín del Instituto de Sociología en el año 1942 y 1945, las que utilizaremos como evidencia para contrastar con las narraciones de Arturo Jauretche,  intentando dejar de lado por un momento las diferencias metodológicas que ya hemos comentado.

 

La construcción de la sociología científica

Germani continúa y expande su noción general de la ciencia al considerar la definición y fundamentos de la sociología. Rechaza toda distinción de naturaleza entre las ciencias naturales y las ciencias del hombre. Ambos conjuntos de disciplinas han de compartir una unidad metodológica, orientarse a formular generalizaciones y establecer leyes. Conforme a esta postura, reacciona críticamente frente a quienes sostienen que en las ciencias humanas es imposible aplicar los métodos y procedimientos investigativos desarrollados por las ciencias llamadas “duras”, debido al carácter irrepetible de los fenómenos sociales, que torna inviable la búsqueda de invariantes o legalidades. En tal sentido, se encuentra muy próximo a los apotegmas de los positivistas, para quienes debía propenderse a uniformar metodológicamente a todas las ciencias en base a principios lógicos y epistemológicos compartidos.

     La práctica sociológica se caracteriza por ser colectiva, cooperativa, interdisciplinaria y universal. La sociología científica por la que aboga Germani permite ser definida como una ciencia “lógicoexperimental” (Germani, 1962, p. 66) por al menos tres razones:

(1) su método objetivo, que permite la verificación y la refutación de sus hipótesis y teorías, y tiene por objeto la “explicación” de los fenómenos sociales estudiados;

(2) el feedback permanente y sistemático entre la teoría y la empiria como dos momentos inseparables del proceso de producción de conocimientos;

(3) el planteo de la unificación teórica y la integración reconstructiva con otras ciencias.

 

     En la concepción de Germani, la sociología científica es un estadio superador en el proceso de constitución y desarrollo de esta disciplina. En América Latina, la sociología científica constituye una empresa de actualización de las transformaciones que esta ciencia experimentó internacionalmente y que pueden ser enumerados de la siguiente manera (p. 102):

- la universalización de conceptos, problemas y teorías;

- el perfeccionamiento de las técnicas de investigación;

 - la especialización y diferenciación interna y -paralelamente- tendencia hacia la sucesiva integración interdisciplinaria;

- la necesidad de formación especializada y surgimiento de escuelas, departamentos y facultades destinados de manera exclusiva a la formación de sociólogos;

- la cristalización en nuevos papeles profesionales de la actividad surgida en función de las tareas científicas, académicas o aplicadas; y

- la reforma universitaria, secundaria y de los métodos de enseñanza.

 

Significado de la clase media

     Ahora sí vamos al punto central de todo esto, que es la comparación de las caracterizaciones sobre los sectores medios realizadas por Jauretche y Germani en la época de posguerra. Las diferencias significativas no se encuentran en las descripciones de la clase media, sino en el peso que le asignaron a dicho segmento de la sociedad dentro del proceso desarrollista para Germani, nacionalista para Jauretche. No queremos decir que sus conclusiones sean coincidentes, porque lo cierto es que en algunos casos se intersectan y en otros no son comparables, pero lo que pudimos constatar es que sus caracterizaciones no son para nada contradictorias. Mientras que según la visión más optimista de Germani significaban el recurso fundamental para la modernización de la Argentina, Jauretche criticaba enérgicamente a los sectores intermedios porque no se habían hecho cargo de su función histórica debido a su postura “antinacional”. Él consideraba que sólo la unión de todas las clases sociales podría vencer los intereses egoístas para que al fin el país pudiera evolucionar (Jauretche, 1957, p. 317). Más adelante ahondaremos en este punto, luego del desarrollo de algunos otros temas.

Cabe aclarar que Jauretche, cuando habla de estos sectores medios, se refiere a dos subgrupos, que juntos conforman “el medio pelo”, y no incluye a la clase alta tradicional ni a la gran parte de lo que se entiende por clase media.

Por un lado, están los “desclasados” de la alta sociedad o “primos pobres de la oligarquía”,  que vendrían a ser la tercera generación de inmigrantes, aquellos que no lograron ser parte de la clase alta argentina terrateniente pero siempre añoraron serlo. Su ideología tradicional se entremezcla con una más moderna para definir esta nueva “especie” que aunque no tiene una buena situación económica se empeña en disimularlo.

Por el otro, están comprendidos la clase media alta que es la mejor acomodada económicamente, la intelligentzia y la burguesía industrial-comercial de los últimos ascensos. En el libro Los profetas del odio y la yapa pedagógica le dedica varios capítulos al esclarecimiento del término “intelligentzia”. Señala a estos  intelectuales que desde la época de Sarmiento asimilaron los valores de la cultura europea como propios llevando al país hacia la dependencia civilizatoria que tanto repudia el autor.

A su vez Germani, al describir a la clase media incluye dentro de esta categoría a la clase alta por considerar que, debido a su escasa proporción, no incidiría en los resultados finales; es decir: la clase media es para este autor toda la población excepto la clase obrera.


Criterio estructural

     Según la clasificación funcional de Germani, integraban esta categoría según Arturo Jauretche el amplio espectro de pequeños propietarios y rentistas, los profesionales, intelectuales, educadores, políticos de segundo y tercer orden, los estudiantes, obreros calificados y los empleados públicos para el primer subgrupo de “los primos pobres”; los abogados, médicos, comerciantes en el grupo de la clase media en ascenso; los empresarios, comerciantes, e industriales, miembros de la Unión industrial, dentro del subgrupo de la burguesía incipiente.

     Si observamos las caracterizaciones de Gino Germani, en los Cuadros 1 y 2 podemos notar que tienen una correspondencia con las categorías mencionados por A. Jauretche a lo largo de sus relatos. Germani, además, realiza una clasificación cuantitativa de acuerdo al sector donde residen (urbano y rural) y una más detallada en función de la rama de actividad a la cual se dedican, pero éstas no fueron tomadas en cuenta porque no tienen relación alguna con las enumeraciones de Jauretche2. Sin embargo, este último, refiriéndose a la burguesía reciente, aclara que sus miembros eran más comerciantes que industriales, dato concordante con los resultados del científico (Jauretche, 1966, p. 280).

     Esta clasificación funcional de Germani se encuentra a su vez contenida dentro del criterio estructural, que toma en cuenta, además, otros elementos manifiestos que no vamos a considerar en este trabajo, ya que no tienen una correspondencia directa con los decires de Jauretche y además nos desviaría de lo importante. Sólo agregamos que en Los primos pobres afirma que “está resignada; no aspira a superarse […] y el título secundario es su máxima aspiración” (Jauretche, 1966, 213), pero se refiere sólo a un subgrupo dentro de la clase media. Resumiendo, en el informe Germani indica que el aumento se dio también en la cantidad de alumnos universitarios de la clase media, pero se refiere a la clase media total.4 Por tal motivo, asumimos que no se contradicen sus declaraciones, ya que la baja de aspiraciones de un subgrupo incide pero no determina el índice general de la totalidad del grupo.

 

Criterio psicosocial

     Arturo Jauretche analiza entonces esa categoría apodada “el medio pelo” que comprende el conjunto de la población delimitado por la clase alta y la gran parte de la clase media nacional para luego defenestrarlos de una manera muy irónica.

     En reiteradas oportunidades reprocha la falsedad de las acciones del “medio pelo” porque, según él, buscan mostrar una imagen de status superior de lo que verdaderamente representan, entendiendo por imagen de status a la ilusión del mismo, y no al verdadero status superior. Además de falsos, son excesivamente acomplejados e inseguros; el sólo hecho de pensar en bajar de nivel los aterra. Tienen la necesidad de demostrar lo que no se consideran todavía; para eso, se compran autos de último modelo, llevan a sus hijos a colegios privados muy costosos, hacen viajes a la playa (no a las sierras) nada más que para poder contarlo entre sus conocidos, se compran yates lujosos, quintas para el fin de semana, o a lo que puedan acceder.

     Buscan, por sobre todas las cosas, “parecer”, porque todavía no descubrieron quiénes “son” realmente. Conservan un resabio de las ideologías conservadoras que se confunden con las pautas culturales de la burguesía, y la rapidez del despegue no colabora para nada a la afirmación de la personalidad. Esta desorientación es la causa de la búsqueda de prestigio, entonces la burguesía y la alta clase media copian a los primos pobres porque los confunden con la clase alta, y estos últimos imitan a la clase alta porque simplemente no se reconocen como clase social.

     Germani comparte la idea de este “consumo ostensible”, producto de la desorientación de las clases sociales en ascenso, cuando subraya en el estudio de la clase media: “en el caso de la clase media, la jerarquía social requiere cierto decoro en el nivel de vida...” “Por supuesto, a medida que se pasa a estratos superiores de la clase media tales requerimientos crecen en número e importancia...”, destaca la vestimenta y la vivienda pero advirtiendo que son esos dos los aspectos compartidos por toda la clase (Germani, 1949, pp. 23-24). Asimismo, menciona los servicios médicos exclusivos de esta clase social y al describir las características culturales de la clase media realiza una descripción de los distintos tipos de lectura por clase social, destacando que la clase media lee obras para la recreación (novelas, ensayos, etc.), que es la categoría de “público culto”, empero la gran mayoría de estos sectores medios leen revistas recreativas de nivel cultural bajo (como Reader’s Digest en ese momento) y sin embargo observa “una tendencia a simular lecturas de alto prestigio cultural” (Germani, 1949, pp. 25; 1944, pp. 203-209, y pp. 237-240). En el apartado de ocio y recreación, añade que “se guían por un criterio del nivel económico y del prestigio que acompaña al mayor precio, más que por el tipo de diversión...” (Germani, 1949, p. 26) y refuerza la idea diciendo: “Para los individuos en ascenso (que implícitamente tienen todavía el sentimiento de pertenecer a una clase más baja y el deseo de pasar a una superior) lo fundamental es, en cambio, las condiciones estructurales, especialmente las más manifiestas (por ej. nivel económico y todos los tipos de consumo ostensible)” (Germani, 1949, p. 28). Este concepto tiene además relación con otro que denomina “efecto demostración”, que implica una distorsión entre el ingreso económico y el consumo de una persona que, en efecto, se realiza en función del gasto más elevado de otra persona. La diferencia es que este último se refiere a relaciones internacionales, es decir: las personas de un país subdesarrollado siguen las pautas de otras de países desarrollados (Germani, 1969, p. 102). Dejamos aquí el interrogante de si los primos pobres con aires europeizantes personalizados por Don Arturo podrían estar influidos por este efecto.

     Asimismo, en su interpretación de la transición en los países latinoamericanos, sostiene que las clases medias recientemente establecidas se identifican con la oligarquía, pero una vez afianzadas adquieren conciencia de clase. Si entendemos el momento histórico-político de la Argentina del primer cuarto del siglo XX en correspondencia con tal período, podríamos reafirmar la coincidencia entre ellos (p. 149).

     Don Arturo menciona el barrio como otro símbolo de “status” importante para esta clase de personas que denominará “tilingos”. Como imitan a la clase alta, preferirían vivir en el “copetudo” Barrio Norte o en el barrio selecto de la Recoleta, pero en realidad su ambiente natural es Vicente López, Alto Belgrano y San Isidro para los “primos pobres”. Lo de tilingos surge por la necesidad de diferenciarse de los sectores más bajos, por eso se preocupan tanto en hacer lo que hace la “gente bien” o clases altas. A su vez son racistas con las clases inferiores, por la misma inseguridad de la que hablábamos.

     Ambos personajes reconocen no sólo el crecimiento económico del período al que se refieren sino también las oportunidades de la industria nacional y la expansión del comercio interno como razones fundamentales para explicar esta nueva clase social en ascenso. En el apartado de movilidad social, Germani especifica: “En realidad en el clima creado tanto por la prosperidad como, y sobre todo, por la inflación, la posibilidad de enriquecer rápidamente se ha tornado un poderoso factor psicológico en la conducta de un creciente número de individuos...” (Germani, 1949, p. 29). Así, incorpora un nuevo componente explicativo de la movilidad social, aunque aclara que la inflación puede facilitar el ascenso social en el caso de los comerciantes e industriales, o producir una pérdida del poder adquisitivo y por ende un descenso social como se da en los sectores dependientes.

     Jauretche tiene una manera despectiva de referirse a la nueva promoción de industriales y hombres de negocio, que apoda con algunos términos tales como el “nuevo rico”, “gorda en trance de señora bien”, “gente bien” “burguesía incipiente”, y “los tilingos”, entre otros. Desaprueba a esta nueva oligarquía porque la supone altanera, ingrata e ignorante, ya que es incapaz de darse cuenta de que el ascenso no es resultado únicamente de su propio esfuerzo. Por el contrario, el crecimiento económico e industrial de la Patria Grande propició aquella época de bonanza en la cual la clase media se vio altamente beneficiada.

     Como decíamos más arriba, la nueva burguesía no sigue sus propias pautas culturales sino que imita a los sectores altos. Este subgrupo no se reconoce como clase, y al mismo tiempo no se unen entre ellos para defender sus intereses; en palabras de Imaz, tienen una “carencia de conciencia objetiva política para ejercer el poder” (Jauretche, 1966, p. 265). Arturo Jauretche se ensaña con estos neófitos porque persiguen el éxito de su propio negocio, son egoístas, ambiciosos, y principalmente porque no cumplen su función conductora dentro del Proyecto Nacional.

     ¿Qué opinión tiene Germani acerca del individualismo de la clase media en ascenso? Los informes de la investigación indican que las condiciones psicosociales típicas de la clase media han dificultado la organización propia de estos sectores. No obstante, al analizar la organización de la clase media para los trabajadores autónomos, sostiene que éstos se sindicalizan de una manera muy similar a la clase obrera, pero al ser una clase inmadura el espíritu de grupo no está demasiado desarrollado. Y, al referirse a los trabajadores autónomos de la industria y el comercio, alude a organizaciones que representan sus intereses y responsabilidades; sin embargo, explica que estas organizaciones no representan intereses de clase, sino a una rama de actividad que incluye a grandes y pequeñas empresas.

      Es aquí donde llegamos al meollo del asunto, en el punto donde las explicaciones del científico y las del pensador nacional parecieran divergir. Arturo Jauretche despotrica contra el “medio pelo” utilizando todo tipo de adjetivos descalificadores porque lo que realmente condena es la supuesta falta de interés colectivo de este grupo, adjudicándoles por esta causa la derrota del “Proyecto Nacional” del año 1955, al cual adhiere.

     Él considera que este sector fue el más incapacitado para comprender la nueva realidad por su falsa ubicación entre la clase alta y la clase media en general. A diferencia de la clase obrera, que se expresaba en la organización sindical, la burguesía y la clase media alta no formaron un medio de expresión política para defender sus intereses. Tanto fue así que en lugar de aliarse como un todo y pensar en términos nacionalistas, eligieron sus intereses egoístas intentando mantener desesperadamente el status de imagen de la clase alta.

     Gino Germani sostiene que la clase media actuó en un comienzo junto con las clases bajas por medio del partido radical, y juntos obtuvieron grandes logros al romper con la concentración política y económica de la elite conservadora. Aun valorando estos logros, acepta sus limitaciones al reconocer la capacidad de consentir los golpes militares cuando las necesidades económicas apremiaron.

     Empero, luego admite el conflicto de intereses de la clase media evidenciado en épocas posteriores, pero lo justifica con una serie de factores de carácter estructural, social y político en el contexto de cambio de una sociedad tradicional a una sociedad industrial. Asegura que tales contradicciones se produjeron por la velocidad del cambio de una sociedad de estratificación dual a una multiclasista, por la rapidez del crecimiento demográfico y de la concentración urbana y porque esencialmente no estaban preparados para la participación política. De esta manera, el tránsito de una sociedad preindustrial a una moderna resultó traumático y “...contribuyeron a hacer incoherente y contradictorio el significado político de la clase media...” (Di Tella, Garciarena, Germani et al., 1965, p. 277).

     De estas aseveraciones se desprende que la teoría de Germani sobre la clase media se encuentra supeditada a una serie de condiciones objetivas y subjetivas para su comprobación. Para que se genere el espíritu de grupo que permita cumplir con su función estabilizadora de la democracia, esta clase debería mejorar o al menos mantener las condiciones económicas, y al mismo tiempo no ha de sentirse amenazada por el avance de las clases inferiores. Es necesario que adopte las actitudes racionales propias de una sociedad moderna, para que de esta manera pueda adaptarse mejor a los cambios. Así es que él advierte que la clase media en crecimiento de Argentina no se orientó exactamente hacia un funcionamiento estable, porque las condiciones subjetivas no se cumplieron, es decir: la población mantenía las actitudes de una sociedad tradicional debido a la industrialización tardía del país.

 

Conclusiones

     Luego de un análisis exhaustivo de las caracterizaciones realizadas por los dos intelectuales, llegamos a la conclusión de que ambas interpretaciones sobre la clase media no son excluyentes y, dejando de lado los arrebatos y resentimientos de Arturo Jauretche, observamos que en varias oportunidades son coincidentes.

Jauretche desaprueba a las clases medias porque, a pesar de ser el sector más calificado intelectualmente, conspiraron contra ellos mismos en su búsqueda de prestigio, y en lugar de solidarizarse con el grupo al cual pertenecían, se movieron por sus intereses individuales.

     Condena a estos sectores medios porque en el proceso de movilidad social, en lugar de reconocer sus propios logros, fueron siempre en búsqueda de las pautas valorativas de las clases altas, y en ese proceso traicionaron a su clase social. Gracias a la prosperidad económica del país, la burguesía mejoró su situación, pero estos, más comerciantes que industriales, no tomaron conciencia de su incidencia en la modernización del país.

     Ahora bien, este “pensador nacional” no realiza estas críticas desde una perspectiva ideológica, sino que cobran sentido en el marco en un contexto histórico particular, lo hace pensando en el golpe cívico-militar del año 1955 que dio fin al peronismo. Para Don Arturo este partido político representaba el “Proyecto Nacional” que transformaría al país en potencia. El peronismo intentaba integrar a toda la sociedad en dicho proyecto y como consecuencia, el final significó la división de la Argentina en dos sectores, por un lado la clase obrera, y por el otro las clases medias y altas. Asimismo, adjudica al peronismo una parte de la responsabilidad, porque aún sin habérselo propuesto dejaron sin espacio a la clase media para que se expresara políticamente y fue por este motivo que acudieron a la Unión Democrática, la que luego denominará la Gran Pauta por representar la ilusión de las clases medias de pertenecer a los más altos estratos y el punto de encuentro del antiperonismo. De este modo, la clase media se rigió por las pautas de la clase alta, y en su afán de prestigio traicionó al país aliándose con la oligarquía antinacional.

     Por su parte Gino Germani, desde la teoría científica, concuerda con varios de los atributos distintivos de la clase media, pero difiere bastante en el énfasis al mencionar los aspectos negativos de dicha clase. Lo hace de un modo objetivo, pero confiado en poder comprobar su hipótesis de que la clase media cumpliría “sus funciones, esenciales e imprescindibles, en relación a la vida de grupo” (Germani, 1949, p. 75).

     Si bien advierte las limitaciones de la clase media para cumplir su función estabilizadora de la democracia, las atribuye a los “aspectos peculiares” de la Argentina. Explica que el alto grado de movilización social incidió en la psicología de las clases sociales en ascenso, y la rapidez del crecimiento de la población, de la inmigración, de la urbanización y de la industrialización son los factores explicativos de las consecuencias que él considera “anómalas” según el modelo sociológico estructural-funcionalista. Por lo tanto, reconoce que las ideologías particulares de las clases medias argentinas hicieron imposible una alianza con las clases inferiores, y por el contrario tendieron a relacionarse con los sectores más altos. El peronismo no era exactamente un paradigma de la democracia representativa que él ilustraba, pero aún así al no encontrar en un momento una salida mejor sugirió aceptarlo (Di Tella, Garciarena, Germani et al., 1965, p. 277).

     A partir de estas consideraciones, podemos decir entonces que por un lado se encuentra Germani, que desde una teoría científica espera que la clase media lleve a cabo su rol estabilizador en el proceso desarrollista, y por el otro Jauretche, que desde el rencor que le produce el final del peronismo por lo que representaba inculpa a este sector social porque no se reconocieron como clase, dividieron a la Argentina, y no defendieron el Proyecto Nacional.

     Así es que ambos reconocen la incapacidad de la clase media argentina para defender la democracia en ese momento histórico con el espíritu de grupo que los conduciría hacia el progreso nacional (económico)5; Germani lo relaciona con algunos factores explicativos de su teoría científica y Jauretche a su manera busca también las razones de sus esperanzas frustradas. Don Arturo Jauretche define sus intenciones: “Esencialmente aspiro a señalar la gravitación en nuestra historia de las pautas de conducta vigentes en los grupos sociales que la han influido, y sólo subsidiariamente a referirme a las causas originarias de las mismas”  (Jauretche, 1966, p. 8).

 


Cuadros

Cuadro 1: Composición de la clase media autónoma según Germani y Arturo Jauretche

Germani: Clase media autónoma 20%

Jauretche: general

Industriales 5,2%

Industriales, UIA

Comerciantes, auxiliares del comercio. Finanzas 7,8%

Comerciantes

Profesionales Liberales. Artes y Letras 1,5%

Intelectuales, Abogados, médicos

Servicios y transportes 3,0%

Profesionales

Rentistas 3,0%

Pequeños rentistas

 

Cuadro 2: Composición de la clase media dependiente según Germani y Arturo Jauretche

Germani: La clase dependiente 25,4%

Jauretche: general

Personal directivo 2,4%

Profesionales

Personal subalterno 15,4%

Profesionales, abogados, educadores, empleados públicos, políticos.

Personal técnico y profesionales dependientes 4,2% 3

Obreros calificados, empleados.

Jubilados 2,9%

 

Varios 0,5%

Estudiantes

Fuente: Elaboración propia en base a caracterizaciones de Gino Germani y Arturo Jauretche descriptas en: Germani, Gino: (1949) “La clase media en la Argentina con especial referencia a sus sectores urbanos” (en Crevenna, Theo [Comp.]: La clase media en Argentina y Uruguay; Washington D.C; Unión Panamericana; 1950” pp 8-10; Germani, Gino, (1942) “La clase media en la ciudad de Buenos Aires”, Boletín del Instituto de Sociología (Buenos Aires). Mo. 1, 1942. pp. 105-126; Germani aclara que existen obreros de alta especialización, cuyo carácter se confunde con el de los técnicos y los considerará como miembros de la clase media: Germani, Gino: (1949) “La clase media en la Argentina con especial referencia a sus sectores urbanos” (en Crevenna, Theo [Comp.]: La clase media en Argentina y Uruguay; Washington D.C; Unión Panamericana; 1950, p. 17 ; Jauretche, Arturo: (1966) “El Medio Pelo en la Sociedad Argentina” Ediciones Corregidor 1991, p. 280


Referencias

Blanco, A. (2006) Razón y modernidad. Gino Germani y la sociología en la Argentina. Buenos Aires: Siglo XXI.

Di Tella, T.; Garciarena J., Germani, G. et al. (1965) Argentina, sociedad de masas. Buenos Aires, Eudeba.

Germani, G. (1944). Sociografía de la clase media en Buenos Aires: las características culturales de la clase media en la ciudad de Buenos Aires estudiadas a través del empleo de las horas libres. Boletín del Instituto de Sociología, 2,  203-209;  3, 1943. 237-240.

Germani, G. (1949) La clase media en la Argentina con especial referencia a sus sectores urbanos. En T. Crevenna, (Ed.).  La clase media en Argentina y Uruguay. Washington D.C: Unión Panamericana.

Germani, G. (1962): La sociología científica. México, D.F.: Universidad Nacional Autónoma de México.

Germani, G. (1964). La sociología en la América latina: problemas y perspectivas. Buenos Aires: Eudeba.

Germani, G. (1969) “Política y Sociedad en una época de transición. Buenos Aires, Paidós.

Jauretche, Arturo (1957): Los profetas del odio y  la yapa: la colonización pedagógica Buenos Aires: Editorial Peña Lillo.

Jauretche, Arturo (1959). Política nacional y revisionismo histórico. Buenos Aires; Peña Lillo.

Jauretche, A. (1964). Filo, contrafilo y punto: Buenos Aires: Juarez Editor, 1969

Jauretche, A. (1966). El Medio Pelo en la Sociedad Argentina. Buenos Aires: Corregidor 1991.

Jauretche, A. (1984). Política y economía. Buenos Aires: Peña Lillo.

Jauretche, A. (2007). Jauretche, polémicas. Buenos Aires:  Peña Lillo. 

 


Notas



[*] Maestranda del programa de Maestría en Ciencia Política y Sociología, FLACSO Argentina. Correo electrónico: padilla_luz@hotmail.com

MIRÍADA. Año 3, No. 6 (2010) p.  155-173

© Universidad del Salvador. Facultad de Ciencias Sociales. Instituto de Investigaciones en Ciencias Sociales (IDICSO), ISSN: 1851-9431

 



1 Consideramos en este punto aquellas experiencias que tienen relación con el ensayo, dejando constancia de que no es esta una biografía completa del autor.

2 Germani, G. (1949) La clase media en la Argentina con especial referencia a sus sectores urbanos. En T. Crevenna (Ed.) La clase media en Argentina y Uruguay (pp. 8-10); Washington D.C: Unión Panamericana; Germani, G. (1942) La clase media en la ciudad de Buenos Aires, Boletín del Instituto de Sociología, 1, 105-126. Incluye a la clase alta en esta clasificación considerando que su número reducido no incidiría significativamente en el resultado final.

4 Germani, (1949, p.19) Los datos que toma en cuenta para sacar estas conclusiones fueron extraídas de  República Argentina, Ministerio de Justicia e Instrucción Pública, Recopilación estadística (1917).

5 Se refiere a la teoría de la modernización: Blanco (2006, pp. 208-211); y  al proyecto nacionalista-industrialista preconizado por Arturo Jauretche.

3 Germani (1949) aclara que existen obreros de alta especialización, cuyo carácter se confunde con el de los técnicos y los considerará como miembros de la clase media (p. 17).