La pedagogía de alternancia y el capital social. Estudio de caso del CEPT N° 5 en Miranda, Rauch, provincia de Buenos Aires

Camila Lorenzo*

Resumen En la presente investigación el marco conceptual se centra en el desarrollo local rural de las comunidad y en cómo la promoción del redes sociales incrementan el capital social constituyéndose en factores fundamentales para el desarrollo tanto en lo que respecta a las actividades económicas, como aquellas ligadas a lo social y cultural. La estrategia metodológica es cualitativa basada en entrevistas en profundidad, observaciones participantes y no participantes. Los CEPTs (Centros Educativos para la Producción Total), son escuelas agrarias oficiales de nivel medio ubicadas en el medio rural de la provincia de Buenos Aires. Estos centros fundan su especificidad institucional en los vínculos entre desarrollo de la comunidad local, educación y producción. Articulan estas realidades sobre la base de la pedagogía de alternancia y de la cogestión entre el Estado y la comunidad rural. En este trabajo se analiza el CEPT N 5, ubicado en Miranda, Provincia de Buenos Aires. El CEPT representa para la región, aquel núcleo articulador que partiendo de la participación activa de la comunidad en su conjunto (padres, alumnos, docentes, profesionales, productores rurales) logró establecer redes sociales que a su vez, indujeron a la promoción de redes interorganizacionales más amplias que trascendieron el nivel regional. Con el desarrollo local rural como uno de los principales objetivos de la propuesta de los CEPT en Miranda se ha ido fortaleciendo de manera integral una población que participa activa y políticamente en la mejora de sus condiciones de vida.

Palabras claves: Centros Educativos para la Producción Total; Desarrollo local rural; Capital social; Redes sociales.

1 Licenciada en Sociología, USAL. Investigadora del IDICSO. USAL. Correo electrónico: camilalorenzo@hotmail.com Artículo recibido: 06-06-12 Artículo aceptado: 11-07-12 MIRÍADA. Año 4 No. 8 (2012) p. 125-144 © Universidad del Salvador. Facultad de Ciencias Sociales. Instituto de Investigación en Ciencias Sociales (IDICSO), ISSN: 1851-9431

Abstract In this research, the concept framework centers on the local rural community development and in how the promotion of social networks increase the share capital being constituted in fundamental factors for the development regarding the economic activities, as those tied to the social and cultural thing. The methodological strategy is qualitative based in depth interviews, participants and not participants observations. The ECTP (Educational Centers for the Total Production) is an agrarian official schools of average level located in the rural way of the province of Buenos Aires. These centers found his institutional specificity in the links between development of the local community, education and production. They articulate these realities on the base of the pedagogy of alternation and the joint management between the state and the rural community.

This paper analyzed the ECTP Nº5, located in Miranda, Province of Buenos Aires. The ECTP represents for the region an articulated core departing from the active participation of the entire community (parents, pupils, teachers, professionals, rural producers) managed to establish social networks that at the same time, insert the promotion of inter-organizational networks transcended the broader regional level. With local rural development as one of the main aims of ECTPs offer in Miranda it has been fortifying in an integral way a population who takes part active and politically in the improvement of his living conditions.

Keywords: Educational Centers for the Total Production; Local rural development; Social capital; Social networks.

El desarrollo local y la pedagogía de la alternancia

La presente investigación busca indagar acerca del funcionamiento de una escuela centrada en la pedagogía de la alternancia en una pequeña comunidad en el centro de la provincia de Buenos Aires. La idea motor es apoyar el desarrollo de las pequeñas comunidades existentes en todo nuestro país. Comunidades en vía de extinción, “pueblos fantasmas” que se multiplican por la carencia de políticas sociales acordes a las realidades de cada uno.

Tal es el caso de la Estación Miranda del Partido de Rauch, pequeño pueblo rural, ex ferroviario que, con el cierre del ferrocarril, fue víctima del desarraigo radical de gran parte de la comunidad hacia las ciudades cabeceras. Es de esta forma que se generó a nivel comunitario un gran vacío social, comercial e institucional que obligó a los habitantes a tomar conciencia de su realidad y a buscar una alternativa para superar aquella crisis en la que se hallaban inmersos.

El Centro Educativo para la Producción Total N° 5, en base a su propuesta pedagógica, buscó no sólo brindarle la posibilidad a jóvenes de la región y a sus respectivas familias de acceder a la educación, sino también junto con el Estado, profesionales y vecinos de la comunidad logró poner en marcha una propuesta de desarrollo local acorde a sus propias necesidades. Cada comunidad posee sus propias características del suelo, clima, espacios productivos y, es por ello que un proyecto de desarrollo debe ser particular a cada realidad. La presente investigación busca dar cuenta de aquellas estrategias que utiliza el CEPT N° 5 para la promoción de desarrollo local rural. A pesar de la no existencia de una definición universalmente aceptada de desarrollo local, debido a que esta puede cambiar en función de los objetivos perseguidos y del contexto en el que se enmarque, en esta investigación partiremos de la definición planteada por las sociólogas Mercedes Caracciolo Basco ! María Pilar Foti Laxalde (2005). Ambas conceptualizan al desarrollo local como un proceso de prácticas institucionales participativas que, partiendo de las fortalezas y oportunidades de un territorio determinado (en función de los recursos naturales, económicos, sociales, culturales y políticos), conduce a mejorar los ingresos y calidad de vida de su población de manera sostenible y con niveles crecientes de equidad. Partiendo de tal definición y concepción acerca del desarrollo local distinguimos como dimensión fundamental: los recursos sociales. Indagaremos acerca de los mecanismos implementados por CEPT N° 5 para promover el capital social y a su vez, examinar cómo el capital social favorece los procesos de desarrollo rural en la región. El desarrollo local es uno de los objetivos máximos a alcanzar desde el CEPT y una metodología que en sí misma guía su accionar. El reparo de esta concepción implica crear las condiciones para impulsar el desarrollo a partir de las posibilidades reales y potenciales de cada territorio, no sólo entendido como un espacio geográfico, sino esencialmente como el ámbito de realización de las prácticas sociales, de las actividades económicas, como el espacio donde se vive y se trabaja. Es allí donde la comunidad comparte una identidad social, cultural, histórica y de intereses. El tener en cuenta estos aspectos, posibilita a la comunidad despegar su potencial organizativo y solidario para motorizar su desarrollo. Las estrategias de recolección de datos fueron básicamente primarias a partir de las técnicas de observación participante y no participante. También fueron realizadas una serie de entrevistas semiestructuradas y en profundidad. La selección de la muestra buscó abarcar diversos puntos de la red vincular en el CEPT N° 5 de Miranda, con el fin de alcanzar una visión holística del funcionamiento de la comunidad.

Acerca de la pedagogía de alternancia

La pedagogía de alternancia es una singular propuesta educativa basada en un proceso de enseñanza con estadías alternadas en la escuela y en la casa. Si bien en los últimos años se han incrementado el interés por las escuelas de alternancia y su pedagogía, existe una escasa cantidad de investigaciones al respecto. Estas escuelas tienen su origen en la Francia rural de la década del 30. En Argentina, la alternancia agrícola se estable formalmente a comienzo de la década del ’70 en el norte de la provincia de Santa Fe, en Reconquista específicamente, a partir de las actividades de promoción social de la Iglesia. En 1958, el obispado de Reconquista comenzó a apoyar las actividades que promovían al sector rural, básicamente debido a la gran cantidad de feligreses proveniente de dicho sector. De esa forma se promovió la creación del Movimiento Rural Católico que nucleaba a grupos de cristianos deseosos de actuar en los problemas más relevantes de la zona y su gente. Este movimiento posteriormente, se insertará en la experiencia EFA (Escuelas de Familias Agrarias).

De acuerdo a Gerardo Bacalini en una entrevista en “Haciendo escuela: alternancia, trabajo y desarrollo en el medio rural” (Forni, F., et. al.,1998), el área geográfica en que surgen inicialmente tiene que ver con que existía allí una tradición rural y educativa, una juventud ruralista activa y participante comprometida lo que lleva a que se plantee la necesidad de contar con instancias educativas adecuadas para la juventud rural y con capacidad de afectar positivamente a la dinámica productiva, poblacional y social locales. Estas condiciones, señala el autor, se vinculan con el predominio de la actividad agrícola en establecimientos de relativamente pequeña escala, la existencia de organizaciones cooperativas y grupos sociales con lazos fuertes de pertenencia (étnicos, culturales y religiosos). En los años ’70 a través de la cooperación española de las Escuelas de Familias Agrícola surgieron los Centros de Formación Rural (CFR) coordinados por la Fundación Marzano. El primer CFR surge en 1974 en la localidad de Rueda, al sur de la provincia de Santa Fe. Este centro pedagógico al igual que las EFAs es de carácter privado. Finalmente a final de los 80 a partir de la experiencia de la EFAs se originaron los Centros Educativos para la Producción Total (CEPT), de carácter público, federados con posterioridad en la FACEPT (Federación de Centros Educativos para la Producción Total). Las tres federaciones desde 1997, formaron una Organización Nacional de Escuelas de Alternancia (ONEARA). Actualmente, nuestro país cuenta con 77 escuelas rurales nucleadas en diferentes entidades: 48 Escuelas de la Familia Agrarias (EFA); 7 Centros de Formación Rural (CFR) de la Fundación Marzano y 34 Centros Educativos para la Producción Total (CEPT) de gestión pública de la provincia de Buenos Aires (Margiotta, Monzani ! Sessa, 2006, p.207).

Los Centros Educativos para la Producción Total (CEPT)

Los Centros Educativos de Producción Total son escuelas agrarias oficiales de nivel medio ubicadas en el medio rural de la provincia de Buenos Aires. Estos centros fundan su especificidad institucional en los vínculos entre desarrollo de la comunidad local, educación, trabajo y producción, y articulan estas realidades sobre la base de la pedagogía de alternancia y de la cogestión administrativo-pedagógica entre el Estado y la comunidad rural.

Guillermo Donari, productor y miembro del CEPT Nº 7 de la comunidad de Tres Lomas en su libro “El nombre prohibido” (1996) define a estos centros como mucho más que una escuela. “Centro” implica un lugar donde se reconocen las problemáticas individuales y comunitarias, toman forma los proyectos para abordarlas con la participación de todos los interesados; “educativo” deviene de que no descuidan el hecho de brindarles a los adolescentes rurales la posibilidad de obtener un título de bachiller con orientación agropecuaria que los acredite a continuar sus estudios en cualquier universidad del país, o bien, quedarse en su medio, enriquecidos por una experiencia donde su familia fue parte; finalmente la “Producción total” hace referencia a poner en marcha todas las fuerzas del hombre rural y la comunidad que lo involucra, y hacerlo en todos los ámbitos, no solo económico sino social, cultural, educativo, entre otros. Es decir, con la noción de “producción total” se apunta al desarrollo integral de cada comunidad, en función de sus necesidades y posibilidades, con el fin de lograr el potencial real, aprovechando los recursos disponibles, fomentando la máxima producción posible, armonizando los distintos sectores de la producción y aplicando tecnologías socialmente apropiadas, tomando en cuenta las particularidades del territorio. Estas escuelas se fundan a fin de atender dos objetivos simultáneos: la educación de los jóvenes y la capacitación de las familias rurales por un lado, y el desarrollo y crecimiento de las comunidades del medio rural, por otro. Para llevar a cabo estos objetivos se aplica la pedagogía de la alternancia. Esta procura articular educación y trabajo, con un rol protagónico de la comunidad rural en la definición de valores y contenidos, además de promover el desarrollo local y generar nuevas posibilidades para la inserción de los jóvenes rurales en el medio. La pedagogía de alternancia, tal como se señaló previamente, implica que el proceso educativo se estructura en períodos alternados: uno, en el que el alumno asiste a la escuela y en el que recibe los contenidos curriculares establecidos y otro, en el que permanece en su casa desarrollando las actividades de aprendizaje que correspondan. En este último período se involucra la familia para la realización de las tareas, por lo que el conjunto de sus miembros participa en el proceso de aprendizaje. De esta forma, la concepción pedagógica y organizativa de los CEPT parte del análisis y de la reflexión de la realidad por parte de los alumnos, para que puedan realizar su proceso formativo sin desarraigarse, de modo que vinculan permanentemente el saber académico con el saber popular encarnado en su familia y en su medio y desarrollan actividades y proyectos que los vinculan con el trabajo y la producción.

Surgimiento de CEPT Nº 5

Cuando uno busca los orígenes del Centro Educativo para la Producción Total hay que ubicarse en la realidad de todas las pequeñas comunidades rurales existentes en la Provincia de Buenos Aires. Es decir, son comunidades con muchas problemáticas que interfieren en la vida diaria de sus pobladores. En un primer lugar, uno de los principales problemas en las zonas rurales es la ausencia de un sistema educativo que resulte coherente con las necesidades de la agricultura familiar y a pequeña escala; que obliga a las familias más “pudientes” a trasladarse junto con sus familias a las cabeceras de partidos para que sus hijos pudiesen asistir a una institución educativa, o bien, como la gran mayoría de ellas, resignarse a la posibilidad de acceder a una educación secundaria acorde a sus realidades. Otro gran problema es la baja calidad de vida, tal como sucedía en Miranda, vinculada a la falta de agua potable, teléfono, luz, entre otras necesidades indispensables para una vida digna.

Miranda, paradójicamente, como zona productora de materias primas, se encontraba con limitaciones sociales y económicas para generar un valor agregado a su producción, que les permitiera alcanzar no sólo una economía de subsistencia sino, lograr ganar un excedente para mejorar su realidad económica. A esta situación de precariedad económica y laboral, se suma el hecho de la no existencia de tecnologías adecuadas y de mano de obra especializadas. Los sistemas tradicionales de producción son desbordados por el aumento de los costos fijos y no hay un margen adecuado para un crecimiento sostenible. Estas condiciones sociales y culturales fueron el caldo de cultivo para la constitución de la Junta Vecinal “Unión Mirandense”. Esta asociación hasta hoy en día es la base operativa de la búsqueda de una respuesta a los problemas que aquejan a Miranda y a la comunidad rural de la zona en general. Desde la Junta Vecinal, a fin de los años ochenta, se comenzó a reflexionar, debatir y, tras ello, decidieron salir a pedir ayuda. Fue entonces que un funcionario del Ministerio de Asuntos Agrario de la Provincia de Buenos Aires les acercó noticias acerca de un proyecto educativo que parecía ser una propuesta adecuada para comenzar a transitar el cambio. La comunidad se movilizó y con apoyo del gobierno provincial comenzaron a gestionar la apertura del CEPT, concretada en el año 1991.

El lugar donde se comenzó a dictar clases era en la sala de primero auxilios de la comunidad. Posteriormente se alquiló una casa frente a la estación de tren hasta poder comprar la antigua estación, lugar donde actualmente funciona la institución. La comunidad en su conjunto logró equipar con muebles de sus propias casas la escuela, de modo que los alumnos puedan alojarse durante la semana escolar. Este hecho da muestra de cómo la necesidad de alcanzar una salida a sus problemáticas cotidianas se convierte en un motor indispensable para promover un programa de desarrollo para la comunidad en su conjunto.

Este sentimiento de ruralidad, de estar convencidos de que el campo es un medio digno para vivir, debe encontrar un canal donde se encausen las energías de la comunidad en su conjunto. Sin embargo, en gran parte de las zonas rurales no existe una salida o una alternativa que les permita a los habitantes participar activamente en la búsqueda de una respuesta a su realidad.

Cuatro años posteriores a la conformación del CEPT Nº 5 surge el denominado “Plan de Desarrollo Local para Miranda”, a partir de la conformación de una Unidad Ejecutora. Esta última integrada por delegados del Consejo de Administración del CEPT, de la Cooperativa de Trabajo “La Vieja Fábrica”, de la Productora de Pollos “La Mirandense”, del CECOM, del Semillero “Forrajeras Miranda”, del proyecto “Producción de Cerdos”, del proyecto “Tambo”, del proyecto “Ponedoras”, del Boletín Informativo “Todo Campo” y del Taller de Radio (Bacalini, 2000, p.4). El proyecto partió de la idea de realizar un balance entre los grandes cambios que se han sucedido en Miranda y su zona de influencia a partir de la constitución del CEPT y las limitaciones presentes para llevar a cabo de forma sostenida un desarrollo integral de la comunidad. El plan estratégico partió con el fin de lograr la reconversión, desarrollo e integración de las iniciativas y proyectos educativos de Miranda a partir de la organización de una red de intercambio y cooperación en la región y la incorporación de asistencia técnica y financiera a los recursos existentes. Es decir, por medio de la generación y promoción de redes sociales incrementar el capital social de Mi-randa y zonas aledañas y permitirse a sí mismos promover el desarrollo de la comunidad tanto en lo que respecta a las actividades económicas, como aquellas ligadas a lo social y cultural.

El Capital Social: motor del desarrollo local rural

De acuerdo a Pierre Bourdieu, “el capital social hace referencia a la suma de los recursos, reales o potenciales, correspondientes a un individuo o grupo, en virtud de que estos poseen una red duradera de relaciones, conocimientos y reconocimientos mutuos más o menos institucionalizados, esto es, la suma de los capitales y poderes que semejante red permite movilizar” (Portes, 1999, p. 248). Estos recursos son variados y lo central es que no se derivan necesariamente del poder económico, sino de aquello que permite crear vínculos y relaciones con grupos o con el conjunto de la sociedad. A través del capital social, los actores pueden obtener acceso directo a recursos económicos (préstamos subsidiarios, información sobre inversiones, mercados, protección); pueden incrementar su capital cultural gracias a los contactos con expertos o individuos refinados, o de manera alternativa, asociarse a instituciones que otorgan credenciales valoradas (Portes, 1999, p.245). Por su parte, para James Coleman el capital social constituye un recurso cuya particularidad radica en ser algo inherente a la estructura de las relaciones sociales. El autor define el capital social como una diversidad de entidades con dos elementos en común: todas consisten en algún aspecto de estructuras sociales y facilitan cierta acción de los actores (ya se trate de personas o actores corporativos) dentro de la estructura (Coleman, 1990, p.302). Es decir, se trata de un recurso que ayuda a lograr objetivos personales y que en caso de ausencia de este capital no podrían alcanzarse. Coleman enfatiza en el grado de cercanía (closure) de las relaciones entre los individuos que facilitará la acción colectiva, donde los beneficiarios del capital social serán todos aquellos que formen parte de esa estructura social.

R.D. Putnam define al capital social como aquellos rasgos de la organización social como confianza, normas y redes que pueden mejorar la eficiencia de la sociedad facilitando acciones coordinadas, como también la coordinación y cooperación en beneficio mutuo (Putnam, 1993, p.167). A pesar de que los enfoques teóricos respecto del capital social resulten disímiles, a partir de ellos podemos dar cuenta de que el capital social es un recurso que se genera y acumula en las redes sociales. Estas últimas, hacen referencia a un conjunto de individuos entre los cuales se producen con cierta regularidad una categoría de eventos de intercambio recíproco de bienes y servicios (Lomnitz, 1975, p.141). En términos de Henneman, se trata de un conjunto de actores (o puntos, nodos o agentes) entre los que existen vínculos (o relaciones). Las redes pueden tener muchos o pocos actores y una o más clases de relaciones entre pares de actores (Hanneman, 2000, p. 3). Sin embargo, a pesar de las definiciones del capital social se requiere partir de una concepción del mismo que brinde una mirada más dinámica del desarrollo. Woolcock (2000) nos permite analizar el capital social desde dos niveles, uno micro y otro macro. En cuanto al nivel micro, distingue dos elementos fundamentales. El primero de ellos es “Integration” (Integración) es decir aquellos lazos sociales intracomunitarios y las relaciones de los individuos con su propio grupo de pertenencia y con otros miembros de la comunidad. El segundo elemento es “Linkage” (Conexión), hace referencia a la participación de los individuos en redes extracomunitarias y a la integración de los individuos con instituciones de la Sociedad Civil y los lazos estables que mantienen entre ellas (Moyano Estrada, 2006, p.113). Por otra parte, en cuanto al análisis de Woolcock respecto del capital social en un nivel macro, vincula ambos elementos pero tomándolo desde otra perspectiva más global. Un primer elemento hace referencia a la “sinergy” (sinergia institucional) vinculada a la relación del Estado con la Sociedad Civil y a la cooperación entre las instituciones – sean públicas o privadas-. “Organizational integrity” (eficacia organizacional) es el segundo elemento correspondiente al análisis del nivel macro del capital social. Hace referencia a la capacidad, competencia y credibilidad de las instituciones político locales y a la eficiencia de la burocracia administrativa tanto en instituciones públicas como privadas. Ambos niveles y elementos se combinan interactuando determinando cierto tipo de dinámica del desarrollo. Partiendo de las categorías analíticas de Woolcock un análisis micro de Miranda es fundamental debido a que en comunidades tan pequeñas los lazos entre miembros de mismos grupos de pertenencia, como la familia, se encuentran profundamente enraizados en el funcionamiento del pueblo. Por un lado, muestra el carácter tradicional de la comunidad aunque, sin embargo, podría consolidarse como un factor negativo cuando la solidez y “enquistamiento” de los vínculos no permitiese ir más allá de lo culturalmente establecido y de esa forma impidiese tomar contacto con otras fuentes de capital social. Es así que se podía dar lugar a una especie de sistema de vinculación cerrado que bloquea el avance hacia un desarrollo integral. Han sucedido en Miranda, algunos casos en que los conflictos entre vecinos o parientes, dio lugar a la migración de algunos actores importantes a nivel comunitario. De igual forma, sucede en cuanto al funcionamiento de la Junta Vecinal que, desde los comienzos, son los mismos coordinadores los que participan. Este fenómeno puede deberse a la escasa población, sin embargo, también puede que sea consecuencia de la formalización de determinados roles a nivel comunitario que no permite la apertura hacia nuevas miradas o perspectivas acerca del futuro de Miranda. Este es un claro ejemplo de cómo las relaciones tan solidificadas se convierten en un factor negativo. Así mismo, podría concebirse un aspecto positivo el hecho de que nuevos habitantes llegaron a Mi-randa en búsqueda de mayores oportunidades económicas gracias a sus familiares residentes de la zona. Independientemente a las relaciones intracomunitarias, vemos como el proceso de apertura de la comunidad hacia nuevas instituciones, ligado también a las necesidades que se han ido sucediendo a lo largo del tiempo, dio el espacio para que la gente conozca nuevas posibilidades y alternativas que permitan pensar otra realidad para ellos mismos. Las interrelaciones con entidades como INTA, otros Centros Educativos para la Producción Total, Cooperativas, Universidades y demás instituciones han servido para enriquecerse como comunidad de nuevas oportunidades así como también para fomentar el establecimiento de una amplia red interorganizacional. Un punto débil en el que no se ha hecho hincapié en la comunidad mirandense y en el CEPT, es la escasa promoción de la pedagogía de alternancia y de apertura en cuanto a la promoción de los principios del movimiento. La mayor parte de los restantes CEPTs cuentan con blogs en Internet donde se promueve la pedagogía, se narra la historia de las comunidades, se suben fotos de los alumnos y acerca de los diversos trabajos que realizan. En el caso del CEPT Nº5, una de las principales falencias se encuentran en ese punto. Recientemente se creó una cuenta en la red social “Facebook”. Aunque carece de actividad continua es un avance en esos términos. Podríamos dar cuenta de esta forma de cómo Miranda posee un tipo de apertura y de vínculo de tipo más bien inter-organizacional, que hacia la sociedad civil en general. Esto se debe a que la posibilidad de que el resto de la sociedad, independientemente de instituciones formales, conozcan y se nutran acerca de esta experiencia es más bien restringida. Un análisis macro no puede excluir la especificidad de los CEPT, respecto de otras escuelas de alternancia, en cuanto al trabajo en cogestión con el Estado en sus diferentes niveles para promover la integración y participación de los vecinos de Miranda en aquellas decisiones que se vinculan a su propia comunidad. Es preciso señalar que, la estabilidad en el tiempo de tales lazos permitió generar una nueva concepción acerca de la política y reivindicar de esa forma los derechos y obligaciones que les pertenecen como ciudadanos. A partir de este tipo de acción cogestiva, el Estado establece un marco adecuado para canalizar las demandas de la Sociedad Civil mediante un proceso continuo de negociación e interlocución asegurando tanto la gobernabilidad de los procesos políticos como la gobernanza en la gestión de asuntos públicos. De esta forma, el Estado impregna las iniciativas individuales y permite el encuentro entre las instituciones locales tradicionalmente separadas, induciendo el debate y la reflexión acerca de los problemas de la comunidad desde una perspectiva supralocal. El nivel macro también refiere a los lazos que se establecen entre la FACEPT y otras instituciones nacionales o internacionales de carácter privado o estatal como INTA, IAF, CARBAP y demás fundaciones que se vinculan con causas vinculadas a la ruralidad y al desarrollo de comunidades.

El INTA: promotor de desarrollo rural en Miranda

El INTA es una de las instituciones que mayor intervención ha tenido el surgimiento de los Centros Educativos para la Producción Total. De hecho podría considerarse como una de las entidades que mayor alcance posee en todo el país.

En cuanto a la relación establecida con la comunidad de Miranda es preciso señalar que no sólo contribuye al financiamiento de los proyectos de los CEPTs vinculados al desarrollo local sino, también, en la gestión de los mismos a partir de su apoyo técnico. Desde el año 2002 FACEPT integra el Consejo Local Asesor (CLA) de una de las Unidades Operativas de la Cuenca del Salado, una de las más extensas de la provincia de Buenos Aires y que posee una sede en el partido de Rauch. A partir de aquella unidad se trabaja en la ejecución de programas orientados a promover tanto el desarrollo rural y mejoramiento de la vida rural como mejoras en las actividades productivas de la región. Dentro de la gran cantidad de programas que brinda el INTA, el CEPT Nº 5 forma parte un programa compartido por el Ministerio de Desarrollo Social, el Programa “PROHUERTA”. El mismo tiene como fin promover, a partir de prestaciones básicas como insumos biológicos, asistencia técnica y capacitación, que las familias o entidades de la comunidad generen sus propios alimentos de huertas. Gracias al programa, el CEPT cuenta con su huerta que los provee de alimentos para la estadía de los alumnos en su semana de convivencia así como también se provee a familias de la zona.

El PROFAM es otro programa con el que el INTA trabaja en la comunidad de Miranda, este está orientado a promover la agricultura familiar, ya sea a partir de la asistencia técnica o por medio de financiamiento de sus proyectos. Tanto el PROHUERTA como el PROFAM, son programas que dependen de del PROFEDER (Programa Federal de Apoyo al Desarrollo Rural Sustentable), un programa federal que los integra. Básicamente tiene como fin el promover la innovación tecnológica y organizacional de los actores del medio rural, el desarrollo de sus capacidades y el fortalecimiento de la competitividad regional y nacional, generando un ámbito de equidad social y de sustentabilidad en apoyo al desarrollo territorial. (PROFEDER, 2009, p.5). Aparte de los programas propios de PROFEDER, la EEA Cuenca del Salado, promovió la producción apícola en la región de Miranda, a partir de la instalación en el CEPT Nº 5 de la primera Unidad Demostrativa Apícola de Genética y Manejo en todo el país. Este hecho es muy importante a nivel regional debido a que pese que en la Argentina existe una industria apícola altamente competitiva todavía existe una amplia brecha entre la tecnología disponible y la efectivamente aplicada. La producción apícola donde se integran junto con INTA otros productores, es una unidad demostrativa para exhibir otros sistemas de aplicación tecnológica con un cierto protocolo de calidad y uso de no antibióticos. De igual forma a partir de un convenio entre el INTA, Red Solidaria y la ACEPT Nº 5, se promueve el desarrollo de la producción avícola. Básicamente el proyecto se centra en la producción de pollitas ponedoras rubias INTA. Dicha producción es fundamental tanto para la escuela como para la comunidad, debido a que la utilizan como recursos en la semana de convivencia escolar y, por otro lado se promueve que los chicos participen, manteniendo y criando a las propias gallinas que se llevaran cuando corresponda a sus hogares. Actualmente, la Unidad Productiva Avícola está en pleno funcionamiento; se producen el 80% de los huevos que se cargan en incubadora. Se están distribuyendo a familias y vecinos, así como también a la Escuela Agropecuaria de Rauch y al INTA.

Tipos de Capital Social

Desde un punto más analítico, teniendo en cuenta la tipología de capital social propuesta por Woolcock, “bonding social capital” o de Unión; “linking social capital” o de vinculación y “bridging social capital” o de aproximación o de puente, podríamos afirmar que el CEPT Nº 5 se nutre y enriquece gracias a esos tres tipos de capital. Esto da cuenta de la capacidad de la gente y de los grupos sociales de trabajar juntos en pos de un objetivo común. El capital social de unión existe en relaciones socialmente estrecha. Es decir, se basa en puntos de coincidencia heredados o creados como resultado de compromisos para toda la vida y de un contacto personal frecuente (Forni, Siles ! Barreiro, 2004, p.6). Esto se manifiesta claramente a nivel comunitario, donde participan del mismo proyecto de desarrollo tanto vecinos, productores, la junta vecinal, padres de alumnos. Así como estos vínculos se encuentran atravesados por redes parentales que los involucran en mayor grado, en cuanto al compromiso y cooperación. Este tipo de capital social se caracteriza por intensos sentimientos de conexión que incluyen sentimientos de preocupación afecto e interés por el otro.

Por otro lado, el capital social de vinculación refiere a relaciones medianamente estrechas, donde la mayoría de los casos se basa en puntos de coincidencia adquiridos. Es decir, se caracteriza por sentimientos moderadamente intensos de conexión como el respeto, la confianza y el compañerismo (Forni, Siles ! Barreiro, 2004, p.6). Este tipo de capital se manifiesta en los vínculos que mantiene el CEPT Nº5 con cooperativas locales, empresarios agropecuarios así como entidades como URRA (planta de reciclaje de Rauch), Fundación por la Educación y el Trabajo, entre otras entidades. Estos vínculos son medianamente estrechos debido a la proximidad regional y las relaciones interpersonales de miembros más activos de la escuela con las mismas. Finalmente, el capital social de aproximación es aquel que existe en las relaciones asimétricas entre personas o entidades que tienen pocos puntos de coincidencia, un contacto personal limitado y a menudo diferencias importante en cuanto a los recursos que poseen, caracterizándose por sentimientos asimétricos de conexión. (Forni, Siles ! Barreiro, 2004, p.6) Esa asimetría está determinada por los recursos (capitales) con el que cuentan que los coloca en una posición dominante respecto al subordinado, con menos recursos. Estas entidades vinculadas al CEPT mantienen una relación más bien asimétrica debido a que la escuela necesita de ellas en muchos casos por las posibilidades potenciales tanto económicas como aquellas vinculadas a la enseñanza o a la actividad productiva en la zona. Tal es el caso de entes gubernamentales en sus diversos niveles, el INTA, IAF, FACEPT, entre otras instituciones.

Dimensiones y elementos de Capital Social

El capital social es una variable un tanto compleja, debido a la cantidad de factores que atraviesan este proceso, es por ello que es preciso señalar las diversas dimensiones que lo constituyen: La visión de área Local; las redes sociales; el apoyo social y el Compromiso Cívico (Forni, Siles ! Barreiro, 2004, p.8).

En cuanto a la Visión del Área Local, esta dimensión es relevante por el hecho de que da cuenta de cómo repercuten las características contextuales en el tipo de vínculos que establecen los individuos entre sí. Las percepciones acerca del entorno físico que los rodea, a menudo se relaciona con las acciones que llevan a cabo y al tipo de proyectos organizativos que emprenden. En el caso del CEPT Nº 5, las características geográficas y productivas que identifican a la comunidad son determinantes debido a que, por lo general, en aquellas comunidades rurales donde habitan pocos individuos permite que las relaciones establecidas sean más sólidas y cerradas en la misma comunidad. En ella los vínculos entre los habitantes son muy estrechos lo que en cierta medida dificulta el trazar redes que trasciendan el ámbito local. Esta situación podría considerarse, como se mencionó con anterioridad, como un factor negativo para el desarrollo comunitario de acuerdo al grado en que se manifieste. En este sentido podríamos señalar que la dimensión acerca de la visión de lo local, se correlaciona, en este caso, con el sentido de ruralidad que poseen los habitantes. Ruralidad entendida como aquella dimensión social, política, económica y cultural, que le da identidad y donde el factor humano es el componente esencial para la creación de condiciones de viabilidad del desarrollo. En Miranda la población refiere así misma como un grupo humano unido donde todos trabajan en conjunto en pos de un mismo objetivo. Una vez superado el ámbito de lo local, es preciso centrarse en las relaciones y vínculos que se establecen entre el CEPT y Miranda con su entorno. Es decir, las redes sociales. Tanto para Putnam como para Coleman, la estructura social efectiva es la organización red, esta es aquella organización en la que un número de sujetos mantiene relaciones de intercambio entre sí en forma reiterada y duradera y, simultáneamente carece de una autoridad legítima encargada de mediar y resolver los conflictos que puedan surgir en el intercambio. En esta forma de organización es primordial el alto nivel de confianza entre las partes así como una norma de reciprocidad que obliga a cada miembro a comprometerse con el otro (Forni, 2001, p.217).

En el caso del CEPT Nº 5, es la misma escuela una organización red, es decir el núcleo articulador de las diversas relaciones que intervienen en la red. Estas instituciones, personas, empresas, entes gubernamentales son los nodos o partes que componen la red en general. Es en este punto donde la confianza resulta ser un elemento fundamental para el funcionamiento de la misma.

Las relaciones que se establecen entre los diversos nodos de la red, es decir aquellos espacios de comunicación y articulación que se establecen constituyen la estructura de la red. Esta misma depende del grado de cercanía o flujos que se establecen entre los nodos. Otro elemento que contribuye a la constitución de las redes sociales es el apoyo social con el que cuentan. Se vincula claramente al grado de densidad que poseen las redes y que se manifiesta de acuerdo a James Coleman (1990), en las relaciones recíprocas de obligaciones y expectativas. La reciprocidad y confianza local son las bases que permiten principalmente la existencia de lazos. Este hecho implica que las ventajas o beneficios que una de las parte obtiene de la relación presente, serán retribuidos a la otra en un futuro próximo. Esta relación dialéctica que se genera, asegura la continuidad de las relaciones porque la participación de los individuos en redes incrementa la confianza y a su vez, permite a que los mismos continúen participando de ellas. Este hecho se plantea en cada CEPT y en Miranda en particular, debido a que en un principio, todos sabían que necesitaban una educación acorde a su realidad, pero nadie estaba cien porciento seguro de que funcionaría. A medida de que los habitantes locales y de la región en general fueron formando parte del proyecto CEPT y participando activamente en el funcionamiento del mismo, su confianza en el proyecto fue el motor de la escuela. Vecinos de la zona señalan que no imaginan otra escuela para Miranda y, en general, esta es la imagen que refleja el pensamiento de la comunidad. Así mismo, la confianza se muestra en el hecho de que son los mismos promotores de la escuela en sus comienzos quienes mandan a sus hijos allí, así como también lo hacen ex alumnos con sus hijos. Esta confianza se acentúa básicamente, a partir de transmitir la experiencia de boca en boca entre vecinos de la comunidad, productores, amigos, familiares y de más participantes activos de la escuela.

Finalmente el Compromiso Cívico se trata de una dimensión netamente “putmiana” que hace referencia a la relación y al grado de compromiso de los individuos con los asuntos de su comunidad. De acuerdo al autor, este se mide por el nivel de participación de los individuos en asociaciones cívicas y por otro lado, a partir de la cantidad de asociaciones con que cuenta una comunidad. Siguiendo esta misma lógica, a mayor nivel de asociatividad (o compromiso cívico), mayores son las posibilidades de generar resultados en términos de capital social y, por tanto mayores los beneficios para la comunidad en su conjunto.

Entonces, la noción de compromiso cívico o cultura cívica se refiere al capital social de las comunidades, no de los individuos, debido a que este tipo de capital social posee externalidades, en términos beneficios que involucran a toda la comunidad. La virtud cívica posee su mayor fuerza cuando está enmarcada en una red densa de relaciones sociales recíprocas. La densidad de las redes, bien características de las pequeñas comunidades, es una condición que favorece la coordinación de acciones y la cooperación. Esto debe al hecho de que estas redes generan vínculos horizontales a nivel comunitario y acogen mejor las pautas conforme a la reciprocidad, fomentando no sólo la cooperación sino también incentivando la atención de asuntos comunes, generando relaciones de igualdad y confianza, solidaridad y tolerancia (Putnam, 2000, p. 110-111). Las comunidades pequeñas como Miranda, son localidades donde el compromiso cívico es el fundamento básico para poder promover el desarrollo social local de sus mismos pueblos. En Miranda, tanto por su historia como desde que se germinó la posibilidad de una escuela acorde a las necesidades de la vida rural, fue la misma comunidad la que se puso de pie para luchar en torno a sus necesidades legítimas de ciudadanos. Fueron ellos mismos, los que fueron a General Belgrano para conocer la experiencia y en la actualidad son ellos mismos, los que se unen en una Junta Vecinal para poner sobre la mesa aquellas problemáticas que los aquejan para buscar una solución.

Conclusiones

La pedagogía de la alternancia es una estrategia educativa fundamental para promover el desarrollo local rural, ya que implica una conjunción permanente entre escuela y realidad y le otorga un rol protagónico a la comunidad rural en la definición de valores y contenidos escolares.

En cuanto a los mecanismos socioeconómicos de reproducción de la agricultura familiar. La Estación Miranda es aquel punto geográfico donde trascurre la vida de la comunidad rural de la región, que abarca las zonas aledañas. A partir del establecimiento del CEPT N° 5, la comunidad mirandense se vio enriquecida por la participación de habitantes de setenta kilómetros a la redonda proveniente de Las Flores, Rauch, Ayacucho, entre otras localidades.

De acuerdo a esta misma dimensión es preciso dar cuenta que en Miranda, como en muchas comunidades rurales de interior del país, la unidad productiva coincide con la unidad familiar. Ambos ámbitos de la vida confluyen en un mismo espacio y, es eso precisamente lo que hace importante el trabajo en conjunto para promover el desarrollo local rural de la comunidad. Una segunda dimensión referida a los procesos de organización social y de participación política se vincula a la idea de construcción social y de la emancipación. Es decir, a los diversos grados de participación social y política. Son los actores sociales, los pequeños productores, profesionales, familias y demás miembros de la comunidad que por arraigo a sus tierras, sus costumbres y tradiciones se sienten responsables del designio de su comunidad. Desde los comienzos del Movimiento CEPT, una de las propuestas fundamentales era que los pobladores rurales tomaran conciencia de su condición de ciudadanos, que reconozcan sus derechos y obligaciones. En un principio, Susana Ferraris junto a Gerardo Bacalini, promotores del movimiento, eran quienes guiaban el camino del movimiento. Posteriormente, gracias al trabajo en la comunidad pudieron abrirse paso y permitir que sea la misma comunidad quien se coloque al frente del CEPT para promover el desarrollo rural en sus propias localidades. El CEPT parte de la comunidad y se debe a ella y, el hecho de que sean los mismos pobladores quienes trabajan cogestivamente con el gobierno en sus diversos niveles, les permite apropiarse de la experiencia, revalorizándose a sí mismos dando cuenta sus potencialidades y posibilidades. Partiendo del capital social como eje de análisis pudimos dar cuenta como el CEPT N° 5 representa para Mi-randa, aquel núcleo articulador que partiendo de la participación activa de la comunidad en su conjunto (padres, alumnos, docentes, profesionales, productores rurales) logró establecer redes sociales que a su vez, indujeron a la promoción de redes interorganizacionales más amplias que trascendieron el nivel regional. Desde la misma escuela se propone generar ámbitos de encuentro y reflexión mediante la conformación de la Junta Vecinal, donde pobladores, instituciones, organizaciones de la comunidad y el mismo municipio puedan reconocer las problemáticas que atraviesan, de forma tal que se organicen y puedan crear proyectos que permitan mejorar la calidad de vida. De esta forma, se promovería el desarrollo de una “democracia local participativa”, en términos de Mabel Manzanal (2006, p. 40), que redefiniría la manera de hacer política y permitiría avanzar hacia un sistema cogestivo de gobierno. Sin duda alguna, el surgimiento de este nuevo actor social colectivo, encarnado en la comunidad de Miranda, y su capacidad de negociar y gestionar proyectos junto a las instituciones públicas y privadas, constituye una de las principales fuerzas e indicadores del desarrollo rural local. Si bien, como se ha señalado con anterioridad, uno de los principales riegos de la participación en el ámbito meramente local y rural es la rigidez (o proceso de rigidez) de las relaciones sociales. Gracias a la cooperación de los mismos habitantes y de otras instituciones como la FACEPT, el INTA y demás organismos del Estado, se ha ido quebrando el sistema vincular cerrado promoviendo nuevas fuentes de capital social. Así mismo estas nuevas redes se convirtieron en recursos sociales indispensables para la gestión del CEPT y de los proyectos comunitarios que se llevan a cabo desde la escuela.

Finalmente, en términos más concretos, desde el surgimiento del CEPT en el año 1991 hasta hoy en día, Miranda ha ido incrementando gradualmente su población. A pesar de la ausencia de registros estadísticos formales continuados que representen a la comunidad, en palabras de los habitantes de Miranda se estiman aproximadamente 120 personas residiendo a las veras de la Estación. Independientemente de ello, debido al significado social, comunitario y económico que representa la institución escolar y la propuesta pedagógica de la alternancia, Miranda se ha dado la oportunidad de ser una comunidad digna de sí misma gracias a una estrategia pedagógica que se inserta en la ruralidad buscando ofrecer a aquellos jóvenes y familias, un nuevo horizonte de oportunidades y experiencias tanto laborales como personales y comunitarias. Siendo el desarrollo local rural uno de los principales motores del Movimiento CEPT, en Miranda se ha ido fortaleciendo de manera integral una población que participa activa y políticamente en la mejora de sus condiciones de vida. Son habitantes que añoran que su pueblo vuelva a ser lo que era antes del cierre del ferrocarril y su consecuente desarraigo radical de gran parte de la comunidad hacia las ciudades cabeceras. Ese gran vacío social, comercial e institucional fue lo que obligó a los habitantes a tomar conciencia de su realidad y a buscar una alternativa para superar aquella crisis en la que se hallaban inmersos. Es de esa forma que a las veras de aquella estación se formó una pequeña comunidad que crece gradualmente y se mantiene, gracias a la permanente movilización de sus pobladores que luchan por dinamizar la economía regional, crear fuentes de trabajo, arraigar a los jóvenes, poblar y mejorar la calidad de vida de los habitantes generando oportunidades de trabajo vinculadas a la producción.

Referencias

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