Relaciones bilaterales entre Uruguay e Irlanda: el tema migratorio

María Eugenia Cruset[1]*

Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas/ Centro de Estudios de la Argentina Rural de la Universidad Nacional de Quilmes

Argentina

Resumen

En este trabajo se presenta la investigación realizada sobre la historia de las relaciones bilaterales entre Uruguay e Irlanda en un marco histórico que va desde fines del siglo XVIII hasta mediados del siglo XX. Sin embargo, aunque es una línea de tiempo muy amplia, lo más significativo se da desde mediados del siglo XIX cuando la Banda Oriental del Uruguay se convierte en Estado soberano. Lo que destaca de lo que hemos encontrado en las fuentes primarias es la enorme importancia que los uruguayos concedían al tema de la inmigración y cómo destinaron enormes recursos humanos y económicos para lograrlo. Por otro lado, desde la isla se tratará de sumar al país del sur como aliado en las arenas políticas internacionales.

Palabras Clave: migración, diplomacia, diáspora, Uruguay, Irlanda.

Abstract

This paper presents the research carried out on the history of bilateral relations between Uruguay and Ireland in a historical framework that goes from the end of the 18th century to the middle of the 20th century. However, although it is a very broad timeline, the most significant time period has been from the mid-19th century, when the Banda Oriental del Uruguay became a sovereign state, onwards. What stands out from what we have found in the primary sources is the enormous importance that Uruguayans attached to the issue of immigration and how they put enormous human and economic resources to achieve it. On the other hand, the island will try to add the southern country as an ally in international political arenas.

Keywords: migration, diplomacy, diaspora, Uruguay, Ireland.

Fecha de recepción: 26-05-20. Fecha de aceptación: 14-12-20.

Introducción

El presente trabajo intenta dar respuesta a un tema que aún no ha sido estudiado en profundidad, el de la emigración irlandesa a los países del cono sur. Existe un rico e interesante corpus de investigaciones sobre distintos aspectos de los irlandeses en países de habla inglesa en general y de territorios pertenecientes al Imperio británico en particular. Sin embargo, poco se sabe sobre las características, ocupaciones económicas y culturales, y acción política –doméstica y transnacional– en los países de habla española de América.

Es verdad que algo se ha avanzado desde hace unos quince años, particularmente en lo que se refiere a Argentina, que es donde existe la comunidad más numerosa. Así lo demuestran los trabajos pioneros de Coghlan (1982 y 1987), aunque estos son mayormente de carácter genealógico, el libro fundacional de Korol y Sábato (1981), que enfoca el tema con criterios históricos científicos, el aporte significativo de Edmundo Murray (Murray, 2004), y los más recientes de Cruset (2015), Keogh (2016) y Speight (2019).

 Sin embargo, para el caso uruguayo hay aún muy poco salvo un artículo de Edmundo Murray que desarrolla el tema de la inmigración en Paraguay y Uruguay (2006). Es por esta razón que entendemos que este artículo será un aporte que no pretende agotar el tema sino, por el contrario, busca iniciar un camino de producciones afines.

En las próximas páginas, se desarrollarán dos aspectos focales: por un lado, el aspecto migratorio propiamente dicho, pero no visto desde Irlanda sino desde los esfuerzos uruguayos para incentivar la inmigración. Hay que tener en cuenta que el contexto regional del Río de la Plata mostrará un entrecruzamiento entre los actuales países de Argentina y la Banda Oriental del Uruguay. La síntesis histórica que sumamos nos servirá de marco contextual para entender mejor lo que desarrollaremos. Por el otro, nos adentraremos en las relaciones bilaterales entre Irlanda y Uruguay a comienzos del siglo XX.

Hemos contado con la amable atención de los funcionarios de los distintos archivos que consultamos, quienes nos orientaron brindando material y respondiendo nuestras consultas. Hemos visitado el Archivo General de la Nación (A.G.N), el Archivo histórico del Ministerio de Relaciones Exteriores del Uruguay (D.A.H.D.), la Biblioteca del Congreso de la Nación y la Hemeroteca del Congreso. También en el Museo histórico del Cabildo hemos encontrado material gráfico de interés. Desde el lado irlandés, usamos los documentos existentes en el archivo del Foreing Affairs (NAI DFA ES) y las memorias que aparecen registradas en el repositorio histórico militar.

Lo que esperamos con este trabajo es incorporar al análisis nuevas regiones y países hacia donde los irlandeses han migrado para poder entender sus peculiaridades y lógicas internas y así elaborar comparaciones con lo ocurrido en los demás países de la región. En un futuro quizá esto nos habilite una publicación mayor y global. Entendemos que quedan muchas preguntas sin respuesta, muchas las hemos dejado por escrito para retomarlas más adelante. Lo importante es tener en cuenta que el conocimiento de la ciencia crece más por las preguntas que genera que por las respuestas que obtiene. Con ese entender debe leerse el trabajo que presentamos a continuación.

La Banda Oriental del Uruguay y su historia

Desde el comienzo de los descubrimientos europeos en América, se gesta una carrera entre España y Portugal para dividirse los territorios y apoderarse de sus riquezas. Las Bulas Alejandrinas de 1493 y el posterior Tratado de Tordesillas un año después marcan una rivalidad que superará a los dos imperios y que continuará en los nuevos países que los sucedieron. Pero si bien esto es cierto, la competencia se aceleró durante el siglo XVIII con la llegada de la dinastía francesa de los Borbones a España y las medidas de gobierno que aplicó el Marqués de Pombal[2] en Portugal. Aunque estas medidas no eran iguales en las dos coronas, sí compartían el objetivo de centralizar el poder del Estado y hacer una organización territorial y administrativa más eficiente que les permitiera extraer más recursos.

 La creación del virreinato del Río de la Plata y del de Río de Janeiro es el fenómeno visible de una realidad concreta: un Brasil que va corriendo sus fronteras al sur y una necesidad por parte de España de contrarrestarlo y de defenderse del mismo.  Por otro lado, la Guerra de Sucesión española[3] que había permitido la llegada al trono de la dinastía francesa también había posibilitado –por el tratado de Utrech– la llegada de un barco anual que podía comerciar mercaderías británicas en América, y así quebrar, en parte, el monopolio colonial. Esto, en la práctica, también significó un fuerte contrabando desde la ciudad de Colonia del Sacramento hacia Buenos Aires.

Del mismo modo, el proceso de independencia de Argentina, que comienza en 1810 y finaliza con la declaración oficial el 9 de julio de 1816, tiene resonancias especiales en Montevideo y su campaña (Cruset, 2015). El 28 de febrero de 1811 con el “Grito de Asencio”, la Banda Oriental inicia su propio camino hacia el Estado-nación. En 1820, el ejército de José Gervasio Artigas, quien debe enfrentarse prácticamente solo al Imperio portugués, es derrotado en la batalla de Tacuarembó y el actual Uruguay pasa a ser parte del Imperio como provincia Cisplatina desde 1821 (Bethel,1991).

En 1825, con el apoyo de Buenos Aires, una expedición comandada por Juan Antonio Lavalleja llamada “Treinta y tres orientales” logra combatir al invasor y, con la participación del general Fructuoso Rivera, se declara la independencia del Reino de Portugal el 25 de agosto de 1825. En octubre de ese año, comienza la guerra entre el Imperio del Brasil y las Provincias Unidas del Río de la Plata. En esta contienda es particularmente significativa la dirección de la lucha naval dirigida por el almirante Brown (Hanon, 2005)[4]. Aunque lo militar fue un éxito para los argentinos, el tratado de paz consecuente fue una pérdida de la Banda Oriental del Uruguay, que se constituirá en Estado independiente el 28 de agosto de 1828. Dos años después, el 18 de julio de 1830, se sanciona la primera constitución nacional y se va consolidando el nuevo país, siempre bajo la atenta mirada de Inglaterra.

Relaciones bilaterales de Uruguay con Inglaterra

De 1839 a 1851, el área del Río de la Plata se vio envuelta en una nueva situación bélica conocida como guerra Grande que significó un entrecruzamiento de conflictos domésticos –unitarios y federales; blancos y colorados– con la intervención de otras potencias como Brasil, Francia y el Reino Unido. Lo concreto es que hasta su finalización el nuevo país no está verdaderamente en condiciones de entablar relaciones diplomáticas formales.

De estas relaciones diplomáticas bilaterales, una de las más urgentes es la que tiene que ver con Inglaterra. Por eso, para llevar a buen término el cometido, se busca para concretarlo a alguien que ha sido súbdito británico y conoce el idioma y sus idiosincrasias. De este modo, se designa al irlandés Edward Neill, quien había llegado a la región combatiendo en el ejército inglés durante las invasiones de 1806 y 1807. Tras la derrota de la expedición de Beresford, muchos soldados que venían de Irlanda y fueron tomados prisioneros luego residieron de manera permanente, y se adaptaron al idioma, a las costumbres locales, y formaron familia. Este es su caso: a los 17 años figura en el registro de extranjeros realizado el 27 de febrero de 1807[5].

Para comenzar con su tarea, el 8 de junio de 1852 solicita al gobierno que se confirme su nombramiento como cónsul y añade, para acelerar los trámites, que cuenta con la ayuda del señor Mc Caber, quien: «…ha alquilado una de las mejores casas frente al Parlamento y tiene gran influencia con los legisladores y la prensa y la empleará en bien de la República» (A.G.N. Fondo «Consulado de la Gran Bretaña» caja 349, año 1852).

En realidad, es un esfuerzo económico muy grande el que estaba haciendo la pequeña república recién salida de una guerra, pero era una inversión. Los objetivos centrales que se planteaban de la labor diplomática eran básicamente tres: el primero era una cuestión de soberanía y reconocimiento nacional. Así lo explica Neill en la misiva donde también solicita: «Que se le proporcione una fórmula de pasaportes para los que deseen visitar esta República, pues por no tenerla Dn. Carlos Dick trae una patente de sanidad a falta de otro documento» (A.G.N. Fondo «Consulado de la Gran Bretaña» caja 349, año 1852). En verdad, esto también trae aparejado otro problema, que para él es indignante: los buques ingleses que arriban a Montevideo lo hacen sin visas ni papeles adecuados; presentan los que sirven para Buenos Aires, como si Uruguay continuara siendo una provincia de la Confederación Argentina.

El segundo gran objetivo es lograr un importante intercambio comercial que le sirva al progreso del país. Y el tercero, pero mucho más importante que los otros dos, y al cual se dedica la mayor parte del intercambio epistolar, es el fomento de la inmigración. Montevideo pondrá su mayor esfuerzo en lograr estos dos últimos objetivos. Y es que, siendo un país chico, asentado entre otros dos mucho más grandes –no solo en territorio, sino también en población, mercados y recursos– la tarea no le será fácil y la competencia por conseguir la mano de obra extranjera es aguerrida.[6] 

Por eso, durante casi un año como cónsul a cargo –pese a insistir en que se le designe de forma permanente– se abocará a la tarea concienzuda de instalar consulados en todo el territorio del Reino Unido. Algunos ya habían sido nombrados con anterioridad por el general O´Brien de forma casi informal –como menciona en una nota de enero de 1853– pero busca nuevo personal en los puertos más importantes para fomentar la emigración a Uruguay. Así propone a Guillermo Dean Seymour como vice cónsul en Cork en una nota del 8 de enero de 1853 desde Londres. Con este consulado en particular, y por alguna razón que desconocemos, debe trabajar más para justificarlo: «Cork que es el puerto principal del sur de Irlanda» y «que es el centro del distrito en donde más emigrados de la clase que se apetece podrán encontrarse» (A.G.N. Fondo «Consulado de la Gran Bretaña» caja 349, despacho de E. B. Neill, 8 de septiembre de 1855). Para el caso de la designación de «Diego (James) Mahony» para el vice consulado en Dublín, y que se hará cargo principalmente de los asuntos comerciales, no parece haber dificultades (A.G.N. Fondo «Consulado de la Gran Bretaña» caja 349, año 1855-1857. Nota del 10 de febrero de 1855).

El mencionado John Thomond O´Brien es una persona muy importante en la historia de América del Sur. Integró el ejército del general San Martín como su ayudante y participó de las batallas más importantes de la lucha por la independencia. Intentó, fallidamente, traer colonos irlandeses a la Argentina y siguió colaborando enviando fondos a la isla para apoyar la causa de los católicos que aspiraban a tener los mismos derechos que los protestantes. Cerca de 1841 desembarcó en Montevideo y compró tierras para dedicarse a la ganadería en el país. Fue partidario de Rivera durante la guerra Grande y realizó tareas diplomáticas para él. En 1848, era cónsul uruguayo en Inglaterra.[7]

Volviendo a Cork y a la necesidad de justificar la creación y designación de un vicecónsul, se adjunta una nota de presentación dirigida al cónsul general que redacta y traduce el candidato Gregorio O´Neill. La misma trascribimos a continuación en su totalidad por ser muy interesante y explicativa no solo de la necesidad de la Banda Oriental de recibir inmigración, sino también de la lógica que tiene la isla en una muy larga tradición de emigración.

Cork 2 de junio de 1855 (carta dirigida al cónsul general)

Como el movimiento que se llama ´Know nothing¨ [8](«nada se debe») en los Estados Unidos resulta ser nada menos que una cruzada anti católica y ha parado casi enteramente la emigración para América se me figura que esta es la época la más favorable posible para que el gobierno que V. representa de su atención particular a la colonización de la Banda Oriental al pueblo de esta Isla se halla tan perturbado a consecuencia del trato irritante de los propietarios de las tierras y han adquirido desde tanto tiempo tras el hábito de buscar un asilo en otros países que si el gobierno de la República del Uruguay ofreciera inducimiento (sic) bastante considerable a una clase respetable  de labradores y trabajadores con seguridad de tierras, derechos de ciudadanía fácilmente adquiridos no tengo duda ninguna de que la emigración desde esta Isla se podrá dirigir a la América del Sur.

Tenga V. pues la bondad de escribir al gobierno solicitando que le de instrucciones lo más pronto posible porque, en el caso de que lo que lleva indicado concurra se necesitará el resto del año para informar al pueblo por el medio de circulares, folletos para la emigración de la próxima primavera.

Como católico que soy, en quien el pueblo, mediante la experiencia de veinte años y su aproximación al clero, tienen confianza, de que puedo favorecer dicho movimiento y si el gobierno de la República tuviera a bien nombrarme cónsul en Cork sería muy útil porque indicaría una conexión oficial que garantizará que cualquiera representación que yo hiciera tendría una sanción igualmente oficial.

Firmado: Gregorio O´Neill (A.G.N. Fondo «Consulado de la Gran Bretaña» caja 349, año 1855-1857. Nota del 10 de febrero de 1855. Despacho 8 de septiembre de 1855).

Esta carta de presentación, la única en su tipo que encontramos, hace mención a todo lo que podríamos esperar sobre lo que una persona desearía hacer notar para obtener un puesto semejante. Pero, también, es la visión de un contemporáneo sobre realidades que hemos estudiado como historiadores. Ya en los primeros párrafos describe la situación mala a la que son sometidos los irlandeses por los grandes terratenientes, sin especificar su origen ni su religión. Y cómo esa situación «irritante» de larga data ha hecho que se profundizara el movimiento migratorio de la isla, en particular hacia Estados Unidos («América»). Por eso, si se concedieran tierras y derechos de ciudadanía, muchos irían con gusto hacia el sur. Esto será casi profético, porque realmente habrá un movimiento importante, aunque será mayormente hacia Argentina.

Un detalle interesante es que el objeto de interés es el de «labradores y trabajadores», no pastores. Cruzando el Río de La Plata, el contexto de la crisis del algodón –que significó el freno del abastecimiento de esta materia prima fundamental para la industria textil inglesa, debido a que los estados del sur de Estados Unidos, principales proveedores de la misma, se hallaban en plena Guerra Civil (1861-65)– hace comenzar el llamado «ciclo lanar» con la mejora de la calidad de la lana de oveja, que pretendía ser un buen sustituto para los telares y la necesidad de pastores que llegaron en gran número: vascos continentales, irlandeses y vascos del sur (Ferrer, 1996) . No es que Uruguay no estuviera atento a los cambios coyunturales del mercado internacional, al contrario, parecería que una solución que se le intenta dar es la de incentivar el cultivo de esa planta en el norte de su frontera, donde el clima es adecuado. Sin embargo, a pesar de estas ideas, también se va a realizar una mejora en la calidad de la lana a través de diferentes cruzas de oveja.

Volviendo a la carta de presentación, el último párrafo es la condensación de lo que intenta plasmar. Se declara católico, con mucha experiencia como agente en el ramo y, para mí uno de los enunciados de más peso, con conexiones con el clero. Es que es sabido y ampliamente estudiado para el caso de los irlandeses que las redes de inmigración y el liderazgo de las comunidades migrantes estaban fuertemente dirigidos y organizados por el clero.

Después de seis años de labor, el 9 de marzo de 1861, Neill informa a Montevideo que el cónsul en Cork ha muerto y propone en su reemplazo a Ricardo Foley. Parece que ahora no es necesaria una explicación mayor o justificación especial para este vice consulado de Cork, tal vez haya sido bueno lo logrado a través de él. En la misma misiva aprovecha y también propone para Dublín a William Caldbeck (A.G.N. Fondo «Consulado de la Gran Brataña» caja 349. Nota 9 de marzo de 1861).  

Si algo puede decirse de la labor de Neill, es que fue intensa y que demuestra los grandes esfuerzos humanos y económicos que hizo el Uruguay en materia de relaciones diplomáticas con el objetivo de crear una fuerte corriente migratoria hacia el país. Tanto es así que cuando, en algún momento, se le cuestionan los gastos de abrir tantas sedes, su justificación es que todo es necesario para atraer población inglesa, una inmigración de “clase superior” (A.G.N. Fondo «Consulado de la Gran Bretaña» caja 349. Nota 8 de abril de 1858). Finalmente, en 1865, después de un arduo trabajo, debe dejar su puesto al nuevo cónsul Juan Arellano y Hall (A.G.N. Fondo «Consulado de la Gran Bretaña» caja 349. Nota 20 de mayo de 1865). No fue una salida tranquila e implicó críticas a la medida y reclamos de orden económico, ya que consideraba insuficiente el dinero que se le otorgaría por su pensión.

En el siguiente cuadro encontramos un historial del personal diplomático en Irlanda. Lamentablemente, no hay registro de los legajos de los cónsules más antiguos, así que debemos quedarnos solo con esta información:

País

Ciudad

Apellido

Nombre

Calidad

Fecha designación

Fecha de cese

Reino Unido

Cork

O´Neill

Gregorio

Cónsul

21/5/1856

Reino Unido

Dublín

Manony

Diego

Cónsul

29/11/1859

Reino Unido

Dublín

Caldbeck

Guillermo Francisco

Cónsul

17/3/1860

Reino Unido

Cork

Foley

Ricardo

Vice cónsul

24/4/1878

Reino Unido

Dublín

O´Connell

John Robert

Cónsul

29/4/1896

23/10/1925

Estado Libre Irlandés

Dublín

Rooney

Patrick

Cónsul Honorario

30/7/1926

Estado Libre Irlandés

Dublín

Doyle

Charles Stanislaus

Vice Cónsul

19/1/1955

Rep. De Irlanda

Dublín

Reynolds

Peadar

Cónsul Honorario

30/8/2000

Rep. De Irlanda

Carrick on Shannon

De Bellis

Jessie

-------------

16/1/2013

27/4/2015

Tabla elaborada con los datos suministrados por el Archivo Histórico del Ministerio de Relaciones Exteriores del Uruguay

Es difícil afirmar si Neill tuvo éxito en su emprendimiento de atraer irlandeses para afincarse. Es verdad que hoy en día existen asociaciones de irlandeses en el país, pero es engorroso distinguir cuándo llegaron. Esto se debe a que existía una fluida conexión entre las por entonces Provincias Unidas del Rio de la Plata durante las primeras décadas del siglo XIX. Los irlandeses que participaron de las campañas británicas en Buenos Aires y del sitio de Montevideo, y que quedaron como prisioneros, lo hicieron en ambas ciudades y se movieron entre ellas. Los comerciantes y ganaderos, quienes tenían intereses y propiedades en las dos orillas, representan el mismo caso. Y esto se mantiene del mismo modo aún después de la independencia de la Banda Oriental.[9]

Sin embargo, analizando los padrones de la ciudad de Montevideo y su campaña, sí podemos encontrar algunas pocas referencias de irlandeses. En el padrón de la ciudad de Montevideo de 1826 (A.G.N. Padrón Montevideo (1822-37) nº 262), encontramos a Brígida Murray, irlandesa[10] de 22 años y soltera. Vivía con la familia de un panadero que estaba compuesta por el matrimonio, una esclava de poca edad y ella misma. Lamentablemente, no sabemos mucho más sobre su ocupación en la casa ni tenemos otra información. Del mismo modo aparece empadronado Juan Kenny de 28 años, quien trabaja como dependiente en la casa de Ramón Vázquez en la calle San Miguel nº 25 (A.G.N. Catastro de Montevideo 1832. Manzana 6ª).  

En cuanto a los ingresos al puerto, se registra al irlandés Patricio Brown de 25 años y soltero, que llegó en su propio buque el 28 de septiembre de 1833. También al señor Kennedy, natural de Irlanda, de 57 años y casado, que arribó desde Buenos Aires el 25 de noviembre de 1833 en el paquete “La Rosa” y se quedó alojado en la casa del señor Noble (A.G.N. Libro de entrada de pasajeros).  

Lo concreto es que más allá de estas referencias, cuando desde Irlanda se convoca a representantes de la Diáspora para asistir a la gran reunión que se realizaría en Paris para apoyar la causa republicana y visibilizarla en el mundo, van a ser los delegados de Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelandia, Inglaterra, Sud África y Argentina, pero no de Uruguay. Hablaremos un poco más adelante sobre este tema en particular.

Relaciones bilaterales durante el siglo XX

El comienzo del siglo XX o, mejor dicho, el período que comienza a partir de la Primera Guerra Mundial en 1914 trae aparejados una serie de cambios que son de suma importancia para el mundo en general y para Irlanda en particular. Así, en medio del conflicto bélico en el que se encontraba inmersa Gran Bretaña, y justamente debido a ese contexto, un grupo de irlandeses se rebelan en contra de su dominio en el llamado «Alzamiento de Pascua» de 1916. Este hecho de enorme importancia marcó el comienzo del fin de la soberanía inglesa sobre la isla. Y, aunque fue en sí mismo un fracaso militar y muchos de sus líderes fueron sumariamente ejecutados o encarcelados, motivó a gran parte de la población a apoyar la lucha.

Este hecho fue seguido por la prensa de los países de América del Sur, generalmente a través de una óptica crítica y negativa, influida por la relación económica con Inglaterra, es decir, por el uso de fuentes oficiales y oficiosas que provenían de Londres y que sólo expresaban esa única mirada. Sin embargo, no parece ser esto lo que pasa en Uruguay, al menos al principio, donde la impronta dejada por el gobierno de José Pablo Torcuato Batlle y Ordóñez, progresista, moderno y fundador del diario El Día el 21 de marzo de 1867, parece sentir una profunda simpatía por los rebeldes. Aunque él ya no ejercía la primera magistratura del país, seguía haciendo política y su pensamiento se expresaba a través de su periódico. Como era costumbre durante el siglo XIX y comienzos del XX, la prensa todavía no tenía gran interés en ser objetiva, más bien su función específica era la de ser tribuna de opinión política.

En sus páginas, las informaciones que llegan y se publican tienen varios orígenes como sus propios corresponsales y la prensa de otros lugares. Y así explica que los acontecimientos eran sorprendentes porque, hasta ese momento, los irlandeses habían colaborado en la guerra del lado inglés. Sin embargo, el contexto no podía acallar «…las justas ansias de libertad y de reivindicación…del alma de los patriotas irlandeses». Y continúa: «los hijos de la verde y poética Erin habían apoyado solidariamente pareciendo olvidadas generosamente todas las amarguras provocadas durante un siglo por un régimen político y económico de perfiles medioevales» (El Día, 27 de abril de 1916).

Tal vez por este espíritu de apoyo a la causa, o porque los dos eran países pequeños que podrían identificarse o por su condición de miembro de la Sociedad de las Naciones, es que, a partir de la creación del Estado Libre Irlandés en 1922, comienza a haber un intento de acercamiento desde Dublín a Montevideo. En la Biblioteca del Congreso se encuentra un interesante folleto intitulado «Comunicación para el Congreso Nacional de la República Oriental del Uruguay aprobada en sesión del congreso nacional (Dail Eireann) de la República de Irlanda, celebrado en enero de 1921». Es interesante que esté escrito en un estilo de castellano peninsular que no se utiliza en la región del Río de la Plata (ni en toda América). La traducción es muy buena y parece haber sido hecha por un nativo español. Su contenido explica las razones del contacto al ver a los dos pueblos como hermanos con nobles objetivos en común:

Nosotros, los representantes electos de Irlanda, reconocemos en vosotros, los representantes electos de la República Oriental del Uruguay, a hermanos nuestros en el esfuerzo común de apresurar el día en que las naciones puedan vivir juntas, en armonía, y amparadas por la justicia, tenemos el honor de saludaros y de comunicaros lo siguiente:

  1. Estamos seguros de que la lucha de nuestro pueblo –el pueblo de Irlanda– contra las agresiones de Inglaterra no ha pasado inadvertido para vosotros. Ansiamos poseer vuestra estimación y apreciamos vuestro respeto y apoyo…

5- El pueblo irlandés constantemente ha resistido esta infame tiranía con todas sus fuerzas. Casi cada generación ha presenciado por lo menos un levantamiento armado.

14- Empezó una orgía de asesinatos y robos. No se respetó el sexo, la edad, ni la profesión. Octogenarios y niños pequeños, muchachos enfermos y baldados, madres y esposas, aún los ministros ungidos de Dios, fueron asesinados indistintamente: el jefe de la familia ante los ojos de los suyos, y la madre con el niño a su pecho en la puerta de su cabaña (Comunicación para el Congreso Nacional de la República Oriental del Uruguay. Enero de 1921).

Está claro que el objetivo es ser lo más gráfico y dramáticos posibles para ganarse el favor de los congresistas orientales y contrarrestar lo que ellos consideraban la propaganda negativa que llegaba desde Inglaterra. Por eso se resalta que todos los actos tan violentos contra los irlandeses «no obedecen a provocación alguna» y que esperan poder «celebrar la paz con Inglaterra sobre una base justa». Finalmente, apela a la necesidad de que ellos no queden «indiferentes ante la contienda» (Comunicación para el Congreso Nacional de la República Oriental del Uruguay. Enero de 1921).

Más allá de esta comunicación que se envía al Congreso uruguayo como un intento de vinculación «entre pares», el comienzo de los contactos informales y diplomáticos desde la isla parte del diagnóstico que se hace y surge del informe  que P.J. Little envía a Robert Brennan[11] desde Buenos Aires, fechado el 4 de diciembre de  1921 (recibido en Irlanda el 7 de enero de 1922), donde hace un análisis muy completo sobre los países de la región sur de América, con sus posibilidades de apoyo y la existencia o no de la diáspora irlandesa en ellos como un instrumento facilitador de la causa. Dice sobre Uruguay:

Uruguay - which although so near the Argentine and so rich yet no Irish from there make any attempt to approach or get in touch with the Diplomatic Mission at B.A. - William Morgan - very rich Estanciero (rancher) is the only Uruguayan and his family was and is Argentine and very strong on National cause. He tells me there are a few Irish in Monte Video but timid and very dominated by the English. Generally Uruguay is very much under the English. Capital domination. Morgan came to B.A. for our meeting and he is a trustee for Loan (No. 120 NAI DFA ES Box 32 File 216(4)).[12]

Lo mismo va a recordar en sus memorias: “We were in close touch with Uruguay, through Mr. Morgan.”[13] William Morgan va a tener un papel destacado en la organización de la Convención de la Raza irlandesa:

First Convention of the Irish Race in the Argentine, held in the Irish Girls'Home - about ninety delegates present, and, ‘all things considered', might be said to be a success. Mr. William Morgan was Chairman. A Standing Committee for a new organization was appointed, consisting of the trustees and Irish members of the Consultative Council…Mr. William Morgan bought a 500-dollar bond.[14]

En la misma línea están los comentarios de Alice Ginnell sobre la esposa de Morgan. Tenía un muy buen recuerdo de ella debido a su apoyo y solidaridad cuando junto a su marido Lawrence debieron regresar a Irlanda a causa de la firma del Tratado anglo-irlandés y sus consecuencias –la posterior guerra civil–, y fueron olvidados por la diáspora en Buenos Aires (Cruset, 2019):

Mrs. Morgan went to Uruguay to her son William. Before going away she wrote to Mother Rita not to take any money from L.G. - that she would settle with her on her return! Rev. Mother was told not to mind that. We saw her off and she said she was wondering if anyone would come and was delighted to see us; saying that all she had in the world was at our disposal.[15]

Pero, más allá de la buena voluntad y el apoyo a la causa del señor Morgan y su esposa, estaba claro que no era muy posible conseguir un apoyo mayor en Uruguay a través de los inmigrantes que residieran en el país. Es por eso que la táctica girará y se procurará conseguir el voto favorable de Uruguay a las distintas propuestas hechas por el Estado Libre Irlandés en la Sociedad de las Naciones. Los orientales eran miembros de ese organismo desde el 1 de enero de 1920 y miembros no permanentes del consejo de 1923 a 1926.

En realidad, el Estado Libre Irlandés tiene dos cuestiones que resolver y para lo cual cuenta con la nueva institución internacional: el anuncio del Tratado anglo-irlandés y, por lo tanto, su consecuente reconocimiento como Estado-nación con alto grado de soberanía; y ser incorporado como miembro no permanente del consejo. En cuanto al primer tema, la gran preocupación es que el tratado no se interprete como un asunto doméstico de Gran Bretaña, porque eso les quitaría poder de acción a los irlandeses en la arena internacional. Y, en este sentido, es que se coloca a Uruguay como un país con el que hay que conversar para que se ponga de su lado y lograr su apoyo.[16]

En cuanto a la segunda cuestión, en diciembre de 1929, ya se comienza a planificar la posición irlandesa reemplazando la vacante que iba a dejar Canadá.  Para esto necesita varios apoyos –que se analizan extensamente– y se estudia el modo de lograr el voto del bloque de países de Sudamérica a su favor. Dentro de estos, se buscaba especialmente el apoyo de Uruguay y su delegado:

I understand from the Minister that M. Guani told him he would use his influence to get the Latin American Countries to vote for us. If this could be secured we would be practically certain of election. It would therefore be well to pay particular attention to M. Guani[17] and to let him know how much we appreciate his offer (No. 319 NAI DFA Paris Embassy 109B).[18]

Aunque más tarde se señala: “M. Guani Uruguay Promised personal assistance. Later notified that his Government had noted our candidature with most lively sympathy but that definite decision could only be taken in September[19] (No. 409 NAI DFA 26/95). A raíz de todas estas negociaciones, la diplomacia irlandesa consigue su silla en el consejo como miembro no permanente de 1930 a 1933.

Con todos estos avances realizados, en 1947, el gobierno de Montevideo plantea como hipótesis abrir una delegación diplomática en Irlanda pero, seguramente más por motivos económicos que por otra razón, se esperaba poder llevar adelante una misma misión que los representara en el Reino Unido y en el Estado Libre. El gobierno británico no tenía objeción y solo quedaba consultarles a los irlandeses. De todos modos, había que esperar el pedido formal de Dublín para abrir relaciones porque: «siguiendo una línea tradicional de la Cancillería, el Uruguay no habría de tomar la iniciativa, para el establecimiento de relaciones, o envío de Misiones salvo casos excepcionales» (D.A.H.D. Sub Fondo Legaciones y Embajadas 2.13. Embajada de la República en Gran Bretaña (1937 – 1979) Carpeta nº 387 Año 1947. 24 de marzo de 1947. 2.13).

A partir del 19 de enero de 1955, Charles Stanislaus Doyle es designado como vicecónsul en Dublín. Hoy en día, la delegación diplomática irlandesa tiene sede en Buenos Aires, capital de la República Argentina, y atiende las relaciones con Bolivia, Paraguay y Uruguay.

Conclusión

Los procesos migratorios son complejos. En ellos se entrecruzan expectativas, objetivos, recursos, tanto de los que salen como de los Estados receptores y sus poblaciones. En los eventos contemporáneos, los migrantes suelen ser vistos con indiferencia hacia sus sufrimientos, desconfianza y hasta con actitudes xenófobas. Sin embargo, esto no era exactamente igual durante el siglo XIX en América, donde los países con poca población que estaban obteniendo su independencia los veían como necesarios y positivos. Esto es particularmente cierto para la región sur del continente: los actuales estados de Río Grande do Sur, Paraná y Santa Caterina en Brasil; Argentina y Uruguay.

Por supuesto que no se sentía la misma simpatía hacia unos grupos que hacia otros. Ya vimos como Neill habla de una migración británica como de primera calidad. Del mismo modo Domingo Faustino Sarmiento, desde la otra orilla del río, se expresaba sobre la colonia escocesa o la alemana en su obra Facundo, que tiene como subtítulo la clásica disyuntiva civilización o barbarie:

Da compasión y vergüenza en la República Argentina comparar la colonia alemana o escocesa del sur de Buenos Aires y la villa que se forma en el interior: en la primera, las casitas son pintadas; el frente de la casa, siempre aseado, adornado de flores y arbustillos graciosos; el amueblado, sencillo, pero completo; la vajilla, de cobre o estaño, reluciente siempre; la cama, con cortinillas graciosas, y los habitantes, en un movimiento y acción continuos. Ordeñando vacas, fabricando mantequilla y quesos, han logrado algunas familias hacer fortunas colosales y retirarse a la ciudad, a gozar de las comodidades (Sarmiento, 1942).

Laboriosidad que genera riquezas al país es lo que se busca en primer lugar; otras consideraciones como idioma o religión no son realmente significativas. Por otro lado, justamente estas dos variables son importantes para los irlandeses. En particular, lo que tiene que ver con lo religioso, porque en definitiva una lengua nueva puede ser compleja de aprender pero no imposible. Y después de lo religioso era destacable el acceso a la propiedad de la tierra y libertades políticas, porque no gozaban de esas cosas en su tierra natal.

Muchos de estos inmigrados supieron aprovechar el contexto, adaptándose, logrando prosperidad económica y aportando a sus nuevas patrias. Es el caso visible de O´Brian, Brown y Morgan, pero también de un número significativo, aunque aún difícil de cuantificar, de personas –varones y mujeres– que lo hicieron igualmente bien aunque de forma más discreta y no tan visible. Hasta 1830 (cuando se sanciona la primera constitución oriental) existía una gran movilidad entre Buenos Aires y Montevideo, sobre todo porque aún estaban unidos y las fronteras no existían. Pero aún después los contactos siguen siendo fluidos y el traslado desde una orilla a la otra del Río de la Plata era sencillo y habitual.

Durante el siglo XX, Uruguay se transforma en un Estado progresista a partir de los gobiernos de José Batlle y Ordoñez (1903-1907 y 1911 y 1915) quien introdujo la ley de divorcio de 1913 que se permitía con la sola voluntad de la mujer sin necesidad de expresión de causa, leyes de protección laboral y, bajo su influencia, la constitución de 1918 que establecía, entre otras cosas, la separación de Iglesia y Estado. El diario fundado por él como tribuna de su ideario, El Día, publicaba las noticias sobre el Alzamiento de Pascua con mayor independencia que la prensa regional y con profunda simpatía hacia ese pueblo que había sido sometido durante siglos bajo un régimen arcaico que consideraba medieval.

Pero será Irlanda la que buscará el apoyo de Uruguay. La tradición diplomática de la isla la llevaba a buscar la mayor cantidad de apoyos posibles para su causa. Mientras que la uruguaya no tomaba la iniciativa en promover relaciones bilaterales y esperaba la invitación de los diferentes estados salvo excepciones, como evidencia la documentación consultada. Así analizamos el informe enviado al Congreso que solicitaba tener en cuenta lo que los irlandeses consideraban la actitud injusta y represiva de Inglaterra. Y, en la misma línea, el pedido de colaboración en el foro de la Sociedad de las Naciones.

Para concluir, la Banda Oriental del Uruguay recibe a los irlandeses en su suelo y se beneficia de la labor de ellos. Al mismo tiempo, estos reciben de su nueva patria libertad económica, derechos políticos y un ámbito adecuado para progresar. Asimismo, desde la isla se pone los ojos en el pequeño país del sur de América para que apoye su causa. De todos modos, la relación parece más fuerte entre los ciudadanos de ambos países que entre los Estados. Pero suele ocurrir que muchas veces la sociedad civil avanza más rápido que los aparatos políticos y que la burocracia diplomática, creando vínculos informales que solo después de un tiempo son asumidos por las estructuras estatales.

Bibliografía

Bethel, L. (Ed.). (1991). Historia de América Latina (Tomo V). Barcelona: Ed. Crítica.

Coghlan, E. (1982). El aporte de los irlandeses a la formación de la nación argentina. Buenos Aires: Ed. Privada.

Coghlan, E. (1987). Los irlandeses en la Argentina: su actuación y descendencia. Buenos Aires: Ed. Privada.

Cruset, M. E. (2015). Historia de las relaciones internacionales entre Argentina y Brasil. Rio Cuarto: Ed. Universidad Nacional de Rio Cuarto.  https://www.unrc.edu.ar/unrc/comunicacion/
editorial/repositorio/9789876881142.pdf

Cruset, M.E. (2019). Asociaciones irlandesas en Argentina y su acción política transnacional durante la Guerra Civil. Journal of Iberian and Latin American Research, 25(1), 87-97.

 Fanning, T. (2017). Paisanos. Los irlandeses olvidados que cambiaron la faz de Latinoamérica. Buenos Aires: Sudamericana.

Ferrer, A. (1996). La Economía Argentina (16.a ed.). Buenos Aires: FCE.

Hanon, M. (2005). Diccionario de Británicos en Buenos Aires (Primera Época). Buenos Aires: Edición privada.

Keogh, Dermot. (2016). La independencia de Irlanda y la conexión argentina. Buenos Aires: Universidad del Salvador.

Korol, J. & Sabato, H. (1981). Cómo fue la inmigración Irlandesa en Argentina. Buenos Aires: Plus Ultra.

Murray, E. (2004). Devenir irlandés. Buenos Aires: EUDEBA.

Murray, E. (2006). The Irish in Uruguay and Paraguay. Irish Migration Studies in Latin America, 4(1).

Sarmiento, D. (1942). Facundo. Buenos Aires: Losada.

Speight, P. (2019). Irish-Argentine Identity in an Age of Political Challenge and Change, 1875 – 1983. Oxford: Peter Lang.


Anexo

Fuentes consultadas

Archivo Histórico del Ministerio de Relaciones Exteriores del Uruguay (D.A.H.D.)

Archivo Histórico Nacional (A.H.N.)

Biblioteca y Hemeroteca del Congreso de Uruguay

The National Archive in Ireland

Memorias de Alice Ginnell, Bureau of Military History

Memorias de Patrick Little, Bureau of Military History

Prensa consultada

El Día


[1]* Doctora en Historia (Universidad del País Vasco) y Magister en Relaciones Internacionales (IRI, Universidad Nacional de La Plata). Becaria postdoctoral del CONICET. Miembro del Centro de Estudios en la Argentina Rural (CEAR). Miembro fundador de la Asociación de Estudios Irlandeses del Sur (AEIS). Correo electrónico: mariaeugenia.cruset@ucalpvirtual.edu.ar

Ideas, VI, 6 (2020), pp. 1-14

© Universidad del Salvador. Escuela de Lenguas Modernas. Instituto de Investigación en Lenguas Modernas. ISSN 2469-0899

[2]. Sebastião José de Carvalho e Mello (1699-1782), marqués de Pombal, fue ministro del rey José I de Portugal (1750-1777). Tomó como ejemplo en lo económico a Inglaterra y en lo político a Francia, y logró la centralización del poder y una mejor administración del Estado.

[3]. La Guerra de Sucesión española se origina a partir de la muerte sin descendencia de Carlos II Habsburgo. El conflicto, que dura de 1701 a 1715, termina poniendo en el trono a Felipe V de la dinastía Borbón quien, como concesión para su asunción, debe renunciar a los derechos de herencia sobre Francia. De esta manera, se asegura el mantenimiento del equilibrio europeo.

[4]. El almirante Brown nació en Irlanda en 1777 y murió en Argentina en 1857. Combatió contra los realistas en Montevideo y luego contra el Imperio del Brasil. Fue gobernador delegado de la Provincia de Buenos Aires en 1828. También tuvo una labor destacada durante la Guerra grande y el bloqueo anglo-francés. Es considerado el padre de la Armada argentina y uno de los representantes más destacados de la diáspora irlandesa en la región. Para ampliar: HANON, Maxine. Diccionario de Británicos en Buenos Aires (Primera Época). Buenos Aires, Edición privada, 2005.

[5]. «Barrio 20. Relación de los individuos de nación estrangera que habitan en el barrio». Buenos Aires, 27 de febrero de 1807, AGNA, Interior, Sala IX, 30-08-01, 50. Citado en: Fanning, Tim. Paisanos. Los irlandeses olvidados que cambiaron la faz de Latinoamérica. Buenos Aires, Sudamericana, 2017. Pág. 153.

[6]. Hasta 1850 habían llegado como inmigrantes franceses, italianos y españoles. Después de esa fecha  serán los dos últimos los de mayor establecimiento.  Para estimar la importancia de su arribo en el censo de 1860  un 35%  eran extranjeros en todo el país aunque en  el de censo 1908 este porcentaje se redujo  al 17%. https://www.rau.edu.uy/uruguay/historia/Uy.hist3.htm, consultado el 28 de marzo de 2020.

[7]. Hanon, Maxine. Diccionario de británicos en Buenos Aires. Buenos Aires, Ed. Privada, 2005. Camino a Irlanda, en uno de sus tantos viajes, muere en Portugal en 1859. En 1935 el gobierno argentino inicia un proceso de repatriación del cuerpo con grandes honores y la colocación de una bandera argentina sobre su tumba.  El decreto que autorizaba su traslado decía: «Que el General O´Brien, aunque nacido en suelo extranjero se identificó con la Argentina, incorporándose en la edad juvenil al célebre Regimiento de Granaderos a caballo, y tomando parte en gran número de acciones de guerra desde Chacabuco hasta Ayacucho». El texto del decreto del 23 de agosto de 1935, junto con una pormenorizada e interesante descripción del trámite realizado, está en el capítulo 18 del libro: Fanning, Tim. Paisanos. Los irlandeses olvidados que cambiaron la faz de Latinoamérica. Buenos Aires, Sudamericana, 2017.

[8]. Este movimiento nació en Estados Unidos en las décadas de 1840 y 1850, como una reacción al aumento de la inmigración irlandesa al país. Tenía un acento protestante y nacionalista.

[9]. Existe en la historia argentina una larga tradición de exiliados que salen de Buenos Aires a Montevideo para establecerse allí. En particular la llamada Generación del 37, quienes eran un grupo de intelectuales opositores al régimen de Juan Manuel de Rosas que por razones políticas debieron abandonar el país. Entre ellos José Mármol, Esteban Echeverría,  entre otros.

[10]. En realidad no es raro su identificación como irlandesa, ya que el censista ha catalogado a otros como vizcaínos, catalanes –para europeos– o de Minas, para el caso que aquellos que eran de Minas Gerais, Brasil. No se ha guiado por ciudadanías sino por regiones de origen.

[11]. Patrick Little tuvo una carrera política muy importante, ocupando varios cargos ministeriales y Robert Brennan fue el organizador de la Convención de la Raza irlandesa en París en 1922 –que serviría como un acto público de los representantes de las colectividades de todo el mundo para visibilizar la causa de independencia del país– mientras ocupaba el cargo de subsecretario de Relaciones Exteriores de febrero de 1921 a enero de 1922.

[12]. «Uruguay, que aunque tan cerca de Argentina y tan ricos, ningún irlandés de allí intenta acercarse o ponerse en contacto con la Misión Diplomática en B.A. - William Morgan - Estanciero muy rico (ganadero) es el único uruguayo que lo ha hecho, su familia es argentina de origen y muy fuerte en la causa Nacionalista. Él me dice que hay unos irlandeses en Montevideo pero son tímidos y que están muy controlados por los ingleses. En términos generales, Uruguay es muy dependiente del capital inglés.  Morgan llegó a B.A. para nuestra reunión y es el administrador del préstamo». [Posiblemente se refiera al bono que sacó la Delegación irlandesa en Buenos Aires para lograr el apoyo económico de la colectividad irlandesa].

[13]. Patrick J. Little: http://www.militaryarchives.ie/collections/online-collections/bureau-of-military-history-1913-1921/witnesses/ «Estábamos en estrecho contacto con Uruguay a través del señor Morgan»

[14]. Patrick J. Little: http://www.militaryarchives.ie/collections/online-collections/bureau-of-military-history-1913-1921/witnesses/ «La Primera Convención de la Raza Irlandesa en Argentina fue celebrada en la Casa de las Niñas Irlandesas, con alrededor de noventa delegados presentes y, 'considerando todo', podría decirse que fue un éxito. El señor William Morgan fue el presidente. Se nombró un Comité Permanente para una nueva organización, compuesto por los fideicomisarios y los miembros irlandeses del Consejo Consultivo… el señor William Morgan compró un bono de 500 dólares».

[15]. Alice Ginnell, viuda de Laurence Ginnell: http://www.bureauofmilitaryhistory.ie/reels/bmh/BMH. WS0982.pdf «La señora Morgan fue a Uruguay a encontrarse con su hijo William. Antes de irse, le escribió a la Madre Rita que no aceptara dinero de L.G. ¡Que lo arreglaría con ella a su regreso! Se le dijo a la Reverenda Madre que no le importara eso. La despedimos, y dijo que se preguntaba si vendría alguien y que estaba encantada de vernos; señaló que todo lo que tenía en el mundo estaba a nuestra disposición».

[16] Memorandum from Desmond FitzGerald to all members of the Executive Council on the registration of the Anglo-Irish Treaty at the League of Nations. 26 de junio de 1924. https://www.difp.ie/docs/Volume2/1924/571.htm

[17]. Se refiere a Alberto Guani, quien fue jurista, político y diplomático. Llegó a ocupar la vicepresidencia de su país, y fue canciller y embajador en varios países. También fue delegado de la Sociedad de Naciones y presidió su asamblea en 1927.

[18]. «Entiendo por el ministro que el señor Guani le dijo que usaría su influencia para lograr que los países latinoamericanos votaran por nosotros. Si esto pudiera asegurarse, estaríamos prácticamente seguros de la elección. Por lo tanto, sería bueno prestar especial atención al señor Guani y hacerle saber cuánto apreciamos su oferta».

[19]. «El señor Guani [de] Uruguay prometió su asistencia personal. Posteriormente notificó que su Gobierno había tomado nota de nuestra candidatura de buen grado, pero que la decisión definitiva solo se podría tomar en septiembre».