Huellas en Papel VI/ No.11 (2018)


Mi entraña, mi mundo

El Cuaderno N°2 de Eduardo Gustavo Bergara Leumann


Toma tu corazón roto
y conviértelo en arte.
(Carrie Fisher)

El acoplamiento natural de todo artista con su cuaderno de apuntes nos adelanta que la creación se realiza primero en el cuerpo. Ya sea que estemos frente a esculturas o pinturas, leyendo obras literarias, o recibiendo cualquier otra expresión del arte, casi siempre (casi, no olvidemos la porfía de Max Brod, el amigo y editor de Kafka) contemplamos o leemos las obras que un artista decide hacer públicas en un momento dado. Sin embargo, hay una arqueología de la creación. Antes de adquirir su materialidad, la obra sucede en el cuerpo, y este acontecer protohistórico de la obra suele expresarse en notas que los artistas inscriben en cuadernos o en papeles furtivos, una instancia que suelen robar las servilletas de los bares, o los bordes de los antiguos boletos de papel... De hecho, muchos artistas poseen sus propios ritos en relación a este momento: el tipo de papel y de tinta elegidos, las circunstancias y el momento del día, y el cómo se escriben esas notas. El cuaderno recibe así la intuición seminal del creador. Como lo señalara Borges, sé que lo que leo es un buen poema porque lo siento primero en el cuerpo. Es una relación de cuerpo a cuerpo: el creador siente su obra primero en la entraña. Vemos las intervenciones de Gordon Matta-Clark, vemos Esperando a Godot de Beckett o El laberinto del fauno de Guillermo del Toro, o escuchamos a Nick Cave y nos preguntamos “por el resto”; es decir, por lo que se descartó, los borradores y bosquejos desechados11. Me inquieta en esta nota el acceso a esos apuntes, me pregunto por el derecho tan discutido a conocer o no aquello execrado por el artista; es decir, me interpelan los motivos que nos llevarían a encontrarnos con la masa de fantasmas que alguien decidió no recuperar en su propio proceso creativo. El cuaderno de un artista es la continuidad de sí, ¿cuál es mi derecho a conocer esa intimidad?

Nos acercamos a los papeles de Eduardo Gustavo Bergara Leumann organizados y nos detenemos en la sección Documentación personal, en la serie Cuadernos y escritos privados. Cierta belleza del Cuaderno No. 2 nos atrae. Es espiralado, lleva el tradicional sello Meridiano12, y reúne hojas de papel de dibujo de 17 x 24 cm., de grano medio, hojas que Eduardo Gustavo utilizó en su totalidad en forma apaisada. La cubierta y la contratapa se encuentran aprovechadas completamente, sin atender a las inscripciones de fábrica ni a los márgenes. En su interior, el cuaderno está escrito y dibujado siempre en los anversos de las hojas, en tinta negra, con trazos de dos tamaños de grosor. Un mundo en blanco y negro se abre ante mi mirada. Una continuidad blanca que se interrumpe para decir. Para decirlo en negro. Numero las hojas artificialmente para poder ordenar la lógica de este escrito.

El primer dibujo y el texto que lo acompaña en los preliminares de este documento me anticipan que al final pediré disculpas y que estaré agradecida. El Cuaderno No. 2 es un cúmulo de belleza, dolor, letra y dibujo. Triste y bello. Irrumpe el primer texto-dibujo h.[1] con una letra grande y cursiva: Ella hace lo que quiere y yo sigo obede-ciendo, siendo obeso sigue resonando la frase en el oído del lector, mientras asume aquel perfil de mujer que Bergara ha estampado como marca suya, como fuego, dentro y fuera del cuaderno, dentro y fuera de La Botica, dentro y fuera de sí. Pero quizás no. Quizás quien se detenga en esta hoja ingrese primero a la armonía puesta en juego desde el ojo del perfil de la dama, en comunión de forma y trazos con las cuatro empanadas sostenidas por un zapato de mujer, empanadas que envuelven a su vez dos ojos y dos bocas. (La)mujer-(la)boca-(la)comida-(la)lágrima-(la)letra constituyen en esta h.[1] una secuencia arrojada a ese pequeño mundo reunido en un papel blanco: me narra un mundo femenino al que se debe obedecer.

Pero un yo resiste con palos de amasar y bastón de caramelo h.[2]. La salida sigue siendo desde lo estomacal y digestivo. Así, los puntos de las “i” de la palabra digerir son rodeados por pequeñas bocas de trazo más fino en la h.[3], como anticipo de la gran boca que sostiene la expresión “y a otra cosa” en la misma hoja, una gran boca que marca que el canal a lo otro, a la “otra cosa” será imperiosamente desde la comida y la masticación.

Una y otra vez el Cuaderno No. 2 buscará un equilibrio entre las formas curvas y la letra, ya sea que dichas formas refieran a un pie, la cabeza de un pelado o un rollo de papel higiénico. Una gran torta irrumpe en la h.[5], la torta está adornada con pequeñas manos y perfiles femeninos, siguen decorados semicirculares, aparece abundante, apetitosa e invasiva. El texto que la acompaña se distribuye, otra vez, en diálogo armónico con el dibujo para independizarla como ser animado y decir que la torta irrumpe sobre el yo, faltándole el respeto: “se pone en mi territorio”, dice el escritor-dibujante.

De este modo, el Cuaderno No. 2 se propone al lector desde el contraste: por un lado, un llamado desde la belleza nos interpela en cada hoja; por otro, la palabra y el dibujo envuelven una dolorosa subjetividad. Así, el sentido de la letra asocia madre-maza-torta-empa-nadas nadas de forma explícita en la h.[6]. La frase es sostenida por un dibujo de líneas curvas continuas que enlaza una empanada, una boca y un corazón invertido. La palabra “nadas” subrayada de esta manera: nadas, entra en juego con complejas emociones de desazón que irrumpen en el Cuaderno. Una nada que advertimos opuesta al cúmulo de cosas que completaron los espacios físicos que ocupó Bergara en la realidad, y a la única forma que pudo asumir su cuerpo: obede-siendo.

Las frases Imprescindible que me deje de joder con mi vieja, y luego tomarme en serio con mi historia de la última hoja, la h.[40] dialoga con el bellísimo dibujo de la h.[12], donde una gran mariposa recamada ocupa la mitad de la hoja, de ella se desprende o desgaja un ala-hijo también labrada. Las antenas estilizadas de la gran mariposa se enlazan a la frase Perdonar y a otra cosa.

Nos preguntábamos más arriba sobre nuestro derecho a conocer la voz que narra desde los fantasmas de un hombre. ¿Por qué conocer los hilos secretos que anidaron en la sensibilidad de Eduardo Gustavo, un artista, un creador que dio su vida al mundo del arte y del espectáculo exquisito en la Argentina? Articulo una respuesta desde dos cuestiones. La primera se relaciona directamente con la belleza. Resulta imposible no relacionar el dibujo de la [h.12], la mariposa-madre, con la célebre araña13 realizada por Louise Bourgeois, una escultora que se permitió trabajar desde su propia biografía sin ocultamientos y que asumió el arte como una interrogación al dolor humano y la locura. Por otro lado, encuentro una respuesta en el mismo mundo del espectáculo. En la 74° edición de los Globos de Oro (año 2017), Meryl Streep luego de agradecer su premio con un hondo discurso, recordó a su fallecida amiga, la actriz y escritora Carrie Fisher, quien le había dicho alguna vez: “toma tu corazón roto y conviértelo en arte”.


Como en el caso de los verdaderos artistas, la obra de Eduardo Bergara Leumann presenta una forma original de comprender y comunicar la realidad. Toda creación como todo fruto deviene de la oscuridad de la tierra. Somos a veces sombra y a veces luz en el transcurso de la misma vida. Vos, yo, Bergara Leumann o el señor que pasa fugazmente sentado en el colectivo, conformamos distintas caras de una misma moneda, la condición humana.


REFERENCIAS



Cuadernología (2007, diciembre 21). [Apartado de Blog]. Recuperado de http://Cuadernologia.blogspot.com.ar/2007/

11 Se pueden ver imágenes de Cuadernos de estos artistas en el Blog Cuadernología (2007).

12 Un dato curioso: el Blog Cuadernología (2007) que hemos referido en la nota anterior, se inició en el año 2007 (aún vigente) con una imagen de los “Cuadernos Meridiano” y una nota que hace referencia a la idoneidad de esta marca de cuadernos para el registro de apuntes: “me ha venido de maravilla para tomar notas a vuelapluma donde sea que esté. El espiral permite doblar una de las alas completamente hacia atrás, lo que junto con la tapa dura, facilita la escritura en la calle. Esto me viene genial para las notas que tomo”.

13 La escultora Louise Bourgeois realizó en el año 1999 una araña en bronce, mármol y acero inoxidable de casi 9 metros de altura llamada Maman (Mamá). Fue concebida por la artista con la intención de expresar la doble naturaleza de la maternidad: la madre es protectora y depredadora al mismo tiempo.