Abuelo Paz, la nobleza de
una profesión
Entrevista al Dr. Jesús Hipólito
Ferré Paz, nieto del
Dr. Jesús H. Paz
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“Es importante que las nuevas
generaciones, no la última, sino todas […] sepan de la nobleza con la que se ejercía la
profesión.” Dr. Jesús H. Ferré Paz |
L.R.: ¿Por dónde comenzamos: por el
“Abuelo Paz” o por el Dr. J. H. Paz?
J.H.(n.): ¡Por el abuelo! Tengo un recuerdo buenísimo
sobre él porque era muy cariñoso con todos nosotros, con todos los nietos. Él
tenía solamente dos nietos varones, mi hermano y yo. Mi madre era Paz, hija de él.
El Estudio lo tenía en la planta baja de un Petit Hotel de Quintana al 500, y
arriba vivía toda la familia. Entonces nos hacía entrar a su escritorio, donde
estaba la mesa que ustedes tienen en
L.R.: ¿Su elección de vivir en Tucumán se
vincula a su abuelo?
J.H.(n.): No, por otras razones. Al poco tiempo
de estar acá en Tucumán, ingresé como profesor en
L.R.: ¿Usted trabajó en el Estudio del
Dr. Paz?
J.H.(n.): Trabajé con el hijo de él, con Jesús
Hipólito (padre de María del Carmen y María del Rosario[1]).
Tengo también de él un recuerdo extraordinario. A mi abuelo le decían “el
Fiero” y al padre de María del Carmen le decían “el Fierito”. Era cariñosísimo
conmigo, éramos muy amigos, charlábamos, conversábamos, me invitaba a tomar
copetines. Me divertía mucho con él, era muy alegre y bromista. Tengo un
recuerdo de este tío mío como si fuera un padre. Yo entré a trabajar un tiempo
allí, en el Estudio donde me inculcaron valores en la profesión.
L.R.: En torno al Dr. J. H. Paz se
cuentan muchas anécdotas, quiero decir como profesional.
J.H.(n.): Claro, era una época en la que la
profesión se manejaba de una manera distinta, había otros códigos. Hay muchas
anécdotas que llevarían mucho tiempo contarlas, que destacan su inteligencia,
agudeza y ética. También había un trato muy señorial con el personal de
servicio, muy paternal, con cariño recíproco. Con gente de servicio que había
trabajado veinte, treinta y hasta sesenta años. El portero que tenía está
enterrado en la bóveda de
L.R.: ¿Hay alguna rama del Derecho en la
que él se haya interesado más?
J.H.(n.): Sí, el Derecho Civil. Yo mamé mucho la ética
del Estudio. Por supuesto jamás se cobraba por adelantado, jamás se cobraban
consultas. Había otro clima. Ahora lo que se nota es, por ejemplo, que se va
perdiendo la noción de la ética. En aquella época, hasta que salió la ley del
divorcio por presentación conjunta, los divorcios eran contradictorios. Había
abogados que a veces ponían intimidades fuera de lugar. Entonces en los
escritos de juicios contenciosos, que se atendían en el Estudio de mi abuelo y
de mi tío, se ponía una advertencia preliminar: “por razones que hacen al
respeto y al pudor de la institución matrimonial nos abstenemos de volcar en
esta presentación todo aquello que se relacione con la intimidad”; se evitaba
de esta forma presentar situaciones sórdidas, escabrosas o dolorosas. Yo le
contaba esto a un abogado y me preguntó:
- ¿Entonces qué se ponía?
- Pues se ponía aquello que no afectaba
el pudor de las partes o la intimidad del matrimonio.
Se ganaban los juicios sin necesidad de
exponer situaciones delicadas.
L.R.: Desde este pequeño espacio que es Huellas
en papel
queremos dejar registro de esos otros modos de ejercer la profesión
¿quizás una ética antigua?
J.H.(n.): En realidad no se puede hablar de “ética
antigua”, sino de “ética” simplemente, universal y para todas las épocas y
personas, consistente. Hablando en términos sencillos es pensar y obrar con
honestidad y de acuerdo al deber ser.
L.R.: Nos interesa este tema que también
surgió en la entrevista que hicimos a los Dres. Albanese, cuando recordaban que
su padre operaba a niños sin que mediara la cuestión del dinero.
J.H.(n.): Yo lo mamé, yo mamé eso en el Estudio
de mi abuelo, con mi tío, y lo mamé de mi padre también, Rodolfo Ferré, médico,
discípulo y amigo de Enrique y Ricardo Finochietto, y que valoraba mucho al Dr.
Albanese. También atendía a personas necesitadas sin que mediara el dinero.
L.R.: ¿Quisiera que escribamos algún
otro recuerdo?
J.H.(n.): Sí. Mi abuelo también ayudaba a mucha
gente que venía de las provincias, estudiantes que llegaban a Buenos Aires,
estudiantes que venían de Salta, Córdoba, Tucumán,
L.R.: Dr. Ferré Paz, le agradecemos esta
oportunidad de difundir a las nuevas generaciones la posición de la profesión
en otras épocas.
J.H.(n.): Tengo 71 años, pertenezco al grupo de
egresados de la UCA[2].
Gracias a ustedes. Es importante que las nuevas generaciones, no la última,
sino todas, las nuevas, las de hace veinte o treinta años o más, y las futuras
sepan de la nobleza con la que se ejercía la profesión. Pienso por ejemplo, en
los que fueron profesores míos: el Dr. Tomás Casares, los Dres. Santiago de
Estrada, Llambías, Zabala Rodríguez, Medrano, Abelardo Rossi, García Venturini,
Monseñor Piroño y otros a quienes siempre tengo presente.
Fecha de la entrevista:
19/05/2014