Jesús Hipólito Paz, un jurista de la república
conservadora
a la popular.
Quien se asome a la vida de Jesús Hipólito Paz encontrará que nació en
un mundo determinado por un nuevo orden económico, que será llamado por los
países centrales División Internacional del Trabajo, esto es, el reemplazo del
vapor por nuevas fuentes de energía (como el petróleo y la electricidad que a
su vez generaron nuevas industrias tales como la aviación y la automotriz y el
desarrollo de la industria química); el advenimiento de la producción en serie
que provocó un cambio en la forma de organización del trabajo (especialización
en la línea de producción). Era el año 1880 y el mundo experimentaba grandes
movimientos de población en forma de migraciones intercontinentales impulsadas
por la búsqueda de desarrollo y oportunidades en tierras americanas.
La Argentina se hallaba en
plena consolidación del Estado moderno y, con la Campaña del Desierto combatiendo
al indio y poniéndole límites a los malones, nacía la figura de Julio Argentino
Roca, quien iba a dominar la escena política las próximas décadas; ese mismo
año y después de varios enfrentamientos, es sancionada por el Congreso Nacional
la ley 1029 de Federalización que iba a convertir a la ciudad de Buenos Aires
en Capital de la República
y terminaba con la última revolución centralista. Para el país se iniciaba una
época de prosperidad económica, y políticamente una sucesión de gobiernos conservadores.
Luego de
la gestión de Nicolás Avellaneda, el 12 de octubre de 1880 asume la presidencia
Julio Argentino Roca respaldado por el Partido Autonomista Nacional y
accediendo al poder con el método usual para esos años como lo era el voto
cantado y en la mayoría de los casos fraudulento; de esa manera se sucedieron:
Julio Argentino Roca; Miguel Ángel Juárez Celman, Carlos Enrique José
Pellegrini, Luis Sáenz Peña, José Evaristo Uriburu, nuevamente Julio A. Roca,
Manuel Quintana, José Figueroa Alcorta, Roque Sáenz Peña y Victorino de la Plaza.
Adaptado
al contexto económico mundial, el modelo productivo nacional se basó en la
producción agrícola-ganadera, dejando para los países europeos la
industrialización. La
Argentina creció en esos tiempos basada en la inmigración
europea, la creciente red ferroviaria y la construcción de nuevos puertos. El
país se enriquecía con este modelo, pero la riqueza quedaba retenida solo en
las clases acomodadas, generando una base de población empobrecida.
La vida
de las familias aristocráticas en las provincias no era ajena a todos estos
acontecimientos; tal era el caso de la familia Paz que sostenía el ideario
liberal. Jesús Hipólito se formó en el Colegio Nacional de Tucumán. Luego viajó
para estudiar en la
Universidad de Buenos Aires donde se recibió rodeado de este
clima social.
La
llegada de un nuevo sistema de sufragio con la Ley 8871 o Ley Sáenz Peña, sancionada y
promulgada en febrero de 1912 estableció el voto universal, secreto y
obligatorio para todos los ciudadanos varones, mayores de 18 años y
empadronados. Sin embargo, el panorama político siguió siendo fraudulento hasta
1916 con el triunfo del caudillo radical Hipólito Yrigoyen, quien fue avalado
por la clase obrera y gran parte de la flamante clase media, conformada por
comerciantes y trabajadores calificados.
Antes de
ese importante paso jurídico-político en Argentina, el mundo se convulsionaba
con el inicio de la
Primera Guerra Mundial que va a finalizar, ya entrado el gobierno
de Yrigoyen, en 1918. El saldo de este primer gran enfrentamiento fue una nueva
distribución de los límites europeos: cuatro grandes imperios dejaron de
existir (el alemán, ruso, otomano y austro-húngaro). Pero, quizás más
importante aún, fue la revolución llevada a cabo en Rusia, que dio nacimiento a
la Unión Soviética
y a un conjunto de naciones gobernadas bajo el sistema socialista.
Paralelamente, la derrota de Alemania y las crisis económicas fueron el caldo
de cultivo para el lento crecimiento de las diferentes formas de nacionalismos
europeos.
Volviendo
a la Argentina,
que se mantuvo al margen de estos conflictos armados hasta último momento, la
presidencia de Yrigoyen se vio favorecida por las crisis que se sucedían en el
viejo continente, grandes compradores de alimentos. Este fue un período
brillante para la exportación, convirtiendo además a nuestro país en refugio
privilegiado para aquellos que emigraban de los países afectados por estos
hechos. Con ellos también llegaban y se instalaban nuevos pensamientos e
ideologías como el socialismo y el anarquismo que aquí encontraron eco en la
clase trabajadora.
La
presidencia de Yrigoyen marcó un nuevo rumbo tanto en lo político como en la
obra legislativa. Durante su gestión se creó la empresa petrolera Yacimientos
Petrolíferos Fiscales (YPF) y se propuso la creación de la Marina Mercante,
las nuevas leyes de arrendamientos rurales, la reglamentación del trabajo en
obrajes y yerbatales, la reforma universitaria, la creación del Banco Agrícola,
la fundación de la gendarmería nacional, la provincialización de territorios
nacionales (Chaco, La Pampa
y Misiones), la modernización del Banco Hipotecario y la presentación de un
proyecto de Código del Trabajo. A nivel social el clima de libertad que se respiraba
daba lugar a los más variados debates de ideas, al ejercicio irrestricto de la
libertad de prensa, libertad de asociación y reunión y a la novedad de poder
peticionar a las autoridades.
No fueron
solo situaciones favorables las que le tocó vivir a este gobierno. Al
encontrarse en minoría en el poder legislativo tuvo que decidir y hacer uso
muchas veces de los decretos y otras tantas intervenciones federales llamadas
“reparadoras”, con el objetivo de poner a las provincias en condiciones
electorales; el mismo clima de libertad posibilitaba las huelgas, las que
fueron en aumento a medida que transcurría su mandato.
Siendo
Paz un hombre comprometido con su época, no deben haberle resultado
indiferentes las decisiones de Yrigoyen de oponerse a la separación entre
Iglesia y Estado que planteaba la reforma de la Constitución de la
provincia de Santa Fe y la ausencia de invocación a Dios en la misma. De igual
modo el presidente se opuso al tratamiento de una ley que establecía el
divorcio vincular y en el mensaje enviado al Congreso se destacan pasajes como
este: “…el tipo ético de familia que nos viene de nuestros mayores, ha sido la
piedra angular en que se ha fundado la grandeza del país, por eso el matrimonio
tal como está preceptuado conserva en nuestra sociedad el sólido prestigio de
las normas morales y jurídicas en que reposa”; de esta manera no hacía más que
representar la opinión mayoritaria de la sociedad.
Marcelo
Torcuato de Alvear sucedió en la presidencia a Yrigoyen, quien regresará al
poder en 1928. Al año siguiente se produce la gran crisis financiera mundial,
el gobierno se ve superado por los hechos y no puede resolver los problemas que
traía aparejada la misma en nuestro país. Estos sucesos, sumados a las
intervenciones federales ordenadas para varias provincias, hacen que faltando
cuatro años para finalizar su mandato se vea interrumpido en 1930 con el que
iba a ser el primer golpe de Estado llevado adelante por militares: José Félix
Uriburu llegaba al poder.
Durante
el gobierno de Uriburu se dieron dos hechos que constituirían el germen de
males posteriores para el país: la acordada de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación,
que reconoce el gobierno de facto y la proscripción de un partido político, en
este caso el radicalismo en 1931. Con el radicalismo proscripto y debilitado,
dos partidos ganaron escena: el Socialismo con Juan B. Justo como figura
representativa y el Partido Demócrata Progresista representado por Lisandro De la Torre. También por
esos tiempos avanzaba la sindicalización de los trabajadores y la posterior
creación de la
Confederación General del Trabajo.
En este
marco socio-político, la labor del abogado tucumano Jesús Hipólito Paz, ahora
devenido en porteño pero sin perder el espíritu provinciano, dejó algunas
declaraciones importantes como las pronunciadas en la sesión inaugural del II
Congreso de Derecho Civil de Córdoba, realizado el 1 de noviembre de 1937: “El
Código Civil contribuyó como ningún otro al progreso de la República en todos sus
órdenes: población, colonización y civilización”. Y hace principal hincapié en
que “los códigos se organizan para los pueblos y no la recíproca”.
Hacia
1939 otro gran enfrentamiento afecta el mapa: la Segunda Guerra
Mundial, un conflicto bélico de mayor escala que el anterior, en donde nuevos
elementos como la consolidación de los nacionalismos manifestados
principalmente por el Fascismo en Italia y el Nacional Socialismo en Alemania y
las terribles consecuencias referidas en el Holocausto entraron en juego. La Argentina, gobernada por
el radical Roberto Ortiz, colaboró con la paz entre Paraguay y Bolivia durante
la llamada Guerra del Chaco. En 1942, por razones de enfermedad del primer
mandatario, asumió el vicepresidente Ramón Castillo que al poco tiempo se vio
presionado por los Estados Unidos para que el país saliera de su postura de
neutralidad y no beligerancia frente al enfrentamiento armado. En 1943 Castillo
fue derrocado por un nuevo golpe militar liderado por Arturo Rawson y Pablo
Ramírez, apoyados por un sector del ejército denominado Grupo de Oficiales
Unidos (GOU). Dentro de ese espacio de oficiales ya se podía notar la
ascendencia que tenía un joven coronel llamado Juan Domingo Perón que ocupaba
cargos en el Ministerio de Guerra y en el Departamento de Trabajo.
Cuando en
1944 la Argentina
salió de su neutralidad y rompió relaciones con el grupo de países llamados el
Eje (Alemania, Italia y Japón), el general Edelmiro J. Farrel asumió el poder y
con él su vicepresidente Juan Domingo Perón, quien también era Ministro de
Guerra y Secretario de Trabajo. En ejercicio de este último cargo Perón se
vinculó y mantuvo conversaciones con varios dirigentes sindicales, quienes le
hicieron saber de forma directa cuáles eran las leyes que el movimiento obrero
consideraba necesarias. Fue así que se dictaron leyes referidas a
indemnizaciones por despido, jubilaciones y el Estatuto del peón de campo. En
1945 el presidente Farrel declaró la guerra al Eje. Ese mismo año los militares
opositores a las políticas sociales y al crecimiento de la figura de Perón
lograron su renuncia y detención, sin tener en cuenta las implicancias de estos
actos, los que dieron como resultado una gran movilización obrera y sindical
clamando por su liberación. El 24 de febrero de 1946 se convocó a elecciones y Perón
se convirtió en presidente, obteniendo el 52% de los votos, acompañado en la
fórmula por el radical Hortensio Quijano como vicepresidente. De este modo
comenzó el crecimiento y consolidación del Partido Peronista que se afianzó con
una nutrida actividad legislativa de protección al trabajador, el voto femenino
y la aparición de la figura de Eva Perón.
En el
plano económico y político mundial, el final de la Segunda Guerra
había dejado a la Argentina
como gran proveedor de alimentos y acreedor de los países europeos; el mercado
interno crecía impulsado por el bienestar económico nacional: planes de
vivienda, vacaciones, créditos, planes de salud, fabricación de maquinarias y
automotores, que sustituían las importaciones por producción nacional.
Era razonable
que durante esos años se pusiera de manifiesto la necesidad de reformar la Constitución, debido
a que la realidad y las necesidades habían cambiado mucho en los últimos cien
años y que por estos tiempos brillaba el constitucionalismo social. Atento a
ello, Perón no se conformó con dictar leyes para enmendar errores sino que en
1949, mediante la ley 13.233, planteó la necesidad de una reforma
constitucional convocando a una Convención Constituyente.
La nueva
Constitución incorporó entre otros principios la igualdad entre el hombre y la
mujer, la autonomía universitaria, la intervención estatal en la economía, la
reelección presidencial; admitió la naturalización de los extranjeros con cinco
años de residencia continua en el país y, si no hubiere manifestación en
contrario, facultó al poder ejecutivo para establecer el estado de prevención y
alarma; en lo referido al trabajador incorporó los derechos a trabajar, a una
retribución justa, a la capacitación, a condiciones dignas de trabajo, a la
preservación de la salud, al bienestar, a la seguridad social, a la protección
de su familia, al mejoramiento económico y a la defensa de los intereses
profesionales. En cuanto a los derechos de familia, la reconoció como núcleo primario y
fundamental de la sociedad; el Estado protege el matrimonio, garantiza la
igualdad jurídica de los cónyuges y la patria potestad. Los derechos a la
ancianidad se incluyeron dentro de los derechos sociales.
En el
aspecto económico se incorporó el concepto de “función social de la propiedad”,
que propiciaba la posibilidad de convertirse en propietario de la tierra que el
labriego o familia labriega cultiva; establecía además que el capital debe
estar al servicio de la economía nacional y postulaba que mediante una ley el
Estado podría intervenir en la economía en salvaguardia de intereses generales.
La parte orgánica de la
Constitución también sufrió cambios, pero tal vez el más
notable fue la posibilidad de reelección indefinida de presidente y
vicepresidente.
Es
indudable que esta reforma habría de marcar un hito en la historia argentina,
pero también es cierto que lo hizo y de una manera indiscutible; ese mismo año
en el seno de la familia Paz, debido a que Hipólito J. Paz, hijo de don Jesús
H., abogado al igual que su padre y joven militante de este nuevo partido,
había sido nombrado Ministro de Relaciones Exteriores, cargo que desempeñó
hasta 1951 y luego fue nombrado embajador en los Estados Unidos hasta 1955.
El
segundo mandato de Perón comenzó en 1951, concretando una idea de Yrigoyen: la
provincialización de Chaco y La
Pampa, seguida de Misiones y los demás territorios nacionales
menos el de Tierra del Fuego. Durante este período se modificó la legislación
electoral, cambiando el sistema de lista incompleta por el de circunscripciones.
Ello atrajo la crítica de la oposición que sostenía que se podía manipular el
diagrama de las circunscripciones y de esa manera afectar el resultado de las
elecciones. En ese mismo sentido se sancionó la nueva ley de partidos
políticos, la que incluía mayores limitaciones a la formación de partidos y un
aumento del castigo por abstención electoral.
En el año
1952 la muerte de Eva Perón provoca el luto de su esposo, el presidente de la Nación, y de un inmenso
sector de la sociedad que veía en ella la hacedora de sus aspiraciones. En ese
mismo año se vivió una crisis económica inusitada para el gobierno: disminución
de los precios internacionales de los productos agropecuarios, sequías de los
dos últimos años, importación de maquinaria que no se producía en el país. Todo
ello contribuyó a reducir las reservas
nacionales y al aumento de la inflación.
El apoyo
de las clases trabajadoras al modelo continuaba siendo masivo, al tiempo que se
presentaba la polarización peronismo/antiperonismo. La campaña de desprestigio
al gobierno se vislumbraba en los medios, que fueron perseguidos como comienzo
de un control que llegó incluso a las lecturas escolares, para regular el
ordenamiento del Estado. Luego del atentado antiperonista en Plaza de Mayo en
1953, donde murieron cinco personas y fueron más los heridos, recrudecieron los
conflictos y los partidarios atacaron las sedes del Jockey Club, el Partido
Socialista y el Radical. Los problemas se ahondaron cuando el gobierno se
enfrentó con la
Iglesia Católica, al derogar la enseñanza religiosa
obligatoria en las escuelas, suprimir las festividades religiosas, cerrar del
diario católico “El Pueblo”, eliminar los aportes estatales a las escuelas
privadas religiosas, impedir las manifestaciones públicas de carácter religioso
y aprobar el divorcio. La suma de hechos, como las acusaciones por corrupción y
la posterior y sospechosa muerte de Juan Duarte, las maniobras persecutorias,
las restricciones a las libertades públicas y el nombrado enfrentamiento con la Iglesia Católica
dieron el marco para que un variado grupo de conspiradores se organizara con el
objetivo de derrocar al presidente. El 16 de junio de 1955 los aviones de la Armada y la Fuerza Aérea
bombardearon la Plaza
de Mayo y se cobraron numerosas víctimas buscando al líder. Los simpatizantes
del partido salieron a atacar iglesias, aumentando así el grado de violencia
entre peronistas y antiperonistas. En septiembre de 1955 Perón fue derrocado
por un golpe de Estado militar liderado por el general Eduardo Lonardi, y tuvo
que exiliarse.
En este
contexto histórico, el abogado Jesús Hipólito Paz muere en 1955. Nacido bajo el
orden y el progreso de la
Generación del ’80, Paz vio pasar durante su vida la sucesión
de instancias que llevaron al país a un gran desarrollo económico y social sin
precedentes en la historia. Sin embargo, las intervenciones militares marcarían
un formato de historia que un hombre de su generación nunca hubiera imaginado
para el país pujante que lo vio comenzar en las Ciencias Jurídicas. Un hombre
que confiaba en la organización que la constitución y el marco de las leyes
podían brindarle a la
República.
A. Fernández Suñer