Un crimen y dos libros
La pequeña localidad de Salitre de la provincia de Jujuy, en el
extremo noroeste del territorio argentino, se sacudió por un escabroso crimen
acaecido la noche del 16 de febrero de 1935. El occiso era el minero y cateador
Rafael Tauler Andreu de nacionalidad española (Felanitx, Islas Baleares,
España). Los acusados pertenecían a las fuerzas policíacas jujeñas: los
subcomisarios Armando Armando y Antonio Di Santo. Este ajusticiamiento tenía
derivaciones políticas múltiples que involucraban al mismísimo gobernador de
Tauler
temió por su vida. Escribió cartas a su hermano residente en Chile y al Senador
de
Hasta
aquí, la crónica policial. Lo notable del hecho es que también tuvo
repercusiones bibliográficas. Entre 1936 y 1938, aparecieron dos publicaciones
de diferente naturaleza y postura ideológica directamente vinculadas con el
caso Tauler. Una de ellas, de carácter oficial, es la impresión del expediente
No. 551 del juicio caratulado “Armando Armando y Antonio di Santo por homicidio
a Rafael Tauler”[1]
con asiento en el Juzgado del Crimen de Primera Nominación, Secretaría No. 2;
consta de 1.147 folios y salió de los talleres de
La ciudad
capital de la provincia, San Salvador de Jujuy, contaba hacia la década de 1870
con varias imprentas. Uno de estos talleres tipográficos pertenecía al gobierno
provincial. Se la denominaba “Imprenta del Estado” y fue encargada de la
publicación del Boletín Oficial a partir del 23 de mayo de 1913 según el
decreto de promulgación de
En otro
orden, es indudable que el impreso estaba destinado a un público restringido a
la esfera de lo judicial y lo político, no sólo por la índole de su contenido,
su formato y su distribución limitada, sino también por las controversias que
generó el desarrollo y el dictamen final del juicio en las altas esferas del
poder. El 30 de enero de 1936, el gobernador Arturo Pérez Alisedo se vio
obligado a renunciar a su cargo debido al escándalo en que estaba envuelto para
salvaguardar la continuidad en el Ejecutivo de sus correligionarios del Partido
Popular, según consta en la propia renuncia (Segura, R., 2012). A los dos años,
en medio de un laberinto de intrigas, chicanas políticas y del interés que
suscitó a nivel nacional el acontecimiento de la muerte de Tauler, se conoció
el fallo del juez habilitado José B. Barreiro, quien absuelve de culpa y cargo
a los acusados por haber obrado en defensa propia. Esta sentencia está
registrada en folios 1.142, correspondiente a la página 319 de la publicación
reseñada.
Como se
ha expresado en los párrafos superiores, el libro de Benjamín Villafañe (h.)[3]
era la contraparte de la publicación oficial y lo era en varios aspectos. En
primer lugar, su autor estaba comprometido en la historia
político-institucional de la provincia de Jujuy, donde se perpetró el hecho.
Era, a la sazón, Senador Nacional en representación de dicha provincia y se
había desempeñado como gobernador en el período 1924-1927. Mantenía, como
también se ha adelantado más arriba, un contacto epistolar con la víctima y con
su hermano. Villafañe era, por otra parte, el hijo del notable escritor
homónimo, quien intervino en las luchas políticas y militares intestinas contra
el caudillismo; fungió como gobernador del Tucumán; fue educador y literato
perteneciente a la “generación de los proscriptos” (Abad de Santillán,
1956-1966, v. 8, p. 401).
Benjamín
Villafañe fue, asimismo, un prolífico autor de obras de temas de la historia y
la política argentinas. Muchos de estos títulos figuran en el dorso de la
anteportada
del libro en estudio[4].
“El asesinato de Rafael Tauler” tampoco fue su primer escrito de denuncia
pública de las maniobras delictivas de su época, ni sería el último. En 1917,
siendo diputado provincial jujeño, condenó y difundió, mediante una carta
acompañada de una fotografía dirigida a la revista “Caras y Caretas”, las
condiciones inhumanas de las cárceles de su provincia[5]. En 1939, creó la comisión investigadora,
que puso de manifiesto la maniobra fraudulenta contra el Estado que comprometía
a Néstor Luis Casás por la venta de terrenos de la localidad del Palomar para
ampliar el Colegio Militar (Pigna, s.f.). La diferencia sustancial fue que el
caso Tauler se convirtió en libro.
Bajo la
óptica editorial, la obra respondía a las clásicas ediciones populares de la
época, donde se priorizaba el contenido sobre los aspectos externos. Tanto los
materiales ordinarios de muy baja calidad como el poco esmero puesto en la
manufactura del volumen ponían en evidencia su finalidad: llegar a un público
numeroso a bajo costo. La mayoría de los indicios encontrados en el análisis
del ejemplar apuntan a caracterizarlo como una edición de autor, ya que
carece de editorial y se sabe que fue impreso en los talleres gráficos
Mercatali. La imprenta de los hermanos Francisco y Mario Mercatali del barrio
de Caballito (Acoyte 269-271) era reconocida en la época por sus impresiones de
libros y revistas a solicitud. Lamentablemente, el colofón no
proporciona datos relevantes como el número de ejemplares de la tirada, cuya
cifra hubiese sido un indicador, al menos, de las expectativas del autor en
cuanto a la llegada potencial del libro al gran público. Esto se agrava si se
relaciona con el hecho de que tampoco se indica el precio de venta de la obra,
que podría ser tomado como referencia. De hecho, en la década de 1930, existían
librerías y editoriales en la capital porteña que ofrecían libros muy
económicos, los cuales tenían una considerable acogida en las clases bajas. Por
ejemplo, las “Grandes Librerías Anaconda” (sus publicaciones tienen una
similitud importante en cuanto a su fisonomía con la obra reseñada)
promocionaban, en 1935, todos sus libros en venta a un valor módico de $ 0.95.
No obstante, es muy complejo establecer relaciones entre el precio de los
libros y el poder adquisitivo de los trabajadores, ya que en esta época
turbulenta de la historia argentina, hasta las estadísticas laborales no
escapan a la crítica y a la sospecha.
El corolario, un crimen más, otra mancha de la “década infame” de la
historia de
N. Tripaldi
[1] Registro no. 42 del Catálogo periódico
impreso.
[2] Registro no. 73 del Catálogo periódico
impreso.
[3] También conocido como Benjamín Villafañe
Chaves para distinguirlo de su padre.
[4] Los principales títulos son: Nuestros
males y sus causas; Irigoyen, el último dictador; La miseria de un país rico;
El atraso del Interior; Política económica suicida; Socialismo y comunismo; El
petróleo y
[5] Todavía el cepo... (1917, July 28). Caras
y Caretas, p. 54. Buenos Aires. Recuperado de
http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0004534081&page=53&search=Villafa%C3%B1e&lang=es