El Padre Quiles,
la sencillez del sabio
Entrevista al Lic. Carlos Rúa9, Secretario Académico de la
Escuela de Estudios Orientales y
Director de la
Licenciatura en Estudios Orientales
"Cuando Quiles
conoció la Biblioteca
de la
Universidad de Tokio
se dio cuenta que
nos falta leer la mitad de la biblioteca."
L.R.: ¿Qué es lo primero que
ustedes les dicen hoy a las personas que se interesan por los estudios de la Escuela de Estudios
Orientales?
C.R.: Yo les
acerco mi propia experiencia. Entré en el ‘85 en la única carrera que existía entonces,
la Licenciatura
en Estudios Orientales. Ingresé pensando estudiar el pensamiento de India, China,
pero vi otras materias, el islamismo, judaísmo, toda el área semítica. Se me
abrió un mundo desconocido que me permitió entender la base de nuestra propia
cultura. Profundizar la historia, ver cómo los orígenes del Próximo Oriente conformaban
la base de la cultura europea. Fue tan interesante que le quitaba horas al
trabajo para dedicarme a este mundo que se abría. Esto es lo que le comento a
la gente que viene a averiguar. Primero uno se acerca porque tiene un espíritu
interesado por el conocimiento de otras culturas, uno no se acerca aquí con un
fin económico, es realmente una vocación, un interés por el conocimiento. Un
conocimiento que dentro de la
Escuela crece, se potencia, estalla y uno se fascina.
L.R.: ¿Cuál es la continuidad
del pensamiento del fundador de la
Escuela?
C.R.: La
Escuela
mantiene el ideal de contacto con otras culturas para conocerlas, concibiendo ese
conocimiento como un reconocimiento y respeto por los valores diferentes o
semejantes a los nuestros. El respeto a través del diálogo partía de la propia
posición filosófica del Padre Quiles. Él era un filósofo destacado en Occidente
por su filosofía in-sistencial, que fue su respuesta al existencialismo. Esa filosofía
in-sistencial, a diferencia del existencialismo, lleva al hombre hacia adentro,
no hacia afuera; es decir que lo lleva a conectarse con su propio centro óntico,
para desde allí conectarse con lo otro.
Esta es la base desde donde la Escuela sigue planteándose su conocimiento de
Oriente.
L.R.: A nosotros nos gusta
pensar en el Padre Quiles como un hombre fuertemente ligado a la vida de las
bibliotecas…
C.R.: Bueno, en 1960 cuando Quiles ya es
reconocido como un gran filósofo, recibe la beca mayor que da la UNESCO y viaja a Oriente. Esa
experiencia está muy bien relatada en su libro sobre filosofía budista que
escribe unos años después. Cuando Quiles conoció la Biblioteca de la Universidad de Tokio se
dio cuenta que nos falta leer la mitad de la biblioteca. Entonces comienza un
estudio profundo sobre Oriente, funda el Centro de Estudios Orientales hasta
que en el año 1967 se origina la
Escuela de Estudios Orientales.
L.R.: ¿Qué características
tiene hoy la Licenciatura
en Estudios Orientales?
C.R.: Hoy la Licenciatura es una
Carrera de cuatro años. En el primer año se hace hincapié en las historias de
las diferentes áreas, en el segundo año, tienen cabida los aspectos literarios
y del pensamiento, el tercer año está orientado a lo religioso-filosófico, con
una materia dedicada a la filosofía in-sistencial. Aprobadas estas instancias
se otorga un título intermedio de Experto en Estudios Orientales. Luego el cuarto
año tiene dos propósitos: 1) que el alumno aborde el estudio de Asia en la actualidad,
por ello tiene Historia Contemporánea de Asia,
Relaciones Internacionales y Sistemas Políticos y Económicos de Asia (materias
que posibilitan hoy una salida laboral); y 2) materias que dan el cierre de todo
lo que se vio anteriormente: Mitología General de Asia, Arte Oriental, Religiones
Comparadas. Es un cierre con un conocimiento en detalle de las culturas, donde
se llega a un reconocimiento más pleno de la propia cultura. Como decía Goethe,
quien conoce sólo una lengua, no conoce ninguna; o también como señaló Max
Müller, un investigador de las religiones comparadas, quien constituyó la corriente
del estudio de las religiones comparadas, decía que si no se conocen otras
religiones, no se conoce la propia. Es decir, uno aprende a encontrar valores
que nunca había pensado en su pensamiento de origen, se produce un redescubrimiento
de la propia cultura, los fundamentos de la propia religión. Y esto es un
desarrollo que no se circunscribe a lo académico, sino que se completa en el
interior de cada uno. Esta es la visión que tenía el Padre Quiles, y nosotros
promovemos el desarrollo personal de los alumnos.
L.R.: En otros contextos se
suele hablar de la diversidad cultural
¿cómo se vive en la Escuela
esta diversidad de las culturas que además son su objeto de estudio?
C.R.: Tenemos tanto alumnos como profesores
judíos, católicos, protestantes; hemos tenido una alumna que usaba velo porque
mantenía una práctica ortodoxa dentro del islamismo. Y todo convive bajo un
marco de respeto, participación, discusión para el enriquecimiento personal y
del mismo conocimiento.
L.R.: La USAL es la única universidad
en el país que ofrece una Tecnicatura en Yoga…
C.R.: La
Escuela
de Estudios Orientales es única en Latinoamérica desde hace cuarenta y seis
años, podríamos decir incluso en todo Iberoamérica porque en España, en
Barcelona se había abierto una, y me informaron que se cerró. Las Escuelas son pocas
en el mundo, es un sector chico. Para el estudio del Yoga hemos tenido alumnos
de Finlandia, Francia; y para la
Tecnicatura en China alumnos de Guatemala, hijos de
embajadores, porque no hay otros lugares más cercanos para este estudio.
L.R.: Finalmente, ¿cuál es su
recuerdo del Padre Quiles?
C.R.: En el ciclo pedagógico tuve como
profesor al Padre Quiles en la materia Filosofía de la Educación, luego en la Escuela él intervenía en
diversas cátedras, era una persona tranquila, siempre con su taza de té,
siempre abierto a la charla, nos recibía con toda la sencillez del sabio, para
mí significó una gran apertura. Yo venía del ámbito de la ingeniería, soy
también analista de sistemas, la técnica también me encanta, yo trato que
participen las dos partes del cerebro, pero desde el secundario me gustó la
filosofía oriental, recuerdo cuando era chico veía la serie Kung fu y me
atraía, pero no me detenía específicamente en las artes marciales, sino que
desde entonces me interesaba pensar en aquello que le daba sustento a estas
prácticas. En esa búsqueda de la filosofía de Oriente, vi la carrera en el ’80
en la Guía del
Estudiante que publicaba EUDEBA, hasta que un día me
decidí. Yo ya no me dedico a sistemas, porque esto ahora es mi mundo, porque
conocer Oriente nos ayuda a afirmarnos en lo propio, el diálogo interreligioso
no significa ni estar de acuerdo con todo, ni renunciar a nuestros valores. Es
el reconocimiento de los valores de lo otro, en el diálogo propiamente dicho,
nos enriquecemos. No se trata de una fusión, desintegración de las partes, no
es sincretismo, sino redescubrimiento de los fundamentos de las diferentes
visiones.
L.R.: Nosotros vemos de
manera recurrente en los diversos relatos que fuimos recopilando que Quiles
abrió un camino de apertura, conocimiento y tolerancia…
C.R.: El fundamento sería, yo no puedo
opinar o hacer una referencia a algo que no conozco, hay que conocer para luego
poder decir con fundamento qué tomo y de qué me alejo. Una característica
jesuita justamente es adentrarse en los nuevos campos, ellos siempre estuvieron
en la avanzada de las cosas, pero el jesuita va hacia las cosas con la idea de
conocer, un ir hacia la comprensión del mundo sin descuidar la fe. Santo Tomás
definió que la razón es una apoyatura para la fe. La forma del Padre Quiles de
enseñar típicamente jesuita, era esa forma de explicar los conceptos, y en la clase siguiente hacer la recopilación
de lo que se había visto en la clase anterior, avanzar, y luego volver.
Entonces uno se acercaba a los conceptos de una manera envolvente. Al culminar
el año se tenía un bagaje importante de saberes, se saboreaba el conocimiento.
Todas las personas que hemos tenido contacto con él coincidimos en esa
claridad, sencillez, con una enorme capacidad de llegar con su mensaje al otro.