Gramma, XXI, 47 (2010)
© Universidad del Salvador. Facultad de Filosofía Y
Letras. Escuela de Letras
Las Influencias
Literarias en la Obra de Antonio Machado: El Simbolismo Francés, el Modernismo
Americano y la Generación del ‘98
Carolina Caprile[1]
Nota del Editor
Trabajo presentado en la cátedra de Literatura Española iii a cargo de la Licenciada Daniela
Serber. La alumna cursa actualmente el tercer año de la Licenciatura en Letras.
Resumen: La obra de Antonio
Machado sufrió un proceso evolutivo singular que se puede analizar desde el
estudio de sus influencias literarias.
Estas nacieron, por un lado, en el seno de diversas amistades, tertulias
y viajes y, por el otro, a partir de una vasta lectura de la literatura
universal. Así, el poeta logró tomar contacto principalmente con tres
corrientes que marcaron los inicios del siglo xx:
el Simbolismo francés, el Modernismo americano y la Generación del ‘98. Las
primeras dos afectaron su obra en cuanto al aspecto estilístico y sobre todo en
su primera etapa: Soledades. La Generación del ‘98,
por su parte, fue el marco productivo en el cual se insertó Machado para tratar
temas relacionados con la decadencia de España, es decir, su sociedad, su
historia y el ser español. El sevillano trabajó esta temática particularmente
en Campos de Castilla, obra por la cual se
considera a Machado como el gran poeta de la Generación del ‘98.
Palabras Clave: Antonio Machado,
Literatura, Simbolismo, Modernismo, Generación del ‘98.
Abstract: Antonio Machado’s work underwent a unique development
that can be analyzed through the study of his literary influences. These were
conceived, on the one hand, within various friendships, social gatherings and
trips and, on the other, through his vast knowledge of universal literature.
Thus, the poet managed to contact three trends that marked the beginning of the
20th century: French Symbolism, American Modernism and the
Generation of ‘98. The first two
affected his work regarding style, especially during his first period: Soledades The Generation of ‘98, meanwhile, was the productive
framework in which Machado addressed issues related to the decline of Spain,
that is, its society, its history and the meaning of being Spanish. He worked on these issues particularly in Campos de Castilla, production for which Machado is considered the great
poet of the Generation of ‘98.
Keywords: Antonio Machado,
Literature, Symbolism, Modernism, Generation of ‘98.
Los
críticos coinciden en que la obra de Antonio Machado es unitaria pero
heterogénea, porque se percibe en ella una temática diversa (la soledad, la
nostalgia, el sentido de la existencia, la búsqueda de Dios, etc.) acompañada
por un proceso evolutivo, una línea de continuidad que le otorga una
indiscutible unidad.
Los
variados matices que fueron adquiriendo los poemas de Machado se determinaron,
como ocurre en la mayoría de los casos, por las experiencias personales del
autor y por las influencias literarias. Dichas experiencias fueron muy
significativas en cuanto afectaron profundamente la temática de las obras. Por
ejemplo, en Campos de Castilla, muchos poemas nacen a partir de la muerte
de Leonor, o por su estadía en Soria. La
influencia de su padre también tuvo un rol importante en relación con lo
folclórico, reflejado en su última etapa.
Esas
mismas experiencias personales, a su vez, muchas veces lo llevaron a ponerse en
contacto con otros artistas y movimientos, por lo que se puede inferir que
muchas de sus influencias literarias nacen en el seno de diversas amistades,
tertulias y viajes. No hay que ignorar, sin embargo, que muchas otras surgieron
de una lectura profunda y minuciosa de las obras de los intelectuales de la
época. De cualquier forma, se pueden evidenciar en Machado tres influencias
preponderantes, que se dan cronológicamente, a saber: el simbolismo francés, el
modernismo y la Generación del ‘98.
Los viajes que hizo a
París en 1899 y 1902 fueron clave para relacionarse con las estéticas de la
época. En el primer viaje, Machado vivió el ambiente de un París de fin de
siglo. Conoció a diferentes artistas como Oscar Wilde, Anatole France y Pío
Baroja. Pero, sobre todo, experimentó el simbolismo francés. Los autores más
influyentes en él fueron Baudelaire, Valéry, Mallarmé y Jean Moréas, a quien
llegó a conocer. El simbolismo buscaba la belleza en el fondo misterioso de la
conciencia del hombre y de las cosas, y esto podía expresarse únicamente a
través de metáforas. Por eso su poesía está plagada de símbolos, sinestesias e
imágenes sensoriales.
En este sentido, Machado
recurre en sus poemas a imágenes que muchas veces son símbolos representativos
de diferentes aspectos de la vida. Así, en el poema xxvii de las Obras Completas, el autor presenta la figura del poeta como romero en viaje al país de
los sueños y el recuerdo, donde el camino es un símbolo de la vida que el
hombre debe transitar.
Asimismo,
en la primera estrofa ya son perceptibles los rasgos estilísticos de este
movimiento: «La tarde todavía/dará incienso de oro a tu plegaria, / y quizás el
cenit de un nuevo día/amenguará tu sombra solitaria» (Machado, 1979, p. 38). Lo primero para destacar es la musicalidad provocada por las
numerosas aliteraciones. También hallamos una metáfora impura cargada de una
sinestesia («incienso de oro»), donde se mezclan la sensación olfativa con la
visual.
En su segundo viaje a la
capital francesa, Machado conoce personalmente a Rubén Darío y a Enrique Gómez
Carrillo, e intima con el modernismo. El poeta sevillano abraza este movimiento
especialmente en su primera época, particularmente en Soledades, de 1903. Así lo establece en
su prólogo, de 1917: «[Estas] composiciones […] fueron escritas entre 1899 y
1902. Por aquellos años, Rubén Darío […]
era el ídolo de una selecta minoría. Yo también admiraba al autor de Prosas
Profanas…» (Machado, 1979, p. 9)[2], aunque el valor que Machado le otorgaba a la palabra era uno bien
distinto:
Pensaba yo que el
elemento poético no era la palabra por su valor fónico, ni el color, ni la
línea, ni un complejo de sensaciones, sino una honda palpitación del espíritu;
lo que pone el alma, si es que algo pone, o lo que dice, si es que algo dice,
con vos propia, en respuesta animada al contacto del mundo (1979, p. 9).
A pesar de esta
discrepancia, pueden encontrarse poemas de corte modernista en Soledades, sobre todo en los rasgos estilísticos[3]. Uno de los más representativos es
«Los jardines del poeta», dedicado a Juan Ramón Jiménez, que no fue incluido en
las Obras Completas. Una de las características de este
movimiento es la renovación de recursos expresivos, y prueba de esto son la
abundancia de recursos literarios. Por ejemplo, en una simple frase como «Los
jazmines / añoran ya verbenas del estío, / y son liras de aroma estos jardines,
/ dulces liras que tañe el viento frío»[4] ya encontramos recursos como la
personificación, la sinestesia, las imágenes sensoriales y el hipérbaton. Y de
más está señalar la musicalidad y la rima de estas líneas. También se evidencia
una exaltación de la naturaleza (las flores, el estío, las verbenas, el viento)
y una descripción pictórica y recargada. Así, como esta frase, es el resto del
poema: propiamente modernista.
Estas
dos corrientes, extranjeras, afectan a Machado principalmente en lo estilístico
y más bien en su primera etapa. Pero de ahora en adelante —particularmente a
partir de Campos de Castilla—, Machado pondrá los ojos sobre España y sus problemáticas, motivo
por el cual luego será considerado el gran poeta de la Generación del ‘98. Este
grupo de intelectuales comparte un contexto histórico marcado por el desastre
nacional, fundado en la crisis política, social y moral de España luego de la
pérdida de las últimas colonias. Por esa
razón, esta generación —a la cual pertenecieron, además de Antonio, otras
figuras de la literatura española, como Manuel Machado, Unamuno, Valle-Inclán,
Azorín y Baroja— le otorga a España, su historia y su sociedad, una dramática
importancia temática. Se cuestionan, como grupo, el ser de España y de los
españoles, lo cual los lleva a considerarse ellos mismos como entes
problemáticos. Esta disconformidad colectiva que tienen con respecto a lo
social hace que terminen buscando la solución para sus problemas en el terreno
filosófico.
La
temática sobre lo español y la reflexión filosófica son dos de los tópicos
mediante los que la Generación del ‘90 influyó en Machado. Lo español se
refleja, ante todo, en los poemas de Campos de Castilla, una colección más política y social, donde predominan los paisajes
españoles y la confrontación del ayer glorioso, del hoy decadente y del futuro
trágico:
… ¡Oh tierra triste y noble,
La de los altos llanos y yermos y roquedas,
De campos sin arados, regatos ni arboledas;
Decrépitas ciudades, caminos sin mesones,
Y atónitos palurdos sin danzas ni canciones
[…]
Castilla miserable, ayer dominadora,
Envuelta en sus andrajos desprecia cuanto ignora.
¿Espera, duerme o sueña? ¿La sangre derramada
Recuerda, cuando tuvo la fiebre de la espada?
[…] Sobre sus campos aún el fantasma yerra
De
un pueblo que ponía a Dios sobre la guerra (Machado, 1979, p. 87).
Estas
líneas pertenecientes al poema xcvdiii,
«A orillas del Duero», expresan claramente la preocupación que tiene el autor
por su país natal, la lucha que hay entre el pasado y el presente. La
referencia histórica está acompañada por un paisaje muerto, hipálage que
refleja la decadencia de España.
Ahora
bien, Machado es una figura central de esta generación, y como tal, su obra está
sellada por sus respectivas características; sin embargo, el poeta también
estuvo influido por colegas pertenecientes al mismo grupo intelectual, como
Unamuno y Azorín. Por ejemplo, con
respecto a este último, Segundo Serrano Porcela dice:
Azorín
debió ser frecuente inspirador de temas poéticos durante los años en que
escribe Campos de Castilla. El descubrimiento del paisaje español,
velado entre nieblas retóricas hasta la generación del 98, se debe a Azorín
[…]. La descripción de la venta de
Cidones (Obras Completas cxvii)
es típicamente azoriniana; lo es también el trasfondo de su famoso “A orillas
del Duero” […] por el uso directo, no elíptico, del pronombre personal, […] a
más de la lentitud y paladeo moroso en la descripción del paisaje, revela influencias
estilísticas azorinianas (1954, p. 37).
De
este modo, vemos que la Generación del ‘98 no solo es un marco productivo, sino
que también aporta influencias entre los mismos miembros.
Miguel
de Unamuno, por su parte, guía a Machado en las reflexiones filosóficas. Antonio y Miguel mantienen una relación muy
estrecha: el salamantino es, de alguna manera, su maestro. Las cuestiones que se plantea Unamuno con
respecto a la intuición como método de conocimiento y al tiempo como ámbito
metafísico para la poesía son tomadas por Machado. Asimismo, lo deriva a la
filosofía de Henri Bergson, gran referencia filosófica para el poeta[5]. Unamuno también es, naturalmente, una influencia en relación
con la gran preocupación española.
Por último, también se
ven reflejadas en los poemas, a través de distintas relaciones transtextuales,
sus lecturas, tan variadas como Homero, Virgilio, Lope de Vega, Cervantes,
Gonzalo de Berceo, Mallarmé, Valéry, Baudelaire, Rimbaud, entre muchos otros.
Vale destacar la diversidad de corrientes literarias referidas: los clásicos,
el Siglo de Oro español sin dejar de tener relación, por supuesto, con el
simbolismo francés.
Como conclusión, Antonio
Machado se ve afectado principalmente por tres corrientes: el simbolismo
francés, el modernismo americano y la Generación del ‘98, de procedencia
española. Tres corrientes de orígenes y características diversas. Las primeras
dos dejan su huella en la obra de Machado más que nada en lo estilístico, en el
uso de los recursos, y es percibido sobre todo en su primera etapa, en Soledades. El contexto histórico que abraza la Generación del ‘98, y sus mismos
representantes, aportarán en el aspecto temático. Pero a pesar de que Machado
presenta afinidades literarias con otros miembros del grupo, su principal
influencia es particularmente este marco productivo, en el cual un grupo de
intelectuales se ve afligido por las mismas preocupaciones relacionadas con la
gran decadencia de España y sus problemáticas adyacentes. Y por compartir estas
mismas inquietudes y plasmarlas en su poesía, el poeta sevillano es,
efectivamente, miembro de la Generación del ‘98.
Referencias Bibliográficas
Machado, A. (1979). Poesías. Buenos
Aires: Losada.
Machado, A. (2004). Antología Poética. s. l.:
Libros en Red. Recuperado oct. 2009 de:
http://ict.udg.co.cu/Sitios%20de%20Interes/Antonio%20Machado%20Ruiz/docs/Antologia.pdf
Sánchez Barbudo, A. (1959). Estudios sobre Unamuno y Machado. Madrid:
Guadarrama.
Serrano Poncela, S. (1954). Antonio Machado: Su mundo y su obra. Buenos Aires: Losada.
[1] Estudiante
de la Licenciatura en Letras en la Universidad del Salvador.
Fecha de recepción: 04-11-2010. Fecha de
aceptación: 28-11-2010.
Gramma,
XXI, 47 (2010), pp. 311-316.
© Universidad del Salvador. Facultad de Filosofía y Letras. Instituto de Investigaciones Literarias y Lingüísticas de la Escuela de Letras. ISSN 1850-0161.
[2] De hecho, más adelante, en el grupo de poemas «Elogios» de Campos de Castilla, Machado le dedicará dos poemas: «Al maestro Rubén Darío» y «A la muerte de Rubén Darío».
[3] Según Serrano Poncela, Machado estuvo a punto de embarcar en el movimiento modernista, pero se lo impidió su bagaje institucional y su personalidad introvertida, lo cual se oponía a las expansiones verbales que requería este movimiento (Serrano Poncela, 1954).
[4] Como este poema no fue incluido en las Poesías, la cita fue extraída de Antología Poética (Machado, 2004, p. 8).
[5] Además, Machado asistió a uno de sus cursos en París. Otros filósofos consultados por Machado fueron: Heidegger, Schopenhauer, Nietzche, Kant y Liebnitz.