Gramma, XXI, 47 (2010)
© Universidad del Salvador. Facultad de Filosofía Y
Letras. Escuela de Letras
«Dejad
toda esperanza, los que aquí entráis»:
La Divina Comedia,
un Intertexto de Pedro Páramo
Victoria Jara[1]
Nota del Editor
Trabajo presentado en la cátedra de Literatura Italiana i a cargo del Licenciado Daniel del
Percio. La alumna cursa actualmente el tercer año de la Licenciatura en Letras.
Resumen: El presente trabajo se propone evaluar la
influencia que tuvo La Divina Comedia en la novela Pedro
Páramo publicada
por Juan Rulfo en 1955. Para llevar a cabo el análisis nos centraremos en los
temas principales que proponen ambos autores: el viaje en busca de la propia
identidad, el mundo de ultratumba y la esperanza.
Palabras clave: Divina Comedia, Pedro Páramo, esperanza, viaje, muerte.
Abstract: The purpose of this
work is to examine the influence that The Divine Comedy had over Pedro Paramo,
Juan Rulfo’s novel, published in 1955. In order to do so, we will focus on the
main topics: travel as a journey towards identity, the underworld and hope.
Keywords: Divine Comedy, Pedro Páramo,
hope, journey, death.
La
cosmogonía creada por Dante Alighieri se estableció como referente para la
literatura posterior. Quedó sellada la temática del viaje a ultratumba: un
camino recorrido con la ayuda de un guía, un análisis minucioso de la
conformación social y jerarquías
políticas de un determinado contexto espacio-temporal. El eje temático que
profundizará el presente trabajo es la esperanza en La Divina Comedia de Dante Alighieri y Pedro
Páramo de
Juan Rulfo. El objetivo del análisis es señalar la importancia capital de La Divina Comedia en la estructura temática de la novela rulfiana.
Para
esta elaboración tomamos la inscripción «Dejad toda esperanza, los que entráis»
como norte del trabajo. Como herramienta teórica emplearemos la relación
estudiada por Gérard Genette (1989) bajo el nombre de intertextualidad. Se puede establecer un vínculo entre la obra de Dante con diversas
producciones artísticas, desde la literatura hasta representaciones
pictóricas.
Cabe
señalar que el universo dantesco no solo se expandió por toda Europa, sino que
llegó al Continente Americano. Autores como Jorge Luis Borges y Juan Rulfo no
quedaron exentos de la fascinación
causada por el maestro italiano.
Es esencial establecer el
momento histórico y el contexto social de cada autor para evaluar los lazos
existentes entre el individuo y la Trascendencia. El viaje ultraterrenal marca
la doble búsqueda del sujeto: por un lado, descifrar su identidad y, por otro,
llegar a la contemplación divina. Emprender un camino de búsqueda es inherente
a todo hombre.
Estas búsquedas
traspasaron la barrera de la realidad e inundaron la ficción. Desde la óptica
literaria, el estudioso Joseph Campbell analizó el camino del héroe y señaló la
diversas etapas que lo conforman (1959). Este esquema puede aplicarse en ambas
obras, La Divina
Comedia y Pedro
Páramo.
La perspectiva
establecida para el análisis de la influencia intertextual de La Divina
Comedia en Pedro
Páramo es la literatura
comparada; el objetivo es demostrar la innegable importancia de la obra de
Dante en el texto mexicano.
Existen publicaciones
académicas que vinculan ambos textos, pero todas ellas colocan el acento en la
novela mexicana. Un texto que trabaja el tema es «Miradas sobre Pedro
Páramo y La Divina Commedia» de Hugo Rodríguez-Alcalá. Este último aborda el análisis desde una
perspectiva teológica y enfatiza las similitudes entre ambos textos sin
fundamentar las diferencias. Por otro lado, el texto de Rodríguez-Alcalá
establece la exclusividad que tiene La Divina
Comedia sobre la estructura del
viaje ultraterreno en la novela mexicana, pero en nuestra opinión no es esta la
única tradición que toma Rulfo. Es innegable la presencia de Dante en la
novela, pero el mexicano exhibe también la tradición nahua del viaje al ultramundo, denominado Mictlán. En el presente análisis, intentaremos reflejar el modo en que la Comedia incide en la realidad de Rulfo para buscar similitudes y diferencias
entre los textos.
Dos Cosmogonías Diferentes
Para
este trabajo es fundamental señalar los dos momentos en que se producen ambas
obras. El contexto histórico determina la relación existente entre el individuo
con lo trascendente y con la naturaleza o creación. Ambos autores habitaron la
tierra en momentos de fuerte crisis para la humanidad.
El
estudioso Asor Rosa señala: «Dante vive durante una decadencia profunda, que
afecta a la sociedad medieval en todos sus aspectos: el Imperio y la Iglesia se
presentan en profunda declinación, y con ellos todos los valores, políticos y
religiosos» (2006, p. 152).
El período del Trecento en Italia marcó el pasaje entre la Edad Media y la Modernidad. En
estas coordenadas situamos a Dante Alighieri. La estructura propuesta en La Divina
Comedia marca claramente una
concepción medieval del mundo. En el Infierno, se castiga a los pecadores; en
el Purgatorio, se les da la posibilidad de arrepentimiento, y en el Paraíso, la
salvación. El autor ve la posibilidad de llegar a la contemplación divina.
A medida que el lector
avanza sobre La Divina Comedia, puede comprender la majestuosa síntesis que Dante hace de su
sociedad. Si bien prima una determinada concepción religiosa, no es lo único
que Dante elabora en su obra. Se evidencia un
fuerte interés por la política. Este texto presenta múltiples aristas y
posibilidades de lecturas.
Otro
es el cisma al cual se enfrenta Juan Rulfo a mediados del siglo xx. Debemos situar la producción del
autor en México, luego de las dos guerras mundiales y la Revolución Mexicana.
La novela se publica en 1955, pero el tiempo diegético hace referencia a la
Revolución Mexicana, es decir, hay una analepsis que nos transporta al período
transcurrido entre 1910 y 1930.
Al
igual que Dante en la Commedia, Rulfo en Pedro Páramo elabora un cosmos propio que representa una determinada concepción del
mundo. La grandeza de los autores está en su poder de síntesis. Borges afirmó
sobre Dante:
Una
novela contemporánea requiere quinientas o doscientas páginas para hacernos
conocer a alguien, si es que lo conocemos. A Dante le basta un solo momento. En
ese momento el personaje está definido para siempre. […] ese es el hallazgo de
Dante en la Edad Media, el de presentar un momento como cifra de una vida
(Borges en Asor Rosa, 2006, p. 124).
Búsqueda de lo Trascendente y Búsqueda de
la Identidad
Podemos
señalar que, antropológicamente, todo ser humano necesita develar su propia
identidad y el vínculo que esta establece con lo Trascendente. Por tal motivo,
Dante personaje y Juan Preciado emprenden este camino al inicio de cada obra.
Por ende, es ineludible remitirse a la personalidad del autor de cada obra para
estudiar las búsquedas de sus respectivos personajes centrales.
En
Dante hay una triple búsqueda. Para encontrar su identidad, debe regresar a su
casa, pero también busca encontrarse con la contemplación de lo Invisible. Para
comprender el camino que efectúa Dante personaje, hay que remitirse a hechos
particulares que determinaron la vida de Dante autor. El profesor Bruce Meyer
apunta: «En el Canto i del Infierno, Dante se encuentra con que el camino de regreso hacia su Florencia
natal, de la que se había visto obligado a exiliarse con inmenso pesar, se
encuentra bloqueado por tres bestias feroces: un leopardo, un león y una loba»
(Meyer, 2007, p. 20).
El
exilio y los tres animales simbólicos remiten a la vida de Dante Alighieri. En
el bestiario medieval, la simbología de estos tres animales era identificable.
Meyer señala que el leopardo alude a la conveniencia, el león implica el
orgullo de Dante. Finalmente, la loba es ambivalente y puede interpretarse como
el pecado de soberbia o de lujuria.
Al
mismo tiempo, para poder comprenderse a sí mismo, debe dar cuenta de su ciudad
de origen. Bruce Meyer trabaja dos
de las búsquedas de Dante Alighieri: la de su identidad y la de su regreso al
hogar:
En La Divina
Comedia, Dante indica claramente
que el sendero hacia el cielo se halla en nuestra propia imaginación. Su viaje
a través de los diferentes niveles del más allá cristiano no es una mera
búsqueda para volver a entrar en contacto con su antiguo amor, Beatriz, sino
que se trata de una auténtica lucha para poder regresar a su hogar (Meyer,
2007, p. 310).
Para poder examinar las
tres búsquedas que Dante personaje realiza en la Commedia, se puede retomar el trabajo de Meyer ampliándolo con el desarrollo de
Rodríguez-Alcalá en cuanto al análisis teológico: la búsqueda de lo superior.
Es insoslayable analizar que Dante toma un sendero que lo conduce hacia el Dios
cristiano. Profundizaremos detalladamente la estructura de este recorrido
ascensional en el apartado «Viaje de ultratumba: un concepto de muerte».
Se puede establecer un
parangón con Juan Preciado en Pedro Páramo. Este personaje parte desde Sayula hacia Comala en busca de su padre.
En este caso, el objetivo del personaje refleja no solo lo que quiere conseguir
el autor, sino todo el pueblo latinoamericano: develar su identidad. Pero Rulfo
no permite que Preciado llegue a conocer a su padre, ni a sí mismo. Comala es
un pueblo sepulcral, la contemplación divina les está negada a todos sus
habitantes.
Por tanto, se puede
pensar que ambos personajes centrales son desdoblamientos de sus respectivos
autores.
La Necesidad de un Guía
El viaje que emprenden
los personajes no es solitario, sino que están acompañados de un guía; en él
depositan sus esperanzas de llegar a encontrar lo deseado; estos mentores
actúan como ayudantes que los encausan en esa vía. Dante va a necesitar un guía
diferente para cada etapa del viaje y Juan Preciado, solo uno.
La figura del guía en La Divina
Comedia es vertebradora. Dante,
como autor, elabora este concepto de forma tripartita, puesto que Dante
personaje va a tener tres acompañantes en su camino: Virgilio, Beatrice y San
Bernardo. En esta primera instancia, vamos a dedicarnos a la presencia de
Virgilio. Es múltiple la visión del autor respecto de este personaje. Se lo va
a denominar como guía, padre, maestro. En el primer canto del Infierno, Dante comienza su andar solo; luego de ver las tres fieras, espejo de
sus pecados, reconoce a Virgilio y lo nombra [vv. 85-87]: «Tú eres mi maestro y
tú mi autor; / eres el único de quien he tomado / el bello estilo que me ha
honrado tanto» (Alighieri, 2003, p. 67).
A lo largo de la primera Cantatta, Dante se remite a Virgilio en busca de ayuda para transitar el mundo
de Dite. Los personajes de Dante y Virgilio tienen características
excepcionales: el autor latino es un ánima que puede recorrer todos los
círculos infernales y Dante es un ser vivo que ingresa en el mundo de la
muerte. Por estos motivos, los espectros del infierno se sorprenden y los
interrogan al verlos. Dante se introduce en un mundo que no conoce y por ello
se remite a Virgilio en busca de ayuda constantemente.
Es particularmente
revelador el canto xxi del Purgatorio, donde Dante establece un vínculo entre poetas y estilos literarios.
En este punto, cronológicamente, se reconoce posterior a Virgilio y a Stazio,
pero afirma que su talento es mayor que estos dos últimos. Por tanto, Dante
considera que como alumno ha superado a sus maestros.
Dante poeta utiliza a
Virgilio para escoltar y conducir al personaje en el camino a través del
infierno y del purgatorio; por tanto se puede aseverar que Virgilio emplea la ratio humana en ese cometido.
Pero la razón humana
pierde su cualidad de herramienta gnoseológica como guía en el paraíso terrenal. Por tal motivo, Dante toma a su
segunda guardiana: Beatriz. Ella va a ser una figura maternal, que encarna
valores teológicos como la Gracia. Sin embargo, para llegar al Empíreo, va a
continuar San Bernardo, símbolo de la intuición y la mística, como guardián de
Dante. Como católico ferviente, la mayor esperanza que alberga Dante es acceder
a esa contemplación.
La
figura del guardián en Pedro Páramo es pronunciadamente diferente del planteo
de Dante Alighieri. Abundio va a ser quien guíe a Juan Preciado hacia Comala.
Cabe destacar que ellos son medio hermanos. Por otro lado, Abundio es un alma
pecadora debido a que cometió parricidio.
En
Dante, los guardianes ayudan al protagonista a aproximarse a la contemplación
del Empíreo; en cambio, Abundio conduce a Juan hacia la muerte.
Viaje de Ultratumba: un Concepto de Muerte
La
literatura de viajes nació conjuntamente con la literatura occidental, es
decir, con Homero. Sofía Carrizo Rueda distingue entre relato de viaje y
literatura de viaje. La Divina Comedia forma parte de la denominada literatura de
viaje. Carrizo Rueda afirma: «Las tradiciones grecolatinas y judeocristianas
generaron dentro de este marco, ciertos arquetipos de viajeros que continuarán
reapreciando siglo tras siglo, bajo rostros siempre renovados» (2008, p. 9). La
estudiosa coloca como máximas expresiones de ese género a Homero y Virgilio.
En
ambas obras se narra un viaje; el espacio transitado es el mundo ultraterreno.
Todo viaje abriga una búsqueda, y toda búsqueda es sostenida por una esperanza.
Uno de los mayores puntos de contacto entre estas obras es el viaje que esconde
la esperanza de los protagonistas. Los personajes deben traspasar el umbral
entre la vida y la muerte para hacer su recorrido.
Jorge
Alberto Piris analiza el concepto de muerte en La Divina Comedia y asevera: «La muerte es el límite extremo de nuestra permanencia en
este valle de lágrimas y, al mismo tiempo, el umbral que debe traspasar el alma
para ingresar a una eternidad de bienaventuranza o castigo» (1985, p. 67).
Consideramos
que la estructura de la Commedia está vertebrada por el viaje del
protagonista. Dante retoma el viaje al más allá de la cultura clásica
greco-latina. La Odisea presenta la incursión de Odiseo en el
Hades; y luego reaparece en la Eneida, en la que Eneas desciende al Averno y se
encuentra con su padre Anquises. Pero la Commedia establece una catábasis inicial para luego comenzar el ascenso
hacia el Empíreo. Dante alberga la esperanza propiamente medieval de alcanzar
el Paraíso en busca de la salvación.
Carlos
Fuentes (1992), en su artículo «Rulfo, el tiempo y el mito», señala que una de
las fuentes evidentes de Pedro Páramo es La Odisea. Los primeros fragmentos de la novela mexicana son los que introducen
al lector y a Juan Preciado en la ciudad cementerio: Comala. A diferencia de
Dante, Juan Preciado muere en aquel pueblo y allí permanece.
Rulfo
toma de Dante la posibilidad de que un vivo explore el mundo de los muertos.
Pero existe un contraste muy fuerte en este punto entre ambas obras. Los
espíritus en la Commedia se exaltan y quedan perplejos al tomar
conocimiento de la vida y, por tanto, la corporeidad de Dante. Caronte, el
barquero, increpa a Dante [vv. 88-89]: «Y tú, que eres aquí un alma viva, /
apártate de ésos que ya han muerto» (Alighieri, 2003, p. 91).
Pero,
en Pedro Páramo, no hay una delimitación clara entre ambos
mundos. La tragicidad de la novela radica en la imposibilidad de salvación. Los
muertos comparten el mundo con los vivos:
Al
cruzar una bocacalle vi una señora envuelta en su rebozo que desapareció como
si no existiera. Después volvieron a moverse mis pasos y mis ojos siguieron
asomándose al agujero de las puertas. Hasta que nuevamente la mujer del rebozo
se cruzó frente a mí (Rulfo, 2006, p. 10).
Dante
presenta la incidencia del cuerpo en la realidad de ultratumba. Si bien el alma
se escindió del cuerpo, los pecados corporales se castigan en el infierno.
Ambos escritores están unidos por la carga de culpa que conlleva la corporeidad
humana. Jorge Alberto Piris presenta un análisis esclarecedor referido al
concepto de muerte en Dante Alighieri: «Para el creyente, el que está destinado
a la verdadera vida, la muerte no existe: ella sólo puede deshacer el cuerpo.
Este concepto de hacer-deshacer, relacionado con la oposición vida-muerte, es
una imagen bastante reiterada en el poema» (1985, p. 68).
Hay
dos visiones del cuerpo en La Divina Comedia. Todas las ánimas son inmateriales, pero conservan los rasgos de la
persona. Esta tradición se remonta a la Ilíada, canto xxiii, en el que
se presenta el alma de Patroclo y dialoga con Aquiles. Por un lado, aparece el
respeto por el cuerpo; por otro, la carga de culpa asociada con las sensaciones
corporales. En el canto xiii del Infierno, Dante encuentra a las ánimas enraizadas en el suelo. Aquel es el
contrapaso de los suicidas. Este tipo de contrapaso se da por la Ley del
Talión, no por analogía. El castigo por no haber respetado su cuerpo es
permanecer inmóviles y arraigados en la tierra. Por otra parte, en los primeros
cantos del «Infierno», se muestran los castigos sufridos por los lujuriosos y
golosos, dos pecados signados por los excesos del cuerpo.
La
problemática se repite en el texto de Rulfo. En la sociedad mexicana de
principios del siglo xx, el cuerpo
seguía constituyendo la mayor fuente de culpa para el ser humano. A diferencia
de Dante, que abarca múltiples pecados vinculados con el cuerpo, Rulfo resalta
la problemática de la sexualidad. Puede establecerse un paralelismo entre ambas
obras con los personajes del canto v
y los hermanos incestuosos de Pedro
Páramo.
Estas dos parejas remiten simbólicamente a la caída del hombre del Paraíso,
causado por Adán y Eva. Es significativo un pasaje de la novela mexicana: «—¿No
me ve el pecado? ¿No ve esas manchas moradas como el jiote que me llenan de
arriba a abajo? Y eso es sólo por fuera; por dentro estoy hecha un mar de lodo»
(Rulfo, 2006, p. 55).
Topografía del Infierno
Dante establece la
tripartición del espacio de ultratumba, mientras que Rulfo conserva solo el
plano infernal. Se puede aseverar que en Dante hay una profundidad espacial,
mientras que en Rulfo, una vez en el Infierno, predomina la llanura. El
Purgatorio es el terreno de la esperanza, la cual no existe en Comala.
Dante Alighieri establece
tres espacios que están vinculados estrechamente. El Infierno es una cavidad en
la tierra en forma de cono gigante; ese espacio desplazado conformó la
estructura, inversamente proporcional, del Purgatorio. La cima de este último
continúa en el Paraíso. El Infierno y el Purgatorio están formados por círculos
concéntricos. En cada uno de ellos, se
castiga un pecado diferente. En la medida en que el alma se aproxima al centro
de la tierra, la cercanía con el diablo es mayor y, de acuerdo con la
clasificación de Dante, el pecado es más grave. Señalamos una vez más la
codificada estructuración de la Commedia, no solo en relación con la temática, sino también en cuanto al
espacio. En cada círculo podemos encontrar pecadores mitológicos y coetáneos de
Dante.
Uno
de los postulados más atractivos de Dante es la falta de calor en el Infierno.
El autor establece que el Supremo es el foco que irradia energía dado que es
fuente del Amor. Por tanto, el Infierno está tan alejado de la Divinidad, que
no hay energía posible. Por medio del oxímoron «ardor fresco», Dante expresa el
ambiente que hay en el Infierno.
Asimismo,
es constante la alusión en La Divina Comedia a las quejas de las almas en el Infierno. Son espíritus que lamentan y lloran por haber pecado durante su vida,
para luego soportar un castigo eterno.
Por
otro lado, Rulfo toma elementos de Dante para construir el espacio en su
novela, pero hay fuertes puntos de contraste. Es necesario comentar que el
toponímico Comala hace referencia a una vasija de arcilla
colocada al fuego para cocinar. Es pertinente este dato pues conforma la
estructura del espacio. Al igual que en el Infierno dantesco, Comala está
ubicada en una depresión en el terreno, y se debe realizar un descenso para
acceder al pueblo.
En
esa necrópolis, no hay una jerarquía de pecados; todos están en el mismo nivel.
Juan va a tropezar con espectros de asesinos, suicidas y prostitutas que
conviven junto con los vivos. La elección del autor, la falta de estructura,
está fundamentada en la concepción de muerte como continuidad de la vida,
propio de la cultura nahua.
Otro
aspecto en que difiere una obra de la otra es en el calor. En La Divina Comedia, aparecen llamas pero que no son foco de energía. En Comala, el calor
es abrasador. Rulfo describe: «Era tiempo de la canícula, cuando el aire de
agosto sopla caliente, envenenado por el olor podrido de la saponarias» (Rulfo,
2006, p. 6), y luego «Cálmese. Ya lo sentirá [el calor] más fuerte cuando
lleguemos a Comala. Aquello está sobre las brasas de la tierra, en la mera boca
del Infierno. Con decirle que muchos de los que allí mueren, al llegar al
Infierno regresan por su cobija» (Rulfo, 2006, p. 8). En la novela mexicana,
predomina el calor opresor que imposibilita la fertilidad de los campos por la
alta sequía. Rulfo presenta una tierra y un pueblo yermo. Pero esa ciudad
sepulcral es parte del mundo.
Si
bien no se puede establecer un espacio edénico actual en Comala, Dolores
Preciado, madre de Juan, le recuerda a su hijo cómo fue el pueblo tiempo atrás.
En una interpolación de Dolores, ella recuerda: «… Llanuras verdes. Ver subir y
bajar el horizonte con el viento que mueve las espigas, el rizar de la tarde
con una lluvia de triples rizos. El color de la tierra, el olor de la alfalfa y
el pan. Un pueblo que huele a miel derramada…» (Rulfo, 2006, p. 21).
Rodríguez-Alcalá niega la existencia del Paraíso en Pedro Páramo, pero la tragicidad de la obra radica en que el Paraíso existió en el
tiempo de Dolores Preciado, aunque en el presente de la narración es imposible
acceder a él.
Conclusión
Cuando un peregrino se
dispone a emprender un viaje, ese camino tiene una meta. Juan Preciado y Dante
tienen la esperanza de acceder en ese trayecto a su identidad, por un lado, y a
la contemplación de Dios, por el otro. El personaje de Dante llega a pararse
frente al Todopoderoso y queda azorado al contemplarlo; en cambio, lo que mueve
a Juan Preciado es poder rearmar el rompecabezas y lograr construir su
identidad para comprenderse a sí mismo.
La esperanza es la que
moviliza a los protagonistas a emprender el camino. Dante y Juan encuentran a
sus respectivos guías a lo largo del trayecto. A Dante lo escoltan hacia el
Paraíso, pero Abundio es un Caronte que conduce a Juan hasta su lecho
mortuorio.
A medida que Dante
transita el mundo ultraterreno se encuentra con personajes mitológicos, pero
también con personajes de la sociedad florentina que él conoce. La inclusión de
personajes históricos en el Infierno es un elemento de crítica social. Construye de este modo no solo un espacio
en la ultratumba, sino también una estructura social. El panorama en Rulfo es
el de una sociedad distópica, que quedó arrasada por la muerte provocada por un
cacique rencoroso, Pedro Páramo. Esta ira es la que va a frustrar las
esperanzas de Juan.
Es pertinente señalar que
Rulfo reelabora los conceptos propuestos por Dante en la Edad Media, para
resemantizarlos en su contexto particular. Cada autor en su obra deja forjada
la identidad de su pueblo.
Los puntos de contacto
entre las obras son los interrogantes
existenciales que todo ser humano tiene: su identidad y la relación con lo
Supremo. Por este motivo, como señala Italo Calvino, en «¿Por qué leer los
Clásicos?», estas obras no caen en el olvido porque tocan la médula del ser
humano.
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Rulfo, J. (2006). Pedro Páramo.
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[1] Estudiante
de la Licenciatura en Letras en la Universidad del Salvador.
Fecha de recepción: 04-11-2010. Fecha de
aceptación: 18-11-2010.
Gramma,
XXI, 47 (2010), pp. 301-310.
©
Universidad del Salvador. Facultad de Filosofía y Letras. Instituto de
Investigaciones Literarias y Lingüísticas de la Escuela de Letras. ISSN
1850-0161.