Basilio Belliard*

 

Los versos son ríos

 

Los versos son ríos implacables; son como las líneas de las manos, cuyas ondas reptan en frases numéricas. Los versos huyen del agua y se escapan: se refugian en imágenes oblicuas y redondas. Se derriten como aire en el fuego de la sombra.

 

Corazón del aire

 

Un poeta es un ruiseñor que permanece en la oscuridad y canta para alegrar su propia soledad con dulces sones.

P.B. Shelley, Defensa de la poesía

 

Las alas de los pájaros son de viento. Con una pluma de ala de pájaros escribo la página que lanzo al aire. Las alas de viento del pájaro vuelan y escriben los versos entre las nubes, con su pico de aire y de espumas. Los pájaros con alas de viento dibujan con el vuelo el corazón del aire.

  

Raíz del verbo

 

La palabra se despierta y se despereza. Raíz del verbo que balbucea y susurra sus sílabas podridas. La palabra besa el aire y emprende su vuelo: decora el espacio, y en breve cárcel, repta en superficie acuática. Germina el habla: resucita el viento; clarean los instantes de la realidad: toma cuerpo y presencia. Se hace transparente y su apariencia despierta los oídos y abre la boca de la memoria. La palabra canta y enmudece. Alimento de la tribu, la palabra inventa desiertos y bosques. La palabra calla, y su eco revolotea en la plenitud del azar.

  

Inmortalidad del corazón

 

El corazón nunca se enferma de cáncer; es fuerte como la sangre, y no se muere de amor. El corazón es un cazador casado con un tiro al blanco. El corazón no se muere de muerte natural: muere calcinado por el fuego y por las llamas de las rosas. El corazón  sólo se muere con un tiro de gracia.

  

Litoral de la aurora

 

No habitábamos en el desierto sino en el fondo del mar. Así pensamos, mientras los vientos cuaresmales nos tiraban en estribor. Sosteníamos el mástil, atados a la quilla, cuando el día salado nos arrancaba los párpados. La brisa nos abrigaba en la paz de la arena. El reino de la soledad se apoderó de nosotros y bañó todo el litoral de la aurora. Cuando nuestro navío bogaba en pleamar de vértigo, un relámpago de humo circuló en azar torbellino sobre los golfos crepusculares.

 

Isla al aire

 

Nadie está más solo que un isleño. El habitante de una isla está  aislado porque el agua lo separa del mundo. El isleño es más solidario que un mediterráneo porque desconoce la tierra firme. Su experiencia de vida está cercada, aislada. El mundo es una isla. El isleño se alimenta de espacio: tiene sed de viajar y de volar. Nace con alas y lleva una barca en su corazón. Una isla no tiene fronteras y sus habitantes se alimentan de la sal del mar. Una isla es un pájaro rodeado de alas por todas partes. Toda isla es un punto que navega y flota en el Cosmos. Todos somos islas. El mundo es una isla. El mar es una isla rodeada de tierra. El sol es una isla en el cielo con su lago, la luna. Como las estrellas, que son ojos en el cielo, las islas son archipiélagos de sal y arena. Una isla es la metáfora del viaje, la ensoñación de lo posible, el sueño de Tomás Moro. Todos los mares nacen y mueren en las islas.



* Poeta, ensayista y crítico literario nacido en Moca. Director de Gestión Literaria del Ministerio de Cultura y Director-fundador de la revista País Cultural. Poemas suyos han sido traducidos al francés, portugués e italiano.

Correo electrónico: basiliob@hotmail.com.

Gramma, XXVI, 54 (2015), pp. 

© Universidad del Salvador. Facultad de Filosofía y Letras. Área de Letras del Instituto de Investigaciones de Filosofía y Letras. ISSN 1850-0153.