NOTA
EDITORIAL.
Los albores de este nuevo año enaltecen a nuestra Patria
con la privilegiada bendición de
El ejemplo que, desde siempre, ha signado la
actuación del hoy Papa Francisco se
trasunta en un signo de esperanza en aras a la renovación y exaltación de la
humanidad en cuanto a los valores indispensables para sostener la dignidad y la
paz en un mundo que padece la constante búsqueda de la justicia y la verdad.
Albergamos
en nuestro corazón el anhelo de
aprehender en nuestras vidas, a través de las acciones que nos caben
desde la tarea que desempeñamos, la
constancia en el esfuerzo por construir un mundo mejor, sin cejar ante las
dificultades y pese a los obstáculos.
La
labor docente que desde estas páginas intentamos propalar continúa vigente y,
más que nunca esperanzada en alcanzar la excelencia en la comunicación jurídica
a través de la investigación de quienes, día a día, se empeñan en comprometerse
con la realidad para contribuir en el respeto de los derechos y la tan ansiada
paz social.
Deseamos dedicar este número de Aequitas a
nuestro querido Maestro y Amigo el Dr. Luis Mendez, quien ha partido
físicamente el pasado 15 de mayo. La presencia de quien fuera titular de las
cátedras de Derecho de Familia y Derecho Civil I en nuestra casa de Estudios,
continúa espiritualmente y, en especial, en el
recuerdo indeleble de quienes fuimos sus discípulos y tuvimos la
bendición de colaborar a su lado. Que Dios tenga en su Santa Gloria a quien
tanta luz trajo a la vida de sus semejantes y su estrella siempre nos acompañe.
Gracias a todos nuestros colaboradores y
lectores por permitirnos cumplir con el sueño de llevar a cabo esta travesía
intelectual cuyo destino final, simplemente intenta ser, dejar plasmado aquello
que, allende el paso del tiempo, no desaparecerá físicamente: las ideas.
María Eleonora Cano
Directora Revista Aequitas.