REFLEXIONES
DE INTERÉS.
Nuevos
Rumbos para la Policía Federal Argentina.
Autores: [i]*Luis
Horacio Comparatore y **Yair Turnes
La Policía Federal Argentina, principal fuerza de
seguridad interior, se encuentra transitando épocas de cambios, reorganizaciones
y crecimientos.
Fue creada el 24 de diciembre de 1043 mediante Decreto Nº
17750, sobre la base de la antigua Policía de Capital y entró en funcionamiento
el 1º de enero de 1945.
Es la fuerza policial con mayor presencia en todo el
país, ya que además de cumplir funciones como policía local en la ciudad
Autónoma de Buenos aires, posee delegaciones en todas las Provincias de la
Argentina.
Sin embargo, desde su creación, la fuerza se encontró en
un proceso de abandono político, carente de toda reforma institucional y de una
gestión de “autogobierno” continua, situaciones estas que fueron socavando su
credibilidad y su estampa.
Desde el año 2005 aproximadamente, se ha dado un proceso
de “civilización” de las fuerzas de seguridad, teniendo como caso testigo la
creación de la Policía de Seguridad Aeroportuaria, instaurada sobre la base de
la antigua Policía Aeronáutica Nacional, con la intervención de un “civil” al
frente de la misma, donde se produjo una profunda y cautelosa purga en su planta
efectiva, y una modernización de sus establecimientos internos.
*Titular
de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional Federal Nº 5. Profesor titular de sociología:
Práctica Forense IV y Derecho Penal I en
la carrera Franco-argentina de la Universidad del Salvador.
**prosecretario
de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional Federal Nº 5
En ese marco, la reforma policial importa un complejo reto para los gobiernos
actuales y venideros en la construcción de una nueva policía con base en los
recursos humanos y funcionales de la antigua policía y no, simplemente, la
implementación de medidas aisladas, purgas generales o el aumento del
capital humano indiscriminado.
En palabras sencillas, el proceso de reestructuración
deberá atender, por primera vez en su historia, a prácticas cualitativas en la
formación y mantenimiento de su personal y no sólo en incrementos
cuantitativos.
Como bien expone Marcelo Fabián Sain (Revista de Derecho
Penal y Criminología, Año II, Número 1, febrero 2012, Edit. La Ley, pág. 273),
una reforma policial requerirá un proceso de reestructuración “doctrinaria,
orgánica y funcional” sobre cinco pilares: las funciones de la institución
policial y su trabajo, la organización policial, la profesión policial, la educación
policial y el control de la policía.
Es, justamente, la complejidad de la faena lo que lleva a
concluir que la organización policial dependerá más de la gestión política, que
de la modificación de hitos aislados dentro de una organización “víctima” de la
desidia de los distintos gobiernos de turno.
No puede perderse de vista que, de alcanzarse el objetivo
de construir una policía eficaz, eficiente y conducida en función de la
realidad contemporánea, con capacidad de actualizarse a los nuevos delitos y al
cuadro sociológico en que se desenvuelven, se consagrará un hito único en su
historia, pudiéndose desandar el camino que la fue llevando al desprestigio; lo
que no sólo beneficiara a la fuerza sino que, demostrará la capacidad de
gestión política del gobierno que conduzca la transformación.
Los cambios han comenzado desde el reemplazo del personal
con conducta suspicaz, a la creación de divisiones especializadas por delitos;
la quita de la confección de documentación para asegurar mayor cantidad de personal
especializado en la seguridad. Sin embargo, aún queda un largo camino que
recorrer y, solo el tiempo, podrá coronar la labor actual en la conformación de
una nueva Policía Federal Argentina.